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   Nuevos tiempos, viejas formas. La falta de información pública.

Los actores políticos han recurrido a un nuevo discurso político, cubierto de un puritanismo sólo semejante a la Divina Concepción. Estos -los nuevos actores- se convierten en depositarios de la verdad absoluta; Profetas de la Santísima Iglesia de La Única Verdad. Cualquier discrepancia se considera herejía, y como tal deberá de ser excluida del mundo de la razón. Esta osadía nos convierte, a los que disentimos, en seres irracionales. Los nuevos iluminados de la salvación nacional nos entretienen con un juego pre-cibernético, el de Juan Pirulero. Fox, López Obrador y el Subcomandante Marcos representan el advenimiento de una nueva sociedad en donde lo que intentan omitir, es exactamente lo que practican: la demagogia.

El referente que tienen en común estos elegidos, es que en su discurso son producto del parto que según ellos se dio el pasado 2 de julio. Envueltos en su mesiánica profecía, nos saturan con frases que sin duda serán recogidas para el anecdotario del ínclito Carlos Monsivais: ¡Ahora ya no es como antes! ¡La democracia ya es una realidad! ¡El pasado fue oscuro, el presente es luz y esperanza! ¡Hoy! ¡Hoy! ¡Hoy! ¡Nunca más los indios recibiremos ordenes! ¡México unido por la paz! (sic) Frases que seguramente elaboraron en un concurso escolar de oratoria.

Otros ejemplos: semanas de decretos publicados por el tabasqueño, Jefe del Gobierno del Distrito Federal, para que los habitantes de la Ciudad de la Esperanza (sic) no acaten el parcial horario de verano. Desde la óptica democrática de Fox, que literalmente nos pontifica... "como no todos están de acuerdo -con el horario de verano-, se reducirá de 7 a 5 meses". Concesión plagada de generosidad. Represión (eufemismo de madriza) en Can-Cun, en donde según Fox, los malos fueron los policías municipales, que ciertamente son comandados por un miembro de la elite de la Policía Federal Preventiva (PFP), o el Zapatour, con cobertura oficial y privada por parte de los medios de comunicación e Internet. Nos engañan, aseverando que 17 millones de mexicanos han firmado por la paz, en un país en donde no existe la guerra. La única guerra que existe -guerra virtual- se da por los índices de popularidad que se disputan entre sí: Fox, Adolfo Manuel y Marcos.

Sin embargo no todo es demagogia en nuestro país. Un grupo de mexicanos, extranjeros, académicos, editores y periodistas celebraron en pasados días en nuestro país, un foro sobre la libertad de expresión y en particular por la vigencia de una Ley de Acceso a la Información Publica. Asistí a este Foro Internacional sobre Libertad de Expresión, que se efectuó en la ciudad de México, en donde el tema fundamental versó sobre algo que los mexicanos carecemos: una ley que permita al acceso a la información de interés colectivo bajo control del Estado; es decir, reglamentar el artículo 6 de la Constitución Política de México, que data desde 1977, para que el conjunto de normas jurídicas, datos, archivos y registros que se encuentran en manos de los órganos del Estado, puedan estar a disposición de los ciudadanos, salvo aquella información reservada o codificada que establezca la ley.

Las conclusiones del Foro, que sólo es un tema que será enriquecido por la sociedad son las siguientes:

CONCLUSIONES DEL FORO

La construcción de un régimen auténticamente democrático reclama hoy poner a disposición de la sociedad mayores herramientas para garantizar su participación en los asuntos de interés público. Esta participación logra su principal aporte cuando se nutre de la convicción colectiva, en el ciudadano de todos los estratos, de que el destino de la nación es un asunto que a todos concierne, que a todos debe ocupar. Ello encuentra su debida correspondencia cuando se observa, con especial rigor, el principio de rendición de cuentas en la tarea cotidiana de la autoridad gubernamental, en todos sus niveles. Es tarea de los medios de comunicación apoyar este proceso, como depositarios de la libertad de expresión, que no pertenece más que al ciudadano. Sin embargo, consideramos que la sociedad mexicana enfrenta una serie de obstáculos mayores para su participación democrática, que suponen al mismo tiempo barreras para que los medios de comunicación cumplan adecuadamente con su misión. Estos diques a la democracia, como la falta de una ley que permita el acceso a la información de interés colectivo bajo control del Gobierno, han estado emparejados en la historia reciente de la humanidad, a sistemas políticos rígidos o autoritarios. Eso debe dejar de ocurrir en México. Estos obstáculos han sido ya superados por múltiples naciones.

Esta ley tendría como rasgos distintivos los siguientes rasgos:

a) Crear el derecho ciudadano y del periodista (en cuanto ciudadano y en tanto sujeto profesional) al acceso a archivos, registros y todo tipo de información en manos de los órganos del Estado (poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial), conforme a los criterios democráticos vigentes internacionalmente en la materia.

b) Crear la obligación de los órganos del Estado para proporcionar la información requerida, estableciendo las sanciones adecuadas a los servidores públicos que incumplan con esta ley y con el deber de informar.

c) Identificar las excepciones que como tales serán mínimas para este acceso a la información pública, en aras de proteger la vida privada de los ciudadanos y la seguridad nacional. En todo caso, estas excepciones deberán estar concebidas para limitar el acceso a esta información, no su difusión. Debe asumirse que es obligación de los medios el difundir, responsablemente, todo aquello que llegue a sus manos, siempre y cuando se trate de información de interés público.

Ley de transparencia publicitaria

Esta ley tendría como principales características las siguientes:

a) Establecer los criterios sobre los que se otorga publicidad oficial a los medios de comunicación, sobre bases de circulación, especialización, penetración en sectores específicos de la población, relevancia en la promoción de la cultura y servicio comunitario.

b) Considerar la pertinencia de incorporar la experiencia lograda en otros países, donde la tarea de asignación de publicidad a los medios corre a cargo de un órgano independiente del gobierno, conformado con representantes del Estado, las empresas informativas y la sociedad, con el fin de que nunca más el gobierno o entidades y personajes ligados a éste puedan ejercer presiones ilegítimas, contrarias al interés de la sociedad, para orientar a medios a inclinarse en favor de intereses privados, mediante el empleo de recursos públicos.

c) Establecer que los medios de comunicación son entidades de interés público en cuanto órganos que traducen en acto el derecho a saber de la sociedad. Nuestro país reclama que en la agenda publica, se incluya la ley de acceso a la información publica. Su vigencia acabará con la discrecionalidad, el patrimonialismo, y la corrupción. La información privilegiada, no será una herramienta más en el catálogo de las fechorías de algunos mexicanos, que pertenecientes a los distintos espectros políticos en nuestro país (aunque con algunas escasas excepciones) lo ejercen con impunidad.

Réplica y comentarios al autor: naifkuri@avantel.net




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