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Por Frederic Viñas (Médico Naturista)
Artículo de la revista: Alimentación y vida sana, año 1990


HIGADO, VESICULA Y VIAS BILIARES
     La cantidad de plantas medicinales que poseen una acción beneficiosa sobre los padecimientos del hígado y de la vesícula biliar es relativamente elevada. Muchas de ellas se conocen desde hace muchos siglos. Otras, en cambio, se han descubierto no hace muchos años; gracias a estudios experimentales, colocando una sonda duodenal y analizando la cantidad y calidad de la bilis emitida tras la administración de toda una larga serie de plantas medicinales, tanto en forma de infusión como de extractos. Curiosamente, algunas de ellas eran utilizadas por la tradición popular para otros fines.
  Hoy en día existe una gran cantidad de pacientes con molestias en la vesícula y vías biliares que se someten a una intervención quirúrgica para librarse de sus padecimientos. Es cierto que gracias a los progresos experimentados en la práctica de la anestesia y en la técnica quirúrgica, se presentan actualmente menos riesgos de que surjan complicaciones que hasta hace unos años. Sin embargo, el número de enfermos operados de la vesícula biliar es tan elevado que muchos son los pacientes que presentan trastornos post-operatorios. Es el conocido "Síndrome post-colecistectomía" del que tanto se habla en medicina y que no pocas veces requiere una nueva intervención quirúrgica.
  El tratamiento a base de determinadas plantas medicinales desempeña aquí un importante papel. No hay que olvidar, por otra parte, que las inmensas mayorías de las colescistopatías (padecimiento de la vesícula y vías biliares) se presentan en estado latente y muchas veces se trata, en realidad, de trastornos funcionales crónicos (disquinesias). Las plantas medicinales que vamos a emplear en estos casos serán aquellas que poseen no sólo una destacada acción colerética (aumento de la secreción de la bilis por el hígado) y colagoga (aumento o aceleración de la contracción de la vesícula biliar), sino además, a ser posible, espasmolítica (antiespasmódica), carminativa (que impide la formación o favorece la expulsión de gases intestinales), tonificante (donde determinados "amargos" ajenjo, cardo mariano, etc, desempeñan un importante papel) o laxante. Es frecuente que padecimientos de la vesícula biliar se acompañen de estreñimiento; observándose, a menudo, como la regulación de las deposiciones intestinales actúa de forma muy favorable sobre la evolución de la enfermedad biliar.
  Es evidente, por otra parte, que en caso de una colecistopatía aguda no emplearemas plantas medicinales que estimules una vesícula ya de por sí hipersensible. En tales casos, para combatir el doloroso "cólico hepático" (o "biliar") podremos administrar tintura de Belladona (o medicamentos que contengan su alcaloide atropine) de poderoso efecto espasmolítico.
  Un apartado importante lo ocupan, actualmente, las enfermedades del hígado, cada vez más extendidas, por cierto, entre la población. Nos referimos tanto a la hepatitis epidémica aguda, como a la hepatitis crónica y a la llamada "esteatosis hepática" (infiltración y degeneración grasa del hígado) tan frecuente en la sociedad occidental de nuestros tiempos, habituada a una sobrealimentación y a un abuso en el consume de alcohol.
  Por regla general, el mejor tratamiento, en tales casos, es seguir una serie de normas dietéticas, tales como: evitar alimentos grasos, fritos o cocinados con aceites recalentados. Limitar su uso al máximo o poner gran cuidado con las legumbres, las especias fuertes (dosis elevadas), las verduras flatulenfas (colcoliflor, etc.) y el consumir fruta en gran cantidad (lo que no es recomendable en estos casos). Otra medida de gran importancia práctica es la aplicación, sobre la región del hígado, de calor local (en forma de saquito de heno, emplasto de papas, barro caliente, etc), después de cada comida.
  Los medicamentos a que suele recurrir la medicina "oficial" en estos casos varían, desde las inofensivas sustancias lipotrópicas y el complejo vitamínico B hasta los peligrosos corticoides y fármácos inmunosupresores, sin que en la mayoría de los casos esté demostrada su verdadera eficacia.
  Grandes perspectivas poseen, en cambio, ciertas plantas medicinales, entre las que cabe destacar el cardo mariano ("Sylibum marianum') que podemos considerar como la planta de elección en el tratamiento de las hepatitis, tanto agudas (víricas) como crónicas, y de la extendida "esteatosis hepática", con las ventajas, frente a otros medicamentos de estar desprovista de acciones secundarias indeseables (como toxicidad).
  Dentro de las posibilidades fitoterapéuticas del tratamiento de las enfermedades del hígado, vesícula y vias biliares, cabe destacar:

 

