Página nueva 1

 

 

Padrenuestro

del tercer milenio

Padre Nuestro que Estás en nosotros y nosotros en Ti:

Permítenos que todos podamos ayudar a conseguir este mundo mejor que tan necesario es.

Permítenos efectuar –a todos- esta tarea que nos realiza, y que justifica nuestra venida al Planeta Tierra.

Haz, Señor, que NADIE –ni nuestros antepasados, nuestros contemporáneos, ni nuestros descendientes -, se avergüence de nosotros; antes al contrario: QUE NOS HAYAMOS GANADO NUESTRA OPCIÓN A ESTAR AQUÍ.Y que alguien confíe en nosotros, SIN QUE LE DECEPCIONEMOS.

Gracias, Señor.

 

 

Padre Nuestro que Estás en nosotros y nosotros en Ti:

No puede haber duda en que estamos inmersos dentro de "algo" que nos mantiene en lo que llamamos "VIDA", que en cuanto se retira de nosotros hace que dejen de funcionar nuestras características vitales y con ello dejemos de ser seres vivientes. La existencia de ese "algo" hizo posible que (a través de lo que podríamos llamar "NATURALEZA", "CREACION" o "TIEMPO") nos convirtiéramos en lo que somos, por lo que bien podemos considerarnos consecuencia, resultado o hijos de ese Origen que no podemos negar y sin el cual no existiríamos; por eso al dirigir nuestra consciencia a ese Origen (que está en nosotros y nosotros en él), decimos "Padre Nuestro que Estás en nosotros y nosotros en Ti".

 

Permítenos que todos podamos ayudar a conseguir este mundo mejor que tan necesario es.

Si cada ser tiene su propio mundo, podemos convenir en que (como mínimo) existen tantos mundos como seres hay, y que para cada cual el suyo propio es no tan solo necesario sino indispensable. La suma de estos mundos personales e individuales forma a su vez lo que podríamos llamar "Gran Mundo" o "Mundo Universal", cuya insuperable calidad del mismo es consecuentemente necesaria para sí y para los respectivos e individuales mundos que lo componen. (Es como: para que la capacidad de un "Gran Océano" u "Océano Universal" alcance realizarse al máximo de su potencialidad, las gotas que lo componen tienen a su vez que ayudar a conseguirlo; y para ello no basta con que procuren ser cada día mejor, mejor y mejor, sino que deben confiar en que las características de su programación genealógica les permitan superar todas las circunstancias de su entorno que puedan parecerles adversas: la calidad del "mundo-Padre" que es el océano, ayuda a conseguir la del "mundo-hijo" que es cada gota que lo compone; y viceversa). Si cada uno de nosotros nos dejáramos simplemente fluir, y procurásemos conservar en todo momento esta armonía nuestra y universal, estaríamos diciendo con ello "Permítenos que todos podamos ayudar a conseguir este mundo mejor que tan necesario es".

 

Permítenos efectuar –a todos- esta tarea que nos realiza, y que justifica nuestra venida al Planeta Tierra.

Cada ser viviente nace poseedor de una potencial inclinación interior hacia algo, que le induce a sentirse dichoso, pleno y realizado en caso de poder efectuar determinada tarea (que aquí podríamos denominarla como "su" tarea); independientemente de que por ella se le remunere o no. En justicia cósmica, deberíamos poder efectuar todos y cada uno esa "nuestra" tarea; no solo porque nos sentiríamos felices por ello, sino que ya que nuestra venida al mundo físico de este Planeta Tierra ha sido a costa de que gran número de congéneres nuestros se quedaran por el camino, debemos justificar así (ante nosotros mismos y ante la Creación toda) que no ha sido en vano el que se nos premiara con el privilegio de nacer.

"Permítenos efectuar –a todos- esta tarea que nos realiza, y que justifica nuestra venida al Planeta Tierra". "Para ello contamos con la fuerza de Tu Voluntad, y nuestro compromiso de saber sintonizar con ella".

Haz, Señor, que NADIE –ni nuestros antepasados, nuestros contemporáneos, ni nuestros descendientes -, se avergüence de nosotros; antes al contrario: QUE NOS HAYAMOS GANADO NUESTRA OPCION A ESTAR AQUÍ.

