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DIOS NUNCA NOS ABANDONA

(Jueces 15: 9-19)

El relato bíblico nos dice que Sansón está siendo buscado por los filisteos para ser capturado, debido a los ataques y destrozos que les había infringido. Hay una actitud de venganza. En esa situación los habitantes de Judá se prestan para entregar a Sansón a sus enemigos, a cambio de que no les hicieran daño alguno .

Bien sabemos que Sansón había recibido la fuerza de Dios y que lo había puesto como juez para administrar justicia y defender al pueblo de Israel del acoso de los filisteos, enemigos de Israel. Sansón les había infringido muchas derrotas y ellos no habían podido contrarrestar esta situación. En un momento dado, los filisteos deciden atacar y van al encuentro de Sansón, pero de pronto el Señor interviene y le da las fuerzas necesarias para liberarse de las ataduras y enfrentarlos.

En la batalla, Sansón logra matar a mil filisteos con la quijada de un asno. Dios había estado presente y favorece la victoria de Sansón. Esta gran victoria hace huir a los filisteos del lugar. Una vez más Dios interviene en situaciones difíciles y de peligro. Cuántas veces en el caminar de nuestra vida cristiana hemos sentido la presencia de nuestro Dios en cada situación. Dios siempre está en los momentos sencillos o difíciles. ¡Nunca nos abandona!

Hay un hecho que nos debe llamar la atención con relación a la actitud de Sansón. Después que Dios le había ayudado en todas las dificultades y victorias, llega un momento en que le recrimina el hecho de no tener agua para beber y con ello peligra su vida. Clama a él diciéndole que cómo es posible que le haya dado una gran victoria y ahora lo iba a dejar morir en manos de los paganos. Muchas veces nos pasa a nosotros que ante una situación difícil, rápidamente reclamamos a Dios, ¿por qué permites que nos pase tal situación? o ¿por qué me pasa esto?. Nuestra desesperación llega al punto que olvidamos las múltiples bendiciones recibidas por Dios todos los días, pero ante una prueba le cuestionamos el por qué nos abandona o por qué nos va a dejar morir. ¡Cuántas victorias ganadas! Y ante una situación difícil pareciera que todo está perdido y que moriremos.

Sin embargo, el relato nos dice que Dios escuchó el clamor de Sansón y abrió un hoyo para que brotara el agua necesaria para que Sansón quedara satisfecho y reanimado. Dios hizo un milagro en medio de la angustia y del temor. Dios siempre está presente, nunca nos abandona. Así como nunca abandonó a Noé, Abraham, Jacob, José, Moisés, Josué, Gedeón, Débora, Ruth, Esther, David, reyes y profetas, Pablo, Pedro, los primeros mártires cristianos y muchos otros más hoy en día. Dios siempre cumple su promesa de que estará a nuestro lado, él nunca nos abandona. No debemos nunca dudar de sus promesas aun cuando estemos pasando momento de prueba, de tristeza o dolor. Satanás nos meterá el aguijón de la duda, de la incertidumbre, de la ausencia de Dios. No debemos caer en la tentación de cuestionar a Dios. ¡Él es siempre fiel!

De ahí que debemos reflexionar acerca de esta experiencia de Sansón para que en nuestro diario quehacer recordemos que Dios está a nuestro lado siempre y que él escucha nuestro clamor, nuestras súplicas, nuestras oraciones. Grande es su misericordia. Oremos para que el enemigo no siembre en nuestro corazón alguna duda de la presencia de Dios. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

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