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Nació en Caguas,  Puerto Rico, y aunque aún no se ha esclarecido la fecha exacta de su nacimiento, se suele aceptar como tal el 12 de abril de 1848.
En 1876 ayudó a gestionar la creación del Ateneo Puertorriqueño. En 1878 fundó junto a Manuel de Elzaburu, la Revista Puertorriqueña.
José Gautier Benítez es el poeta más representativo del  romanticismo puertorriqueño. Su obra poética es muy breve (menos de un centenar de poemas), pero de superior calidad en la lírica puertorriqueña de  aquel momento. Sus versos se publicaron póstumamente bajo el título de Poesías (1880). Sus temas principales son Dios, la vida-muerte, la patria. Los poemas Dios y La barca recogen los primeros dos temas. A Puerto Rico (Ausencia), A Puerto Rico (Regreso) y A Puerto Rico son cumbres de su poesía a la patria. El Canto A Puerto Rico fue premiado por el Ateneo Puertorriqueño en 1879.
Murió en San Juan el 24 de enero de 1880.

 

hol_br.gif (889 bytes) CANTO A PUERTO RICO
hol_br.gif (889 bytes) A MIS AMIGOS
hol_br.gif (889 bytes) UNA PREGUNTA

 

 

hol_br.gif (889 bytes) CANTO A PUERTO RICO

¡Borinquen!, nombre al pensamiento grato
como el recuerdo de un amor profundo;
bello jardín de América el ornato,
siendo el jardín América del mundo.

Perla que el mar de entre su concha arranca
al agitar sus ondas placenteras;
garza dormida entre la espuma blanca
del níveo cinturón de tus riberas.

Tú que das a la brisa de los mares
al recibir el beso de su aliento
la garzota gentil de tus palmares;

Qué pareces en medio de la bruma
al que llega a tus playas peregrinas,
una ciudad fantástica de espumas
que formaron jugando las ondinas;

Un jardín encantado
sobre las aguas de la mar que domas;
un búcaro de flores columpiado
entre espuma y coral, perlas y aromas;

Tú, que en las tardes sobre el mar derramas,
con los colores que tu ocaso viste,
otro océano de flotantes llamas;

Tú que me das el aire que respiro
y vida al ritmo que en mi lira brota,
cuando la inspiración en raudo giro
con sus alas flamígeras azota
la frente del cantor, ¡Oye mi acento!

El santo amor que entre mi pecho guardo
te pintará su rústica armonía;
por ti lo lanzo a la región del viento,
tu amor lo dicta al corazón del bardo
y el bardo en él su corazón de envía.

¡Oyelo, patria! El último sonido
será, tal vez, de mi laúd; muy pronto
partiré a las regiones del olvido.

Mi juventud efímera se merma
y ya en su carcel habitar no quiere
el alma melancólica y enferma.

Antes que llegue mi postrero día
y mi cantar se extinga con mi aliento,
toma ¡Patria!, mi última poesía;
¡Ella es de mi amor el testamento!
¡Ella el adiós que tu cantor te envía!

 

 

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hol_br.gif (889 bytes) A MIS AMIGOS

Cuando no reste ya ni un solo grano
de mi existencia en el reloj de arena,
al conducir mi gélido cadáver,
no olvidéis esta súplica postrera:

No lo encerréis en los angostos nichos
que llenan la pared formando hileras,
que en la lóbrega, angosta galería
jamás el sol de mi país penetra.

El campo recorred del cementerio,
y en el suelo cavad mi pobre huesa;
que el sol la alumbre y la acaricie el aura,
y que broten allí flores y hierbas.

Que yo pueda sentir, si allí se siente,
a mi alrededor y sobre mí, muy cerca,
el vivo rayo de mi sol de fuego
y esta adorada borinqueña tierra.

 

 

upbtn.gif (937 bytes)
hol_br.gif (889 bytes) UNA PREGUNTA

Sol espléndido y radiante
en la ancha esfera sujeto;
no te pregunto el secreto
de tu esplendor rutilante.

Ni por qué, nube distante
tiñes de ópalo y rubí;
pero perdóname si
te pregunto en mi querella,
¿Si estará pensando en mí
como estoy pensando en ella?

Luna, brillante topacio
que, entre nebuloso tul,
cruzas la techumbre azul
de las alas del espacio.

Si se fijaron despacio
sus bellos ojos en tí,
y si la miraste, di
si estaba doliente y bella,
si estaba pensando en mí
como estoy pensando en ella.

Mar inmenso que te agitas
sobre tu lecho de arena,
y que ora en bonanza plena
tus olas no precipitas;
               
Tú que bañas las benditas
riberas donde viví,
los sitios donde la vi
tan pura, tan dulce y bella,
responde, si piensa en mí,
como estoy pensando en ella.

Brisa, que acaso pasando
jugaste con sus cabellos,
tú que besaste su cuello
su mejilla acariciando,

Y que luego murmurando
te fuiste lejos de allí,
si eres la misma que aquí
pasas sin marcar tu huella,
responde, si piensa en mí,
como estoy pensando en ella.

Noche apacible y serena
por más que te cause enojos,
que sean más bellos sus ojos
y más negra su melena,

Presta un consuelo a mi pena
ya que sufriendo viví,
y pues no llega hasta aquí
el resplandor de esa estrella,
responde, si piensa en mí,
como estoy pensando en ella.

Nubes que en blanco celaje
bordáis el manto del cielo,
cual aves que alzan el vuelo
sobre el inmenso paisaje,

Decídme si en vuestro viaje
lejos, muy lejos de aquí,
llegasteis a verla, y si
respondéis a mi querella,
si estaba pensando en mi
como estoy pensando en ella.

Sol y luna, mar y viento,
nubes y noche, ayudadme,
y en vuestro idioma contadme
si es mío su pensamiento;

Si es igual su sentimiento
a éste que mi pecho hiere,
decid si mi amor prefiere
a la calma que perdió;
¡Decidme, en fin, si me quiere
lo mismo que la amo yo!                                

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