Este 2004, el Índice de Libertad Económica, publicado conjuntamente por The Heritage Foundation y The Wall Street Journal, cumple su 10º aniversario. A diez años de iniciada la medición de la prosperidad económica de 161 países, a través de 10 factores de evaluación de la libertad económica mundial, las conclusiones son contundentes.

Primeramente, los beneficios de la libertad y la apertura económica son obvios. Gracias al Índice de Libertad, se sabe que los países con mayor libertad económica no sólo disfrutan de mayores tasas de crecimiento de largo plazo, sino que además, las naciones que año con año mejoran las garantías de libertad de sus economías, atraen más inversión y utilizan sus recursos de manera más eficiente. Como resultado de lo anterior, dichas naciones alcanzan niveles de ingreso per cápita más elevados.

Ingreso anual por habitante
(en usd, según libertad económica de los países 2004)

Además, no sólo las economías más libres invierten más internamente, también el rendimiento de esas inversiones es mayor. De ahí, un nuevo elemento para afirmar que la libertad económica lleva al fomento de la eficiencia en el uso de los recursos, lo que en el largo plazo lleva a alcanzar niveles mayores de la productividad, y con ello, tasas más elevadas de PIB per cápita.

Por ello, no es de sorprender que los primeros lugares de este índice lo dominen países que durante los últimos años han realizado reformas de fondo y políticas económicas liberalizadoras. En el Índice de Libertad Económica 2004, Hong Kong, Singapur y Nueva Zelanda encabezan la lista de países con las economías más libres.

Lamentablemente, mientras en estos países la libertad económica sigue avanzando, no sucede lo mismo en otras regiones del mundo. Regiones como África o Medio Oriente, no registran ningún cambio positivo respecto a la libertad económica, mientras que Asia, Latinoamérica y el Caribe, muestran una pérdida general en las garantías para la libertad económica.

A pesar de lo obvio de los beneficios que la libertad económica tiene para la prosperidad de los países, muchos gobiernos siguen aplicando medidas que impiden un crecimiento sólido. Estas medidas, que por lo general se disfrazan de políticas de protección a los grupos de población más vulnerables, impiden que el resto de la economía pueda gozar de un ambiente que fomente un clima de libertad y prosperidad generalizado.

México es la novena economía más importante del mundo, la segunda economía más grande de Latinoamérica y el principal socio comercial de EU. Es igualmente, el único país latinoamericano, miembro de la Organización de Cooperación de Desarrollo Económico (OCDE), agrupación formada por los países más desarrollados del mundo. Sin embargo, todos estos aspectos contrastan fuertemente con los niveles de pobreza y bienestar de sus habitantes.

¿Por qué el PIB per cápita de México es de apenas un tercio que el del resto de los países de la OCDE? ¿Cómo explicar los bajos niveles de educación, salud y tecnología? ¿Cómo entender los elevadísimos niveles de economía informal en México? Todas estas preguntas pueden llegar a explicarse en términos de la libertad económica.

La falta de libertad económica, ocasiona diferencias entre los niveles de prosperidad existentes en diferentes países. De 2003 a 2004, según el Índice de Libertad 2004, México perdió garantías de libertad económica, pasando de la posición 56 a la 63.

Libertad Económica en México (2000 - 2004)

El Índice de Libertad Económica, califica las condiciones de prosperidad de los países en base a 10 factores fundamentales que tienen injerencia directa en el desempeño económico y los niveles de bienestar de un país.

Estos aspectos son la política comercial aplicada (nivel de aranceles, cuotas de importación, tratados comerciales), carga impositiva del gobierno (impuestos cobrados, gasto gubernamental), intervención del gobierno en la economía (sectores controlados por el gobierno, empresas estatales), política monetaria, inversión extranjera directa (barreras impuestas, protección y garantías), actividad bancaria y financiera, salarios y precios (flexibilidad), derechos de propiedad (protección), regulaciones (trámites, requisitos, normas) y mercado informal (niveles de actividad).

En el caso de México, los aspectos más difíciles de mejorar son, y han sido, la intervención del gobierno en la economía, los niveles elevados de impuestos y trámites a la hora de abrir o mantener un negocio, el nivel de economía informal consecuencia de la dificultad y tardanza para emprender una actividad comercial, y la casi nula protección de los derechos de propiedad.

Respecto al gasto del gobierno en programas sociales, tiende por lo general a ser inútil, pues muchos de los recursos se dilapidan durante el proceso de distribución. Este punto es especialmente significativo en México, pues a pesar de que en los últimos tres años el gasto destinado a programas contra la pobreza ha alcanzado niveles históricos, el número de personas que viven en condiciones de pobreza se ha elevado. De ahí la conclusión sobre la ineficiencia en la repartición de estos recursos, pues el aparato burocrático absorbe estos recursos al no tener mecanismos de canalización directa.

Según el Índice de Libertad, propuestas que plantean un aumento en los impuestos al consumo con simultáneas reducciones de impuestos al ingreso son contradictorias y no tienen una verdadera utilidad, pues lo que se necesita para incentivar la economía y por tanto el pago de impuestos, son tasas impositivas bajas e iguales, lo que implica una total simplificación del sistema fiscal.

En México la economía informal es un fenómeno ampliamente difundido, debido a que existen enormes incentivos para evadir el pago de impuestos, dada la complejidad del sistema fiscal y las altas tasas que se cobran tanto a negocios como a los ingresos de las personas.

Igualmente, en México el sistema legal que debiera ser ampliamente respetuoso de los derechos de propiedad y fomentar la creación de empleos y riqueza, se constituye como un impedimento grave para la formación de negocios y la realización de inversiones. En nuestro país aún no se comprende que el respeto al Estado de Derecho es un elemento fundamental para el crecimiento económico, ya que entre más estabilidad y respeto de la legalidad exista, habrá más prosperidad.

La democratización de una sociedad y la apertura económica son procesos largos. En el caso de México, la libertad económica es un proceso que apenas está comenzando, y que sin duda será difícil de llevar a cabo. El dejar de lado las viejas prácticas proteccionistas, las políticas populistas basadas en la corrupción y el tráfico de influencias, así como reducir o eliminar la intervención estatal en la actividad económica, tomará bastante tiempo.

Es por ello que los resultados mostrados por este índice deben ser tomados en cuenta por los encargados de gobernar este país, para que permitan de una vez por todas poner en marcha las reformas necesarias que México requiere para que su población alcance paulatinamente mejores niveles de vida.

Para mayor información sobre el Índice de Libertad Económica visite: www.heritage.org

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