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   Integración latino-americana y la globalización
La integración latinoamericana, viejo sueño que es hoy necesidad imperiosa. Las potencias industriales, las empresas transnacionales y los consorcios financieros pretenden imponer un nuevo orden mundial, en el que los países débiles económicamente no tienen condiciones para resistir o condicionar las decisiones de las nuevas entidades supranacionales, que actúan sin responsabilidad política, violentando las normas de derecho que trabajosamente y tímidamente se fueron estableciendo en el pasado siglo.

Latinoamérica está en peligro por su balcanización, de la enajenación de su soberanía nominal o estructural, ante la pretensión del liberalismo de imponer su "globalización".

El drama especifico de América Latina, "Nuestra América" como la llamara José Martí, es consustancial a las propias deficiencias y debilidades estructurales de su economía, consecuencia de su balcanización y las viciosas prácticas de sus gobiernos, factores negativos estimulados y fortalecidos por las propias condiciones e injustos sistemas en que se encuentra entrampado su comercio exterior.

Es una burla hablar de posibles programas de desarrollo o de crecimiento económico, si no afrontamos los problemas de los precios de nuestras materias primas exportables, nuestros productos agrícolas inestabilizados por los especuladores internos y por los mecanismos de tráfico y los controles de compra de su mercado de exportación. Este problema no lo podemos afrontar y resolver si nos encontramos divididos.

Esta situación hace que la integración de "Nuestra América" que ayer fue hermoso ideal, en el presente es necesidad imperiosa para lograr el crecimiento económico, social y político imprescindible para la paz social y un cambio no traumático de las decadentes estructuras sociales y políticas que nos inmovilizan para condicionar todo proyecto de "globalización".

La inconsistencia y la subestimación de las posibilidades económicas y sociales de la Latinoamérica unida, son en el fondo la causa fundamental de su inestabilidad política. La unidad no debilitará las características de cada uno de nuestros pueblos; al contrario, las complementará y las enriquecerá. América Latina no puede costear dividida su progreso económico y cultural. Con las presentes estructuras económicas no es posible en América Latina dividida crear un estado con posibilidades de impulsar un crecimiento sostenido democrático y promotor de la creatividad cultural. El tema de las ideologías cuando conviven en democracia son creadoras y fructíferas, cuando sobreviven en una relación conflictiva y desestabilizadora es por que los niveles democráticos de la sociedad son muy elementales.

Sabemos que la balcanización de América Latina fue producto de la acción exterior para facilitar su dominio y explotación, creando falsas rivalidades regionales con el único objeto de evitar estructuras adecuadas para enfrentar primero al coloniaje económico y después consolidar la subordinación política. Si esa es la razón de la división resulta evidente cual es la razón de la integración.

El hecho de que grupos políticos dominantes se pliegan a los intereses extranjeros no puede en modo alguno justificar nuestra inacción al efecto de lograr la integración. No podemos esperar que nuestros gobernantes sean íntegros y capaces para realizar la obra, además siempre se pone en peligro los bajos niveles de libertad que disfrutamos, cuando esperamos por el líder mesiánico o carismático proclamado como representante de la pulcritud y el patriotismo.

Hemos de actuar cada persona, o grupo de personas, para instrumentar desde las bases sociales el soporte político y la conciencia social necesaria que nos permita la creación de la instrumentación para lograr la integración Latinoamérica.

Todos tenemos un escenario para actuar. El partido del cual somos miembros, la universidad donde estudiamos o enseñamos, el sindicato del cual formamos parte o el vecindario donde residimos. Enfrentarnos a la globalización no es labor solamente de gobernantes en Latino América, es un estado de conciencia de la sociedad en acción. La "globalización" y el ALCA no pretenden que los gobernantes se conviertan en economías complementarias y marginales, pretenden que esa situación la padezcan nuestros pueblos.

Es necesario al efecto de este artículo, hacer unas pocas notas de lo que es la "globalización" y qué puede hacer el sindicato con relación a la misma.

Definamos el término de globalización como el proceso que se está produciendo de apropiación y concentración, por parte de una minoría cada vez más exigua del instrumental económico, financiero, técnico y militar, a fin de establecer el control absoluto sobre recursos y población del planeta.

Este desarrollo irrestricto y anárquico de la célula empresarial capitalista, en un proceso de competencia y fagocitación que pretende absorber todas las posibilidades de la vida humana, en función comercial orientada hacia el fin de la máxima ganancia empresarial y sacrificando lo que no se puede aprovechar.

Este proceso trae por consecuencia la marginalización de la población competitivamente menos agresiva, del control del aparato de producción y consumo al servicio del poder de esa minoría que pretende convertirse en toda la civilización. Esto pretende ser el mantenimiento eficiente del aparato productor-mercado-consumidor, único determinante del nivel de civilización del planeta.

La consecuencia del proceso que es necesario detener, es porque de concluir el mismo, han de quedar fuera:
a)los trabajadores innecesarios después de la robotización de la producción,
b)la población que no alcance acceder con capacidad de compra suficiente al mercado ofertor consumista,
c)los estados medios y pequeños, incapaces de resistir la competencia de las unidades más poderosas o de la unidad última de poder definitivo,
d)la cultura como fin realizable del hombre en su búsqueda del bien, la verdad o la belleza, pues cualquier producción en este sentido queda inmediatamente subordinada al interés último de la máxima ganancia empresarial.

Ante la perspectiva que ofrece la "globalización" no concebimos otro plan de trabajo que:
a)Coordinación internacional para la acción común de los grupos sociales que rechazan esta perspectiva, y muy especialmente las organizaciones de trabajadores.
b)Mantenimiento, defensa y autonomía de las comunidades de los trabajadores con sus derechos básicos de huelga y contratación colectiva.
c)Exigencia de condiciones reales de participación en la determinación del programa económico y en la distribución de los ingresos.
d)Creación de ámbitos de desarrollo que reúnan las condiciones de población, recursos, subestructuras y espacio geográfico suficiente para un crecimiento económico adecuado y para defenderse eficazmente en intercompetencia mundial.

Estas son algunas notas que pueden ser consideradas para comprender el papel protagónico que puede realizar el movimiento obrero organizado a nivel nacional e internacional para detener y revertir el proceso de la mal llamada "globalización". Los temas de las mismas requieren mayor desarrollo y esperamos poderlo hacer en próximas ocasiones.

Roberto Simeón




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