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Apertura de la 1er. Ruta en la Pared de "Tatewarí"
Monterrey, Nuevo León, México.
Cola de Venado
V-5.12d. 516 m.

Luis Carlos García Ayala
Francisco Trad
Diciembre del 2001.


TEORIA DE LA RELATIVIDAD.

Tarde que temprano, las cosas caen por su propio peso. Eso me decía mi abuelo, cuando apenas comenzaba a vislumbrar y descubrir lo bello que ofrece la madre tierra. Así como lo mucho que hay que aprender de ella todos los días. El primer contacto con una pared de roca y más siendo virgen es transportarte a dimensiones ocultas. En ocasiones se siente un cosquilleo a la altura del vientre. Otras veces está uno ensimismado, como cuando te quedas viendo un objeto y entras en una especie de trance, te vas; y de repente sientes como se aclara una visión. Llevar acabo esa visión, es cuestión de encausar la energía, sentir, enfrentar y vivir por ella. Muchas veces hemos ido a escalar en roca al "Potrero Chico" en la población de Hidalgo, Estado de Nuevo León. Es un lugar muy bonito, abunda la roca caliza y se yerguen enormes paredes que alcanzan mas de 600 metros de altura enclavado en medio del desierto, dando un toque mágico al lugar. Sobre todo las personas que habitan Hidalgo, han acogido a los escaladores dándole un aspecto cosmopolita al pueblo. Los pasados seis años, escaladores de los Estados Unidos de América ha desarrollado la zona; convirtiéndola en un punto muy importante de escalada en roca internacionalmente. En realidad, Hidalgo es un pueblo que vive de la industria del cemento y hoy en día tiene la opción de recibir turistas deportivos de todo el mundo. Una nueva opción para los lugareños. En la penúltima visita al "Potrero Chico" me encontré con un chico de Texas. Él ha estado visitando este lugar los últimos años, su nombre es James. Después de conversar un rato; me comenta que conoce un lugar en el Parque Nacional Cumbres de Monterrey, mejor conocido como "La Huasteca"; donde unos escaladores de la CD. De Monterrey han comenzado a desarrollar una nueva zona de escalada.


LA COSQUILLA.

Ni tarde, ni perezoso, pedí de favor que me llevará a ese lugar. Enormes placas grises verticales de roca emergidas de la tierra, con faldas de arbustos, cactus y espinos de color verde, dan una cordial bienvenida. La torre de Independencia es la pared más relevante al entrar al parque; una enorme cueva atraviesa a está de forma espectacular. Pioneros en los años 50`s y 60`s osaron trepar estás bellas rocas con cuerdas de Ixtle, atados a la cintura y utilizando como seguros: clavos, cordinos de Ixtle para insertar en los puentes de roca, nudos, ganchos de madera, tuercas, rondanas, clavijas y todo lo que el ingenio les permitía. Logrando dejar las primeras rutas clásicas, y a su vez sembrar la semilla de un nuevo estilo de vida. A tan solo 20 minutos de la entrada del parque y por brecha, entre grandes montañas rocosas se puede apreciar "Guitarritas". Es como le llaman a ese punto mágico, donde las comunidades indígenas Huicholas, realizan ceremonias ó ritos durante el año. Entiendo que eligieron ese lugar por ser una puerta de entrada de energía y que ahí se encuentran posadas y proyectadas sus deidades en las caprichosas montañas. El paisaje es espectacular, llama la atención una pared muy vertical y alta, libre de plantas y roca suelta. Un llamado especial, algo así como un cosquilleo y conforme se acentúa crece una fijación. Pregunto su nombre y nadie sabe decirme acerca de ella. En el lugar se encuentran Ramón y otros chicos trepadores de Monterrey, están ahí para continuar con la ardua labor del equipamiento de rutas para escalar. Han de saber que en la escalada deportiva, hay que instalar unos tornillos expansores de alta resistencia y, unas plaquetas que nos sujetaran en caso de una caída. Hay diferentes estilos de equipamiento: de rapel, en artificial, en libre con herramientas para grieta y fisura, con removibles, de polea; por último escalando en libre y colgándose de los ganchos para después perforar y colocar el expansor; (depende de las cualidades del terreno). Este último le llamamos de punta y es una labor dura y depurada; donde tienes que aplicar las bases, experiencia y criterios de la escalada en el mejor de los sentidos.


