Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

 

Amor Real

Capital 45º

Capitulo 45. Manuel se vuelve una bestia, su madre se le enfrenta y Toñita sale apaleada (merecidamente)

Por: Maria Elena Venant

CASERON FUENTES GUERRA Matilde muy agitada le pide a Tomas que le arregle el carruaje, ella su tía y su hijo regresan a la mansión Peñalver
¿Qué le digo al patrón?
Mati se entera que su esposo ha salido y que se ha matado un ratero en su casa, pero no esta para esas
“¡Dígale lo que quiera!

HOTEL Damiana, solloza al oír lo de la muerte de Chucho. Dice estar apenadísima, no entiende porque entró a robar. Manuel le pregunta a su querida por qué no le avisó de la instalación de Matilde en su casa
“No quise darte un disgusto”. Manuel siente que algo podrido huele en Trinidad, pero se va alertándolas “Se me hace que Uds. Dos algo esconden”.

Sale Manuel y Toñis ladra “¡Usted y sus ideas geniales!”
“Hay que se agradecer que se murió y no nos echó de cabeza” dice la compasiva Urraca. Antonia esta incomoda. Manuel se veía enojado

MANSION PEÑALVER. Como duendes Matilde y su comitiva regresan a su hogar donde pasan la noche sin Augusta enterarse

CASERON FUENTES Guerra Vuelve Manuel y Tomás le avisa que la señora se fue
“Por qué la dejaste ir” pregunta indignado.
A Solas Silvano interroga al criado y descubre que Rosario sigue en la casa

Al día siguiente Rosario se entera de las noticias. Silvano y el patrón llegaron, Silvano mató a un ratero y la patrona se fue “¿Habló con el patrón? “Parece que si”

MANSION PEÑALVER. Matilde enfrenta a su madre
“Otra vez cometiste una tontería al dejar a tu marido” regaña Augusta
“Manuel y yo hablamos de Adolfo. Entendió que algo hubo entre nosotros “Se apresura a explicar que ella nunca hizo el amor con el esposo de Catita “Si nos besamos”
“¿Y se lo dijiste?
“Era un peso que yo tenia en el corazón”
“¿Qué te dijo?
“Ahora si que no hay posibilidad de reconciliación
“¿Y que piensa del niño?
“No me dijo nada”

CASERON FUENTES GUERRA En la cocina Rosario interroga a Silvano
¿No le dijo que platicaron?
“No le gustó que se fuera”
“¿Quería que ella se quedará?
Silvano nota admirado lo guapa y elegante que anda la madre de Manuel Ella le explica el milagro que La “Niña” y su Tía han hecho con ella “Soy menos burra”
“En estos meses he conocido a muchas señoras de sociedad. Viejas, jóvenes, flacas, gordas. Al final todas somos iguales. Hemos hechos cosas buenas y malas”
Silvano se sorprende al saber que Matilde sabe que Rosario es su suegra
“Aunque mi hijo tenga vergüenza de mi” dice Rosario con orgullo, yo no dejo de ser su madre.” Llegan a avisarle a Silvano que el patrón está ahí.

Silvano va al despacho ahí están Manuel y Sixto
“Voy a casa de mi mujer” anuncia Fuentes Guerra
“¿Vas a traerla de vuelta?”
“Voy a traer a mi hijo” dice el endemoniado

Silvano corre a alertar a Rosario que se enchila “¿Le va a quitar a su criatura? ¡Nadie tiene ese derecho! ¡Voy a hablar con él!” Rosario recuerda su propia historia y dice que no se repetirá.
“Ya se fue”
“Lo voy a encontrar” dice muy resuelta la modista

CALLES DE TRINIDAD Manuel anda por la calle todo desastrado, despeinado, sin levita ni corbata. Tiene una cara que da susto, parece un toro vestido d gente. Se va de boca de jarro con la Señora Solís que pasea con su criada Margarita y la arremete con su interrogatorio “¿Está con su familia? ¿Sigue conviviendo con ese maleante?”
Enojada la criada le grita que la Señora Catalina esta muy bien casada
“¿Con quien? Brama Manuel
“Me casé con un Capitán de Caballería, de nombre Adolfo Solís”
Manuel se pone morado de rabia. Aterrorizadas las mujeres huyen. Manuel llama a un gamín y le pide que las siga y averigüe donde viven y que luego lo busque en su caserón

MANSION PEÑALVER. Rosario muy de sombrilla y chal llega a ver a su nuera a la que encuentra cambiando al bebé.
Mati se disculpa “Perdone si no le avisamos de nuestra partida"
“¿Qué pasó con mi hijo?
“Lo mismo de siempre Le conté lo de Adolfo”
“Hablaron del niño”
“Le dije que es suyo, pero no cree que le interese”
Rosario no tiene corazón para alertarla del siniestro plan de Manuel

