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Tributo a Brendan Fraser

Fueron muchas las horas que ocupé traduciendo estos artículos para hacerlos llegar a todos los fans de Brendan Fraser hispanoparlantes. Les ruego que respeten mi trabajo mencionando este sitio web en caso de que quieran copiarlos en otras páginas.  (A.V.V.)

El personaje de la vida real de Brendan Fraser significa algo para los adolescentes

Sandy Banks

LA Times  -  16 de mayo de 2000

Escena de "Código de Honor"

Para ser honesta, fui sobretodo para ver a Brendan Fraser, el galán que hizo "George de la Selva" una de las pocas películas para chicos que realmente disfruté.

Creo que estaba esperanzada en que él estuviese en cueros, en su taparrabos, que hizo que ver la película sea interesante tanto para las mamás como para los chicos.

En cambio, el joven actor se presentó en la exhibición de película de la semana pasada en jeans y remera... pareciéndose a los adolescentes con los que se iba a encontrar.

Pero si su vestimenta me decepcionó, no lo hizo su mensaje.

Fraser estuvo como invitado en una clase de historia en la sala de exhibición de la Agencia de Artistas Creativos del Hamilton High en el lujoso Beverly Hills para ver y debatir su película del año 1992, "School Ties".

La película, ambientada en 1952, es a cerca de un muchacho judío de un barrio obrero que es alistado por su habilidad en el fútbol americano por una escuela con internado de la elite de New England.

El es advertido por el director de mantenerse en silencio con respecto a su herencia judía, para no disgustar a sus compañeros de clase y a 100 años de tradición de la escuela. Entonces, esconde su cadena con la estrella de David y se dispone a encontrarse con estos chicos de la alta esfera de la sociedad.

Y por un momento lo logra - se convierte en una estrella de fútbol americano, popular, inteligente - hasta que comienza a salir con la amiga de uno de sus compañeros, quien después inadvertidamente se entera que él es judío y hace correr la noticia entre sus amigos.

La película tuvo un éxito moderado cuando fue estrenada. Pero ahora a tomado nueva vida en circulación en las escuelas secundarias, donde es usada en clases de ética, historia y desarrollo humano para fomentar el debate de ciertos temas como la discriminación y la desemejanza.

Fraser juega el papel de héroe de la película con dignidad y emoción, ira veteada con daño mientras su fachada se desvanece y sus ex amigos se enfrentan a él - abiertamente echándole en cara con horribles clichés, colgando una bandera con la cruz esvástica y una leyenda sobre su cama y acusándolo de hacer trampa en un examen para salvar sus pellejos.

"Es buena como un instrumento de enseñanza, porque se puede generalizar a todo tipo de diferencias", dice Louise Macatee, directora de asistencia psicológica en la escuela privada Campbell Hall en North Hollywood, que usó el film en sus clases de desarrollo humano.

"Lo que el film hace es señalar cómo hacemos suposiciones a cerca de la gente basados en el grupo al cual pertenecen", dice. "Cuando le pregunto a mis alumnos si son prejuiciosos, me dicen que no. Les pregunto si alguna vez experimentaron la discriminación y la mayoría de ellos dicen que no. Pero después comienzas a hablar de todas las maneras en que estereotipamos a la gente - ya sea porque son negros o mejicanos o judíos... o adolescentes - y se dan cuenta que esto nos toca a todos."

No hay gente de sangre azul en Hamilton High, y los 30 alumnos de décimo grado en la exhibición de "School Ties" de la semana pasada parecieron forcejear un poquito con la noción de que la religión podría ser una fuerza tan disgregadora.

Hasta que Fraser se paró y, como los chicos dicen, lo hizo real:

"¿Cuántos de ustedes han tratado alguna vez de ser aceptados en un grupo?" preguntó. Se hizo un silencio al principio, luego unas pocas manos se levantaron. "¿Cuántos de ustedes alguna vez han tenido que dejar alguna parte de ustedes mismos o han tenido que esconder algo para tratar de ser aceptados en un grupo?". Se miraron unos a otros - un auditorio lleno de chicos negros y morenos... y un solo joven judío, se quedaron cabizbajos en sus asientos.

No se trata, Fraser les dijo, sólo de estereotipos y discriminación. También se trata de la propia identidad, de las decisiones que cada uno de nosotros hace para saber quienes somos y qué es lo que valorizamos.

"Es muy simple, " les dijo Fraser. "hay concesiones que la gente hace para ser aceptados en la vida. Y está en ti saber quién eres y qué es importante para ti y cuanto estás dispuesto a ceder, o a negar, para ser aceptado en un grupo."

Y pude ver al mensaje instalarse en los chicos, con sus aros de oro y su vestimenta tan particular, chicos que no crecieron en la claustrofobia de los años cincuenta de New England sino en una era que les impone el ser "cool" mas que el ser inteligente.

Cualquiera sean las diferencias, ellos comparten una cultura que los une a través de las líneas de la raza y etnografía, una cultura que les dicta como vestirse, como hablar, qué música les gusta... y que valoriza más el aprendizaje de la calle que lo que enseña un buen libro.

"No se escuchan muchas charlas sobre el colegio entre mis amigas", una estudiante llamada Rita me comentó. "A veces tengo que irme porque necesito estudiar. Porque eso es lo que se necesita para entrar al colegio".

Estos adolescentes tienen más suerte que cualquiera, porque están entre 450 estudiantes que participan del proyecto esponsoreado por la Fundación Fullfilment, uno de los más viejos y exitosos esfuerzos de Los Angeles para motivar a la juventud del casco antiguo de la ciudad.

Por 23 años, el grupo sin fines de lucro, ha fijado en a estudiantes prometedores cuyas posibilidades de graduación se ven truncadas por pobreza, presiones o problemas familiares. Comenzando en el sétimo grado, los estudiantes son juntados con consejeros, se les da colegio y asistencia vocacional y se les promete una beca de $5.000 si se gradúan de la escuela secundaria.

Fraser fue conectado con el grupo a través de un amigo que lo trajo al Hamilton High el pasado otoño. Tanto el estudiante como la estrella de cine la pasaron tan bien que Fraser pidió encontrarse con ellos nuevamente para ver "School Ties".

Entonces, la semana pasada, durante 3 horas, él se juntó con los estudiantes como si fueran viejos amigos, posando para sacarse fotos, charlando a cerca de sus películas y sus tareas, sentándose hombro con hombro mientras miraban la película.

Y cuando terminó, se fueron no sintiéndose como chicos de la ciudad en un rápido camino a ningún lugar, sino como chicos de un colegio, atados no sólo a su cultura sino a sus sueños.

CODIGO DE HONOR