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Nati Rigonni






Trópico de Géminis












CONTUNDENTE el poder de la palabra, pero
no basta decir fruto, nube, inmensidad…
No basta decir la indiferencia:
he aquí que blancas crines se enredan en mis piernas
y caigo enamorada del abismo,
he aquí que las granadas maduraron sobre mi mesa
pero es el zumo del fruto lejano quien se agolpa,
(como un mar enloquecido) contra mi absurda muralla.
He aquí la palabra deteriorada.
He aquí que indomable es el deseo.









Y ME HUNDÍ en el sopor de su mirada,
hundí el aliento y los sentidos:
alba orquídea que ofrenda la dulzura
dejé al viento el corazón
y no eran haces de luz
las líneas que emanaban sus pupilas. Eran espadas.
Y más allá, era el vacío.










ANIMAL HERIDO, la pasión
corre dando gritos por mi cuerpo;
se retuerce, corta mis entrañas con sus filos.
Que se muera de una vez o desaparezca.
Que se vaya con la basura y le devoren las ratas,
que se lo lleve el viento del sur con su látigo furioso.
Que se lo lleve
con la facilidad que se ha llevado las flores de mi jardín
y las hojas secas.