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NINA EN EL AIRE

Este cuento ha sido realizado sobre la base de una investigación tendiente a desarrollar una forma narrativa con énfasis en la conciencia de género. Forma parte de un volumen de cuatro narraciones titulado NINA X 4 de próxima edición.

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Silvana Ruggieri  y Nelson A. Guerra

Derechos de autor registrados.

Prohibida su reproducción.

 

Nina tiene un atardecer solo para ella. Es uno de esos que sirven especialmente para maravillarse y pensar.

Un cielo rojo con nubes doradas, palmeras y pinos como recortes de cartulina negra.

Más acá el rosal que, de recién regado, se deshace por perfumar el aire que apenas mueve, blandamente, la blusa blanca de Nina.

Y Nina piensa en el aire; esa sustancia que se tiñe y se destiñe según la hora, según el tiempo, y al teñirse maquilla las cosas, como éste del atardecer, con su rojo-anaranjado actual, que será lila en pocos instantes, después violeta, y finalmente azul profundo y nocturno.

Y eso no es todo, porque además el aire es capaz de cambiar de perfume, como Nina cambia de humor según la circunstancia. Bien se pone el actual, indicado para atardeceres espectaculares, que es una mezcla de rosa, madreselva, césped recién cortado y tierra mojada, o usa el denso olor a resaca de las tormentas, cuando se pone su atuendo de infinitos grises, y cuelga diademas de relámpagos en los pliegues de sus nubes... y todos los otros...el de la noche, lujoso y serio, emanado por el rocío en el pinar, el dulzón perfume de la arena en los mediodías del verano, el de la cocina de casa: café, albahaca, pan caliente...

Nina piensa que el aire es una pista de baile llena de música. (no existiría la música si no fuera por el aire, y lo que es peor, los pensamientos quedarían presos para siempre, porque tampoco serían posibles las palabras.) y que no existe mejor bailarín entre todos los habitantes del bosque de pinos y palmeras.

El aire es una sustancia hermosa y llena de felicidad, sentencia Nina en voz alta, y él responde al halago dejando aparecer un temblorosa estrellita azul, como una guiñada.

Este aire es un desfachatado, como Nina sonríe ante la guiñada, se ha puesto pícaro y le ha propuesto noviazgo con beso y todo. Ella se ríe y le dice que sí, pero para dentro de un mes, cuando cumpla doce años, y siempre dependiendo de que le traiga un regalo satisfactorio. Y él oscurece inconcientemente, porque se distrae revisando sus interminables tesoros.

Nina entra a la casa, cierra la puerta y va hasta el ventanal. Allí cierra los ojos y apreta los labios contra el cristal. El aire da un respingo, se descuelga hecho viento desde las palmeras y sale disparado, preparando besos. Se estrella contra el vidrio y Nina ríe a carcajadas. Entonces él, se enoja un poquito, pero como siempre el enojo dura poco, y así es que pocos instantes después está colocando bichitos de luz en los hibiscos del jardín, y mariposas en los faroles de la calle.

 

A la noche el aire entra por la persiana del cuarto de Nina. Su cabello es mucho más negro en contraste con la blancura de la almohada.

Nina es una criatura del Sur, esa región del mundo donde todos los colores se intensifican y viven radiantemente(Si alguien no lo cree, que se fije en los ojos oscurísimos de esta niña, especialmente cuando contempla un atardecer.) Por eso es que ese colorista inveterado del aire ama tanto al Sur y a sus criaturas.

Ahora descansa acurrucado entre los rulitos negros y el bronce tibio del cuello de Nina. De allí saldrá, dentro de un rato, cuando haya soñado como habrá de pintar el próximo amanecer.

 

Nina despierta para ir a la Escuela. La cocina está invadida por el sol y el aroma del café.

En el patio de recreo hay una discusión entre tres niñas, dos varones y el profesor de gimnasia. Ellas quieren un equipo mixto de fútbol, los varones se ríen y no sueltan la pelota, y el profesor trata de que haya dos partidos, uno para ellas y otro para ellos.

Las razones van y vienen. Nina escucha.

Ellas: que hay una sola pelota. Ellos: que la destreza y la fuerza física. Él: que un partido para cada grupo.

Ellas: que están hechas del mismo material. Ellos: que si, pero que el de ellos no llora cuando es golpeado. Él: que al fin y al cabo...¿Por qué no?

Y se juega nomás el partido y a Nina le han dado el puesto de golera del equipo rojo.

El aire parece haberse olvidado de ella. No refresca el ardor del patio y se ha ido al techo para juguetear con la bandera.

El equipo blanco y verde ataca furiosamente porque va perdiendo uno a cero.

