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HISTORIA

HUAMANGA: UN HERVIDERO DE RELIGIOSIDAD Y CULTURA (*)

A 550 kilómetros de Lima se encuentra la ciudad de Huamanga, capital del departamento de Ayacucho. Ciudad de los antiguos arrieros, trovadores y artesanos, es un bastión de nuestra cultura. Tras una década de violencia vuelve a ser protagonista y sus calles retoman el colorido de antaño. Los bordoneos de las guitarras huamanguinas vuelven a encandilar a propios y extraños, y es que pese a todo la cultura sigue viva.

Huamanga, la ciudad de las iglesias, fue fundada por Francisco Pizarro el 29 de enero de 1539 en Huamanguilla (en las alturas del actual pueblo de Quinua). Se llamó "San Juan de la Frontera de Guamanga" por ser límite de guerra contra el alzado Manco Inca, debiendo, además, servir de ciudad intermedia entre Lima y Cuzco.

Sin embargo, debido a su ubicación, el frío, el aislamiento y el terreno áspero y montuoso; fue trasladada, tras decisión acordada el 1 de abril de 1540, al sitio de Pucaray, territorio de los indios Huayhuacondores (o Huayocondores). La historia registró el 25 de abril de 1540, fecha en que el Cabildo levanta su Acta ("los vecinos se hallaban instalados en este nuevo lugar").

Según los investigadores Enrique González Carré, Yuri Gutiérrez G. y Jaime Urrutia Ceruti, en el libro "La ciudad de Huamanga: espacio, historia y cultura", la deformación de la palabra Pukaray (que evoca la existencia de algún tipo de fortificación ya existente del cual no quedaron huellas) a través de los años, devino en Pucray y finalmente en Pokra, constituyendo una etnia inventada "como punto de referencia de la identidad regional recreada por la élite huamanguina de la primera mitad del siglo. Sin embargo, el Dr. Alfredo Alberdi Vallejo, antropólogo huamanguino por la UNSCH y Doctor en Filosofía, Historia y Ciencias de las Culturas por la Universidad "Libre Berlín", refuta argumentalmente esa tesis. Primero, desde el punto de vista de la linguística y la filología. Dice que por ser el quechua una lengua aglutinante y flexiva a la vez, el sustantivo "Pukara" donde la vocal "a" es fuerte y abierta, no admite elisión alguna (como en "del" por "de el"), por lo tanto esta palabra no es alofónica con "Pokra", son muy diferentes. Afirma quue los Pokras tenían como centro citadino el actual pueblo de Quinua y que su huaca principal fue el "Condorkunka". Étnicamente fueron linajes de origen Wari emparentados con los quechuas cuzqueños tras la derrota Chanka por el Inca Pachacútec. Territorialmente tenían una unidad y una especie de "confederación" que dura hasta la época colonial española, puesto que sus caciques firmaban los documentos en forma de compañía. Abarcaron una zona comprendida entre Huamanga, Huanta, parte del sur de La Mar y el sureste de Huancavelica, por ello los documentos coloniales afirmaban que la fundación primitiva de Guamanga estaba hecha en territorio Pokra "(Ver: Alfredo Alberdi)

Más adelante, el pueblo fue denominado San Juan de la Victoria de Huamanga, a raíz del triunfo de Cristóbal Vaca de Castro sobre Diego de Almagro "El Mozo", en 1542 en la batalla de Chupas.

Luego de su fundación y traslado, la ciudad experimentó un notable crecimiento, sobre todo eclesial. Huamanga comenzó con una iglesia mayor (1540), de la que dependían cuatro parroquias: la del Sagrario, que era de españoles, y las de Santa Ana o Hanan Parroquia, y Santa María Magdalena o Uray Parroquia (parroquia de arriba y de abajo, respectivamente) que eran de naturales. Después de éstas se instalaron y edificaron templos de los mercedarios que llegaron con la fundación de la ciudad en 1541, y disponen de ocho capellanías en 1586; los Dominícos se establecieron en 1548 y cuentan también con seis capellanías en 1586; por último los Franciscanos, operando desde 1552, administraban cinco capellanías en 1586. El panorama de conventos se completa con los dos de monjas existentes: Santa Clara, fundado con recursos del encomendero y empresario Antonio de Oré, y Santa Teresa, espresión física del capital acumulado por el rico minero Amador de Cabrera. Ambos conventos canalizarán las expectativas del sector de mujeres españolas que no logran (o no quieren) contraer matrimonio. Finalmente, las primeras misiones de jesuitas se realizaron en la región en la década de 1580, establecerán su convento a inicios del XVII y a partir de él levantará la empresa religiosa-económica más importante de la región, hasta su expulsión en 1767.

