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   Pensiones: Bomba de tiempo

Para cuando usted esté leyendo estas líneas, el C. Presidente Fox, estará de regreso de unas merecidísimas (¿?) vacaciones en Cozumel, -la inmensa mayoría de mexicanas y mexicanos recibimos este derecho después de un año de haber trabajado-, bueno, ojalá y se haya relajado lo suficiente porque como decía mi abuelita, el horno no está para bollos: Sigue la costosísima campaña en los medios de comunicación para defender lo indefendible: el impuesto a las medicinas y a los alimentos y a los libros y a las colegiaturas y al transporte, hay sin duda ingredientes de la reforma fiscal que tienen sus bondades y que seguramente recibirán la aprobación de los diputados, pero no en lo que se refiere a amolar a los más amolados, eso no puede, no debe ser aprobado.

Entrando en materia, al analizar algunos documentos e informes sobre las pensiones, tanto aquellas relacionadas con la Administración Pública Federal (APF), incluidas en el Issste como a las que se derivan de su carácter como patrón en entidades paraestatales como el propio Imss, Comisión Federal de Electricidad, Luz y Fuerza del Centro, Pemex, Nafín, Banobras, Banrural Ferronales entre las mas importantes, nos damos cuenta, de que si no se actúa de inmediato, la administración del Presidente Fox o la que siga enfrentarán a uno de los problemas mas graves del sexenio, de muchos sexenios: la virtual inexistencia de reservas para pagar la pensión de sus trabajadores.

Para dar una idea aproximada de la magnitud del problema tendríamos que considerar que el valor presente correspondiente a los derechos ya adquiridos y por lo tanto ineludibles, es decir, casi sagrados, para con los que dedicaron su vida al servicio público federal, se estima en alrededor de 2 BILLONES de pesos lo que representa un considerable porcentaje del PIB, potencialmente, el impacto es brutal, tres veces superior a lo que representó en su momento el fatídico FOBAPROA.

No hay dinero y el que hay, tarde o temprano no va a alcanzar, prácticamente la totalidad de estas erogaciones el gobierno las solventa con recursos presupuestales del año corriente. Surgen preguntas ¿Por qué estamos así, qué origino esta negra perspectiva?. Existen elementos de consideración:

Es cierto, la población de la tercera edad es el grupo que tendrá el mayor crecimiento en las próximas 10 décadas; mientras la población total aumentará a una tasa media anual de 0.6 % según la proyección programática del Consejo Nacional de Población, (FONAPO) las personas mayores de 65 años lo harán al 3.8 % esto es, si en la actualidad la proporción es de uno de cada 20, al final del periodo referido será de uno de cada 4, más aún, si sumamos el aumento de la esperanza de vida tenemos que cada vez más personas llegan a obtener una pensión y que la reciben durante periodos cada vez mas prolongados. En 1930 por ejemplo, en el ISSSTE de cada mil hombres de veinte años de edad, sólo 378 llegaban a los 65 años, hoy, 890 de cada mil alcanzan la edad de retiro, esto quiere decir también que la proporción de los trabajadores en activo respecto a la de pensionados se está modificando, por lo que la carga financiera derivada de la población pasiva tendrá mayor importancia tanto en términos absolutos como relativos.

A todo lo anterior habrá que sumarle el hecho de la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral, incide en una elevación de los costos del retiro tanto por una mayor esperanza de vida como a que ellas obtienen su jubilación con anticipación a la de los hombres, esto afortunadamente en la mayoría de las naciones del mundo.

El problema se hace agudo más para aquellos que ya trabajaron y que se podrían clasificar en algo así como pensiones en curso de pago que para los de generación actual o nuevas generaciones que seguramente contarán con un margen mayor de actuación y estudio que les garantice el acceso a una pensión.

Lo que viene a complicar más la situación es la existencia de situaciones incongruentes con la realidad y de privilegio para algunos gremios sobre todo del sector paraestatal; por una parte, existe una marcada desigualdad entre el valor de las pensiones mensuales promedio: mientras que en el Issste es equivalente a 2.8 salarios mínimo mensuales (SMM), en Luz y Fuerza del Centro es de 13 SMM y creo que en Bancomex llega hasta 17.90 SMM. Por otra parte, de privilegio porque en el Issste se aporta un 7.25% de sueldo base para el fondo de pensión, en tanto que en la mayoría de las paraestatales no se establece ninguna.

Urge entonces, delinear ya, hoy, una política de pensiones públicas que de acuerdo con el servicio civil de carrera, reconozca la disparidad e inequidad actual, los liberales hablamos de igualdad, llegó el tiempo de igualar las condiciones de retiro entre hombres y mujeres.

De acuerdo a este panorama, las tendencias actuales plantean un futuro sumamente crítico y ante las ineludibles necesidades de una población envejecida -de la que todos formaremos parte- es urgente contribuir y construir sistemas más sólidos y equitativos.

Hay asuntos graves de estado que resolver, ojalá y esté equivocado, espero que los responsables de la seguridad social y las finanzas en nuestro país me digan que estos temores son infundados, la tranquilidad de miles de nuestros pensionados está en riesgo. Primero es lo primero. Después que terminen su administración tendrán una vida para vacacionar. En serio.

Derecho a réplica y comentarios: Salvador Ordaz Montes de Oca




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