Democracia
o la Opera del Opresor
Un sin número de ideas, realizaciones,posibilidades e
ilusiones se maquillaron alrededor de la cortesana democracia
Candelario Reina
19 – 01 – 2003
***************************
La
globalización en Latinoamérica y el modelo democrático
de exclusión proyectado desde Venezuela para satisfacer al sistema
de poder que controla la conciencia de los gobiernos...
***************************
Todas las filosofías tienen antecedentes en la sabiduría
popular. Ello es el producto de una aguda manera de observar la vida
a través de la razón de nuestra existencia, expresando
la realidad entera de los pueblos como una forma contraria a la explotación
de las mentiras y de los descubrimientos.
Así un universo de ideas, realizaciones, posibilidades e ilusiones
se articularon alrededor de un sistema político denominado democracia.
Ella, es la cortesana más querida del mundo. Gobernando, enceguece
multitudes transformada en el catecismo de un sistema político,
intermediario, del sistema de poder que traduce el pensamiento, la información,
las decisiones, la compra, la venta, los sucesos; y los designios brindados
por un patrón de racionalidad totalmente adverso a la libertad
del individuo. Configurada como representante de una modernización
que implica la difusión y la sedimentación de los patrones
y los valores socio-culturales de Europa Occidental y Estados Unidos
nos invade el alma negándonos el libre albedrío. Ordenando
la vida de los pueblos como cordón umbilical del sistema de poder
actúa como la traductora de un proceso civilizatorio que seculariza
a la sociedad, a la vez que la individualiza; convirtiéndose
en la concubina de un sistema de poder que urbaniza, industrializa y
mercantiliza la vida socio-cultural de los lugares dispuestos para su
acecho.
¿Dónde nos encontramos? Es evidente que estamos ante un
sistema político constructor de una telaraña visiblemente
real, determinada y maquillada para conservar esclavizados a los pueblos
en su máxima realidad interior. Fingimos su presencia como la
de un Dios indisoluble; haciéndonos los locos ante un todo, dispuesto
de intereses notoriamente distinguibles, validados como pertenencias
que jamás se mezclan entre sí. Así las complicidades
se conservan, invisible e imaginariamente apartadas de la identificación
empírica con la que se “manipula” a la multitud.
En este punto la palabra “manipulación” posee un
significado ambiguo y poseso. Por eso debemos señalar que las
concepciones democráticas son destacadas y conducidas directamente
por el sistema de poder, sólo, cuando los objetivos y las políticas
de dominación corren el riesgo ser disipadas. Por supuesto, en
tanto sus intereses son amasados por cortesanos locales y políticos
traidores a sus patrias de origen, la democracia es un espacio de expoliación
ideal. Así lo observamos constantemente en cada declaración
hecha por los medios de comunicación y sus acólitos; por
ejemplo: los medios de comunicación desnaturalizan la verdad
desde hace muchos años, encubiertos, en los supuestos teóricos
de la libertad de expresión. Existe, además, un proyecto
contrarrevolucionario para todos y cada uno de los pueblos, adoptado
desde arriba por las clases privilegiadas y los medios de comunicación.
Hoy podemos decir que el sistema democrático no sólo miente
descaradamente sino que siempre es cómplice de los políticos
y los militares que llevan sobre sus conciencias la muerte de cientos
de miles de personas excluidas, oprimidas, robadas, asesinadas, torturadas
y desaparecidas en la historia de Venezuela. Tal vez no seamos capaces
de imaginarnos lo que la oligarquía venezolana ha hecho y pretende
seguir haciendo como salvaguarda de los intereses del imperialismo sino
reflexionamos sobre las mentiras impuestas por los medios de comunicación,
no un día sino todos los días durante los últimos
cuarenta y cuatro años de vida “democrática”
con sus falsedades deliberadas y conscientes.
¿Dónde estamos anclados? Pertenecemos a la puesta en escena
de la opresión. Somos actores de reparto en un mercado de intereses
económicos y políticos. impuestos a través de las
redes trasnacionales y los conglomerados económicos. Evidentemente,
todo esto forma parte de una cultura que se cimienta en alianzas estratégicas,
planificadas y destinadas
a salvaguardar el lucro de los medios de producción global.
¿A qué puerto nos mantienen atados? Al sistema de poder
que asegura y manifiesta la democracia ocho horas al día un mínimo
de cinco días a la semana en los hombres, las mujeres y en todo
ser viviente en edad de ser explotado. Análogo a esta realidad,
el sistema de poder y sus intereses se expresan trasmitiendo con disimulos
sus pertenencias.
La democracia, como un dios, congrega en sí misma; falsificando
la realidad de sus afectos, una cantidad desmesurada de simpatías
que originalmente pertenecen a los sentimientos místicos y a
los dioses. Por eso comercializa un proceso mítico-religioso
sobre los espacios donde la libertad de los hombres y las mujeres es
intervenida por la cultura dominante; rasgando sobre el sudor de nuestros
pueblos todo lo inefable de cualquier autonomía. Esta nueva religión,
aclamada como la más perfecta de las tablas y su sistema rector:
el Grupo de los Siete, el FMI, la ONU, la OEA, la OIT, el Banco Mundial,
la Biblia, La Torá, El Vaticano, los medios de comunicación
y muchos otros; esclavizan a los pueblos como históricamente
siempre lo hicieron los imperios. Sociedad conformada como el sistema
de poder que articula un régimen cultural de interdependencia,
manifestado como el último emblema y el nuevo paradigma de la
esclavitud. Somos a través del vasallaje una designación
de marionetas adheridas a los Estados Nacionales esclavizados por este
sistema de poder.