Los balones llueven sobre el arco de Nina que ataja como una profesional. ¡Hasta ha detenido un penal.! Suena la campana. El partido termina con victoria del equipo rojo. Todos comentan la extraordinaria actuación de Nina. El profesor está encantado con la experiencia y piensa armar un seleccionado mixto para enfrentar a equipos similares de otras escuelas.

Nina está otra vez perdida en sus pensamientos. El aire le seca la traspiración de la cara, transformado en tibio pañuelo trasparente.

Recuerda sus dudas y sus frustraciones, cuando no daba el tiempo correcto en las pruebas de carreras de postas. La abuela que intentaba el vano consuelo de decirle que no se preocupara, que al fin al cabo los deportes no eran actividades para niñas, y le regalaba su enésima muñeca rubia. Y después le enseñaba a ovillar la lana y a trenzar cardos, y a hacer tortas de canela y canastitas de rafia. Y ella miraba sus hermosas piernas del color de la tierra, y no quedaba para nada convencida.

Y a la noche bailaba descalza sobre la hierba, como un hada dotada del dichoso don del vuelo, mientras el aire de los jazmineros se enloquecía a su alrededor como un perrito cristalino. Un docena de muñecas rubias quedaban muy graciosas, pero quietas, en la repisa del olvido, sobre su cama.

La propuesta la saca de su ensimismamiento: -Bueno Nina, tu serás nuestra golera titular. Los entrenamientos comienzan mañana, y si todo anda bien, este mismo fin de semana comenzará un campeonato. Contigo en el arco, no tenemos rivales.

-No – dice ella – lo siento mucho, pero ocurre que a mí no me gusta el fútbol.

Los varones se escandalizan: -¿Cómo que no te gusta? ¡Es el deporte más popular del mundo.! ¡No hay nada mejor.!

El profesor: -¡Pero es que tienes unas condiciones excepcionales, muchacha.!

Nina sigue firme en su negativa: -Cualquiera que se tenga confianza puede hacer lo que yo hice hoy. Lo siento, pero de verdad, no me gusta jugar al fútbol.

Una niña la interpela con aire petulante: - ¿Y si no te gusta el fútbol, cuál es el deporte que te gusta.?

El aire, que andaba por allí como al descuido, trajo una hoja de plátano que descendió muy lentamente hasta los pies de Nina.

¡Paracaidismo! – exclamó ella- Ese es el deporte que me gustaría practicar.

Hubo un conato de burla que fue de inmediato cortado por el profesor.

 

A la noche una delegación escolar hablaba con la familia.

A la abuela casi le da un patatús cuando se enteró de que su nieta soñaba con tirarse desde cinco mil metros de altura, y casi rompe la tela de su eterno batón floreado de tanto gesticular. Sin embargo estuvo de acuerdo en que "si a la nena no le gusta, yo creo que tiene razón. Y me parece bien que no lo haga." (Al día siguiente le regalaría otra muñeca rubia, o mejor un juego de cocina en miniatura.)

La mamá y el papá dijeron que lo del paracaidismo era un disparate, y que debía pensarlo mejor, si tenía condiciones, pues que jugase al fútbol, porque más tarde o más temprano, sin duda que le iba a gustar.

Paco, el hermanito de siete años, le pidió que hiciera karate con él, y le ofreció prestarle su disfraz de ninja.

Nina dijo otra vez que no, y ahí terminó todo.

 

La noticia se extendió por el pueblo.

Cuando iba a la feria, o en las fiestas dominicales de la plaza, todos decían: - Miren, esa es Nina. ¡Quiere ser paracaidista!

Y unos días más tarde el comentario llegó a oídos de Francisca, una antropóloga que buscaba viejos huesos, vasijas rotas y piedras en las laderas de las sierras.

Cuando Francisca y Nina se encontraron, se reconocieron de inmediato. Tenían los mismos ojos oscuros, llenos de reflejos; la misma sonrisa fácil, las misma alas en los pies. Las dos eran capaces de entender al aire y tenían los oídos siempre invadidos por el viento.

A la tarde Nina plegaba y volvía a plegar el paracaídas de Francisca. Después saltaba desde una plataforma, sujeta por dos cuerdas atadas a su cinturón, aterrizaba recogiendo las piernas como resortes amortiguadores, rodaba, y ya de pie, sujetaba las cuerdas con firmeza. Porque, le decían, eso es lo que debe hacer el paracaidista al llegar a tierra, tomar contacto con total flexibilidad, rodar, ponerse de pie y recoger de inmediato el paracaídas.

Después, en la avioneta de Francisca, aprendía sobre los controles y los distintos medidores. Manejaba la radio, calculaba la velocidad del viento, la altitud...

 

Pasó una semana.

La abuela y Francisca se enfrentaron en el porche. Una con su eterno batón floreado y sus alpargatas, la otra con su pantalón de lona color aceituna, sus botas y su sombrero de paja. Titánicas las dos, inmensas.

