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(Publicado en internet por Antena Misionera)

Futuro incierto

Control del país por parte de empresas extranjeras, violación de los derechos humanos, autoritarismo político, aumento de la pobreza, son algunos de los elementos de la situación actual en Guinea Ecuatorial, que ensombrecen el hecho de que sea realmente un país rico en tantos sentidos.


Situando la realidad

Para comprender Guinea Ecuatorial, hay que hacer una breve descripción de cómo es el país. Tiene la extensión de Galicia (28.051 km2) y unos 400.000 habitantes. Su lengua oficial es el español, debido a que fue colonia española hasta su independencia política el 12 de octubre de 1968.

El país está dividido en una parte insular y otra parte continental sobre el golfo de Guinea. La capital, Malabo, está en la isla de Bioko.

Sus principales recursos naturales son el petróleo, la madera, el cacao, el café y la pesca, esta última en franca recesión ya que su explotación se ha reducido al ámbito familiar, dejando de ser una fuente de recursos para el país.

Es muy poco, por no decir nada, lo que de estos recursos llega a la población. El petróleo empezó a ser explotado por los franceses y luego vendieron la licencia a los estadounidenses (únicos que pueden entrar en el país sin visado) bajo el nombre de Elf-Guinea. La madera, explotada por multinacionales asiáticas. El pequeño comercio está en manos de musulmanes y libaneses. Ante este panorama, la gestión de los ecuatoguineanos de sus propios recursos es prácticamente nula, ya que no controlan directamente ninguna de las actividades económicas que podrían dar riqueza a sus habitantes.

Si hubiera voluntad por parte del Gobierno de Malabo de repartir los ingresos recibidos por la riqueza existente en el país, nos encontraríamos con que ésta sería suficiente para que la población viviera de una forma digna y no les faltara lo más mínimo y esencial. Con este panorama, las expectativas de la gente son poco halagüeñas.

Es uno de los países donde está muy agudizada la distancia que hay entre los pobres, que son muy pobres y muchos, y los ricos, muy ricos y pocos, y en su mayoría extranjeros. Debemos tener en cuenta que un buen trabajo como pueda ser el de funcionario, supone un salario de 40.000 francos CFAs al mes (es decir unas 10.000 ptas), y esta cantidad se considera un privilegio.

La vida doméstica

La manera de vivir de la gente es muy sencilla. Su afán en el día es conseguir comida para su casa y para su familia. Para ello, las mujeres cuidan de la casa y de los animales que tengan, mientras cocinan lo poco que pueden conseguir. En cambio, los hombres se dedican a trabajar (si tienen empleo), o si no, van a recoger frutas (papayas, piñas, yuca, endé,...) o a buscar comida o a cazar animales en la selva. Si el pueblo es costero, viven de la pesca con los cayucos (típicas barcas de madera hueca).

Los poblados, formados por pequeñas casas de madera y algunas de ellas, con tejados de chapa, están dispersos, unidos mediante maltrechos caminos de barro, que se hacen impracticables en la época de lluvias, y que paraliza toda actividad humana y que son acondicionados en su mayoría por las empresas madereras que trabajan allí. Sólo unos pocos kilómetros están asfaltados.

Distintas etnias

En Guinea Ecuatorial, conviven cuatro grupos étnicos: los fang, que son la mayoría de la población y actualmente ocupan todos los puestos de relevancia del país, entre ellos los del gobierno y la misma presidencia; los bubis protagonistas desgraciadamente de las revueltas con el gobierno y principales víctimas de las violaciones contra los derechos humanos; los annoboneses y los ndowé.

Los fang procedentes del interior del continente llegaron hasta las costas e islas del golfo de Guinea, extendiéndose por todo el país, y tomando todas las cotas de poder, creándose tensiones entre ellos y los otros grupos étnicos de la zona.

Así lo dice también el informe publicado por Amnistía Internacional en enero de 1998: los abusos a los bubis tras el incidente armado de enero de 1998: torturas, encarcelamientos y muertos injustificados; ausencia de garantías jurídicas; pésimas condiciones de los presos; falta de atención médica...

La influencia española fue determinante para controlar los resortes de Guinea Ecuatorial, y el aprovechamiento de sus materias primas. En cambio, en estos últimos años, son otros países occidentales (Francia y Estados Unidos), los que pugnan por tener un mayor peso en el país, en detrimento de la presencia española. Esta pugna de intereses, (en concreto por la explotación del petróleo), la está consintiendo el gobierno de Malabo, aprovechándose y sacando pingües beneficios que la población no ve.

