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   Nuevo gobierno, antiguas tareas

Finalmente arribó el día D para la política nacional. Los negros presagios para ese 1º de diciembre no se cumplieron. ¿Hubo negociaciones de última hora? Puede ser, porque en la madrugada del día siguiente se reunieron los seis personajes que coordinan las bancadas de las tres primeras fuerzas en el Congreso para hablar en un programa televisivo sobre una posible agenda común para las tareas del Congreso de la Unión. Pero nada evitó que el nuevo presidente protestara como tal, aún teniendo que introducirse al recinto legislativo "como por arte de magia".

En paralelo, el Frente Amplio Progresista, con López Obrador encabezándolo, llevó a cabo una marcha del zócalo del D.F. hacia el Campo Marte y el Auditorio Nacional, con miles de seguidores que coreaban consignas sociales. Ello quizás aceleró los eventos oficiales.

A unos días de la toma de posesión, el escepticismo en lo gubernamental se mezcla con señales de esperanza. El Presidente propuso cien acciones para sus primeros días al frente del Ejecutivo, en torno a cinco ejes: respeto al Estado de derecho y seguridad pública; economía competitiva, generadora de empleos; igualdad de oportunidades; desarrollo sustentable; democracia efectiva y política exterior responsable.

Una somera vista al punteo específico para cada tema, apenas si apunta a algunos aspectos ya muy vistos. Con deseo de buenos resultados diríamos que abren la puerta a propuestas, cuyo surgimiento vendría del Congreso o de la sociedad organizada. En economía competitiva y generadora de empleo, se anota el mantener la estabilidad económica, mediante un Presupuesto de Egresos para el 2007 balanceado y que privilegie el gasto en inversión y en lo social, por encima del burocrático. Suena bien, pero la propuesta es todavía pobre.

Lo fundamental será reducir los enormes gastos del Fobaproa, del rescate azucarero, bancario y otros por el estilo, junto a bajar sueldos y salarios a burócratas de alto rango y eliminar o reducir las canonjías. Probablemente en la discusión camaral surjan esas y otras propuestas que, de aceptarse, serían pasos definitivos al ataque de la pobreza, dedicando esos recursos -junto a los remanentes de la exportación petrolera- al desarrollo social e inversión productiva, iniciando por las empresas de energía: PEMEX y CFE.

Pero estos son los primeros anuncios del gobierno. Falta escuchar a las Cámaras. Allí será necesario recuperar la normalidad. No asustan los golpes y empujones -los medios muestran congresos de naciones "poderosas y civilizadas" en donde ocurre lo mismo y quizás más. Pero se requiere terminar la crispación, a través de la discusión de una agenda -con las ocho bancadas- que recupere la confianza entre legisladores y dé respuestas al pueblo, no a los intereses transnacionales.

Al concluir los trabajos del presupuesto para el año que viene, habrá de saberse lo que sigue. ¿Cómo mejorar la relación entre todos -diputados y senadores- y darle prioridad a preocupaciones por temas que el electorado -el que votó y el que se abstuvo- espera? Seguridad pública, empleo remunerativo, atención a la tercera edad y discapacitados, programas consensuados con los pueblos indios -para sólo mencionar algunos-, serán la razón para que se legitime socialmente el Congreso y el Ejecutivo sea respetado.

Construir en los temas señalados implicará realizar reformas al manejo y conformación del Congreso. Todos deben sentirse, personal y colectivamente, considerados y escuchados. Hay bancadas de escasa presencia física, pero su voz y voto son reales. Lo mismo sucede con esa parte de los ciudadanos que se abstuvieron de acudir a las urnas, pero que también emiten opiniones. Solo así, escuchándonos, caminaremos en la ruta de la reconciliación nacional.

Si seguimos "golpeándonos", en los medios -los que cuentan con recursos para hacerlo- o en cualquier otro sitio, poco podremos esperar de los seis años que se inauguran. La nación merece el esfuerzo de todos, para lograr la reforma integral del Estado. Una reforma que fortalezca o modifique las instituciones, en busca de una economía sustentable y competitiva, generosa con el que más lo necesita, y que apuntale el desarrollo social. Esto es de urgente atención para sacar de la miseria a la mitad de los mexicanos.

Réplica y comentarios al autor: v_barcelo@hotmail.com




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