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Para la revista "MARIE CLAIRE"


Marie Claire: Confieso que durante horas busqué la pregunta inteligente…
Miguel Bosé: No existen las preguntas inteligentes, ni tampoco preguntas malas. Creo que dependen de muchas cosas: del estado de animo del entrevistador y del entrevistado y justamente es con las preguntas más naturales con las que se puede llegar a fondo.


Entonces, ¿porqué crees que a veces nos volvemos tan complicados?
Porque sois complicados…


¿Los periodistas o las personas en general?
Los periodistas, creo que son complicados por deformación profesional, siempre están buscando la exclusiva, de qué manera pueden llegar a encontrar, como tú dices, la pregunta que sea diferente. Cuando a un personaje se le ha entrevistado y cuestionado mucho no existe la pregunta distinta, existe la conversación diferente, pero eso es muy difícil de lograr. Cuando se esfuerzan por buscarla siempre la riegan, porque lo mejor es la naturalidad. Una conversación con una persona distinta, en un lugar distinto en un momento distinto siempre será diferente.


¿crees que se ha perdido el gusto por las cosas simples, que se les tiene miedo?
Creo que en cierta forma sí. En vuestro caso están muy condicionados por descubrir en cualquier momento algo que diga el entrevistado que pueda ser el titular que el editor saque, que justifique vuestro trabajo. Sé, porque he hecho entrevistas, que los mayores titulares no estan en la búsqueda de ellos, no están en provocarlos, sino en simplemente proponer un espacio abierto para que el entrevistado a lo mejor te dé de repente esa sorpresa y esa cosa que es diferente.


En una ocasión, hablando de las pasiones comenzando que en ellas forzosamente hay algo de locura…Se dice que vivimos al borde de ella, ¿te has sentido en esa línea, en ese límite?
no, hasta el momento…


¿te da miedo llegar a ella?
Es lo que más miedo es da, es más, me da pánico.


¿Y cómo manejas ese miedo?
No se puede manejar, es una cosa totalmente ajena. Si pudieras manejarlo y existiera una telita para suturarlo y apartarlo, todos estaríamos en un problema muy serio. La locura es algo que está a la vuelta de la esquina para todo el mundo, no solo para los creativos, que estamos en ocasiones un poco más al límite de las cosas e incluso tenemos que entrar y salir de ella, probarla… Para mí la locura es realmente una condena porque significa vivir en una dimensión diferente, válida, pero que como no tiene las mismas reglas ni las mismas pautas con las que tenemos que vivir, es tremendamente desoladora. Creo que desde dentro se ve y se sufre esa postura que es enormemente diferente, pero que tampoco es maldita. Simplemente te hace existir en otra dimensión de tiempo, de espacio y te lleva a interpretar los conceptos de otra forma. Es una denunciación enorme. Recuerdo que en una ocasión fui a ver en Londres una exposición de Richard Avedon y cuando entre en la habitación donde estaban las grandes fotografías que en un momento de su vida él tomó para retratar la locura, salí corriendo… No puedo soportar los ojos de la locura, no los aguanto, a lo mejor me reconozco demasiado en ellos… ES como una parte que probablemente está latente en mí y no quiero que salga. Entonces, cuando la veo, me da pánico. ¿Sabes otra cosa que realmente me asusta? El hecho de poder sentir que algún día puede llegarme a invadir o que en algún momento, simplemente me está rozando…


Ese podría ser tu gran miedo…
Creo que es el único miedo que tengo, aparte del miedo al viento…


¿Por qué te da miedo el viento?
Porque en la locura hay algo de viento; de hecho, hay una expresión en alguna lengua que dice algo así como: “le he dado al viento” y que tiene que ver con esas cosas que este cambian la veleta. En un reportaje que me invitaron a hacer una vez para un periódico-en el que también participaron Rosy de Palma y otras personalidades- cada quien debía abordar un tema. Recuerdo que cuando llegue al estudio, la persona que iba a hacer las fotos para el reportaje me dijo: “No sé porque, pero yo siempre te veo en una habitación todo amarrado y sentado como loco”. Me puse realmente mal e inmediatamente me fui de ahí. Cuando me preguntaron que es lo que había pasado, les dije:” Mejor hacemos otra cosa porque como me ponga a hacer esas fotografías y me meta en eso, a lo mejor nunca vuelvo”…


Para todos estos miedos Vamos creando ciertas barreras o defensas par afrontarlos. ¿Cuáles son las que tú has construido?
Creo que el punto de legada del destino es uno, lo que tiene que ser tiene que ser. Lo que pasa es que haya maneras de desviarte. No hay defensas, ¿o sí? No lo sé… Diría que a veces te pones en peligro y a veces no, pero no puedes evitar el resultado final. Si yo tengo que acabar mi vida loco, vaya por donde vaya, aplace lo que aplace, acabaré loco a pesar de lo mucho que me defienda.