Al bajar da con Prudencia y le cuenta la verdad
“¿Manuel quiere llevarse a la criatura? Está loco”
“No le dije nada a la niña”
“Debió prevenirla”
“Dígaselo UD” pide la costurera “Me regreso para hablar con él

Pru sube a ver a su sobrina. Le dice que les cae otra desgracia
“Mi cielo hay algo que debes saber. Tu esposo te quiere quitar al niño
Matilde se pone pálida de ira y dolor
“¡Que se atreva! Sólo esto me faltaba”

CUARTEL Manuel el Toro ha seguido devorando leguas que lo llevan hasta el cuartel donde exige ver al General Prisco Domínguez Cañero. Este lo recibe muy afable, pero con estocadita. Le cuenta de los rumores que circulan sobre su desavenencia con Matilde
“Vengo a pedirle una información” dice Manuel incomodo “sobre un tal Adolfo Solís”
Sorprendido el General reconoce que se trata de uno de sus oficiales
“¿Sabe que es un prófugo de presidio?”
“Fue un error y ya se le hizo justicia “ El General se ve incomodo “En confianza, tuvo la suerte de conocer a una dama muy influyente, mi Tía Juana Domínguez, Viuda de Palafox, madrina de Catita Heredia ahora la esposa de Solís”
“Me gustaría hablar con él”
“Pidió unos días de permiso. ¿Le urge?”
Manuel dice que si Prisco decide tratar otro “asuntillo”, quiere las reses de Manuel para alimentar a su ejército y está dispuesto a pagar bien por ellas. Manuel le dice que la mayor parte de su ganado lo vendió a Cuba

CASA SOLIS. Llega una Catalina muy agotada y tosedora. Margarita le dice que no debe agitarse
“Tengo miedo ¿No le vio la cara cuando hablábamos?) Le explica que Adolfo fue novio de la esposa de Manuel
“Eso ya pasó” le dice la criada
“Para Don Manuel no ha pasado”

CASERON FUENTES GUERRA Comienza una caravana de visitas para Manuel. Primero el chicuelo que siguió a Catalina. Luego la propia Señora Solís que se retira al saber que Matilde volvió con Augusta. Llega Rosario entra y le pregunta a Tomás si Manuel y Silvano han regresado. El criado la alerta que las Urracas están en el salón
“Tengo que hablar con él antes que ellas. No le diga a esas señoras que estoy aquí”

En el salón, esta Antonia muy alegre al saber que Mati se fue.
“Sabía que la iba a echar”
“Tenía mis dudas dice su nana”
“El tiene dignidad”
“Pero cuando un hombre lleva a una mujer en la sangre, perdona” dice Damiana
“Pues no lo hizo” le responde ufana su reinita.

MANSION PEÑALVER. Augusta no puede creer que su yerno pretenda robarles a su nieto
“Lo dijo Rosario”
“Mucho confían en la palabra de una sirvienta”
“Es que esa sirvienta” dice la agotada Mati “Es también la madre de Manuel”
“¿Esa mujer? ¿Es una broma?” dice Augusta horrorizada. Su hermana le recuerda que es su “consuegra”. Augusta comienza con sus “Ayyayyaiiis

Manuel sigue recorriendo el mundo con su ira. Sus pasos lo llevan a la Mansión Peñalver justo cuando ve a Catalina entrar. Aprieta los puños, iracundo y se va.
Catalina viene a alertar a su rival
“¿Manuel la vio? ¿Hablaron?
“Le dije que me había casado y con quien Había tanto odio en su cara y yo sé porque. Adolfo me contó todo”
Mati se abochorna
“No se apene”
“¿Pregunto donde viven?
“No se lo dije ¿Cree que su esposo le reclame a Adolfo?
“Lo aborrece. Piensa que mi hijo es de él”
“¿Pero su criatura si es de su esposo?” pregunta Catita alarmada
“Anoche volví a confirmárselo. Pero lo importante es prevenir a Adolfo. Puede que Manuel lo busque”
¿Para matarlo?” gime la angustiada Catalina “¿Su esposo quiere vengarse? ¿Es eso?

A Solas Augusta sigue lamentándose de la nueva desgracia
“La madre de mi yerno, una campesina, una criada. ¿Qué hará Manuel? ¿Presentarla en sociedad?
Malévola Pru dice “A lo mejor”
“¡Que espanto! ¡Ayayayayaiii!

