Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

HISTORIA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

Artículo escrito por Eliseo Jácome Ch., Javier Jácome R., y los relatos contados por Demetrio Macedo

Parte I

Mucho antes de los acontecimientos trágicos de la Guerra del Pacífico, el Barrio de Nicrupampa era apenas un paraje, ubicado en la parte noreste de la ciudad de Huaraz, con algunas casas de campo muy estrechas cuyos habitantes se dedicaban enteramente a la agricultura de productos de panllevar, algunas hortalizas y sobre todo abundaban los huertos donde se apreciaba el cultivo de las flores y plantas aromáticas; de aquel lugar pintoresco proceden los esposos Antúnez, al igual que los Macedo y Maguiña como los primeros pobladores, muy amantes además del uso del telar para la confección de frazadas multicolores, ponchos, bayetas y otros de usanza de la época.

Durante el estío y luego de las cosechas de la temporada, los esposos Antúnez, padres de Manuela Antúnez, se proponen realizar un viaje al pueblo de Ticapampa lugar donde abunda la lana, materia prima para el arte textil. Llevan consigo maíz, papa, oca y otros para cambiarlos o negociarlos mediante el trueque; se dice que fueron invitados en Recuay por unos compadres que vivían en el lugar quienes los alojaron en un cuarto junto al la cocina. Durante la noche y al estar dormidos, el esposo Antúnez tiene una visión, y una voz le ordena que descubra una cortina de bayeta blanca que se hallaba junto a la cama, al abrir este descubre la imágen de una "Gran Dama" muy esbelta ella, con un manto rojo. Que le confiesa su deseo de irse a Huaraz con la pareja. Al despertar, efectivamente descubre la cortina y dentro de ella en una pequeña hornacina se hallaba un pequeño cuadro pintado en una tabla con óleo la imagen de la Virgen del Rosario, este presentaba polvo y humo impregnado por estar junto a la cocina. Se dice que el tejedor y su esposa al gustar del cuadro suplicaron a los dueños se los obsequiase, accediendo estos con la condición de llevarlo oculto; pero por otra parte se dice que al tener el sueño y descubrir en verdad dicho cuadro el tejedor convenció a su esposa hurtarlo, la que ocultaron entre los madejones de lana de oveja para luego emprender el retorno a Huaraz, la que fue realizada sin contratiempos.

Pues bien, prosiguiendo con la historia, al llegar a Huaraz y al paraje de Nicrupampa, los esposos ubican al cuadro en un lugar preferente de la habitación principal, le hacen una especie de hurna en la pared rindiéndole pleitesía.

Alcabo de meses de ocurrido este acontencimiento, la esposa quedó embarazada, siendo el mes de octubre época de siembra del maíz y aprovechando las primeras lluvias de la temporada, algunos dicen que el esposo tomó su arado y sus bueyes para sembrar su parcela. Estando la mujer sola en su hogar, le llegó la hora del parto; otros afirman que al llegar el momento del parto y debido a lo complicado, por estar atravesado el bebe en el claustro materno, el esposo salió en busca de una parturienta para que la auxiliara.

Estando la madre sola presentabase la dificultad de salir de este trance y por la misma desesperación por el dolor, clama ayuda a la Virgen del Rosario cuya imagen se encontraba frente a ella; en su dolor ella ve que una bellísima dama baja del cuadro, cubierta de un manto rojo y junto a ella dos personajes mas, los que acuden a auxiliarla. El vástago es un niño robusto que es dejado en brazos de su madre quien apenas se reponía del difícil momento.

Al retornar el Padre de su búsqueda infructuosa, se dió con la grata sorpresa de que su esposa ya tenía al bebé en brazos. Preguntado y explicado lo ocurrido, la descripción que daba la mujer coincidía sorprendentemente con las imágenes del pequeño cuadro, ella explico así lo ocurrido: "ingresaron a la habitación tres personajes, una mujer muy bella, blanca y esbelta cubierta con un manto rojo, otra cubierta con un manto negro y ribetes dorados, y el tercero un varón con túnica marrón, los que me atendieron, dirigidos por la dama del manto rojo. Bañaron a la criatura y me lo entregaron para retirarse luego sin decirme sus nombres, dándome la bendición en nombre de nuestro Señor Jesucristo".

Todo estos acontecimientos ocurrieron un cuarto domingo del mes de octubre, en época de sembrío de maiz.

Continua...