Olvido lamentable

El hombre regréso de un viaje al japón y mostró a un amigo íntimo las cosas compradas en el país de lo exótico y lo práctico.
-Lo más original que encontré - le dijo, mostrásdole una muñeca de tamaño natural, perfecta, que parecía una muchacha de verdad - es una geisha mécanica. Te puede servir para muchas cosas.
-Es fantástico - exclamó el amigo. - Parece de carne y hueso. Y es bellisima. Sus pechos como los de una real hembra, sus nalgas magníficas, sus muslos torneados, sus piernas perfectas.
- Y, además - aseguró el comprador - tiene múltiples usos. Puedes tenerla como amante, porque su vagina es caliente, permite la introducción, tiene contracciones y hasta se moja como la de cualquier hembra exaltada ... Pero además, el pie izquierdo, tiene una aspiradora para limpiar el piso; el derecho, un destapador de botellas y un pequeño serrucho; la teta izquierda, es tambien una batidora; la otra un pequeño ventilador. Con esta muñeca tienes todo lo que se necesita en una casa.
- Dime, mi amigo, ¿me dejarías estar con ella durante una hora en tu alcoba?
- Claro que sí. Llevala al cuarto y gózala.
El amigo cargó la muñeca y la llevo a la alcoba. Pasaron diez minutos. De pronto, se escuchó crispante alarido de dolor. El dueño de la muñeca, saltando de su asiento, exclamó horrorizado:
- Coño, se me olvidó decirle que el culo era una máquina de moler carne.

Sin Pelos en la Lengua