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    NO CON EJÉRCITO, NI CON FUERZA, SINO CON EL ESPÍRITU DEL SEÑOR, VENCEREMOS

 

(Zacarías 4:6-7)

 

El profeta Zacarías recibió un mensaje de parte del ángel del Señor y este mensaje era para Zorobabel, hijo de David, gobernador de Jerusalén al finalizar el exilio de Babilonia quien estaba a cargo de la reconstrucción del templo. La tarea de reconstruir el templo era muy difícil y tenía muchos opositores. El ángel del Señor da palabras de esperanza y de confianza a Zorobabel a través de Zacarías. El problema de las ruinas, las dificultades y los inconvenientes, no se van a resolver teniendo un ejército, ni por la fuerza, sino con el Espíritu del Señor. Sólo el Señor puede generar esperanza ante el desánimo de la gente o de los líderes del pueblo. Con la ayuda del Señor es posible construir un mundo mejor, lleno de justicia y paz. En otras palabras, el Señor estaba diciendo, y nos dice a nosotros también, que muchas veces ponemos nuestra confianza en aquellas cosas que representan el esfuerzo humano para resolver los problemas y dificultades, en vez de poner nuestra confianza en la obra del Espíritu Santo. 

 

Sin embargo, es increíble que, ante tantas evidencias del poder del Espíritu del Señor, hay muchas personas que ignoran la participación de Dios en sus vidas o proyectos. Piensan que podrán tener éxito, reuniendo a un gran número de personas o por las habilidades que se tenga, que un gran ejército podrá garantizar vencer cualquier adversidad, que la fuerza vencerá todo obstáculo que se presente, que teniendo grandes recursos económicos se logrará el objetivo. Olvidan que, sin la ayuda de Dios, no tendrán bendición, ni lograrán sus objetivos propuestos. Una tentación muy generalizada en la vida la iglesia, es la de confiar en los programas elaborados por especialistas, en los recursos económicos que se han de conseguir, en las personas que participarán en el proyecto. Pocas veces, los encargados de realizar dichos planes programáticos, se ponen en oración para que el Señor les dé la sabiduría necesaria para lograr los objetivos y las metas. Se espera un mayor crecimiento en la membresía, tener mayor recurso económico, lograr una prosperidad que permita a la iglesia realizar la misión, sin poner todo eso en las manos del Señor. Tanto la gente común, como la de la iglesia, no se preguntan: ¿cómo podremos construir un mundo mejor con la ayuda de Dios?     

 

Nosotros también, hoy en día estamos tentados a confiar en nuestras propias fuerzas, habilidades, destrezas, planes sofisticados, en personal calificado, especialistas, tecnología de punta, entre otras cosas más. Nos olvidamos lo que dice el Señor: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" Si ponemos todo en las manos del Señor y confiamos en su santa voluntad, todo lo que planeemos o proyectemos hacia el futuro, sin duda que el Espíritu del Señor lo hará posible. De nada valdrá tener un ejército de personas, imponer por la fuerza nuestras voluntades, para lograr nuestras metas y objetivos. Zorobabel logró reconstruir el templo con la ayuda de Dios, logrando generar esperanza entre el pueblo. Construyó un mundo mejor para su pueblo. Si no estamos dispuestos a confiar en el Señor, no nos lamentemos, si lo que planeamos o pensamos nos sale mal o no va.    

 

Quiera el Señor que siempre podamos confiar en el poder de Su Santo Espíritu y podamos construir un mundo mejor, en medio de la desesperanza, el dolor y la injusticia. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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