Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

 

Esclavitud y Partidos Políticos
Recompensa Cómplice de Podredumbres
Candelario Reina

**********************
El sistema político democrático jamás actúa con la verdad de su naturaleza sino con la veracidad de sus intereses.

**********************


El teatro como la alegría que proporciona un descubrimiento, en el sentido de hacer justicia a una disciplina menospreciada y ridiculizada por diferentes gobiernos es una realidad difícil de superar. ¿Es el teatro algo excéntrico, extravagante y trágicamente vulnerable o un arte solitario y valiente; cuyo poder imaginativo e intelectual constituye un antídoto a la mecanización de la vida?
El arte escénico como una locura visionaria y profética, representa históricamente retos a la racionalización del totalitarismo, y una oportunidad de liberación ante todo síntoma complaciente; regido y preconcebido por la cultura occidental dominante. Construir dramas que representen los impulsos renovadores necesarios para adiestrar una rebelión, que revele la máscara con la cual nos adoctrina la democracia, es parte capital de nuestro futuro ciudadano.
Tenemos ante el mundo un sistema político... que no actúa con la verdad... que jamás sé representa en su totalidad, y que permuta con una parte de su naturaleza que carece de vida real. Esta guisa no concibe su plenitud por estar en pugna con los conceptos que le dan vida y con los intereses que lo dividen. Régimen de mentiras que permuta nuestra moral: cogida de la cintura hacia abajo virginalmente. Zarandeada de la cintura hacia arriba como vasalla cómplice de podredumbres.
La libertadora imaginería dramática abre los caminos de las vanguardias que inmovilizan las nociones de nuestro sistema de valores. Reconocer que la realidad de la crisis actual sé asocia con la mecánica de un sistema de poder que se aproxima al hombre para intervenir y confinar su conciencia, a las instancias de la intolerancia con las que sé representa la democracia, a través del sistema de poder que enclaustra en sus redes de zafia a toda la ciudadanía del mundo. Así la imagen minimalista de prosperidad ciudadana es elevada, como una puesta en escena; donde nuestra conciencia una vez beneficiada por nuestro cuerpo, por nuestra familia, por la sociedad, y por los partidos políticos, se desintegra, distanciando, del orden social nuestras experiencias.
El penoso distanciamiento a este endeudamiento con estados supremos cierra los senderos de nuestra libertad. Todo lo que queda es el silencio de la locura proclamada por los sistemas políticos y económicos que reglamentan, y esclavizan los fundamentos de nuestra libertad. Disfrazándonos con camisas de fuerzas gerenciadas por los partidos políticos y sus enriquecidos dirigentes.
En Venezuela el hombre sobrevive penosamente a las formas institucionales que se oponen al individuo dubitativo y no creyente. Esclavizado por las organizaciones que certifican la lucha de los pueblos como buena, mala o regular.
¿ Cómo debe ser escenificada nuestra vida? Acaso, como una técnica electoral que representa al sistema de poder que se opone al bienestar de Latinoamérica. O debemos representar papeles protagónicos, técnicas de expropiación y crímenes de lesa humanidad, ocultando la realidad y la verdad como rezan los contenidos primarios del American Way of Life.
En nuestra sociedad cada cual se vuelve un actor de poses falsas y frases huecas. La cultura occidental dominante procura los tonos apropiados para las más insólitas audiencias de exterminio. Resistir es la jerga, el santo y la seña donde los pueblos aguijonean la realidad en su embrutecimiento político.
La mortandad del pueblo de Irak en nombre de los valores que conviven con la democracia obedece a visiones elaboradas como sueños opuestos a nuestros escenarios. Tirantez que asigna en su tránsito la prisión social o el manicomio.

PAGINA PRINCIPAL