EL MORDISCO.

Comentan los chicos que hay un sector nuevo para equipar, muy motivados nos dirigimos a él. Solo que hay que tomar en cuenta que es un día nublado y ha estado lloviendo, muy prestos nos ponemos los arneses y las herramientas para equipar. Avanzo unos metros sobre la roca y coloco un expansor. Dispuesto a seguir, una fuerte ráfaga de lluvia nos baña inmediatamente obligándonos a concluir con la labor. Huimos como se pudo y nos metimos al coche. Con tan solo una probadita y una visión de lo que ofrece el lugar, sobre todo el misterio de la gran pared, de la cual no se sabe su nombre. Salimos del parque con la ilusión de regresar y sentir la majestuosa vibra del lugar. De nuevo estamos en el "Potrero", el mal tiempo impera, hay que retornar al D.F., me despido de los amigos con ese cosquilleo en el vientre. Una vez en la ciudad de México, me encontré con Aaron un amigo que también regreso de por esos rumbos. Me cuenta que al día siguiente de mi regreso acudieron de nueva cuenta los chicos de Monterrey a equipar a "Guitarritas", solo que hubo un incidente, ya que por donde subían hay un panal de abejas y los picotearon a dos de ellos con mas de cien picaduras; teniendo que llevarlos a un hospital. Vaya lección de vida. Los días pasan y por momentos la imagen de la hermosa pared resalta en mi mente. Nadie ha osado ascenderla y eso aumenta el interés por conquistarla. Para llevar acabo esta visión, en principio requiere de un equipo de trabajo, también el material necesario como son tornillos, plaquetas, baterías, taladro, brocas y material para gran pared. Todo esto tiene un costo monetario y los apoyos no son nada fáciles de obtener. Así que de nueva cuenta hay que trabajar y gastar de la propia bolsa. Mientras reúno todo lo necesario; comienzo a sondear algunos amigos que pueden realizar la escalada. Unos ya tienen planes y otros se limitan; muchas veces suele suceder, solo que no pierdo la cabeza y en el último momento; Francisco Hernández se decide acompañarme. Para esto le comento que es una empresa de mucho trabajo y concordancia, para lo cual hay que mentalizarse y no darse por vencido. Hay que asegurar cada una de las fases; sobre todo trabajo en equipo y actitud positiva. Fijamos el día de partida y estrechamos las manos.


CAMINITO A LA ESCUELA.