Catalina le cuenta su historia a Matilde. Su enfermad, sus encuentros con Adolfo y su huida. Su rival la mira con una mezcla de compasión, malestar e incredulidad. A ratos parece que se va a reír y otros a llorar.
“Adolfo lo es todo para mi ¡Hable con su esposo!
“No me cree”
“Vuelva a intentarlo. Adolfo no tiene la culpa y usted lo sabe”

CASERON FUENTES GUERRA Manuel por fin regresa y comienza a atender a todas sus visitas. Primero al muchachito que le da las señas de la casa de la señora que siguió. Le dice que hace seis que vive ahí y que su marido es oficial.
En la cocina Rosario, ataja a Silvano. En el salón ahora también le espera Sixto.
“¿Y que dice el Señor Sixto de todo esto?
“Tampoco le parece”
“Cuando termine de hablar con él, quiero hablar yo”
“Están Antonia y la vieja en la sala”

Entra Manuel en la sala, le hace una seña a Sixto para que le siga y les lanza un desabrido “Ya las atiendo” a las Urracas como si fuesen cobradores del almacén

En el despacho Manuel da rienda suelta a su furia El “muy perro” de Adolfo Solís, se ha casado con una heredera, fue perdonado y ahora es capitán
“Matilde y él han reanudado su romances bajo los ojos de esa inocente. ¡Merecen morir! Le cuenta a Sixto que Matilde le confesó su infidelidad

En la cocina, Rosario ya no aguanta más y decide esperar en la sala
“¡Pero si ahí están las zopilotes!” dice Silvano
Igual la madre de Manuel va. Toñita muy altanera dice que si Manuel no la atiende se va. En eso entra la madre de Manuel en la sala. Damiana queda asombrada de su cambio
“¡Rosario! ¡No la reconocí!”
Rosario se sienta muy fina
“¿Cómo te atreves?” grita la urraquita “¡Párate!”
Entra Silvano
“Si le pone un dedo encima. Yo le pongo dos cachetadones”
Rosario mira con rabia a la amante de su hijo
“Aprenda a ser sumisa y callada si quiere seguir siendo la querida del señor”
Esto es demasiado para Antonia que se le tira encima a la modista. Se trenzan y Rosario deja sus uñas marcadas en la cara de Toñis. La Vieja urraca vanamente intenta separarlas golpeándolas con su abanico. Menos suerte tiene Silvano. Son dos panteras

En el despacho Manuel sigue su quejadera comenta el cinismo de Matilde de comparar su infidelidad con sus amoríos con Antonia
Sixto esta muy apabullado
“habría puesto las manos al fuego por ella”
“Se acostó con él” insiste Manuel
“Es grave, gravísimo” dice su amigo “Pero cerciórate hasta donde llegó con él”
En ese momento alguien golpea muy fuerte la puerta
“¿No pueden dejarme en paz?” vocifera Manuel. Entra Antonia llorando y muy destartalada
“Rosario y Silvano me lastimaron”
En el saló, n Silvano intenta calmar a Rosario que está hecha una fierecilla. Llega su hijo en el mismo ánimo. Abre las puertas con tanta fuerza que toda la cristalería suena
“¿Qué pasa aquí?” ladra
Su madre le dice que necesita hablar con él
“No tengo nada que decirle”
“Oyela Manuel” suplica Silvano
“¡Todos fuera!” aúlla Fuentes Guerra. Salen todos al galope, menos Rosario
“¿Y usted qué espera?”
“No me voy” dice firme la costurera”
Manuel parece un diablo del infierno
“Mejor que salga por las buenas” la acusa de solapar a la ramera de su esposa
Enojada Rosario dice que Antonia es la ramera. Manuel está fuera de si para calmarlo, Sixto le dice que quizás Rosario no éste bien de la cabeza (¡!)(Rosario continua
“Me da harta pena verlos sufrir a usted y la niña Matilde, pero más pena me da su hjito”
“No voy a discutir con usted” gruñe su hijo
“El que le quita un hijo a su madre es un maldito” dice agitada Rosario “Como lo fue su padre. Su padre fue un maldito”
“¿Cómo se atreve?” dice Manuel encorelisado
“¡Claro que me atrevo!” le responde su madre en el mismo tono y sale corriendo

Rosario cruzando el patio velozmente y es atajada por Silvano
“Me voy. Me corrió” dice alterada
“¿No se lo dijo?” Rosario se va sin responderle

En el despacho Sixto trata de tranquilizar a su amigo
“Esa mujer tiene razón ¿Para que se lo quieres quitar? ¿Para vengarte?

