Nací en Matilla de los Caños el día 6 de febrero del año 1926…
     Por aquel entonces, mi padre se dedicaba a cortar leña en los montes que luego la quemaba o fabricaba en carbón y cisco o bien la vendía en leña ya trabajada.  Hacía las faenas por su propia cuenta  compraba los montes y luego la trabajaba (bien él directamente o con obreros que contrataba).  En fin, se las apañaba bastante bien.
     Tenía cogidas más por tradición o costumbre cortar en los tres sitios en El Campillo que pertenece a Sando, Baldechopera, y Tello-Sancho.  Tuvo en un sitio o en otro todos los años cortaba en uno de ellos, y alguna vez en dos sitios a un tiempo.
     En uno de aquellos años fue a primeros del año 1926 le tocó cortar en Tello-Sancho y en los últimos días de Enero, más o menos, trasladó a mi madre a Matilla para tener mi nacimiento, montada en un burro por que no había otra manera de traslado y mi padre andaba detrás hasta Matilla.
     Y el día 6 de febrero tuve la dicha de nacer gracias a Dios y a mis padres.
     Mis primeros pasos fueron ya a primeros del año 1927 y según tengo entendido en el tardío de 1926 y principios de 1927 estuvimos en el Campillo y allí por lo visto ya empecé a hacer mis primeros pinitos, que luego ya vinimos a Tello-Sancho y ya me solté a andar.  Ya en el verano fue cuando construyeron la casa alta que la hicieron prácticamente nueva.  Esto fue en poder de la Marquesa doña Petra y todo el verano estuvo mi padre trabajando en la obra con los albañiles que eran de Salamanca y ya raldeaba yo por allí entre ellos que por lo visto era un poco inquieto o travieso, y en cuanto se descuidaban un poco ya estaba metido en algún peligro, como por ejemplo contaré uno de ellos, que yo aunque no me dé perfecta cuenta se lo oí decir muchas veces a ellos.
     Estaban cayendo una pared de la cocina antigua, que luego he vivido yo en ella un montón  de años, y al caer una piedra que tenían como cargadero montante todos de una pieza, justo al tiempo de caerlo me metí casi debajo, un pigorro muchacho que andaba por allí con un cestillo quitando los escombros me tiró con el cestillo y me quedé parado justo al tiempo de caer la piedra y cayó pegando a mis pies que fue un milagro, porque con un poco más que adelanto justo me hubiera caído encima.