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Democracia o la Opera del Opresor
Un sin número de ideas, realizaciones,posibilidades e ilusiones se maquillaron alrededor de la cortesana democracia
Candelario Reina
19 – 01 – 2003

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La globalización en Latinoamérica y el modelo democrático de exclusión proyectado desde Venezuela para satisfacer al sistema de poder que controla la conciencia de los gobiernos...

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Todas las filosofías tienen antecedentes en la sabiduría popular. Ello es el producto de una aguda manera de observar la vida a través de la razón de nuestra existencia, expresando la realidad entera de los pueblos como una forma contraria a la explotación de las mentiras y de los descubrimientos.
Así un universo de ideas, realizaciones, posibilidades e ilusiones se articularon alrededor de un sistema político denominado democracia. Ella, es la cortesana más querida del mundo. Gobernando, enceguece multitudes transformada en el catecismo de un sistema político, intermediario, del sistema de poder que traduce el pensamiento, la información, las decisiones, la compra, la venta, los sucesos; y los designios brindados por un patrón de racionalidad totalmente adverso a la libertad del individuo. Configurada como representante de una modernización que implica la difusión y la sedimentación de los patrones y los valores socio-culturales de Europa Occidental y Estados Unidos nos invade el alma negándonos el libre albedrío. Ordenando la vida de los pueblos como cordón umbilical del sistema de poder actúa como la traductora de un proceso civilizatorio que seculariza a la sociedad, a la vez que la individualiza; convirtiéndose en la concubina de un sistema de poder que urbaniza, industrializa y mercantiliza la vida socio-cultural de los lugares dispuestos para su acecho.
¿Dónde nos encontramos? Es evidente que estamos ante un sistema político constructor de una telaraña visiblemente real, determinada y maquillada para conservar esclavizados a los pueblos en su máxima realidad interior. Fingimos su presencia como la de un Dios indisoluble; haciéndonos los locos ante un todo, dispuesto de intereses notoriamente distinguibles, validados como pertenencias que jamás se mezclan entre sí. Así las complicidades se conservan, invisible e imaginariamente apartadas de la identificación empírica con la que se “manipula” a la multitud. En este punto la palabra “manipulación” posee un significado ambiguo y poseso. Por eso debemos señalar que las concepciones democráticas son destacadas y conducidas directamente por el sistema de poder, sólo, cuando los objetivos y las políticas de dominación corren el riesgo ser disipadas. Por supuesto, en tanto sus intereses son amasados por cortesanos locales y políticos traidores a sus patrias de origen, la democracia es un espacio de expoliación ideal. Así lo observamos constantemente en cada declaración hecha por los medios de comunicación y sus acólitos; por ejemplo: los medios de comunicación desnaturalizan la verdad desde hace muchos años, encubiertos, en los supuestos teóricos de la libertad de expresión. Existe, además, un proyecto contrarrevolucionario para todos y cada uno de los pueblos, adoptado desde arriba por las clases privilegiadas y los medios de comunicación. Hoy podemos decir que el sistema democrático no sólo miente descaradamente sino que siempre es cómplice de los políticos y los militares que llevan sobre sus conciencias la muerte de cientos de miles de personas excluidas, oprimidas, robadas, asesinadas, torturadas y desaparecidas en la historia de Venezuela. Tal vez no seamos capaces de imaginarnos lo que la oligarquía venezolana ha hecho y pretende seguir haciendo como salvaguarda de los intereses del imperialismo sino reflexionamos sobre las mentiras impuestas por los medios de comunicación, no un día sino todos los días durante los últimos cuarenta y cuatro años de vida “democrática” con sus falsedades deliberadas y conscientes.
¿Dónde estamos anclados? Pertenecemos a la puesta en escena de la opresión. Somos actores de reparto en un mercado de intereses económicos y políticos. impuestos a través de las redes trasnacionales y los conglomerados económicos. Evidentemente, todo esto forma parte de una cultura que se cimienta en alianzas estratégicas, planificadas y destinadas
a salvaguardar el lucro de los medios de producción global.
¿A qué puerto nos mantienen atados? Al sistema de poder que asegura y manifiesta la democracia ocho horas al día un mínimo de cinco días a la semana en los hombres, las mujeres y en todo ser viviente en edad de ser explotado. Análogo a esta realidad, el sistema de poder y sus intereses se expresan trasmitiendo con disimulos sus pertenencias.
La democracia, como un dios, congrega en sí misma; falsificando la realidad de sus afectos, una cantidad desmesurada de simpatías que originalmente pertenecen a los sentimientos místicos y a los dioses. Por eso comercializa un proceso mítico-religioso sobre los espacios donde la libertad de los hombres y las mujeres es intervenida por la cultura dominante; rasgando sobre el sudor de nuestros pueblos todo lo inefable de cualquier autonomía. Esta nueva religión, aclamada como la más perfecta de las tablas y su sistema rector: el Grupo de los Siete, el FMI, la ONU, la OEA, la OIT, el Banco Mundial, la Biblia, La Torá, El Vaticano, los medios de comunicación y muchos otros; esclavizan a los pueblos como históricamente siempre lo hicieron los imperios. Sociedad conformada como el sistema de poder que articula un régimen cultural de interdependencia, manifestado como el último emblema y el nuevo paradigma de la esclavitud. Somos a través del vasallaje una designación de marionetas adheridas a los Estados Nacionales esclavizados por este sistema de poder.