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  Planta de alrededor de 1 metro de altura perteneciente a la familia de las compuestas. Sus propiedades medicinales se conocen desde muy antiguo. Se trata de un "amarum aromaticum", debido a las sustancias amargas y aceites aromáticos que contiene. Su empleo como aperitivo, tanto en forma de infusión, como formando parte de determinados vinos o "Wermuts" (nombre del ajenjo en alemán) ha gozado desde siempre de una gran tradición.
  De su composición química nos intesan principalmente esas sustancias amargas que contiene y que determinan su acción medicinal. Esta es debida, en el caso que nos ocupa, a una acción carminativa, por una parte, y colérica-colagoga, por otra.
  De destacar es también la presencia de un aceite aromático ("oleum abssinthii") que gracias a hallarse en pequeña proporción (en la planta: 0,2-0,5% ) produce un beneficioso efecto estimulante sobre el sistema nervioso central y tonificante de la vesícula y vías biliares. Asimismo, cabe atribuir a dicho aceite aromático una marcada acción antihelmíntica (combate el desarrollo de gusanos intestinales). El empleo de dicho aceite aromdtico en una mayor concentración de la que se presenta en la planta es nocivo para la salud, tal como ocurre en la absenta (bebida alcohólica que por dicho motivo está prohibida en muches países). El ajenjo es un excelente remedio tanto para combatir los trastornos funcionales (disquinesias) de la vesícula y vías biliares como en el caso de una latente colecistopatía. Nos referimos, con ello, al paciente aquejado de molestias debidas a un estómago atónito y con una insuficiente secreción de jugo gástrico. Síntomas tras los cuales suele hallarse una colecistopatía latente, que, a su vez suele ser la responsable de pequeños trastornos y molestias después de ciertas comidas (sensación de repleción intestinal, formación de gases, etc.).

Forma de administración:
- Infusión: 1 cucharadita de ajenjo en una taza de agua hirviendo. Se deja reposar unos 10 minutes y se tomará bien caliente después de cada comida, ya que nos interesa principalmente su acción sobre la vesícula biliar y no como aperitivo o tónico estomacal (antes de cada comida).
  En cuanto a su característico sabor amargo es inútil tratar de endulzarlo con miel o azúcar, ya que lo dulce con lo amargo no se combina bien. Es preferible dejar su sabor natural, al que pronto uno se acostumbra.
- Tintura(disolución alcóholica): de 10 a 30 gotas, 3 veces al día. Normalmente haremos uso del ajenjo, tanto en forma de una cura (toma periódica) de 3 a 4 semanas, como tras un error dietético (comida copiosa, rica en grasas, etc.) o excitación psíquica (estrés, preocupaciones, accesos de ira, etc.).
  Existen un par de plantas aromáticas condimenticias que pertenecen a la misma familia botánica que el ajenjo. Se trata del estragón("Artemisia dracunculus") de gran aprecio en la cocina francesa, y el abrótano ("Artemisia abrotanum"). Ambas deberían ser empleadas más a menudo por parte de aquellas personas que padecen trastorno de la vesícula biliar.

 

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  Planta bienal de hojas espinosas. Pertenece también a la familia de las compuestas y llega a alcanzar más de 1 metro y medio de altura. Se trata de una planta medicinal conocida y empleada con el nombre de "amara" ya desde la antiguedad. Reciben el nombre de "amara" una serie de plantas medicinales caracterizadas por su sabor amargo y por la facultad de estimular la secreción de jugo gástrico y desarrolar una acción tónica del organismo en general. Su uso había decaído en los últimos tiempos, hasta que gracias a una serie de nuevas investigaciones, se descubrió en él un principio activo (Silymarin), gracias al cual se considera al cardo mariano la mejor planta medicinal que disponemos en el tratamiento de las enfermedades del parenquima hepático (en particular las hepatitis).
  Sus virtudes curativas no sólo se han probado en las persona (es decir, en enfermos del hígado), sino también en animales de experimentación. Por estudios toxicológicos se ha demostrado su inocuidad. En cuanto a su acción farmacológica cabe mencionar una notable y probada acción protectora hepática a la vez que curativa, por accion directa sobre la membrana de las células del parenquima hepático, es decir, de las células que forman propiamente el hígado.
  El cardo mariano estará pues indicado en padecimientos del hígado, tales como la cirrosis hepática, la degeneración grasa del hígado (esteatosis hepática), así como en la hepatitis, tanto aguda como crónica. En este último caso el paciente, al cabo de un par de semanas de tratamiento con dicha planta medicinal, suele experimentar una notable mejoría de su estado general, recuperando paulatinamente sus fuerzas y aumentando el apetito. Los trastornos a nivel del estómago e intestino mejoran, disminuyando, a su vez, la sensación de opresión en la parte superior derecha del abdomen (zona hepática). Las cifras de bilirrubina y trans-aminasas en suero (valores que suelen hallarse alterados en las hepatitis) tienden a normalizarse, lo que prueba una evolución favorable del curso de la enfermedad.

