Hace unos meses, inicié en Tabasco una campaña para la reconciliación y la unidad de todas las expresiones políticas y sociales pero, sobre todo, de la población. La razón que señalé tiene que ver con que "nuestro país vive momentos muy delicados, tanto en su proceso económico, como en su evolución política. Requiere de congruencia ciudadana para evitar una hecatombe social, de proporciones incalculables. La tarea ciudadana puede realizarse en muy diversos campos". Por ello, insistía a los tabasqueños, que quisieron oírme en radio, prensa y por correo, que me interesaba "invitarte al terreno de la sensatez, de la unidad plena como mexicanos".

Hoy es urgente reiterar que la evolución de México como nación está sostenida por principios, encauzada por una visión de país. Su impulso de cambio es producto de la decisión soberana de su pueblo. En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos están precisados todos los elementos a los que nos adherimos para ser una suma de pueblos multiétnicos, que decidimos constituirnos como República Mexicana.

Tabasco, y con él todos los estados federados, son porción sustancial de un todo. Constituye, cada uno, un estado libre y soberano, integrante, por voluntad propia, de la gran nación mexicana. Las tareas que llevemos a cabo en Tabasco y en cada porción del territorio nacional, para fortalecer nuestra identidad y defender la soberanía, serán vitales para enfrentar las acechanzas, internas y externas, que pretenden socavar nuestra unión como patria, nuestro territorio como asiento del pueblo, nuestros anhelos de una vida mejor.

Dicho llamado a la unidad, a la conformación de un Frente por la Defensa de la Soberanía, que está más allá de partidismos, tiene hoy un impulso sustantivo, con el llamado al diálogo de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, que parte de la búsqueda de soluciones a los diferendos habidos entre el Presidente de la República y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, ampliándose en su convocatoria a las fuerzas políticas y sociales del país para propiciar la reconciliación.

En este esfuerzo cabemos todos. La determinación del Congreso pretende actuar en los grandes conflictos nacionales. Propone, incluso una agenda para atender algunos de esos asuntos torales. Pero no basta para vencer a las fuerzas negativas. Nuestro empeño pretende superar: conflictos intrafamiliares -que afectan a la integridad social-, problemas entre grupos por razones partidarias, crítica a los gobiernos en sus tres niveles, por el solo hecho de no ser producto de nuestra postura política.

Separemos la contienda electoral -en la que tenemos el derecho y la obligación de impulsar a nuestros candidatos- de la tarea cotidiana, en que un gobierno constituido requiere de todos para cumplir sus compromisos. Si esto no ocurre, tenemos la obligación de hacerlo saber, con honestidad y franqueza para que, con nuestro concurso ciudadano, podamos superar las carencias -de todo tipo- que impidan el cumplimiento del compromiso gubernamental con los pobladores, en municipios, rancherías, colonias, ejidos y comunidades.

Pugnemos por un país unido en la defensa de todo aquello que nos ha hecho grandes de espíritu y de tendencias hacia el futuro. Pensemos en positivo cuando analicemos la realidad nacional o local. Impulsemos a nuestros hombres y mujeres que buscan la representación al más alto rango de la vida nacional, en tiempo y forma, sin el abuso del poder para descalificarles. No permitamos que se cancelen oportunidades. México necesita del concurso de nuestra gente.

Empecemos por reestructurar el tejido social de los estados y de los municipios para ofrecer al país nuestro ánimo renovado, nuestra decisión de mantener fortalecidas las instituciones que se construyeron al amparo de la Revolución Mexicana. Nadie tiene derecho a saquear nuestros recursos naturales. Nadie debe tener la fuerza para enajenar al extranjero nuestros energéticos, nuestra agua, minerales estratégicos; nuestro futuro. Luchemos por ese futuro, en la unidad de todos, tabasqueños o de cualquier origen nacional.

Réplica y comentarios al autor: v_barcelo@hotmail.com