Deficiente sanidad

La sanidad funciona de mala manera. El uso de la medicina ritual y tradicional tiene mucho peso en la población. Al médico se recurre en última instancia, cuando ya han fallado otro tipo de remedios. Se requiere un gran esfuerzo de educación y de promoción en hábitos de salud, así como la puesta en marcha de medidas higiénico-sanitarias elementales (letrinas, dispensarios, personal, vacunaciones...), incidiendo de manera especial en los poblados del interior.

Los centros de salud y los hospitales son pocos y están deficitariamente dotados, a excepción de aquellos en donde colaboran los religiosos y religiosas y las ONGs. Los centros de salud se encargan de las vacunaciones, el control nutricional de los niños, el laboratorio, diagnóstico y farmacia. En ellos los religiosos tratan de formar a gente nativa en el desempeño de las más elementales tareas sanitarias. La situación de los hospitales es mucho más alarmante ya que acceder a ellos es económicamente imposible para los guineanos. Nuevamente, son los religiosos quienes posibilitan el acceso de la sanidad a una mayoría de la población.

Los mayores problemas de salud que padece la gente son: paludismo, conjuntivitis, diarreas que en muchos casos son mortales, enfermedades infecciosas de todo tipo, desnutrición... Muchas veces, la gente desconfía de las vacunaciones, y no creen que sea por su bien.

Incierto futuro

La situación actual del país se percibe con gran incertidumbre. La posible sucesión del presidente Teodoro Obiang gravemente enfermo, (se dice que tiene un cáncer de próstata y ya se ha instalado en toda una planta del hospital francés de Bata, tras sus numerosos viajes a Estados Unidos para ser tratado), se ve envuelta en rumores en su entorno más cercano. Se comenta la posibilidad de que se produzca un autogolpe de Estado con el objetivo de eliminar "posibles candidatos" a la opción distinta de la que representan el gobierno de Obiang y su primo Agustín Ndog Ona, tanto fuera como dentro del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE, el partido del gobierno).

El posible sucesor del presidente, su hijo Teodoro Ngema Obiang, conocido como Teodorín, (ministro de Aguas y Bosques, Presidente de Elf-Guinea Ecuatorial y miembro de la ejecutiva del PDGE), está considerado por el clan de Mongomo (ciudad donde nació el actual presidente y desde la cual se organizó el golpe de estado que derrocó al anterior presidente Macías Ngema en 1979), incapaz para suceder a su padre. En cambio, Agustín Ndog Ona fue nombrado general y sucesor "in pectore" del presidente guineano.

Es por todo ello, que la situación política actualmente del país está muy confusa y revuelta a la espera de un anunciado desenlace, por motivos de salud del actual presidente. Las expectativas de cambio en la sociedad guineana, ante la muerte de Obiang son pocas si el relevo es realizado por los representantes del círculo del actual presidente, y seguirán provocando tensiones con los distintos grupos étnicos, de resultados impredecibles.

Está claro que Obiang y los suyos han colocado al país en una situación donde se vulneran los derechos humanos de forma sistemática y que es palpable en el día a día, acentuándose mucho más en tiempo de elecciones. Entre la población, se vive en un clima de intimidación y tensiones, que en época de las supuestas elecciones "libres y democráticas", se convierten en amenazas y coacciones, afectando también a los sacerdotes, religiosas y religiosos.

Compromiso religioso

Las comunidades religiosas trabajan principalmente en el campo de la sanidad (hospitales y centros de salud) y en la educación en colegios y talleres de formación, además de realizar su labor misionera y evangelizadora. Son constantemente amenazados por ser considerados mediadores entre los partidos de la oposición guineana y España.

Esto se traduce en que los 250 misioneros españoles y el clero nativo no pueden salir de las ciudades, por el aumento del número de controles en las carreteras y caminos del interior del país hasta el día de las elecciones.

Esta situación también afecta a los cooperantes de las ONGs. Recientemente hemos visto cómo Médicos Sin Fronteras no ha podido renovar su proyecto con el gobierno y ha tenido que abandonar el país de forma precipitada.

Mientras todo esto sucede, Guinea Ecuatorial se dispone a vivir un futuro incierto, a la espera del actual estado de salud del presidente y lo que ésta deparará.

Juan José Simón