Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Inicio

 
www.tiemposdereflexion.com Anúnciate con nosotros
   Agua, petróleo y electricidad

Preguntas sin respuesta.

Cuando el embajador de Estados Unidos en México nos recordó la enorme deuda de agua que tenemos con aquél país -demanda que fue seguida de información pública que hacia notar los bajos niveles de presas construidas en el norte del país y la baja del caudal del Río Bravo-, información que con toda seguridad Estados Unidos conocía y, no obstante ello -a sabiendas de que México no podría cumplir con sus compromisos-, hizo público lo que tiene al menos cinco años de viejo.

El valor agregado de la denuncia norteamericana es que puso de manifiesto el carácter estratégico que tiene el agua en nuestro mundo, en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestra casa; pero el principal objetivo fue hacer evidente otro de nuestros puntos vulnerables. Una más de las viejas tácticas con tal de hacer presión para que México no proteste por los ricos yacimientos de petróleo y gas encontrados en su Golfo y que tiene que compartir con su vecino del norte.

Una verdad de Perogrullo, que no ha sido aquilatada lo que se debe, es que el agua es vital, y mucho más pronto de lo que nos imaginamos será objeto de las más enconadas batallas en el ámbito internacional; por eso, el aprovechamiento racional y responsable de los recursos energéticos en nuestro país ya debería ser parte de la más alta prioridad para el gobierno -federal y de los estados- y, por supuesto, para los partidos políticos nacionales.

Ninguno ha presentado una propuesta coherente, y los enfoques han cambiado de tal manera que la tradicional perspectiva, por cierto adecuada, que privilegiaba el manejo del agua para cuestiones agrícolas, uniendo su distribución a una política agropecuaria y entregando en bloque el agua a las ciudades para su uso doméstico e industrial, ya está abandonado; el riego que requería de almacenamientos no es más una prioridad, y el exceso de agua, como en Tabasco, dejó en la nostalgia al Programa de Desarrollo Rural del Trópico Húmedo, que fue orgullo -por sus resultados- del Banco Mundial, que lo financiaba.

En la medida en que recursos como el agua escasean, que el petróleo se hace barato debido a los precios internacionales, y que la generación de electricidad no recibe los recursos suficientes para cubrir la demanda futura del país, en esa misma medida crecen los problemas energéticos de México y las presiones internacionales para nuestra Nación.

¿Cómo es posible que adeudemos pagos de agua a los Estados Unidos, cuando en nuestro país sufrimos por el exceso de agua al sur de nuestras entrañas? ¿Cuándo decidiremos asumir un papel más activo y protagónico en el seno de la OPEP, para contribuir a un precio internacional del petróleo estable? ¿Y cómo justificar que el México de los años setenta, con un menor nivel en el Producto Interno Bruto que el actual, podía invertir más recursos en los grandes proyectos hidroeléctricos?

¿Por qué hace treinta años, con menos recursos se podía invertir más en la generación de electricidad? Nos recuerda un poco aquella visión salinista de presentar a un Telmex propiedad de la nación, como una empresa quebrada y fracasada, para después, por arte de magia, ser una empresa "exitosa" y con gigantescas utilidades. Sin embargo, ahora, en manos privadas, no objetamos su manejo privado; sólo ponemos al descubierto una maniobra en contra del pueblo.

La sociedad cuestiona la habilidad profesional de los responsables de la administración de las dos empresas generadoras y distribuidoras de electricidad, de PEMEX y de la Comisión Nacional del Agua.

Por una parte, es evidente el hecho de que el gobierno federal actúa en varios frentes. En uno de ellos se busca complementar la acción recaudadora de la miscelánea fiscal aprobada a principios de año por el poder legislativo, con alza de tarifas de los bienes y servicios de la administración pública federal.

Por la otra, se pretende convencer a la población de la falta de recursos financieros en la Comisión Federal de Electricidad y en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, para justificar otro tipo de inversiones (privadas y extranjeras) en la generación de electricidad.

Sin embargo, ahí está, contundente, el ejemplo del gigantesco descalabro empresarial de ENRON. Se ha puesto en evidencia el gran proceso de corrupción y engaño de los directivos de esa empresa y hasta sus posibles vínculos con la Casa Blanca; así como el rotundo fracaso de la privatización de la electricidad en California.

Por todo eso y muchas cosas más, no estamos dispuestos a aceptar la simple e infantil versión de que los mexicanos no contamos con suficientes recursos e imaginación para hacernos cargo de la generación energética que sea compatible con el crecimiento del país.

Claro que no, porque en estos momentos, se exporta electricidad a California y Belice. Que no se nos engañe sobre la realidad, porque afortunadamente para la República, estamos muy lejos de la carencia energética que sufren otras naciones, como lo demuestra el caso de la isla mayor del Caribe.

La soberanía de las naciones deja de ser un bello y romántico discurso cuando los estados nacionales no son capaces de cubrir, con su propio esfuerzo, sus requerimientos de energía. Es de esta forma y no de otra, como el liberalismo mexicano vislumbra su destino como nación.

Derecho a réplica y comentarios: partidoliberal@hotmail.com y senadors@hotmail.com




*
Anúnciate con nosotros

Recibe nuestro boletín mensual
*
* Tu email:
*
*
*
*
*

Noticias
*

Archivo
*
* Consulta los boletines de ediciones pasadas. *
*

Panel de Opiniones
*
* Opina sobre este tema o sobre cualquier otro que tú consideres importante. ¡Déjanos tus comentarios! *
*

Escribe
*
* Envía tus ensayos y artículos. *
*
___
Logos de Tiempos de Reflexión cortesía de Matthew Nelson y Chago Design. Edición, diseño y actualización por Morgan y MASS Media
Resolución mínima de 800x600 ©Copyright pend. Acuerdo de uso, políticas de protección de información