El aire supo lo que se dialogó, pero no se lo contó ni siquiera a Nina. Simplemente se fue a esperarla a la cumbre de las nubes más altas, blancas y redondas.

Después la abuela le prometió:

-Yo te voy a estar esperando, para recogerte, como cuando lo hice desde tu madre. Alcanzar un sueño es lo mismo que nacer.

 

En el valle estaba todo el pueblo cuando la avioneta despegó.

Nina estaba muy serena por fuera, y sentía un terremoto por dentro. Francisca le aferraba la mano.

El piloto anunció que habían llegado a la altitud exacta. De ahora en más haría la maniobra para ubicarlas en el punto desde el que debían saltar.

El aire entraba con tal violencia por la puerta que dificultaba la respiración, pero era tan puro y amistoso como el agua por la mañana.

-Llegamos – anunció el piloto – cuenten hasta cinco y fuera.!

-Uno – Pasaban sobre el río. Una mínima lombriz de plata.

-Dos – Una nubecita sutil y mucho más abajo algo rosado, múltiple: garzas.

-Tres – Ahora sí el valle, los diminutos puntitos inquietos en los que se había convertido la muchedumbre que las esperaba.

-Cuatro- Allá estaba marcada la enorme cruz donde debían tocar tierra.

-Cinco - ¡FUERA!

Saltaron juntas, tomadas de la mano, pero de inmediato, con un leve empujón, se separaron.

Nina aferraba la anilla que desplegaría el paracaídas y contaba lentamente hasta diez.

Entre el canto eufórico del aire, le llegó el grito de Francisca:

¡Todo tuyo, Nina.!

Y ella iba derecho hacia el centro de una nubecita blanquísima que la absorbió fugazmente, y de la que salió despidiendo gotas de agua como flechitas brillantes. Nina llovía. Volaba. Resplandecía.

Nina en el aire.!

Tiró de la anilla. Por un instante eterno no pasó nada. Luego sintió un ruido de tela que se infla, un tremendo sacudón, y todo lo que era vértigo y aire rugiente, se convirtió en quietud, murmullo, y Nina sintió que se deslizaba por una pendiente suave como la seda.

A cierta distancia vió el paracaídas lila y amarillo de Francisca.

El suyo era rojo y naranja. Y allí estaba el aire.

-Yo te sostengo Nina, tu me guías. Juega conmigo.!

Manejó, tal como le habían enseñado, los controles, y consiguió descender en círculos.

-Seamos novios, Nina.! –gritaba el aire.

-El mes que viene, cuando cumpla los doce. !

-¿Y que hay del beso.?

-El mes que viene.!

Allá pasaban las gaviotas, luego las golondrinas, y casi al ras de la altura donde comienza el reino de la mariposas, se preparó a tocar tierra.

-Yo te sostengo Nina. No tengas miedo.-le decía el aire.

-Cayó con las piernas flexionadas en el mismo centro de la cruz, rodó, se puso de pié y sujetó su paracaídas, en el que aún bailaba, eufórico, el aire.

Desde el borde del valle llegaban aplausos y vítores.

A sus espaldas oyó la voz emocionada de la abuela: -Parecías una flor, una mariposa, Nina.

Se volvió para darle un beso, y entonces reparó el el inesperado detalle:

La abuela había dejado su batón floreado y estrenaba un jean.!

Se le unió Francisca.

-Eres realmente muy buena, Nina.-

-Cualquiera que se tenga confianza puede hacerlo. –respondió ella.

Se alejaron abrazadas. En los árboles y sobre el campo, no se movía ni una hoja, ni una brizna de pasto; el aire también se fue con ellas..

 

 

 FUNDAMENTACIÓN DIDÁCTICA

Nota : El presente cuento forma parte de un cuarteto en el que el personaje central, Nina, circula por los cuatro elementos clásicos, aire, tierra, fuego y agua, y cada uno de estos capítulos tiene su correspondiente guía de lectura, destinada al docente, dado que fueron escritos con un propósito didáctico, siguiendo pautas pre-establecidas en lo que hace a la cuestión del género.

1- CATEGORÍA LITERARIA :

El cuento se inscribe en la categoría Fantástica ( cuando se excede la realidad) , y más puntualmente se puede caracterizar como dentro del Realismo Mágico ( cuando lo inanimado comienza a actuar por sí mismo personalizándose ) . Para catalogar a este cuento dentro del realismo mágico, tomamos como actor principal al AIRE, ya que el mismo habla, susurra , interviene y permanentemente es el interlocutor de Nina . Este es un efecto muy adecuado que potencia la imaginación , la sensibilidad y deviene en la formación de un espíritu libre, capaz de romper códigos sobre visiones estereotipadas del universo.