Esta mala representación tiene sus santos en el culto a la personalidad,
y en la mentira de un sistema político maquillado por la cultura
dominante. Goza de un teológico valor descrito en el discurso
político y económico, formulado y violentamente impuesto
por las sociedades desarrolladas. Esta perniciosa idea, apoderándose
del sentido común de los pueblos, enfrenta la lógica y
el bienestar social de los mismos. Así impone un pensamiento
ficticio y una metodología semántica a la sociedad. Este
galimatías de persuasión implica un Estado donde el razonamiento
y la lógica son bienes asegurados con el bienestar y el lucro
que inmoviliza las religiones de las tablas. Así es como la conciencia
del colectivo es excluida de los valores de la intuición y la
razón. Y así es, en suma, como los seres humanos somos
esclavizados.
¿Por qué no tratamos de develar lo que hay detrás
de este sistema político? ¿Por qué no avistamos
sus ilusiones? ¿Por qué negamos que la democracia es un
vástago del sistema de poder que nos oprime?
Somos los protagonistas de una sociedad global y de todas sus desigualdades.
Demonio de ayer y de hoy. Mensajero de una vulgar invectiva que mantiene
a unos pocos privilegiados libres y al resto cautivo. La opresión
y la democracia son campos de actividad y métodos de procedimiento
ejecutor, acicalado por los medios de difusión masiva y su incoherente
mundo de libertades.
¿Cómo piensan que será su semblante? Arranquémosle
el antifaz con el que se protege. De seguro que tiene una fisonomía
que supura el sistema de poder que la acompaña. Si la desnudamos
no veremos un contorno de matrona; sólo miraremos naciones esclavizadas
en torno a las nociones desarrolladas por el american way of life. Sólo
descubriremos escuálidos, conformados políticamente para
sostener la explotación establecida por el sistema de poder que
empobrece al mundo.
Lástima de miramientos, los conformados por la democracia en
los ámbitos de la soberanía. Lástima de escuálidos
y su atajo de insubordinados. Lástima de comunicadores sociales
asimilados como un partido político de terroristas; contratado
para destruir nuestro mundo objetivo según el interés
de los signos proclamados por el sistema de poder. Esta lástima
de psicosis, traidora de pensamiento y fascista de comportamiento; articula
un mundo totalitario, sostenido por el tránsito de la unidad
de la monomanía a una estructura de valores conjugada a espaldas
de la realidad latinoamericana. La democracia desbordada en sus anhelos
primarios manifiesta en Venezuela tres niveles de preferencias: el de
la explotación de los hombres y las mujeres, el de la opresión
constante de los pueblos por el sistema de poder que les invadió
la conciencia y el del terrorismo.
El signo y la representación de otra opción, llámese:
Revolución Bolivariana, democracia no gramatical, socialismo
o democracia directa, es un don ético producto de la agresión
social que sufrimos millones de seres en nuestra mágica región.
Situación generada por una casta de traidores y su afán
de administrar la conciencia individual, y las formas de nuestros valores
como un performance legitimado por el deber ser de sórdidos intereses.
Esta situación tiene como comparsa a una clase social con privilegios,
a partidos políticos, y grupos económicos que sueñan
con liarse a palos con los pueblos de paso por sus dominios.
En Latinoamérica las plegarias se elevan al cambio de nuestras
realidades. Realidad de una región que hoy por hoy es la esperanza
de la autonomía y la razón que fue secuestrada por un
sistema político embaucador y ladronzuelo. La hora de la expoliación
de caseríos, poblados, ciudades y países está llegando
a su final; a pesar que la administración de nuestras conciencias
ha generado profundas contusiones entre las castas privilegiadas dominantes
y las sociedades pobres. Heridas difíciles de curar, ya que fueron
cultivadas bajo las premisas de la dominación del hombre y de
la mujer, de la apropiación de la conciencia y la ética;
y la aplicación de doctrinas militares de tierra arrasada.
Una nueva esperanza de vida nace con la Revolución Bolivariana.
La muerte de lo natural es parte de los infundios de la razón
mientras los abusos de las pertenencias como lo expresa Eduardo Subirats,
refiriéndose a Kandinsky, nos señalan las vías
de la automatización: “lo que el pintor ponía en
tela de juicio no era el naturalismo, a favor de la abstracción,
esas estúpidas etiquetas museográficas. Criticaba un concepto
muerto de forma artística. Cuestionaba un ritual muerto de recepción
social de la obra de arte. Rechazaba un punto de vista muerto a la hora
de criticar, analizar y transmitir los valores de la creación
artística. Ponía, en cuestionamiento, la realidad entera
de una civilización que había extraviado el sentido de
su existencia”.
Las premisas contenidas en la Revolución Bolivariana son el hombre
y la mujer, su emancipación económica y social, la libertad
transformada en la razón del ser social.
Las procesiones y los suntuosos desfiles se celebran en Venezuela desde
la muerte del Libertador “Simón Bolívar”.
En futuras pascuas está tierra de Bolívar no será
más tierra de mendigos porque a todo lo largo de Latinoamérica,
con expresiones populares. Sin miedos ni rencores. Tocando tambores
y danzando; formaremos una nueva sociedad que sepa explicar, dirigir
y legitimar nuestros más auténticos valores en harás
de la libertad.