Era de madrugada cuando pase por Francisco Trad, muy emocionado comenta acerca del momentáneo escape de la Ciudad de México y el de participar en este proyecto. Para él, es nuevo esto de abrir una ruta con varios metros de altura y por supuesto dormir suspendido de una Hamaca, sin bañarse en varios días, comer austero, trabajar desde que amanece hasta el atardecer y sufrir de todas las incomodidades que te puedas imaginar. Al llegar a Santa Catarina, lo primero que hicimos fue contactar a Francisco Medina. Este chico es escalador de la CD. De Monterrey y ha contribuido al desarrollo de la escalada en la "Huasteca". Confirmamos unos datos acerca del lugar y nos ofreció hospedaje. Por supuesto lo invitamos al proyecto, a lo cual accedió. Un día después nos dirigimos a la pared. Lo primero que hicimos fue hacer un alto frente a la casa de Don Simón quien es Juez de campo y esta encargado de cuidar la flora y fauna de gran parte de ese cañón. Hablamos con él y nos facilito un lugar para establecer el campo base, para lo cual nos acompaño hasta el sitio. Nos recibió muy interesado y con cierta curiosidad nos hizo algunas preguntas. ¿Que pensábamos hacer?, ¿ Sí en verdad podríamos escalar ese macizo de roca? Y cosas por el estilo. El Sr. Simón, comento que Durante el camino comenta que la comunidad Huichola se encuentra en Guitarritas celebrando un rito de purificación. Visualizamos lo que será el C.B. y le damos las gracias. Con las mochilas en las espaldas y ligeros de peso, buscamos trazar la vereda que nos acerque a la base de la pared. Llevamos un par de litros de agua y un machete para abrir paso y cortar algunos espinos. Un par de horas nos tomo trazar la vereda, un talud de piedras y bloques de roca con formaciones de gota de agua y textura abrasiva. Mucha pared para donde escoger, con tanta excitación no sabemos por donde comenzar. Recorrimos gran parte de la base, quedando sorprendidos del potencial de la pared. Emprendimos el regreso con mucha ilusión y con mas certeza de lo que íbamos a disfrutar. Al llegar al auto comentamos de visitar a los Huicholes y ver la posibilidad de entablar platica. Se concentran en una explanada donde estaban acampando. Al llegar mi impresión es asombrosa pequeños escuincles corriendo de un lado a otro con sus sencillas vestimentas de algodón blanco y colores vivos. Mientras los adultos con sus sombreros llenos de plumas, un morral colgando de sus hombros y algunos portan una vara. El acercamiento fue especial y uno de los chamanes da la bienvenida invitandos a la ceremonia de purificación que efectuaran por la noche. Platicamos acerca de sus costumbres y, él porque escogieron este lugar tan bello. Dicen que es uno de los puntos de energía que visitan durante el año y que es muy importante para dar las gracias a sus deidades por proporcionarles alimento y vida. ¡Mucha atención! Dice él chaman; ¿ven la arista de ese macizo de roca? Ahí esta posada un águila con las alas extendidas y si observan las demás montañas, cada una representa a nuestros dioses, por ejemplo esa pared tan larga se llama " Tatewarí " El Abuelo Fuego que por milenios nos ha hecho compañía, y es fundamental en nuestras ceremonias para purificar, ¡Él lo limpia todo!. Si se fijan bien pueden ver su cuerpo, de izquierda a derecha se ve desde la cabeza hasta los pies. Ahora sabemos el nombre de la pared. En ese momento sentí como un llamado en pleno atardecer, el cosquilleo en el vientre aumento. Los colores se reflejan en tonos ocres y se proyectan sobre la roca dando un punto místico al asunto. Dimos las gracias y les dijimos que regresaríamos al día siguiente para saludarlos.


GUARDIANES DEL LUGAR.

Muy temprano caminamos el penoso talud, con la idea de trazar el primer largo. Una vez en la base preparamos el equipo, y comienzo el ascenso por una cara de la pared con agujeros. Algunas fisuras permiten aferrarse a la roca y progresar hasta una repisa con plantas y piedras semi-sueltas. El primer punto de reunión, y solo seis tornillos con plaquetas en cincuenta metros de recorrido, bastante bien protegidos. Exclamo un chiflido imitando el sonido de un águila. Los compitas responden entusiastas y esto, ya parece un concierto. Sentimos que fue suficiente por ese día y bajamos hasta la casa verde donde dejamos el coche. Visitamos a los compas Huicholes y les dejamos unos encargos. Nos dan un mensaje de despedida en espera de otro encuentro casual. La mente se revoluciona, sin dejar de pensar en los pasos a seguir dentro de la estrategia para el ascenso al bien ponderado macizo de roca. Regresamos a Santa Catarina y partimos hacía el Potrero en busca de Rodman un amigo de los "estates"; el cual es un gusto verlo, nos facilito algunas cosas necesarias para el ascenso. En una de esas tardes subimos una ruta clásica que se llama " Los mocos de las niñas ". Es de cinco largos de cuerda y culmina con forma de una aguja. La hace muy particular. Desde ahí apreciamos el atardecer, en busca de cazar el poder. Mentalizados para permanecer 6 días en la pared, Paco y yo emprendemos el regreso a Guitarritas y nos sentimos listos para resolver el laberinto de los movimientos mágicos que llevan a la cumbre. Lo primero que hicimos fue instalar el campo base, acondicionamos el lugar para poner dos tiendas y un sitio para la preciada fogata. Los días siguientes los empleamos en subir a la base de la pared, las herramientas, alimentos y agua; a su vez avanzamos ochenta metros verticales colocándonos muy en alto y dejando todo listo para subirnos. Ese día nos levantamos muy temprano y subimos los costales con todos los implementos necesarios para lograr la cumbre. Es la primera vez que Paco permanecerá unos días sin bajar al suelo y esta emocionado. Avanzamos un promedio de 75 metros verticales al día. Por la noche nos relajamos sobre la porta-repisas, calentamos agua en la estufa colgante para preparar una sopa acompañada con pedazos de queso, frente a nosotros una hermosa palmera con ocho metros de altura nos proyecta su sombra. Pregunto a Paco que le parece el vivac. Solo se dibuja en su cara una enorme sonrisa, extiende los brazos y los agita como un ave.


