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Elecciones internas 1999.

 

Cuando unión es más que suma.

¿Qué se elige en la izquierda el 25 de abril

Para empezar, entre dos precandidaturas a la Presidencia (Vázquez y Astori), además entre diez listas que se postulan apoyando a Tabaré Vázquez.

¿Qué se discute? ¿Entre qué ideas hay que elegir?

Veamos una breve reseña.

¿Es importante que las fuerzas progresistas ganen en la próxima elección la Presidencia de la República o no lo es? Aunque no se ha publicitado demasiado hay compañeros que creen que no es bueno gana.

Nosotros creemos que el proyecto neo-liberal ha generado una situación de emergencia social que hay que empezar a resolver de inmediato y si nunca es buena la derrota, en este caso tendría un alto costo social.

No querer ganar supone no creer en la vigencia y la viabilidad de nuestro programa. Si es así, ¿por qué no se propone otro?

Otro tema en debate: ¿bastaría con tener un Presidente progresista o debemos, al mismo tiempo que luchamos por ser mayoría electoral, fortalecer nuestros instrumentos políticos empezando por el Frente Amplio?

Este enfoque discute con el "angelismo" que sueña con que los adversarios tenderán un puente de plata para que transite un gobierno progresista.

Creemos que debemos fortalecer al FA-EP: a- en su relación con la sociedad en una diálogo e interacción permanente con las organizaciones que la misma sociedad se da: sindicatos, cooperativas, organizaciones barriales, universitarias, ambientalistas, de mujeres, etc.

Esta búsqueda de la implantación en lo social discute con las tendencias a la "estatización" o burocratización posible dentro de la izquierda, cuando el Estado se devora a la organización política. Fenómeno conocido en todo el mundo y que no hay ninguna razón para pensar que no amenace un futuro gobierno del FA-EP.

b- fortalecimiento de su propia estructura como organización política, con democracia interna, participación de las bases y respeto por las resoluciones mayoritarias de los organismos (Congresos, Plenarios, etc.).

Sujeción a lo que resuelven los organismos y no "libre-albedrío" de los diputados o ediles para votar lo que les parece, por razones llamadas "de conciencia". Como es sabido, desde posiciones políticas antagónicas, se ha rechazado este concepto de democracia interna que supone el acatamiento a las mayorías.

Un rasgo que evidenció en su gestación el Frente Amplio fue la creación de un agrupamiento político que era más que la suma de las fuerzas específicas que lo integraban.

Estar en condiciones de disputar el gobierno nacional o departamental liberó a las fuerzas progresistas de una de las pautas que históricamente la limitaban: la opción por el menos malo de los candidatos de los partidos tradicionales.

Las tesis del "mal menor", o del "voto útil" o las "estrategias para incidir", obstaculizaron durante años el crecimiento electoral de la izquierda. La creación del Frente Amplio, en 1970/1, dio un primer paso para la superación de esta traba.

La constitución del Encuentro Progresista, que- aunque a menudo se suele olvidar- fue muy discutida en el Congreso de 1994, constituyó otro paso en ese sentido: ya entonces el FA-EP, con Tabaré como candidato, se situó en la primera línea de disputa en el plano nacional con los partidos conservadores.

Pero, como unión es más que suma, vale la pena recordar que desde su fundación la nueva fuerza convocó no sólo a los que se sentían identificados con los partidos que conformaban el FA, sino a un gran número de ciudadanos independientes atraídos, justamente, por lo nuevo y esperanzador que constituía la unión de diversos partidos.

Este amplio sector de independientes contribuyó a soldar cada vez con más vigor y fuerza emotiva, una identidad política específicamente frenteamplista.

Y es en este aspecto moral que quiero detenerme: a poco de fundado, en el seno del FA se fue creando, en los independientes y en los militantes de los partidos, un clima de fraternidad creciente.

Casi treinta años después de fundado, el FA, con sus aliados del EP, se encuentra en el punto de referencia popular por los cambios y en el centro de los ataques de los defensores del injusto orden actual.

La fraternidad y el compañerismo frenteamplista es un patrimonio, una conquista construida sobre los sacrificios y dolor de los años de persecución y serán una cualidad imprescindible si, como esperamos, la izquierda es elegida para conducir los destinos del país en los próximos cinco años. La elección interna del 25 no debe erosionar ese patrimonio de todos.

 

 

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