17 de marzo

Nicaragua, 21 de enero del 2003

Consecuencias de la aplicación del ALCA (VIII)

Óscar-René Vargas (*)
El Nuevo Diario

¿Por qué Centroamérica pone tanto empeño en la prosecución de un acuerdo que le implica concesiones sustanciales a los EE.UU., y que, por el contrario, exige a los países centroamericanos un elevado esfuerzo de adecuación y de reducciones arancelarias?

Países como Japón o Corea del Sur, tienen cerradas sus fronteras a las mercancías que compiten desventajosamente con sus productos agropecuarios, pero inundan la economía mundial con artículos altamente competitivos. En eso consiste la soberanía: en plantear estrategias de avance donde es posible y de defensa donde se es débil. Centro América no es competitiva en casi ningún renglón agroalimentario. ¿Por qué entonces llevamos adelante acuerdos comerciales en paquete, es decir, fronteras abiertas para todos los productos, como lo que se va a negociar en el TLC?.Centroamérica no tiene subsidios al agro contra 20 mil millones en los EE.UU.

El principal argumento que los sectores de la clase dominante esgrimen para justificar la implementación del Tratado de Libre Comercio de Centro América (TLCCA) con los EE.UU. es: lograr el acceso preferencial al mercado estadounidense para incrementar las exportaciones centroamericanas. Por el tipo de acuerdo y considerando el rumbo de las negociaciones, es probable que lo substancial de la liberalización comercial se lleve a cabo en el terreno de los aranceles. Si se considera que los instrumentos unilaterales y no arancelarios que emplea ese país para la protección de su mercado no están sujetos a negociación, la creación del TLCCA-EE.UU. no parece susceptible de generar un acceso muy distinto al actual.

Otra ventaja que se le atribuye al TLCCA-EE.UU. es la mayor captación de Inversión Extranjera Directa (IED). Normalmente este tipo de inversión es sensible a los proyectos de ampliación de mercados y a las oportunidades que se le brinda a la industria de escala. Sin embargo, no es el único factor que una empresa transnacional considera. Otros elementos son: la existencia de salarios competitivos, el nivel de educación del capital humano, la presencia de infraestructura y de legislaciones adecuadas, la cercanía a mercados centrales, el desempeño macroeconómico o político del país, entre otros. Esto hace que la atracción de la IED sea un asunto más complejo e incierto que la mera proliferación de acuerdos de libre comercio; sin contar que la masa de capital disponible es menor a las necesidades productivas de Centro América y que la rivalidad internacional por esos flujos va en aumento.

Un tercer beneficio que persiguen las élites centroamericanas (representadas por los gobiernos) en las negociaciones del TLCCA-EE.UU. es la permanencia del modelo de crecimiento basado en las exportaciones y su consolidación como élite hegemónica. Una cuarta explicación sería, quizás la más escurridiza en términos analíticos, pero que algunas declaraciones parecen avalar: las autoridades gubernamentales en Centro América no tienen clara conciencia de lo que están negociando. Esto se combina con el hecho de la complejidad técnica de las negociaciones, extrema en la mayoría de los temas.

Una quinta explicación dada por los funcionarios del gobierno es que una economía abierta sería la solución fiscal y el motor de un crecimiento económico que poco a poco gotearía hacia los sectores económicos pobres del país.

El TLCCA-EE.UU. impulsa un acuerdo sin instrumentos de cooperación, carente de tratamiento especial para las economías más vulnerables, y no sólo no toma en cuenta a los esquemas de integración centroamericanos, sino que los debilita mediante una convocatoria estelar. Aunque las negociaciones no están exentas de dificultades y de disensos, es cada vez más claro que el acuerdo se proyecta como un importante factor sobre el devenir no sólo económico de Centro América.

24. El ALCA, TLCCA-EEUU y la experiencia mexicana: La experiencia histórica muestra que los Tratados de Libre Comercio planteada entre países con desarrollo económico tan desiguales conduce a la concentración de los beneficios en los países más desarrollados y a la absorción de los costos parte de los países más pobres. Hasta la fecha los TLC ha significado poner a competir en condiciones iguales a dos desiguales.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre Canadá, Estados Unidos y México, entró en vigencia el 1 de enero de 1994. Sus nueve años de existencia no ofrecen lecciones importantes que deben ser tomadas en cuenta para las negociaciones del TLCCA-EE.UU.

Los resultados del TLCAN que son más enfatizados por el gobierno de México son: 1) El incremento de la Inversión Extranjera Directa (IED) de un nivel promedio de 4,4 mil millones de dólares en 1993 a 11,8 mil millones de dólares en el 2000. Es decir, un incremento de 268 por ciento.

2) La generación de empleos. El TLCAN generó casi un millón de nuevos empleos, la mayoría de ellos en las fábrica que producen para la exportación. El empleo en sector maquila generó, entre 1994 al 2001, 694 mil empleos nuevos.

3) Las exportaciones de México hacia los Estados Unidos han aumentado de 49,4 mil millones de dólares en el año 1994 a 158,5 mil millones de dólares en 2001. Un incremento de 283 por ciento. Las importaciones nacionales totales se ubicaron en 168,2 mil millones de dólares. Lo que significa que la balanza comercial total es deficitaria.

4) Un incremento de las exportaciones agroalimentarias. En 1995, México exportó 3 mil 835 millones de dólares y en el 2001 crecieron a 8 mil 267 millones de dólares. Es decir, un incremento de 137 por ciento. Sin embargo, la balanza comercial alimentaria de México con los EEUU pasó de un superávit, en 1995, en 581 millones de dólares, se tornó deficitaria en 2 mil 148 millones de dólares en el 2001.