Esta mala representación tiene sus santos en el culto a la personalidad, y en la mentira de un sistema político maquillado por la cultura dominante. Goza de un teológico valor descrito en el discurso político y económico, formulado y violentamente impuesto por las sociedades desarrolladas. Esta perniciosa idea, apoderándose del sentido común de los pueblos, enfrenta la lógica y el bienestar social de los mismos. Así impone un pensamiento ficticio y una metodología semántica a la sociedad. Este galimatías de persuasión implica un Estado donde el razonamiento y la lógica son bienes asegurados con el bienestar y el lucro que inmoviliza las religiones de las tablas. Así es como la conciencia del colectivo es excluida de los valores de la intuición y la razón. Y así es, en suma, como los seres humanos somos esclavizados.
¿Por qué no tratamos de develar lo que hay detrás de este sistema político? ¿Por qué no avistamos sus ilusiones? ¿Por qué negamos que la democracia es un vástago del sistema de poder que nos oprime?
Somos los protagonistas de una sociedad global y de todas sus desigualdades. Demonio de ayer y de hoy. Mensajero de una vulgar invectiva que mantiene a unos pocos privilegiados libres y al resto cautivo. La opresión y la democracia son campos de actividad y métodos de procedimiento ejecutor, acicalado por los medios de difusión masiva y su incoherente mundo de libertades.
¿Cómo piensan que será su semblante? Arranquémosle el antifaz con el que se protege. De seguro que tiene una fisonomía que supura el sistema de poder que la acompaña. Si la desnudamos no veremos un contorno de matrona; sólo miraremos naciones esclavizadas en torno a las nociones desarrolladas por el american way of life. Sólo descubriremos escuálidos, conformados políticamente para sostener la explotación establecida por el sistema de poder que empobrece al mundo.
Lástima de miramientos, los conformados por la democracia en los ámbitos de la soberanía. Lástima de escuálidos y su atajo de insubordinados. Lástima de comunicadores sociales asimilados como un partido político de terroristas; contratado para destruir nuestro mundo objetivo según el interés de los signos proclamados por el sistema de poder. Esta lástima de psicosis, traidora de pensamiento y fascista de comportamiento; articula un mundo totalitario, sostenido por el tránsito de la unidad de la monomanía a una estructura de valores conjugada a espaldas de la realidad latinoamericana. La democracia desbordada en sus anhelos primarios manifiesta en Venezuela tres niveles de preferencias: el de la explotación de los hombres y las mujeres, el de la opresión constante de los pueblos por el sistema de poder que les invadió la conciencia y el del terrorismo.
El signo y la representación de otra opción, llámese: Revolución Bolivariana, democracia no gramatical, socialismo o democracia directa, es un don ético producto de la agresión social que sufrimos millones de seres en nuestra mágica región. Situación generada por una casta de traidores y su afán de administrar la conciencia individual, y las formas de nuestros valores como un performance legitimado por el deber ser de sórdidos intereses. Esta situación tiene como comparsa a una clase social con privilegios, a partidos políticos, y grupos económicos que sueñan con liarse a palos con los pueblos de paso por sus dominios.
En Latinoamérica las plegarias se elevan al cambio de nuestras realidades. Realidad de una región que hoy por hoy es la esperanza de la autonomía y la razón que fue secuestrada por un sistema político embaucador y ladronzuelo. La hora de la expoliación de caseríos, poblados, ciudades y países está llegando a su final; a pesar que la administración de nuestras conciencias ha generado profundas contusiones entre las castas privilegiadas dominantes y las sociedades pobres. Heridas difíciles de curar, ya que fueron cultivadas bajo las premisas de la dominación del hombre y de la mujer, de la apropiación de la conciencia y la ética; y la aplicación de doctrinas militares de tierra arrasada.
Una nueva esperanza de vida nace con la Revolución Bolivariana. La muerte de lo natural es parte de los infundios de la razón mientras los abusos de las pertenencias como lo expresa Eduardo Subirats, refiriéndose a Kandinsky, nos señalan las vías de la automatización: “lo que el pintor ponía en tela de juicio no era el naturalismo, a favor de la abstracción, esas estúpidas etiquetas museográficas. Criticaba un concepto muerto de forma artística. Cuestionaba un ritual muerto de recepción social de la obra de arte. Rechazaba un punto de vista muerto a la hora de criticar, analizar y transmitir los valores de la creación artística. Ponía, en cuestionamiento, la realidad entera de una civilización que había extraviado el sentido de su existencia”.
Las premisas contenidas en la Revolución Bolivariana son el hombre y la mujer, su emancipación económica y social, la libertad transformada en la razón del ser social.
Las procesiones y los suntuosos desfiles se celebran en Venezuela desde la muerte del Libertador “Simón Bolívar”. En futuras pascuas está tierra de Bolívar no será más tierra de mendigos porque a todo lo largo de Latinoamérica, con expresiones populares. Sin miedos ni rencores. Tocando tambores y danzando; formaremos una nueva sociedad que sepa explicar, dirigir y legitimar nuestros más auténticos valores en harás de la libertad.

 

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