DEL SUFRIMIENTO, EL PECADO Y LA AUTOCOMPASIÓN
¿En que piensas tú cuando te sientes muy mal?
¿Cuando estoy así? Bueno, lo que más detesto es la autocompasión. Cuando de repente estoy con algún problema o con alguna cosa fuerte, le doy cuatro patadas a la autocompasión porque es una cosa que rechazo por completo.


¿Y qué es lo que te hace salir?
El que no me gusta verme derrotado. Tengo mucha rabia adentro y cuando estoy cabreado o triste lo peor que me pueden hacer es decirme: “Claro te entiendo, pobre hombre”. A lo mejor puedes pensar que es un pecado de soberbia (ríe), pero es así… Tengo unos resortes de autodefensa que son muy fuerte, y eso que la cultura ibérica y lo que tiene un poco este país (España), desde hace muchos siglos, es esa cosa de decir: “Ay, que barbaridad, qué pena”. Y yo para nada soy así, para eso soy como austríaco, como de una cultura completamente nórdica. No me regocijo el dolor.


¿Y qué me dices de la culpa? ¿Crees que también es algo muy arraigado en la cultura latina?
¡LA culpa! Creo que es algo más español que latino, pero yo no tengo ningún sentido de ella. Tengo todos los sentidos de pecados posibles e imaginables y deseo que siga siendo así. Tengo la sensación de que cuando estoy transgrediendo, cuando peco, estoy siendo terriblemente humano y que, por lo tanto, estoy poniendo al desnudo mis debilidades y que, por lo tanto, constitucionalmente no se me debe atacar y que, por lo tanto, si lo muestro, soy libre. Tú deberías de tener un senti8do de pecado muy diferente al que tengo yo y al que tiene cualquier otra persona porque nos han educado así: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. ¡Hombre! Si mis padres son unos hijos de puta, te juro que no podré honrarlos por mucho que me empeñe (ríe). Es tan duro pegarle un tiro a la cabeza a un hombre como cortar un árbol que ha crecido y que es una escultura que se ha ido generando durante quinientos años. Eso es un pecado y no el follarme a la vecina de junto porque si los dos gozamos y si además nos mira su marido y también goza…Pecado sería esconderlo y después de haberlo visto y haberlo gozado, tomando este caso del que hemos hecho toda una historia, decir que el que ha mirado esta condenado al igual que los otros dos y eso porque se dice: “No fornicarás sin condón” es un peligro, algo que puede llegar a ser muy grave, pero tampoco es un pecado.


Hay un poema de un mexicano, Juan de Dios Peza, que dice que en la vida aprendemos a reír con llantos y a llorar con carcajadas…¿Qué es lo que tú lloras?
(silencio) Creo que no te lo voy a contar.


Pero lloras…
Lloro todo lo que puedo porque además son lo que más toxinas físicas, emocionales y neurológicas expulsan. Sí, trato de llorar mucho y además me gusta hacerlo.


¿Y de qué ríes?
En general, si puedo, intento reirme de todo, empezando por mí.


Entonces te tomas la vida muy en serio, te ríes de ella o más bien juegas a hacer como que te ríes de ella?
No me río de la vida para nada, me la tomo en serio…La vivo, siempre y cuando le quitemos la parte de solemnidad. Cuando algo tiene que ser será lo que tiene que ser y no hay más. La vida es una cosas que tiene importancia. Me la tomo con mucha espontaneidad, con valor, con una postura que exige que la vida me respete.


¿Qué tan rígido eres contigo mismo?
Lo necesario, a veces necesito mucha disciplina y me la doy y exijo, a veces aunque la necesite, no me la doy, si no la necesito, pues ni me la exijo, ni me la doy(ríe). Soy tremendamente tolerante pero además con una tolerancia que depende un poco de cómo me levante ¿Cómo decirte? No creo en las reglas,. Tienen que existir porque le sirven a la gente que no tiene referencias. Pero cuando tiene s un criterio y una cultura, entonces las reglas están bien para transitar en ellas y porque también tiene que haber un punto de partida y de respeto. Pero sobre todo se tiene que personalizar de forma que se puedan interpretar, que no te perturben y te sirvan.


