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Curso de Metafísica de Dinastía Taryón



Secretos de la Prosperidad
El enfoque Cristiano





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Dios es el creador y dueño de todo. Es nuestro Padre bueno que siempre está dispuesto a ayudarnos y a darnos todo lo que necesitamos. Entonces, ¿Qué pasa? ¿Por qué parece que Dios no nos escucha en nuestros momentos de necesidad? La respuesta es muy sencilla: El PECADO, nuestro gran enemigo nos aleja de Dios. Entiéndase Bien, nos aleja a nosotros, pero Dios sigue ahí, dispuesto a que nos acerquemos. El se acerca solo si lo permitimos y el pecado cada vez nos lleva más lejos de él.

El pecado, los vicios, malos comportamientos, malos pensamientos, etc., nos hacen perder nuestra comunión con Dios. Sin embargo, nuestro Padre, consciente de nuestra debilidad, ha puesto al Espíritu Santo para que nos de la fuerza que necesitamos.

Dios siempre quiere lo mejor para sus hijos: "En épocas malas, cuando haya hambre no pasará vergüenza, pues tendrá suficiente comida." (Salmo 37, 19).
La Biblia está llena de pasajes que nos muestran que Dios nos ha creado prósperos y que solo basta con pedir y se nos dará (Salmo 37,25; 1 Corintios 9,8; Salmo 37, 27)

Las Deudas no son de Dios, son trampas del diablo para que nosotros estemos permanentemente angustiados, porque la persona endeudada pierde la paz. La pérdida de la paz pude hacer perder la salud, las buenas relaciones y llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Como cristianos DEBEMOS comprometernos a NO tener deudas, a no ENDEUDARNOS, tal como se dice en Romanos 13,8 "No tengas deudas con nadie, al que debas pagar contribuciones págale, al que debas pagar impuestos págale".

Dios no quiere que sus hijos estén pobres ni oprimidos. El nos ha hecho saber, en Lucas 4, 18, "Yo he venido a poner en libertad a los oprimidos". Es el diablo quien no nos puede ver tranquilos y prósperos y pone sus trampas para que nos endeudemos o nos enfermemos o caigamos en algún vicio. Es ese ser el que no nos quiere dejar disfrutar nuestra prosperidad física, emocional, espiritual, material, económica.

Nosotros nos centramos, la mayoría de veces, en nuestras deudas y problemas sintiéndonos incapaces de pedir a Nuestro Padre Celestial aquellas cosas que por ser sus hijos nos corresponden.

Existen muchas cosas que impiden la prosperidad. Nuestros malos hábitos, malos pensamientos, estar expresándonos en palabras negativas :"Es que todo está mal", "El país va de mal en peor", etc. Estamos atados a muchas cosas y condiciones. Las ataduras son un factor de NO prosperidad. Por ejemplo, vemos algo que nos gusta. Si no tenemos plata y nos dan crédito lo compramos. Luego nos endeudamos más, comprando más cosas que nos gustan ( a crédito) y nos volvemos compradores impulsivos y así generamos un círculo vicioso que nos mantiene endeudados. Después, como ya tenemos comprometido nuestro dinero (inclusive el que no hemos recibido aún), no tendremos con que comprar algunas cosas y la solución será seguirnos endeudando, cada vez más.

Son muy pocos los que están conscientes de que se nos ha dado autoridad y poder sobre los espíritus del mal. Podemos negarnos en forma definitiva a vivir con espíritus de deudas, enfermedad, escasez, celos, etc. Los cristianos somos discípulos de Jesús y :"Jesús reunió a todos sus discípulos y les dio el poder y la autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermos." Lucas 9,1. ¿Qué esperas? Toma este poder y empieza a usarlo.

Si el diablo es nuestro enemigo, no lo acogamos, recibamos en nuestro corazón a Cristo, que es superior al demonio. Hagámosle frente al enemigo, llevando a Cristo en nuestro ser: "Buscad primero el reino de Dios y todo vendrá por añadidura".

Para que el cristiano sea próspero: PRIMERO: Recibir a Cristo en nuestro corazón y dejar que él actúe en nuestro mundo.

SEGUNDO: Diezmar. La experiencia ha demostrado que aquellos que practican el Diezmo se convierten pronto en personas prósperas.

TERCERO: Ser un buen administrador: Si se tiene un control sobre el dinero no se tendrán deudas y todo mejorará.

Es indispensable, de todas maneras, reconocer que las deudas no son de Dios y comprometernos a pagar. La oración nos permite elevar nuestra conciencia y nos dará lo que querramos. Es indispensable tener fe, ser humilde, renunciar al pecado para poder entrar en comunión con Dios. Tu puedes realizar tus propias oraciones. En ellas le debes pedir a Dios que te libere de los demonios que te persiguen. Visualiza a Cristo, muriendo en su cruz, y entrégale tus deudas y tus problemas, para que ellos mueran junto con Cristo y así puedas resucitar a una nueva vida. Vístete con la sangre de Cristo. Pídele que te libere de toda atadura y, especialmente de aquellas que has heredado de tus antepasados (alcoholismo, sexo, droga, ruina, violencia, etc.).

Te recomiendo dos buenos libros: "LIBERATE DE TODA DEUDA", Ana Consuelo Cuesta de Barrera (Carrera 10 No. 25 43 Sur, en Bogotá-Colombia) y "SOLUCION PARA LOS PROBLEMAS DE LA VIDA" de Paul Yonggi Cho. Son muy lindos.

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Actualizada el 05 de Septiembre del 2000