5) Un relativo crecimiento macroeconómico. La tasa media anual del PIB per cápita de 8 años ha sido de 1,7 por ciento. A pesar de ello, el incremento de la deuda externa pasó de 140,2 mil millones de dólares en 1994 a 166.9 mil millones de dólares en 1999 (Banco Mundial 2001).

Los resultados del TLCAN que casi no se publican:

1) En relación a la IED. La volatilidad de la inversión a través de los "capitales golondrinas". El TLCAN no tiene regulación para el capital especulativo. Dicho capital vuela a otro país cuando los inversionistas extranjeros detectan riesgo internos o encuentran condiciones más lucrativas en otra región del mundo. Por otro lado, el capital extranjero se ha invertido en los sectores más estratégico del país pero no llega a las zonas más marginadas.

2) En conjunto no se ha generado ni más ni mejores empleos. El 48 por ciento de los nuevos puestos de trabajo no cumplen con las prestaciones de ley. En el sector manufacturero (incluida la maquila) que concentra el 87,2 por ciento de las exportaciones y el 51 por ciento de la inversión extranjera, hay el 8,5 por ciento menos de empleos que antes del TLCAN. Efectivamente se han creado nuevos empleos en el sector de punta para la exportación, pero se ha perdido un número mayor de empleos por el cierre o reducción de las pequeñas y medianas empresas. El valor real del salario mínimo ha caído en casi un 18 por ciento, en tanto que el salario promedio del sector manufacturero ha caído en casi un 21 por ciento.

3) Cada vez las exportaciones son menos mexicanas y el comercio exterior sigue significando para México salida de divisas. Los dueños de la empresas maquiladoras son extranjeros los que pueden repatriar sus ganancias sin restricciones y se ha incrementado el porcentaje de los componentes importados de las mercancías exportadas. Durante el TLCAN, no obstante el enorme incremento de las exportaciones, se ha acumulado un déficit comercial de 38 mil 865 millones de dólares.

4) El TLCAN ha sido un desastre para la mayoría de los agricultores mexicanos. Dos y millones de productores de maíz que ocupan el 57% de la superficie agrícola han visto inundarse el mercado nacional con maíz importado más barato por los subsidios a la agricultura que existe en EEUU. Hoy en día más del 40% de los ingresos netos de la agricultura de los EEUU provienen de los subsidios del gobierno federal, que permite vender en los mercados externos con precios hasta el 46% por debajo de los costos de producción. Los agricultores norteamericanos reciben hoy 80% más de subsidios que en 1994, ya que pasaron de 5 mil millones de dólares anuales en 1994 a 32 mil millones de dólares en 2000.

5) De los 8,2 millones de habitantes que trabajan en el campo, la mayoría está en pobreza. Dos de cada tres personas que viven en el campo son indigentes. El banco Mundial reconoce que los índices actuales de indigencia en el agro mexicano superan los prevalecientes hace una década. Un promedio de 600 campesinos dejan su tierra cada día. El campo ha perdido un millón 780 mil empleos desde que entró en vigor el TLCAN.

6) El incremento macroeconómico no ha significado un mejoramiento en las condiciones de vida de la mayoría de la población. Más bien se ha incrementado las desigualdad y polarización social, ha continuado el proceso de empobrecimiento y de exclusión social de un número cada vez mayor de mexicanos. De acuerdo al Banco Mundial, el total de mexicanos pobres es de 58,4% de la población (datos de 1998 publicados en 2001) habiendo sido 50,9% en 1994. Ello no ha generado problemas sociales agudos debido a las remesas familiares que reciben las familias pobres. En el 2001, el monto del dinero enviado por los emigrantes mexicanos a sus familiares se calcula en más 8 mil 895 millones de dólares. Las remesas son la segunda fuente más alta de ingresos de divisas en México, después del petróleo.

7) La migración de mexicanos hacia los EEUU no se ha podido reducir no obstante haberse incrementado las barreras y obstáculos físicos para lograrlo y ser uno de los objetivos del TLCAN: el frenar este flujo migratorio. Por otro lado, la migración del campo a la ciudad se ha incrementado, de tal forma que se calcula que el año 2010 cerca del 80% de los mexicanos vivirá en las zonas urbanas.

Hasta la fecha, los EEUU han manejado un doble lenguaje: que México abra sus fronteras pero ellos cierran discrecionalmente las de ellos; que se elimine los subsidios en la agricultura, pero ellos los aumentan; exigen calidad y sanidad a las exportaciones mexicanas, pero alimentos hipercongelados, con multitud de hormonas y químicos son vendidos en el mercado mexicano.

Altos funcionarios del gobierno mexicano reconocieron, a principios de enero de 2003, que el capítulo agropecuario (clave para Centro América) fue mal negociado y mal implementado; el gobierno de Nicaragua, el parlamento, los empresarios, los agricultores y la sociedad civil debemos de conocer el borrador del TLCCA-EEUU, estudiar las lecciones de la experiencia mexicana, para impulsar un diálogo nacional sobre los puntos que contempla ese tratado para buscar cómo mejorar los principales puntos estratégicos para los intereses de la región centroamericana.

(*) Autor del libro: ¿Qué es el ALCA? Globalización, Estados Unidos y América Latina (2002).

Tomado de La Insignia


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