LA FRAGANCIA.

Pasamos una "noche buena" colgados y con un frío del cocol. Amaneció nublado y con algo de viento, lo que disminuye la temperatura y se siente mas frialdad. Es una prueba y no debemos claudicar. Así, me armo de los implementos y avanzamos a un paso lento, otro largo y medio. Es muy bonita la vegetación sobre la roca, he tenido que quitar unas cuantas plantas y al cortarlas con las manos, despiden unos olores que revolotean en el olfato, huelen rico. Las palmeras abundan y son muy altas. Las palmas tienen muchas pencas con espinas y hay que esquivarlas. También tiramos unos bloques de roca enormes para evitar que caigan en futuros ascensos. Por la noche y ocasionalmente, las estrellas fugaces cruzan por el firmamento. Escuchamos cuervos, halcones, pájaros, búhos, auras, gallos y ladridos de coyotes y perros. La luna estaba creciendo y proyectaba su luz dando un efecto de ver en color blanco y negro. Los días pasaron rápido y, ya estamos cerca de la cumbre. El último largo es como un poema, los agarres están ni mandados hacer, son abrasivos y tienen formas caprichosas. Coloco la última reunión en pleno atardecer y la emoción me invade. Paco permanece en la reunión y no sube. Así le comunico que iré a lo que es la cumbre. Camine hasta donde me dio la cuerda que estaba fija en la reunión, cruzo entre bloques que están recargados unos con otros, no más de veinte metros me dio la cuerda y me desate. Camine unos cuantos metros mas, y exclame un grito de guerrero, tome un par de fotos que me quedaban. Emprendí el regreso con precaución entre los bloques y me amarre de nuevo. Le grite a Paco que comenzaría el descenso e instale el rapel. Llegamos de nueva cuenta a la repisa de tierra y piedras que acondicionamos la noche pasada. Vivaqueamos en ese lugar, es muy confortable caben dos personas, ya ubicados disfrutamos de la luna que estaba casi llena.


CON LOS PIES EN LA TIERRA.

A la mañana siguiente comenzamos el descenso por los trescientos cincuenta metros de altura que nos separan del suelo. Estabamos muy contentos de estar de nueva cuenta con los pies en la tierra, y de haber logrado el primer ascenso y dejar una ruta muy bella. Las piernas no responden muy bien después de estar suspendido por varios días y, en ese momento bajar por el talud de rocas, fue muy fácil caer un par de veces. Salimos del cañón con el espíritu muy en alto y con ganas de celebrar. Otro día regresaríamos a la base a recoger todas las cosas. Un buen baño, una buena comida y una cerveza, fue lo primero que buscamos. Conforme pasan los días, la reflexión de esta experiencia no se hace esperar. Sentir una paz interna, al observar pasar los días aferrado sobre la roca expuesto a los elementos naturales, disfrutar de las hermosas vistas, conocer a otras personas, convivir con una persona y resolver el trabajo continuo con los altibajos de carácter en cada uno; es una forma de templar el autocontrol y buscar aplicarlo sobre todo en momentos clave, sobre todo trabajar en equipo. La grandiosa oportunidad de haber conocido a los Huicholes, saber mas de ellos e intentar aplicar el aprendizaje de la vida sencilla, buscando una vida multicolor y humilde. Gracias hermosas flores y espinos del cañón de Guitarritas, a Tatewarí y demás entes. A Don Simón y Trinidad Correa Loera, sobre todo a Leticia y Francisco Medina que nos dieron posada en Santa Catarina y a todos los que de alguna manera se involucraron en este proyecto. Solo queda decir: "Hay que estar en constante búsqueda de un punto de fijación".


Escrito por Luis Carlos García Ayala.
21 de Enero del 2002.



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