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Nació en Barceloneta, Puerto Rico, el 23 de agosto de 1900.  Novelista, ensaayista, crítico y poeta, comenzó estudiando música -violín y piano- y u primera obra fue publicada en 1916: La danza de Mercedes.   Obtuvo su doctorado en Derecho en la Universidad de Puerto Rico.
Académico correspondiente de la Real Academia Española de Cadiz, España, fue ambién secretario del Ateneo de Madrid, en la sección literaria que presidía Jose Martínez Ruiz.
El tomo primero de El Vigía recibió, en 1925,  el Premio Hispanoamericano.
La poesía de Balseiro se distingue por su pulcritud en la forma y su claridad en la exposición. Ha publicado, entre otras muchas obras,  Vísperas de sombra, Novelistas españoles modernos, Seis estudios sobre Rubén Darío, En vela mientras el mundo duerme, La ruta eterna, Saudades de Puerto Rico, Recuerdos literarios y reminiscencias personales.
En 1984, en sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado, le otorgó la Legislatura de Puerto Rico su máximo reconocimiento oficial.

 

hol_br.gif (889 bytes) ¿El Amor...?
hol_br.gif (889 bytes) Saudades de Puerto Rico
hol_br.gif (889 bytes) Enlace
 

 

hol_br.gif (889 bytes) ¿El Amor...?

¿El Amor...? El amor tocó a mi puerta
con su florida y hechicera mano,
y al corazón hastiado llamó en vano:
¡en toda pasión estaba muerta!

Agotada de arder, estaba yerta
la que fue llama de mi amor pahgano;
era en balde que amor gritara ufano;
"Despierta, corazón, -soy yo-, ¡Despierta!"

Ya el corazón su voz no comprendía,
de aquel dulce lenguaje la armonía
cantaba ahora como amargo llanto

que en lo más hondo, con desdén, lo hería,
y latiendo con ritmos de agonía,
gimió: -"No puedo más... ¡he amado tanto... !"

 

hol_br.gif (889 bytes) Saudades de Puerto Rico

Te quiero más porque los años pasan
sin mirarte a diario, trecho a trecho;
porque a veces no sé si eres presencia
o si eres más la evocación de un sueño.

Si echo atrás a la memoria, me parece
que acabas de nacer para mí, nuevo;
pero no olvido que se pasa pronto
y que mañana volveré a ti muerto.

De tanto amarte ya tan solo cuenta
el don fugaz de retener tu aliento:
de sentir la emoción de tu paisaje
y la ilusión de regresar al puerto.

Quise guardarte junto a mi, y la vida
me echaba siempre de tu lado, lejos;
por caminos de angustia y soledades
que no fueron tus lúcidos senderos.

Te busqué entre mis sombras, como busca
perdido el paso de quien anda ciego:
sin recobrar la ruta atrás dejada,
porque no vuelve -pero pasa- el tiempo.

¿Adónde fue mi andar de Continentes
que no me acompañaras pecho adentro?
Pero ¿y la imagen de tus costas tibias
y el hechizo lontano de tu cielo?

Verte un instante no es volverme todo
al calor maternal que hay en tu seno.
Y cuando, vuelva, no seré, habré sido
para hundirme en la entraña de lo eterno.

 

hol_br.gif (889 bytes) Enlace

Igual que ola desatada al viento
sobre el ruedo de luz del oceano
se encrespan las pasiones de mi mano
al respirar tu abrazador aliento.

Cada caricia es buzo que sediento
busca en tu ser el goce más arcano
y del tesoro de tu amor humano
se enriquece en ardor mi pensamiento.

Aspiro gloria de amapola y heno
cuando vuelva a nacer la primavera
en el campo florido de tu seno.

Como el aire y la llama de la hoguera,
fibra a fibra se funde el ígneo lazo
que eslabona tu abrazo con mi abrazo.

 


 

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