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“¿QUÉ BENEFICIOS CONFIERE EL COMER Y BEBER ASÍ?”

 

Introducción. La Santa Cena, como hemos visto, es algo grande y glorioso. Allí Cristo no nos da pan y vino ordinarios, sino bajo y con estas cosas terrenales nos da su verdadero cuerpo y su verdadera sangre, el maná celestial. Puesto que la Santa Cena es tan grande y gloriosa, sin duda nos trae también grandes beneficios y bendiciones. Nuestro catecismo ahora nos muestra estos beneficios al preguntar: “¿Qué beneficios confiere el comer y beber así?” Esto es, como dice Lutero “lo más necesario.” (“Hemos tratado el primer punto relativo a la esencia de este sacramento. Veamos ahora también el poder y el beneficio por los cuales, en el fondo, fue instituido el sacramento; en ello reside también el punto más necesario, a fin de que se sepa lo que debemos buscar y extraer de allí.” Catecismo Mayor, el Sacramento del Altar, # 20.)

 

1. Vemos en qué consiste el beneficio de la Santa Cena. Preguntas 279,280.

 

a. Nuestro catecismo contesta: “los beneficios son indicados por las palabras,” o sea, las palabras que Cristo habló en la institución. Lo que enseña nuestro catecismo acerca del beneficio de la Santa Cena tampoco es pensamiento o imaginación humana; más bien el Señor Jesucristo mismo lo ha indicado con sus palabras.

 

b. ¿Y cuáles son las palabras que nos muestran el beneficio de este sacramento? Las palabras: “por vosotros dado y por vosotros derramada para remisión de los pecados.” El Señor nos recuerda que en la Santa Cena él nos ofrece el cuerpo y la sangre que fue dado y derramada por nosotros. Ya saben en dónde y cómo el Señor dio su cuerpo y derramó su sangre. Fue en la cruz en su amargo sufrimiento y muerte. Seguramente no ha dado su cuerpo y derramado su sangre a causa de sus propios pecados — él no tenía ninguno —, sino como dicen las palabras, “por vosotros”, por nosotros, por todos los humanos, para el perdón de nuestros pecados. Por medio de su sufrimiento y muerte el Señor expió nuestro pecado, llevó nuestro castigo, pagó la culpa del pecado, nos redimió de ella y ganó para nosotros el perdón de los pecados. Su cuerpo y su sangre son el precio de la redención. Son lo que Cristo ha pagado para librarnos de nuestros pecados, para que tuviéramos el perdón de los pecados. Estas palabras nos dicen, luego, que a cada persona que va a la Santa Cena le es distribuido el cuerpo y la sangre con que Cristo ha ganado el perdón de los pecados en la cruz, porque esa persona come este cuerpo y bebe esta sangre. En la Santa Cena cada individuo recibe la garantía del perdón de sus pecados. Así nuestro catecismo dice la verdad al decir que en el Sacramento se nos da la remisión de los pecados. — Por medio de estas palabras, a cada uno que va al sacramento se nos promete el perdón de los pecados. Lo que el evangelio nos promete en general, que tenemos redención en Cristo por medio de su sangre, el perdón de los pecados (Efesios 1:7), aquí se promete a cada uno: que este cuerpo también fue dado por él, que esta sangre también fue derramada por él, para que también sus pecados le sean perdonados, y que él esté en la gracia de Dios. El comulgante recibe el mismo precio del rescate, el cuerpo y la sangre de Cristo, como una señal y sello que garantiza que sus pecados le son perdonados. Así en el sacramento el perdón de los pecados está sellado. Se le ofrecen el cuerpo y la sangre de Cristo para asegurarle el perdón de sus pecados. ¿Pero no sucede todo esto ya en el santo bautismo? ¿No se nos da también en el bautismo el perdón de los pecados? ¿No se sella y se asegura a cada individuo mediante una señal allí? Seguramente sí. Pero pecamos también después del bautismo todos los días, y merecemos solamente el castigo. También necesitamos diariamente el perdón de los pecados. Y Dios no sólo lo ofrece a nosotros diariamente en su evangelio, sino también especialmente lo da a cada individuo en la Santa Cena.

 