Formas de administración:
- Infusión: Se emplean, para ello, los frutos de la planta ("Fructus Cardiu Mariae"). La dosis es de una cucharadita por taza de agua hirviendo, dejándose reposar de 10 a 15 minutes. Se toma bien caliente y a pequeños sorbos, 3 o 4 veces al día (por las mañanas en ayunas; 4 hora antes del almuerzo y cena, y por la noche antes de acostarse). Es recomerdable añadir a la infusión unas hojas de menta, a fin de conseguir no solo mejorar su sabor, sino también reforzar su acción medicinal.
- Tintura(solucion alcohólica): 20 gotas, de 3 a 4 veces al día.

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  Al igual que la adormidera y la amapola, la celidonia pertenece a la familia de las papaveráceas; plantas que se caracterizan fundamentalmente por segregar un líquido (látex) cuando se cortan y presentar gran diversidad de alcaloides, algunos de los cuales son muy activos o tóxicos (como por ejemplo la morfina, obtenida a partir de opio y éste de la adormidera).
  En cuanto al tema que nos ocupa, cabe destacar en la celidonia un principio activo (alcaloide) de notable acción espaslpolitica, tanto de las vias biliares como de los bronquios. Asimismo, la planta desarrolla un suave efecto sedante.
  El problema principal que surge de su empleo, es que para que la celidonia pueda usarse como planta medicinal es indispensable que haya sido recolectada recientemente (no más de 6 meses), ya que con el tiempo sus principios activos pierden eficacia.

Formas de administración:
- Infusión: 2 cucharaditas (hierba entera, desecada y troceada) por taza de agua hirviendo. Se deja reposar unos 10 minutos y se toma bien caliente, 3 veces al día, entre las comidas. Normalmente una cura con Celidonia dura unas 3 semanas.
- Tintura(solución alcohólica): 2O gotas 3 veces al día. Si queremos conseguir una acción colagoga más intensa, podemos combinar dicha tintura con las de cardo mariano y belladona, y con los aceites aromáticos de la menta.

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  Pertenece, como muchas de las plantas medicinales que tratamos en este articulo, a la familia de las compuestas. El alcaucil es una verdura por todos conocida, de la cual se consumen las pequeñas hojitas apiñadas que protegen las flores y la base de las mismas ("corazón" del alcaucil). Sus virtudes como "amara" son conocidas desde la antiguedad. Acción que es debida a una sustancia amarga(Cynaropicrina) que posee y que se localiza en las partes verdes de la planta.
  Recicntelaente se aisló una nueva sustancia de sus hojas (Cynarina), y a la cual cabe atribuirse:
- Una notable acción colerética, por la que se produce una clara mejoría de los trastornos digestivos (dispepsias), disminuyendo la molesta sensación de repleción (gases intestinales) y las nauseas que aquejan a la mayor parte de los enfermos del hígado y la vesícula biliar.
- Estimulación de las funciones de desintoxicación hepática, de forma parecida a la del cardo mariano, a la vez que favorece la regeneración de las células del hígado y facilita una mayor irrigación sanguínea del mismo.
- Disminución de las cifras de colesterina en el suero sanguíneo, por su acción inhibidora de la lipolisis. Tiene además la ventaja, frente a los derivados del ácido nicotínico ( medicamentos que suelen emplearse para combatir hiperlipemias y la arteriosclerosis), de no presentar los efectos secundarios indeseables de éstos. La beneficiosa influencia que se observa en el tratamiento de colelitiasis ("piedras" en la vesícula biliar), se debe precisamente a la estrecha relación que existe entre el metabolismo da la colesterina y la formación de cálculos ("piedras") biliares.

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  Hierba vivaz de hojas muy aromáticas que pertenece también a la familia de las compuestas. Se trata de una "tonicum amarum" con propiedades antiinflamatorias, carminativas y espasmoliticas. Se emplea como tónico-aperitivo; en ginecología (para combatir espasmos en los órganos sexuales femeninos) y para tratar determinados padecimientos de la vesícula y vías biliares, si bien en este último caso su acción no es tan marcada como la de las demás plantas que hasta ahora hemos visto, por lo que se la considera más bien, como planta de "segunda línea".

Formas de administración:
- Infusión: 1 cucharadita (hierba entera cortada a trocitos) por taza de agua hirviendo. Se deja reposar unos 15 minutos y se toma bien caliente (3 tazas al día).
-Otras formas de empleo son: como zumo (planta recién recolectada) o como aditivo (decocción) para baños.
Plantas de acción similar a la milenrama son la perpetua ("Helichrysum stoechas") y la balsamita o hierba de Santa María ("Tanacetum balsamita").