Cada uno de nosotros está vivo aquí y ahora gracias al esfuerzo y sacrificio de quienes nos precedieron en la existencia. Quizás debemos la vida a un ignorado e ignorante (o no) antepasado, que en determinado momento arriesgó la suya con tal de conseguir algo de comida y alimentar así a su familia que luego ha resultado ser la nuestra. Aunque solo fuese por esa acción de supervivencia, estamos en deuda eterna con nuestros antepasados, los cuales se avergonzarían de nosotros en caso de vernos convertidos en seres indignos. E igual le sucedería a cualquier remoto descendiente nuestro, que ahora posiblemente no tenemos ni siquiera en mente, pero que puede existir si no se rompe nuestra cadena genealógica. En cuanto a nuestros contemporáneos, son quienes más cercanos en el tiempo podemos hacer sufrir a causa de nuestra actitud: aunque solo se tratase de por lo que se dice "sentir vergüenza ajena", ya sería suficiente motivo para no habernos ganado "nuestra opción a estar aquí", con vida, y ocupando el lugar de alguien posiblemente más digno que nosotros y que (por cedernos su oportunidad), no nació." Haz, Señor, que NADIE –ni nuestros antepasados, nuestros contemporáneos, ni nuestros descendientes -, se avergüence de nosotros; antes al contrario: QUE NOS HAYAMOS GANADO NUESTRA OPCIÓN A ESTAR AQUÍ". (Tuteamos al Padre por la confianza que nos produce el sabernos sus hijos; pero al mismo tiempo le llamamos "Señor", por respeto a su dignidad de ser el Origen de todos y de todo. Por ambos conceptos pedimos Su ayuda, puesto que somos conscientes que - contando solo con la de nuestra pequeña fuerza de voluntad – nos sería difícil cumplir en todo momento con la gran responsabilidad que nos corresponde asumir).

 

Y que alguien confíe en nosotros, SIN QUE LE DECEPCIONEMOS...

Sentirse solo es como tener frío en el alma. Hasta la más despiadada de las personas precisa saber que existe alguien que confía en él, porque confiar es amar, desear y esperar: todo ser (hasta el más cruel) precisa sentir que su presencia es amada, deseada y esperada por otro; aunque en el caso del ser humano, este "otro" se trate solo de un perro, caballo, o cualquier otro tipo de animal o planta. Pero ¡necesitamos que alguien confíe en nosotros! ...para no sentirnos solos y abandonados. En caso de sentimos abrumados por lo que creemos es un problema grave y que no sabemos cómo superar, es bueno que confiemos en la caridad de quien tenga en su mano el poder de solventárnoslo; sincerándonos ante él, exponiéndole claramente nuestras cuitas, y pidiéndole honradamente su auxilio: al demostrarle así que confiamos en él, seguro es que nos ayudará (puesto que para él tendrá más valor el saberse depositario de nuestra fe, que la trascendencia aparente de la ayuda que pueda prestarnos). Sin embargo (en justa correspondencia a su buena acción), siempre debemos mostrarnos honestos y agradecidos; lo contrario le produciría lo que causa más estragos en la conducta de los humanos: la decepción. "Y que alguien confíe en nosotros, SIN QUE LE DECEPCIONEMOS..."

 

Gracias, Señor.

(Uno de los sentimientos más reconfortantes para el ser humano es el de sentirse agradecido: por todo; incluso por lo que aparentemente no le traerá más que desventuras, pues gracias a ellas tendrá la oportunidad de adquirir sabiduría.

"Gracias, Señor." ¡Qué fáciles de pronunciar son esas palabras, y cuán difíciles de decir nos resultan...!)

 

Atención:

Esta plegaria ( padrenuestro del tercer milenio ) se recibió en el año 1992, en España, coincidiendo con una guerra fratricida y sangrienta que tenía lugar (entre otras muchas) en la europea nación de Yugoslavia. Entonces se pensó que si el contenido de esta oración era debidamente difundido en todo el mundo, y su espíritu entendido y adoptado, habría muchas posibilidades para que (poco a poco, generación tras generación) esta Humanidad dejara de cometer atrocidades contra sí misma, y retornara al camino de cordura, paz y armonía que jamás debía haber abandonado.

Hoy, este padrenuestro del tercer milenio ha llegado hasta ti. Por favor, haz buen uso de él, y ayúdalo a difundirlo, comprenderlo e implantarlo.

 

Gracias, Señor.

 

castiljb@teleline.es

 

En Internet: www.ole.es buscar Padrenuestro del Tercer Milenio, o Desde Lanzarote.