Entra Silvano iracundo
“¿La ECHASTE?”
“¿De quién hablas?
“De Rosario”
Manuel despectivo dice que por Silvano le ha aguantado mucho a Rosario y ya esta harto de que la defienda
“Solo porque te la llevaste a la cama”
Lívido Silvano se le arroja encima
“No vuelvas a decir eso porque te tumbo todos los dientes. No hables así de quien te trajo al mundo”
Manuel lo mira azorado
Silvano sigue “Esa mujer es tu mera mamacita”
“¿Mi madre? No, no es cierto”
“¿Te da vergüenza? ¿Te olvidas de donde vienes?”
“No es ella. Mi madre esta muerta”
“No está muerta”
“Me quieres engañar. Todos me mienten”
Sixto pregunta como puede Silvano estar tan seguro
“porque la conozco desde antes que este naciera”
“¿Por que no me lo dijiste?”
“Por vergüenza, ella no quería que nadie lo supiera. Me callé, como lo hicieron el Padrecito y tu esposa”
“¿Matilde lo sabe?”
“¿Por qué crees que la tiene viviendo con ella, vestida como una señora? ¿Y hasta le enseñó a leer y a escribir?
Manuel se desploma en una silla y llora.

MANSION PEÑALVER. Humberto regresa de la hacienda y se entera que su cuñado está en Trinidad
“Se peleó con tu hermana” le dice Augusta
“Seguimos en las mismas”
“Maldigo el día en que se me ocurrió casar a tu hermana con ese hombre”
Humberto se sorprende. Ese matrimonio fue un gran logro según su madre.
Golpean la puerta y entra Rosario. Augusta la recibe fina y deferente. Le dice que Mati no esta, pero que puede hablar con Prudencia
“¿Y a que viene tu arrepentimiento? Pregunta Greñaldo luego que la criada se retira.
“¿Ves a esa sirvienta que entra vestida de señora? Es la madre de Manuel
Betito se ríe “Buena broma”
“Ojala fuera una broma, pero esa criada es mi consuegra”


CASERON FUENTES GUERRA. En el patio las urracas discuten un curso de acción
“Tengo la impresión de que algo muy feo esta pasando” dice Damiana que es partidaria de irse Toñita enojada dice que Manuel anda así porque todos lo atosigan con pedidos de que regrese con Mati. Se quejan de la insolencia de Silvano que defiende a Rosario solo porque esta enamorado de ella. La Urraca Mayor comenta la elegancia de esta nueva Rosario
“Aunque la mona se vista de seda” dice su caritativa urraquita

Silvano está enojado. Manuel en vez de ir en busca de su madre, se ha encerrado en su despacho. En ese momento aparece Matilde que pide hablar con su marido Entra Antonia furibunda
“¿Usted no entiende? Manuel no quiere que esté aquí”
“¡Quítate de mi camino! Le exige la Sra. Fuentes Guerra
“Usted quítese del mío” salta Toñita.
De un solo bofetón Matilde la manda a limpiar el piso y se va al despacho. Sixto mira avergonzado e irritado a Antonia despaturrada en el suelo.

Mati entra al despacho. Su esposo le pide que cierre la puerta
“¿Cuándo te enteraste de que Rosario era mi madre?
Matilde le dice que lo sospechó por el cariño y adhesión que demostraba por él
“¿Y aun así la obligaste a ser tu alcahueta?” ruge Fuentes Guerra “¿Por qué me hiciste eso?”
“Nos hicimos mucho daño” dice Matilde “pero no puedo vivir sin ti. Te lo ruego”
Se besan con gran pasión “Hagamos las paces” pide ella. Su vestido ya se le está cayendo
“A qué viniste” pregunta Manuel recobrando algo de calma
“Catalina Heredia vino a verme”
“Debí imaginármelo”
“¿Qué pretendes con Adolfo?”
“Tengo una cuenta que saldar
“Ya se casó”
“No es justo. Ese infeliz ha seducido a mi mujer”
“Y si te mata a ti?”
“¿Quedarías viuda y rica”
“No quiero eso”
“Ya vete”
“No me quiero ir. Vamos a hablar”
Durante toda la plática hay contacto físico entre ambos, aun en forma agresiva
“Nunca me revolqué con Adolfo”
“¿Te besó, te acarició?
“Te lo juro. El amor que te tuve no pude fingirlo”
“Se lo dijiste a él. ¿Qué me amabas?”
“Si”
“Pero no se fue”
“No me creyó
“Y Siguió insistiendo. ¿Crees que voy a tolerar eso?
Matilde lo abraza
“No Manuel, no quiero que mueras” de un empujón la tira al suelo
“Debiste pensar eso antes” y se marcha