Tenemos una buena noticia: la economía estadounidense creció 7.2% el tercer trimestre del 2003, la mala es que dicho aumento se presentó en el consumo interno y no en el sector manufacturero ni en el industrial. Además, la economía mexicana no se encuentra en el mismo nivel del ciclo económico que la de nuestros amadísimos vecinos, y una consecuencia de esto y de la "invasión" de productos chinos en EUA, es que se han cerrado 837 maquiladoras de exportación en lo que va del gobierno foxista (399 sólo entre julio y agosto del año que termina), ocasionando que 285 mil trabajadores de este sector sean invitados a disfrutar de "vacaciones obligadas", es decir desempleadas.

Cuando Vicente Fox estaba en la campaña para ocupar la presidencia de la República Mexicana prometió varias "cositas", entre ellas destacan: a) crecimiento de 7% anual del PIB; b) creación de 1.3 millones de empleos anuales; c) inflación anual entre 2 y 3%; d) superávit fiscal para el 2004. Los datos reales reflejan para fines del 2003: a) crecimiento de 0.65% del PIB; b) pérdida de más de 88 mil empleos por año (datos del IMSS y subestimados); c) inflación de 4.6% en promedio; d) déficit de 0.65% del PIB (pero no se contabilizan los pasivos contingentes como el FOBAPROA, rescates, etc., lo que daría más de 3%). De seguir así, este sexenio apunta a ser el de menor crecimiento en la época moderna o neoliberal, es decir, desde Miguel De la Madrid y pasando por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.

Desde la esfera macroeconómica, el Programa para Impulsar el Desarrollo con base en el Fortalecimiento del Mercado Interno estuvo orientado (aunque sin buenos resultados) principalmente a: 1) apoyar la competitividad y productividad de las empresas a través de mejoras regulatorias; 2) fomentar la inversión en infraestructura física, educativa y de salud; 3) incentivar la inversión a través de un esquema fiscal de deducción inmediata; 4) alentar la participación de las empresas nacionales en las licitaciones públicas.

Durante los primeros seis meses de 2003, el valor real del PIB creció a una tasa anual de 1.2%. La actividad de la economía mexicana se mostró débil, principalmente debido al comportamiento en la rama manufacturera (sólo hasta noviembre de 2003 habían cerrado más de 1,200 empresas del ramo textil, cayendo 7.9% su crecimiento anual). El magro crecimiento del PIB se puede explicar en parte por la caída en las importaciones de bienes y servicios del 2.4%.

Entre los pronósticos económicos presentados para el 2004, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México prevén un crecimiento económico de 3.1% (en el 2003 se calculó de 3% al principio para llegar a menos de 1.5% a diciembre de 2003, es decir se redujo el 50 por ciento); un precio para la mezcla mexicana de 18 dólares por barril (este año promediará más de 22 dólares) con una plataforma de exportación de crudo de 1.86 millones de dólares por barril.

Para el tipo de cambio, promedia que se ubicará en un rango de 11.00 a 11.20 pesos por dólar y un déficit público de 0.30 por ciento del PIB, menor al 0.5 por ciento establecido para este año; en este último dato es importante recordar que no se ha considerado dentro del déficit público lo que se debe por FOBAPROA-IPAB, Pidiregas, rescates carretero y azucarero, etc., lo que daría un déficit de aproximadamente 4% del PIB. En los ingresos tributarios se prevé una caída del 0.9% en el ISR y un aumento de 6% en el IVA.

Sobre la inflación, se calcula que se cumplirá la meta oficial de 3 por ciento, con un margen de error de un punto porcentual. Aquí, lo relevante es que una meta de inflación no debe ser el objetivo más importante a cumplir, si es que se logra a costa de desempleo y bajo o nulo crecimiento económico.

La recuperación en nuestra economía depende de factores externos e internos. Dentro de los primeros destacan:

• Menor crecimiento del sector manufacturero en Estados Unidos.
• El altísimo déficit fiscal de Estados Unidos (más de 1.5 billones de pesos, que es equivalente al presupuesto de egresos de 2002 en México).
• Menor precio internacional del petróleo.
• Aumento inesperado en las tasas de interés internacionales.
• Deterioro de las condiciones de acceso al financiamiento externo para los mercados emergentes.
• Disminución en la Inversión Extranjera debido a la falta de "reformas esperadas".

Por su parte, algunos de los riesgos internos son:

• Un mayor debilitamiento del vínculo industrial de México con Estados Unidos.
• Mayor retraso en la reactivación del gasto en inversión del sector privado.
• Deterioro de las expectativas de crecimiento económico en 2004 (¿será mayor al 3% sin las reformas propuestas por el ejecutivo?).

Para el año que inicia, la economía mexicana deberá superar los siguientes retos en el contexto de la globalización:

• Recuperación significativa del crecimiento económico y del empleo formal (no del informal, que abunda).
• Establecer las bases y acuerdos para recuperar la competitividad de la industria nacional.
• Trabajar en forma seria y sin distinciones partidarias para plantear una reforma estructural.
• Consolidar la estabilidad macroeconómica.
• Incentivar la reactivación del gasto privado en inversión.

Para aspirar a que estos retos se materialicen de forma positiva debemos hacer frente y fortalecer las carencias que enfrentamos como país. Algunas debilidades a resolver se localizan en los siguientes rubros:

• Desarrollo de Infraestructura (que se reactive la construcción).
• Inseguridad Pública (que podamos salir a la calle sin miedo).
• Estado de Derecho (que se aplique la Ley sin distinción de clase).
• Energía (cuidar que no se privatice).
• Corrupción (disminuirla por abajo del 60%).
• Sistema Bancario (que presten y que no cobren por "ver" una tarjeta).
• Sistema de Salud (que haya medicinas y equipo mínimo).
• Sistema Fiscal (que podamos pagar impuestos sin necesidad de contadores).
• Atraso Tecnológico (que no se siga disminuyendo el presupuesto del CONACYT).
• Sistema Educativo (que se modernice sin privatizarlo).
• Coordinación de Poderes (que se pongan de acuerdo por lo menos en sus declaraciones).
• Falta de una Política Económica de Estado (que el Estado sí sea el rector de la economía).
• Mercado Interno deprimido (repensar el modelo exportador como la panacea).
• Reactivar la Fuerza de Trabajo (que los profesionistas puedan encontrar trabajo).
• Desequilibrio Intersectorial: agropecuario-industrial-servicios (que exista una política industrial que articule a los otros sectores productivos).
• Subdesarrollo Administrativo Público y Privado (que se modernicen sin "retiros voluntarios").
• Pobreza Ideológica en Partidos Políticos (que exista un partido que proponga algo viable y justo).
• Pobreza Extrema y Marginación (que disminuyan por apoyo del gobierno y no por las remesas de los "mojados").

Como vemos, existen grandes necesidades y cada vez el Estado participa menos en la economía; ha pasado de gastar en beneficio de la población más del 40% del PIB -a principios de los ochenta- a casi el 20% para el 2004. Lo anterior se ha dado desde que México "optó" (con una pequeña ayuda de los vecinos del norte) por un modelo exportador que ha entrado en crisis. Por desgracia, cada vez nos acercamos más a las campañas por la presidencia del 2006 y difícilmente se podrán resolver los grandes retos que enfrenta México.

Réplica y comentarios al autor: jjordian@yahoo.com