¿Cómo es tu autocensura?
Depende, hay días que digo que está muy mal hacer pís aquí, en medio de todos, y a lo mejor al otro me levanto y lo hago. Creo que la actitud es la que transmite. Hay veces que te desnudas en medio de la calle y nadie te ve, caminas y nadie te ve, gritas y nadie te ve. La actitud es tan natural que nadie te nota. Si te desnudas para provocar, todo el mundo te ve. Hay veces que aunque te intentes disfrazar de gris, todos se darán vuelta para mirarte. Y ten cuidado, los hombres tenemos la capacidad de ser completamente contradictorios: hoy pienso una cosa y mañana te puedo convencer de exactamente lo opuesto. Así que todo es tan relativo que…(ríe) ¡Todo es muy relativo!


EL LADO FEMENINO Y MASCULINO,LO BLANCO Y LO NEGRO…
En la escenografía que diseñaron para Girados se ven representadas las partes masculina y la parte femenina que todos los seres humanos tenemos. ¿cómo manejas tu parte masculina? ¿Y cómo es tu parte femenina?
La verdad es que no sé en dónde empieza mi parte femenina y en dónde mi parte masculina. No tengo ni idea. Están tan mezcladas que a veces no sé si lo que estoy haciendo es femenino o es masculino, te juro que no lo sé. De manera que a veces encuentro a una persona que de repente me dice: “Es que ustedes los blancos”, y es en ese momento cuando me doy cuenta de que es negro… Yo no distingo entre blanco y negro, distingo a los hijos de puta de los buenos. Creo que lo que tengo es una tara porque lo mismo me pasa con lo masculino y lo femenino, sólo veo que es un horror, hecho por quien sea, eso es lo que veo. Es algo entendido, pactado, solucionado. A lo mejor porque toda mi vida me crearon mujeres muy inteligentes que me enseñaron a desarrollar esa parte y que no hay peligro en ella. A nivel biológico existe un hombre y una mujer pero después yo creo que no…¡Me pones en un compromiso serio!


¿Por qué?
Por que de verdad no sé en donde empieza lo masculino y donde lo femenino y tienes razón… El otro día montando una coreografía para la canción “Nena”, me ponía a caminar como si fuera una nene, pensando en una mujer, y me dice Quico, con quien estaba ensayando: “Pero si así camina una mujer”. Y mi respuesta fue: “¿Cómo camina un hombre? Te juro que estoy caminando yo”. Luego un par de chicas que estaban ahí me dijeron: “Te ves como un tío con una galantería muy diferente”. Así que él veía a una mujer y ellas a u hombre. Fíjate qué cosa más alucinante. Ahí sí fue cuando dije: “?me doy, yo ya no entiendo nada!”


Imagino que como artista tienes dos fuerzas muy grandes: por un lado la creativa y por el otro un público lleno de expectativas m la parte económica…¿Cómo equilibras eso? ¿O es algo que no te planteas?
No me lo planteo, si quiero hacer algo lo hago. Es realmente un privilegio y una cosa muy libre, sobre todo porque, por ejemplo, ahora que trabajo con Ana, encima de la propuesta y de que somos grandes amigos, el proyecto fue algo que me hizo decir: “Coño, esto es algo que no he hecho nunca, si no lo hago en este momento tal vez no se vuelva a repetir la oportunidad”.


En general, los seres humanos siempre estamos llenos de insatisfacciones y nos pasamos la vida tratando de llenarlas. ¿Tú cómo manejas esa insatisfacción? ¿Qué provecho le sacas?
En realidad lo que tengo son muchas preguntas, mucho por descubrir, muchas carencias.


¿Eres muy curioso?
Definitivamente.


¿Qué riesgos tienes la curiosidad?+
El riesgo de lo insaciable, porque la curiosidad es eso, es insaciable y además alumna enganchada a la sensación de que no sabes nunca nada, de que no puedes solucionar todo, además de que lo que sabes -ya en el momento en que lo conoces- te causa el conflicto de pensar: ¿Ahora a dónde vamos? Y para mí es terrible, es un desasosiego brutal. Confío mucho en Merlín (el mago), que muy sabiamente afirma que cuando el hombre tiene la capacidad y el entusiasmo de aprender es un hombre feliz, está salvado de todo y nunca, nunca en la vida conocerá la tristeza que es otras de las palabras que me aterran… Y por eso es que siempre hago preguntas, luego dudo de las cosas y a lo mejor hasta se me olvidan, lo cual es muy bueno porque puedes volver a preguntarlas y a tener la sensación de volver a aprenderlas. Tengo mala memoria y eso es una ventaja porque me da la posibilidad de aprender la misma cosa treinta veces en un mismo año y estoy convencido de que eso es un gran privilegio.


