Nació este genio de la música
y pintor de relevantes dotes, en Cartago, el 22 de Febrero de 1863, en una
modesta casa pajiza del barrio que por aquel entonces se denominaba “ Patia”
situado de conformidad con la nomenclatura actual, en la carrera 6ª con
calle 7a. Fueron sus padres Don Ramón Morales y Doña Bárbara Pino,
Cartagüeños, gente pobre y sencilla, dedicada al trabajo honesto.
Un día Pedro trabó amistad con otro muchacho casi de su edad, llamado
Alcides Vicuña, y con éste empezó las primeras incursiones musicales, con la
asesoría de Don Santos Cruz, ejecutante al oído.
Como era necesario iniciar la educación del niño, sus padres lo matricularon
en 1781 en una escuela que regentaba Don Joaquín Antonio Duran en el local
que hoy ocupa la escuela Mercedes Abrego lo que fue de corta duración porque
esos días los padres de Morales Pino resolvieron trasladarse durante el
tiempo que duro el de ambular de los niños Morales Pino y Vicuña en Cartago,
no escatimaron ocasión para ser contacto con los músico del lugar, así
aprendieron los primeros rudimentos de tiple y bandolín. Adquirieron un
tiple por quince reales, en la tienda de Mercedes López y en asocio de
Santos Cruz formaron un grupo Musical con Bonifacio Millán, Adolfo Ortiz y
Francisco Millán.
Un día el precoz artista llega a las puertas de la casa de Don José María
Hoyos, y este maestro después de oír a Pedro, resolvió iniciar sus
enseñanzas de solfeo, lo mismo que dictarle clases de dibujo, que mas tarde
completaría con el maestro Ricardo Acevedo.
El maestro Hoyos tenia avanzados conocimientos en la música y dominaba
varios instrumentos: Piano, órgano, clarinete y algunos de cuerda. El violín
lo ejecutaba con insuperable maestría.
Contaría el pequeño artista 13 años cuando sus padres fijaron su residencia
en Ibague. Para el maestro José María el viaje de su amado discípulo le
causo pena y resolvió organizar viaje con la familia Morales Pino, en la
capital del Tolima, en donde permaneció cerca de cuatro meses. Durante ese
lapso fue incansable en la enseñanza de Pedro y cuando regreso a Cartago lo
dejo con muy buenos y sólidos conocimientos musicales. El genio del maestro
hoyos quedo plasmado en su mejor alumno, quien dijo que su vida de artista
se la debía al maestro José María Hoyos.
La presencia de Morales Pino no tardo en descubrirse. Los músicos del Tolima
iban con frecuencia a donde la Señora Bárbara en busca de Pedrito para que
les acompañara en serenatas o fiestas sociales. La madre asedia siempre con
la condición que no le fueran a dar aguardiente.
Una noche Pedro paso por la casa del maestro Sicard, músico y compositor de
ansentro Italiano, quien en estos momentos se ocupaba con su orquesta en
pulir una obra suya de carácter clásico. Pedro la escucho con suma atención
y posteriormente la reprodujo en su bandolín con bastante perfección.
Posteriormente el maestro Sicard pasaba frente a la casa de Morales Pino y
ocasionalmente el muchacho tocaba la obra que el no había publicado aún.
Intrigado se hizo reconocer y pregunto a Pedro donde Había aprendido esa
obra “ La oí tocar a su orquesta y me la aprendí” fue la respuesta del
pequeño artista. Sicard comprendió en el acto que estaba al frente de un
talento musical de gran magnitud, y queriendo apoyar el niño escribió a un
hermano suyo que vivía en
Bogotá, de nombre Adolfo, hombre de letras, informándole del caso y
solicitándole ayuda para el muchacho que ya contaba con 15 años.
No demoro Adolfo en contestar en carta dirigida a la madre de Morales Pino,
en la cual le pedía dejar ir al niño a Bogotá para su educación musical que
posteriormente terminaría en Italia.
Instalado como alumno de la Escuela Nacional de Música, el artista se
entrego de lleno al estudio de la Armonía, la Composición, y la Estética
Musical, teniendo en esta etapa clásica de su educación, como profesor al
Chapin (julio Quevedo) y a Santos Cifuentes. Ante la admiración de
profesores y compañeros de estudio, Morales Pino termino los estudios que lo
capacitaron para el cultivo de la música clásica y se dedico a la
composición no habiendo abandonado el dibujo del cual dependía parte de su
subsistencia.
A la edad de 20 años resuelve lanzarse de lleno al publico con sus obras “
Lunares, Horas de Campo” y además, danzas, pasillos, bambucos, que hacían
vibrar de emoción a la gente de Bogotá que extendían como reguero de luces
por todos los ámbitos de Colombia.
Organiza su primer conjunto orquestal que denominaba “ Lira Colombiana” cuya
dirección y con los mejores músicos de su tiempo, se nombra entre otros a
Julio Valencia (padre del insigne Antonio María Valencia). Allí ya se usaba
el antiguo bandolín, porque Morales Pino lo había convertido en la bandola
de hoy, mediante la introducción del sexto orden del fa sostenido.
Conquistada la admiración del publico Bogotano, Morales Pino penso llevar la
Lira Colombiana en gira por el interior del país, para hacer conocer la
música Nacional en el interior patrio, y luego salir al exterior rumbo a
París.
Aproximadamente en el mes de Octubre de 1899 llegó Morales Pino con la Lira
Colombiana a Cartago, que desde hacia días lo esperaba con natural
impaciencia.
Era ya un apuesto joven de 36 años. La ciudad se movilizo para recibir a su
hijo y su orquesta.
Permaneció muchos años en Guatemala, dedicado al profesorado de música y
dibujo. Allí contrajo matrimonio con la distinguida dama Francisca Llerena.
En 1912 regreso a Bogotá.
Murió en Bogotá en 1926. El Conservatorio de Música de Cartago lleva el
nombre de Pedro Morales Pino, como homenaje permanente a la memoria de quien
fue uno de los mas ilustres hijos de la Ciudad.
Tomado del libro Remembranzas de Cartago del autor Cesar Martínez Delgado. |