 

2-PRESENTACIÓN DEL TEXTO:

Se trata de presentar al cuento por bloques, que es otra forma de identificar las posibles unidades temáticas que en él existen , a los efectos de que se trabajen planificadamente, explotando al máximo cada una de las etapas del cuento , para ir avanzando en complejidad y en el grado de subjetividad . Asimismo , como la concepción de género, y más aún la NO SEXISTA es difícil de consensuar y de avizorar debido a las pautas educativas que nos han formado , el trabajo pedagógico tiene que ir recorriendo cada metáfora y uniéndola a la anécdota , para luego ir ejemplificando y extrapolando con la realidad.

La modalidad de bloques temáticos permite al docente ver los niveles de atención , interés y transferencia y manejar los tiempos didácticos, posponiendo la lectura total , aventurando actividades paralelas, efectuando síntesis y mapas conceptuales , y otras tantas actividades de taller .

 

3-SOBRE EL CONTENIDO ESPECÍFICO DEL CUENTO

3.1-MANEJO DE CONCEPCIONES SEXISTAS:

  1. La protagonista (NINA) no es un arquetipo más . No corresponde a la tradicional niña traviesa, ni a la angelical , ni a aquella permanentemente transgresora. Pretende no inscribirse tampoco , en el contraarquetipo , para validar la oposición a las reglas por sí mismas. Es una niña sensible, en donde se dan indicios de contradicciones, y en dónde la lucha por defender su condición desde lo cotidiano, va aportando un proceso de crecimiento libertario.
  2. Los otros personajes como padres , abuela , hermano, Entrenador de fútbol , compañeros, tampoco representan arquetipos sexistas, aunque en el fondo su cabeza está formada en prácticas sociales sexistas, tratan de tener un discurso y pequeños cambios en sus actitudes(permitir que Nina sea la golera , aventurarse a decir que tiene que hacer lo que desee , invitarla para hacer karate, darle crédito a sus aspiraciones) ; cosa que notamos como una evolución en las prácticas sociales cotidianas.

    Son personajes que no colidan , no van a la guerra, tratan de negociar estrategias y en todo momento se debe hacer hincapié de cómo todo esto no es aún suficiente , porque lo que debe cambiar es la concepción histórica sexista , que subyace en el fondo de las actitudes de los personajes , y que se escapa a través de comentarios , de metáforas y de soluciones "avanzadas y vanguardistas" aparentes.

  3. La protagonista (NINA) " es una criatura del Sur" , ésta es una definición que nos adentra en una de las tónicas principales del personaje central , está llena de identidad y de particularidades. Son dos vertientes de análisis importantes de explotar en el cuento : la identidad en cuanto a sus características físicas, es una niña mulata latinoamericana , de una belleza propia de la raza a la que pertenece , reivindica las características latinoamericanas y sus propias circunstancias de vida ; las particularidades , aquellas propias que derivan de los gustos , tendencias y formas de vida descriptas en la anécdota.
  4. Se manejan a lo largo de la narración , tres " modelos " femeninos , que tienen su correspondencia inmediata con el análisis cultural sexista , de la época histórica en que se forman. Están constituídos por : NINA , y como las niñas actuales construyen su identidad de género, tratando de abrirse paso sin abismos insondables y desde formas más personales y no involucradas en grandes movimientos; FRANCISCA , formada en la década de los sesenta o setenta , que hizo hincapié en lograr una formación académica que le permitiera a la mujer insertarse en campos laborales que habían sido proscriptos para ella permitiéndole liberarse por medio de la capacitación ; la ABUELA ,quizás el más conocido y analizado , llena de estereotipos que sin embargo logra superar en aras de una evolución generacional.
  5. Las REACCIONES MASCULINAS constituyen el otro polo del análisis sexista en el cuento. Es importante rescatar que no hay "confrontación bélica" entre los sexos y que eso significa una evolución en la concepción y en las prácticas de vida . Sin embargo de una forma u otra tratan siempre de mantener el statu-quo , (el padre diciendo "más tarde o más temprano te va a gustar-el fútbol-) , el hermano invitándola a hacer karate ,el entrenador dándole el lugar de golera y costándole creer que Nina no lo aceptara ,etc .

 

  1. SOBRE LOS MENSAJES

4.1- Explícitamente figura en el cuento " Alcanzar tu sueño es lo mismo que nacer " , esta máxima está dicha por la abuela y rescata la importancia de las utopías. Mientras que Nina dogmatiza desde su propia experiencia: "Cualquiera que se tenga confianza, puede hacerlo."

4.2- Implícitamente el encare de "la caída en paracaídas" , aquí hay toda una metáfora sobre lo que implica el ir coordinando los sueños con la realidad, y constituye el descenso imprescindible para que la fantasía deje paso a la médula del propósito.

Silvana Ruggieri

Nelson A. Guerra