c. Pero nuestro catecismo nos dice algo más; no dice solamente que en el sacramento se nos da el perdón de los pecados, sino agrega: “vida y salvación.” ¿Cómo puede nuestro catecismo hacer eso? En las palabras de institución solamente se habla del perdón de los pecados. Pero Lutero dice con razón: “Donde hay remisión de pecados, hay también vida y salvación.” Si tenemos el perdón de los pecados, al mismo tiempo hemos recibido también la vida y la salvación. En el sacramento se nos da la vida. Aquí no significa la vida terrenal y natural, sino la vida espiritual. Hemos oído en conexión con el bautismo que es un lavamiento de regeneración y renovación en el Espíritu Santo. Por medio del bautismo se crea en nosotros una nueva vida espiritual. Allí nace el nuevo hombre. Pero esta vida todavía es débil y tiene que fortalecerse. Y Dios hace eso tanto por medio de la predicación del evangelio como también especialmente por medio de la Santa Cena. (“Con razón se denomina este sacramento un alimento del alma que nutre y fortifica al nuevo hombre. En primer lugar, mediante el bautismo somos nacidos de nuevo, pero junto a esto permanece, como dijimos, en el hombre la antigua piel en la carne y en la sangre. Hay tantos tentáculos y tentaciones del demonio y del mundo que con frecuencia nos fatigamos, desmayamos, y a veces hasta llegamos a sucumbir. Pero, por eso nos ha sido dado como sustento y alimento cotidianos, con objeto que nuestra fe se reponga y fortalezca para que, en vez de desfallecer en aquella lucha, se haga más y más fuerte. Pues la nueva vida ha de ser de modo tal que aumente y progrese sin cesar, sin interrupción.” Catecismo Mayor, el Sacramento del Altar, # 23 y 24.) — Esta vida espiritual comienza aquí en este mundo, pero llega a su plenitud en la vida eterna, en la eterna salvación. La vida y la salvación están íntimamente ligadas. Ya que la Santa Cena nos asegura el perdón de los pecados y fortalece en nosotros la nueva vida espiritual, también nos hace seguros de la salvación, de que recibiremos la vida eterna.

 

d. El beneficio de la Santa Cena es que las palabras en ella nos dan el perdón de los pecados, la vida y la salvación. La Santa Cena no es solamente una cena memorial, es un medio por el cual el Espíritu Santo obra en nosotros y nos da el perdón de los pecados, la vida y la salvación. La Santa Cena, así como el evangelio y el bautismo, pertenece a los medios de gracia.

 

2. Hemos aprendido a conocer el beneficio del sacramento, y en consecuencia también vemos por qué debemos ir al sacramento, qué buscamos en él. Pregunta 280C,D.

 

a. En la Santa Cena se nos asegura el perdón de los pecados. A cada individuo se le dice que el cuerpo de Cristo se ha dado y su sangre se ha derramada por él para el perdón de sus pecados. Así cada uno individualmente recibe la seguridad del perdón de los pecados. Por medio de este medio de gracia, especialmente se fortalece nuestra fe en el perdón de nuestros pecados. Principalmente vamos al sacramento para que por medio de él la fe en el perdón de los pecados por medio de Jesucristo se fortalezca en nosotros. Y ciertamente necesitamos el fortalecimiento de nuestra fe, la cual es todavía tan débil. Especialmente en la hora de la prueba se hace difícil creer con firmeza y confianza en el hecho de que nuestros pecados son perdonados. Además tenemos potentes enemigos que quieren robarnos la fe, y contra los cuales tenemos que luchar, es decir, el diablo, el mundo y nuestra propia carne. Por tanto debemos ir con diligencia a la Santa Cena, para que se alimente nuestra alma, y sea fortalecida nuestra fe, y para la lucha contra nuestros enemigos.

 

b. La palabra de Dios nos dice (Salmo 119:32): “Por el camino de tus mandamientos correré cuando ensanches mi corazón.” Tendremos la verdadera voluntad de correr en el camino de los mandatos de Dios, es decir, vivir conforme a ellos, andando en una vida que agrade a Dios, cuando nuestro corazón es consolado, y así ensanchado. Nuestro corazón recibe consuelo por medio del perdón de los pecados. Entre más fuerte que esté nuestra fe de que Dios nos ha perdonado todos nuestros pecados por su gracia y por causa de Cristo, y que somos los queridos hijos de Dios, tanto más querremos llevar una vida que agrada a Dios. Por medio de la Santa Cena recibimos este consuelo del perdón de los pecados. Allí nuestra fe se fortalece y así tenemos la bendición y beneficio en este sacramento, de que se promueve nuestra vida piadosa.  Vamos a la Santa Cena también para promover nuestra vida de agradar a Dios. Y también de esto tenemos mucha necesidad. Nos falta todavía mucho precisamente en nuestra vida cristiana. El diablo, el mundo y la carne no solamente quieren robarnos la fe sino también quieren detenernos de andar en una vida recta conforme a los mandatos de Dios y así echarnos en la vergüenza y la blasfemia.

 

c. El apóstol Pablo una vez escribió: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.” 1 Corintios 10:17. Los cristianos todos participamos de un pan. En la Santa Cena todos comemos del mismo pan y bebemos de una copa. Y como todos participamos de un pan, todos somos un cuerpo. Especialmente en la Santa Cena se nos muestra que nosotros los cristianos somos todos, junto con Cristo, un cuerpo, del cual Cristo es la cabeza y nosotros los miembros. En la Santa Cena tenemos una demostración de que nosotros los cristianos somos íntimamente ligados con Cristo y unos con otros, que somos hermanos y hermanas en el Señor. Reconozco como mi hermano en Cristo, mi hermano en la fe a aquél con quien voy a la Santa Cena. Por eso no podemos celebrar la Santa Cena juntamente con los que no están en la unidad de la fe con nosotros. También vamos, finalmente, a la Santa Cena para dar testimonio de la comunión en la fe que tenemos unos con otros.

 

Conclusión: Debemos ser motivados a participar diligente y gustosamente de la Santa Cena especialmente porque recibimos tan grandes bendiciones y beneficios por usar el sacramento.