LA MEMORIA, EL PASADO, LA INFANCIA…
He leído mucho que desechas la memoria, el pasado y los recuerdos. ¿Por qué?
Porque creo que el recuerdo que tenga que sobrevivir se tiene que ganar su sitio. Yo prefiero tener espacio libre para lo demás, para las cosas que llegan.


Y así evitar la tristeza…
Sí, y lo cursi de la nostalgia y la melancolía…(ríe). ¡Ya de todos modos nos llega! Entonces, ¿para qué alimentarla más?


Cuentame de tus grandes maestros, de las cosas que cuando te pasan te hacen decir: “Esto lo aprendí de tal persona..”
Creo que uno tiene grandes maestros y personas a las cuales admirar, pero finalmente el mayor ,maestro tiene que acabar siendo uno mismo. Y puede sonar muy soberbio, pero al final ese autodidacta es el que más impera. Te viene la información desde fuera pero el saber entenderla es cultura, es saber mezclarla, personalizarla y hacerse el gran maestro de uno mismo. La gente te tiene que traducir las cosas que a veces no puedes entender solo. Pero definitivamente, la primera gran maestra es la genética porque es la primera que te condiciona y que te dice hasta aquí, hasta aquí y ¡hasta aquí! No hay más.


Una vez comentaste que la música es una de las artes más antiguas…
La más, todo nace del silencio que es música. El primer sonido es una vibración y hay que hacer que las cosas nazcan por él, porque todo tiene un sonido que se puede materializar.


¿Cúal es entonces tu memoria, tu archivo musical, cómo es que lo has ido integrando y enriqueciendo?
Para mí, más que los sonidos, lo que me trae recuerdos son los olores.


¿Cuáles son los olores que más recuerdos te traen?
El estiércol


¿Por qué?
Por mi infancia


¿Te la recuerda?
Mucho. Para mí el estiércol de establo es el equivalente a mi infancia, que es el refugio y la patria de un hombre. El olor a mierda de vaca es una cosa que me apacigua bastante, que me transporta al campo. Soy hijo de torero y he crecido en medio de los animales, así que es algo que me lleva a mi niñez, a recordar cuando de pequeño abría la ventana de mi cuarto y me llegaba la brisa con ese olor que para mucho es detestable, pero que para mí es como un bálsamo para el espíritu.


Me contabas de tu padre que fue torero y de lo determinante de la genética. ¿Qué cosas en tu vida cotidiana de repente te hacen decir “ esto lo herede de mi padre” o “ en esto soy idéntico a mi padre”?
Lo de la torería. Mi padre decía que el ser torero es una profesión, pero sobre todo, una actitud. Tengo una actitud muy torera, doy pases de pecho constantemente o hago cuartos de tercia. Sobre todo, cuando llega el peligro, ahí si que me visto de luces y me vuelvo todo un torero.


¿Cómo seduces?
De espaldas.


¿Por qué? ¿Cómo le haces?
Cuando me quito las gafas, todo lo que pasa a dos metros de distancia no me puede quitar la tranquilidad. Además veo más por la nuca que por los ojos, como los estatuas clásicas.


Con la actitud torera…
¡Claro! Y de misterio y de pereza…


¿¡Por qué de pereza!?
(Risas). Porque llega un momento en el que dices: “Que trabajen los otros, yo ya he trabajado mucho, ahora le toca a los demás”.


¿Qué cosa te enternecen?
(Silencio). Cuando el hombre se rompe, cuando alguien se rompe… De repente es tan fácil machacar que esa victoria no me produce ningún placer, ninguna gloria, por el contrario, me desarma.


¿Tú te has roto?
todo los días hay algo que me rompe y me hace reconstruirme. Ahora mismo tú me estás rompiendo…(silencio). Pero es fortaleza, entre más me rompo, más me fortalezco, entre más soberbio soy, más humilde seré, entre más malo sea más bueno seré, entre más generoso sea más egoísta seré.


A veces los sueños son mejore que la realidad, y viceversa…
No, siempre es mejor la realidad. Sobre todo porque es más practica. Todo comienza por un sueño, si no se sueña algo nunca podrá ser. Las cosas que se hacen o que se llegan a realizar son porque comenzaron soñándose. Pero la realidad finalmente no tiene nada que ver con el sueño, la realidad es.


Ahora mismo ¿Cómo te sientes?
Como me siento siempre: ¡desequilibrado!(Ríe).



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