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Sabías, con-ciencia del Sistema Solar, que...

 

... el Sol contiene más del 99% de la masa total del Sistema Solar. Para comprender esta cifra, vamos a intentar moldear el sistema solar con un kilo de masa de pan. Tomemos de ese kilogramo, una pequeña miga de 1 y ½ gramos. Con esa migaja podríamos formar los 9 planetas conocidos, las 59 lunas pertenecientes a estos planetas y las decenas de miles de pequeños cuerpecitos llamados asteroides (Júpiter se llevaría 1 gramo entero de esta migaja). Y con los restantes 998 y ½ gramos, moldearíamos a nuestra estrella más cercana, el Sol.

 

... el oro ó la plata de su anillo, el platino  de su reloj, el hierro de su  construcción, y todos los elementos más pesados que el hierro, fueron creados a partir de la explosión de una estrella moribunda, llamada supernova, hace más de 5.000 millones de años. El ciclo vital es igual en la Tierra como en el Universo. El Sol y los planetas se amalgamaron a partir de escombros estelares. Los elementos que componen nuestro cuerpo fueron creados a partir de la grandiosa energía liberada en la explosión de un sol. Este es el regalo de las estrellas. El planeta así como el cuerpo humano que habitamos, están compuestos realmente de una sustancia fantástica: polvo de estrellas.

 

... no es claro que tamaño tiene nuestro sistema solar, ya que no tiene frontera definida. La parte más alejada podría ser una formación de nube, llamada la Nube de Oort (pues este astrónomo propuso su existencia), que sería la fuente surtidora de los cometas. Esta nube se extendería unos 2 años luz. La estrella más cercana al Sol es Alfa Centauro, y se encuentra a unos 4 años luz de distancia. Si esta estrella tuviese también su sistema planetario, y ocupase el mismo espacio que el nuestro, entonces, nuestro sistema solar acabaría donde comienza el de la estrella vecina.

 

Despegue del cohete Cassini Orbiter con destino a Saturno y su enigmático satélite Titán (Cabo Cañaveral, 15/10/1997, 4:43 a.m.)

... un atributo propio de toda materia, es el de ejercer una fuerza de atracción llamada gravedad. Cada cuerpo despliega sobre otro dicha fuerza, empujándolo hacia  sí. La Tierra ejerce sobre nosotros esta fuerza y nos atrae, y nosotros hacemos lo propio con el planeta y la atraemos hacia nuestros cuerpos. Sin embargo, la gran cantidad de materia que compone nuestro planeta con relación a la masa de nuestros cuerpos, hace que ella ni perciba nuestra atracción. En cambio nosotros quedamos atrapados bajo su mayúscula fuerza. Si se quiere escapar de ella, se necesita un gran empuje, como el que se le confiere a los cohetes para que salgan “disparados” fuera de nuestro mundo, en misiones de exploración a otros. Si el empuje durante el despegue hace que la nave espacial alcance (o supere) una velocidad de 40.320 kilómetros/hora, entonces la nave abandonará para siempre nuestro planeta y no caerá nuevamente en las garras de su atracción. Esta velocidad es llamada “velocidad de escape”, y su valor depende de la masa del planeta del que se quiera despegar. Si el cuerpo es muy masivo, como Júpiter, la velocidad de escape a alcanzar deberá ser muy superior. Lo contrario sucede con cuerpos menores.

 

... cuando dos cuerpos están vinculados por la gravedad y en movimiento orbital, sucede que cada uno gira en torno del otro. Así, la Tierra y cada uno de los planetas giran alrededor del Sol, y el Sol, alrededor de la Tierra y de cada uno de los planetas. Sin embargo, el centro del movimiento mutuo, se sitúa más cerca del cuerpo más masivo. Cuanto más masivo sea uno de los dos cuerpos, más hacia sí estará ubicado el centro del movimiento recíproco. En el caso del Sol y los planetas, la cantidad de materia que compone al Sol es tan grande con relación a la de los cuerpos planetarios, que este centro de movimiento está situado en el mismo Sol. Por esto decimos que los planetas giran alrededor del Sol. El caso es diferente cuando los dos cuerpos contienen similares cantidades de materia. Las estrellas suelen vincularse en parejas. Cuando sus masas son semejantes, se las puede ver mover a cada una alrededor de un centro que se sitúa a mitad de camino entre ambas, apenas más cerca de la más masiva.

 

... al mirar el cielo, aquellos planetas que se ven a simple vista (Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno) se distinguen de las estrellas por dos causas principales: la casi ausencia de parpadeo y el cambio de posición sobre el fondo estelar a través de los días o semanas. La luz de las estrellas parpadea y la de los planetas no. Sucede que las estrellas son, por su lejanía, puntos luminosos. Los planetas, aunque no parezcan, son extensos, y la atmósfera no hace titilar a los discos de luz. También el movimiento de los planetas en torno al Sol se refleja en su cambio de posición en el cielo relativo a las estrellas de fondo.

 

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