emergido del mar – el pie en la espuma – ¿Por qué el destino te tornó en alero En los corales y perlas, sumergido ¡Oh ciega sangre que el sonido mina! ¿Por qué morada de serena fuente ¿Naciste erguido, paralelamente
Del alba por la estela de su sueño, Fuego de mar navega por sus venas. ¡Oh cielo que en tu copa se desata
Tu cántico sereno, catarata
Breve y eterna, matinal figura, Mano de Dios, alumbra tu hermosura.
I. El pie en la espuma
¡Oh tamarindo del verdor primero
que los brazos levantas en la bruma,
de las islas, testigo prisionero!
de salino elemento y pura suma
fuiste liquen y de errante pluma,
tú desde la raíz, tan verdadero?
tu sueño fue. ¡Oh música marina
que por tu cauce vegetal asciende!
Bajo la undosa copa te sorprende
el fruto de tu hermosura suspendido.
II. Sin tiempo ni memoria
transitan tus raíces sin memoria,
oh tamarindo fantasmal? ¿Qué historia
alumbran las cenizas de tu frente?
a la linde de espuma transitoria?
Verde guardián de anunciación... ¿La gloria
tuviste de vivir sin accidente?
fue el tamarindo sosegado por su dueño
de las olas tempranas, sin sentido
Pararrayo de nubes y de arenas,
permanece en el Tiempo, indefinido
III. Un cántico
celeste
y peina canas de inmortal reflejo,
hundido hasta tu sangre, en el añejo
fuego celeste que tus
huesos ata!
es de las hojas que, en su fiel bosquejo,
irrumpen al espacio cual festejo
de una estrella flamígera de plata.
en que las rama, por nacer floridas,
tienen cautivo al cielo del follaje.
Tu corazón – ¡oh cántico sin bridas!—
feliz navega en puro vasallaje.