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Carnívoro estricto (Idiosincracias Nutricionales del Gato).

Un exámen de la relación evolutiva y la filogenia actual de los gatos y los perros domésticos ofrece algunas claves de sus disparidades dietéticas inherentes. Aunque ambas especies pertenecen a la clase de Mamíferos y al orden de los Carnívoros, el perro se clasifica, en la actualidad, en la superfamilia Canoidea y el gato en la superfamilia Feloidea (1). Incluidos junto con el perro en la superfamilia Canoidea se encuentran varias familias con hábitos dietéticos muy diversos. Por ejemplo, las familias Úrsidae (oso) y Procínida (mapache) son omnívoras, pero las especies de la familia Ailúrida (pandas) son herbívoras estrictas). La única especie carnívora incluida junto con los perros en la superfamilia Canoidea es la de los Mustélidos (comadreja). Por otra parte, la superfamilia Feloidea incluye tres familias: los Vivérridos (gineta), los Hiénidos (hiena), y los Félidos (gato). Todas las especies de estas familias incluyendo el gato, han evolucionado como carnívoras estrictas. La historia del gato indica que esta especie ha consumido una dieta puramente carnívora a lo largo de todo su desarrollo evolutivo.

La adhesión del gato a una dieta muy especializada ha conducido a unas adaptaciones metabólicas específicas que se manifiestan como peculiaridades en sus requerimientos nutricionales. La consecuencia de estos cambios es que el animal no puede obtener todos los nutrientes necesarios únicamente de las plantas y de productos vegetales y, por lo tanto, requiere la ingesta de tejidos animales para satisfacer sus demandas nutricionales. Estas idiosincrasias* nutricionales específicas se presentan en el gato doméstico (Felis domesticus), pero no en su frecuente compañero de hogar, el perro doméstico (Canis familiaris). Este hecho tiene importancia práctica en vista de la creencia, muy frecuente entre propietarios de animales de compañía, de que los gatos puedan alimentarse como si fueran perros pequeños.

Las idiosincrasias nutricionales del gato originan requerimientos dietéticos más estrictos que las especies más omnívoras, como el perro. Si bien todas estas peculiaridades nutricionales tienen significancia metabólica, algunas tiene más importancia práctica que otras cuando se tiene en cuenta la nutrición óptima y las prácticas alimentarias apropiadas de los gatos domésticos. La elevada demanda de proteínas que tiene el gato, junto con su necesidad de Taurina*, ácido araquidónico y vitamina A preformada, exige la inclusión de tejidos animales en la dieta de esta especie. Aunque fuera posible desarrollar una ración basada en cereales para gatos, un preparado de este tipo debe complementarse con formas purificadas de taurina, ácido araquidónico y vitamina A preformada (2,3).

BIBLIOGRAFIA

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