En 1586, dos vecinos, Pedro de Rivera y Antonio de Chávez, son encargados de cumplir con una ordenanza virreinal para evaluar los recursos de la región, entregando un testimonio escrito de lo que era la ciudad entonces, leámos:

"Esta ciudad tiene un temple tan moderado que no es frío ni caliente; es tan apacible que ni en verano ni invierno no da pesadumbre el calor ni el frío..." "La forma de las casas desta ciudad es como las de España, con sus altos y bajos y aposentos grandes y anchurosos, con sus patios y corredores, huertos y corrales... y su agua de riego que viene por una acequia principal y se reparte a las casas conforme su cantidad... El pueblo es pequeño y la forma del con calles anchas y su plaza grande y cuadrada; las calles son repartidas por cuadras... Tiene dos parroquias de indios de los que habitan para el servicio de la ciudad y de otros extavagantes que llaman yanaconas, que algunos de ellos son oficiales y tienen sus curas particulares, uno en cada parroquia. Hay veynte e cinco vecinos de encomienda y feudo de indios, y otros cincuenta que tienen casas y no indios; y de ordinario todos los españoles deste pueblo seran ciento e cincuenta" (Rel. Geog. 1881).

A todo esto Huamanga se erigió en diócesis el 20 de julio de 1609, convirtiéndose su templo mayor en catedral en 1612. Poco a poco fueron surgiendo nuevas iglesias llegando hasta las actuales que le dan en la lejanía un perfil singular con sus cúpulas y campanarios, añadiéndose el murmullo musical de sus bronces.

Desde Huamanga se puede observar, mirando hacia el Este y al frente de la inmensa hoyada en que está la ciudad el blanco obelisco de la pampa de Quinua que rememora la famosa Batalla de Ayacucho, y hacia la izquierda, en los días claros, el apu Rasuwillka, con su cumbre lejana.

Aparte de las iglesias y parroquias, otros elementos arquitectónicos que ningún turista puede dejar de visitar son las casonas coloniales. Entre ellas destacanlas casonas del Cabildo, que data de 1741, y donde se entra desde un zaguán escalonado ubicado en los portales de la Plaza de Armas; las de Cristóbal de Castilla; de Ladrón de Guevara; del corregidor Nicolás de Boza y Solís; de la Escuela de bellas Artes; entre otras. Junto a ellas destacan con majestuosidad los balcones de cajón.

PLAZA DE ARMAS

Naturalmente, la Plaza de Armas -llamada así porque a ella acudían los encomenderos para defender la ciudad en casos de emergencia- la denominación correcta es Plaza Mayor, aunque para el pueblo simplemente es Parque Sucre, es digna de ser recorrida. Es muy extensa, algo inclinada y es la única del Perú que presenta sus cuatro lados con portales constituídos por columnas y arquerías de piedra. El lado este tiene 16 arcos; el sur, 32; el oeste, 30; y el del norte, 33. Durante casi setenta años, el centro de la Plaza tuvo una pileta de bronce, surtidor de agua con una figura conocida por los huamanguinos como "pascualito". Fue traslado a la plazuela de Santa Teresa en 1924. Porque en la Plaza Mayor se erigió el actual monumento del Mariscal Antonio José de Sucre.

UNIVERSIDAD SAN CRISTOBAL

Fue junto a la Universidad de San Marcos (Lima) y San Antonio Abad (Cusco), una de las tres universidades del Perú virreinal y es un símbolo histórico. Fue creada en 1677 y clausurada definitivamente en 1876. Posteriormente es reabierta en 1959, luego de varias décadas de activa campaña de las élites locales y también de organizaciones de base.

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(* Reeditado en base a un informe de Alberto Ñiquen del diario "Gestión")