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EL SOCIÓLOGO Y LA BUROCRACIA PÚBLICA

EN LA EPOCA DE LA APERTURA DEMOCRATICA

 

Autor: Dr. Xavier Gamboa Villafranca.

Publicado en la Revista Comunidad, Cuaderno de difusión cultural de la Universidad Iberoamericana.  Vol. 55, febrero de 1976.  México DF.

 

Portada

 

1)Introducción

2)El Sociólogo y la Burocracia Pública en la Época de la "Apertura Democrática”.

3)Alternativas de desempeño profesional del sociólogo en México.

4)Alternativas de práctica política del sociólogo

a)Sociólogos que tienen una práctica política totalmente incorporada.

b)Sociólogos que tienen una práctica política utópica

5)El sociólogo en el aparato burocrático: Relación entre sus prácticas científico-social, laboral-formal y política.

c)Sociólogos que tienen una práctica política semidesincorporada

d) Sociólogos que tienen una práctica política totalmente desincorporada

6)A Manera de conclusión:

 

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Introducción

 

En este trabajo se intenta caracterizar el papel del sociólogo colocado en el aparato burocrático del Estado Mexicano en la época de la "apertura democrática". A su vez, esto implica, en primer lugar, precisar -fundamentalmente a través del amplio espectro de alter- nativas abiertas por la práctica científico-social y por la práctica laboral-formal- el concepto de desempeño profesional del sociólogo en la burocracia; en segundo lugar, considerar que la contingencia específica representada por la apertura democrática, en un marco de extensión generalizada de las relaciones sala- riales al ámbito del "trabajo intelectual", posibilita formas concretas -diferentes, respecto a las anteriormente existentes- de la práctica política que se encuentra implícita pero necesariamente conectada a toda práctica científico-social.

 

De acuerdo con estos objetivos, el documento se ha dividido en tres partes, En la primera de ellas se presenta un esbozo de las alternativas de desempeño profesional del sociólogo en México. La segunda parte versa sobre las modalidades que puede adquirir -de acuerdo al grado de incorporación- la práctica política del sociólogo. Por último, en el tercer apartado se efectúa la relación entre los conceptos de práctica científico-social, laboral-formal y política.

 

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El Sociólogo y la Burocracia Pública en la Época de la "Apertura Democrática”.

 

Alternativas de desempeño profesional del sociólogo en México.

 

En la actualidad, al pensar en el papel del sociólogo en México, parece estar bastante arraigada la tendencia a hacerlo en términos de nociones generales: es decir, como si a todo científico social le estuviera reservado, en la realidad de su ejercicio profesional cotidiano, un mismo "rol" o una única "función". Aparente de que este rol singular casi nunca se precisa de manera exhaustiva, una concepción semejante implica hacer a un lado los numerosos matices -cualitativamente diferentes- de ti- pos de desarrollo profesional, dando lugar a planteamientos, programas y resultados no siempre acertados, especialmente cuando el supuesto de su existencia efectiva se convierte en el marco de referencia obligado para situar la acción del científico social en una dimensión teórico-práctica. Por tanto, es justamente la ubicación del ente abstracto-ideal representado por el sociólogo, lo que conduce a afirmar que -en cuanto a su ubicación en la estructura de clases- es burgués, pequeño burgués, proletario o constitutivo de una "clase política" y que en términos de su práctica política es revolucionario, conservador o apolítico.

 

De la misma manera que la ciencia social ha logrado, por ejemplo, desterrar el concepto general de campesino como identificado con una sola clase social, Llegándolo a considerar actualmente como un término que de hecho abarca áreas a lo largo ya lo ancho del conjunto de la estructura de clases (pues en él se encuentra, desde el campesino-empresario capitalista hasta el campesino-jornalero sin tierra([i]), aquí se apunta que el hecho de pensar en el sociólogo en términos indivisos resulta inoperante en el presente, cuando se da un incremento de la gama de labores posibles -producto de una mayor división del trabajo intelectual-social-, en el marco de un ensanchamiento formal del horizonte político.

 

Es necesario distinguir al sociólogo que desempeña su actividad profesional en la burocracia pública de aquel que ejerce su profesión fuera del ámbito de ésta. En este último caso encontramos, generalmente, al sociólogo-empresario (contratista, y similares) y al conjunto de profesionales que trabajan a su servicio : al sociólogo que no desempeña su actividad profesional y al sociólogo-escritor independiente([ii]).

 

Esta distinción no contiene por sí misma elementos explicativos; cobra sentido cuando se la considera en relación con dos diferenciaciones que emanan del hecho de tomar en consideración la especificidad del trabajo ejecutado por el sociólogo. La primera de ellas, surge del hecho de que el trabajo realizado ocupa lugares diferentes dentro del área de la práctica científico-social : la segunda tiene que ver con la ubicación, en términos burocrático-administrativos, de la práctica laboral formal.

 

En cuanto a las alternativas de desempeño profesional de acuerdo al lugar ocupado por el trabajo realizado -en el área de la práctica científico-social-, es necesario distinguir, a su vez, al sociólogo que produce: a) conocimiento en forma de "materia prima"; b) conocimiento parcial o totalmente elaborado; y, c) conocimiento no relacionado con la ciencia social. Esta última apreciación permite percibir que un sociólogo productor de "materia prima", puede fungir ,básicamente([iii]) como: encuestador, entrevistador, recopilador de in- formación documental, elaborador de cédulas de entrevistas, cuestionarios y/o censos, codificador de información recopilada, procesador (estadística y similar) de información recopilada, analista de información recopilada.

 

El sociólogo que produce conocimiento parcial o totalmente elaborado, puede ser ayudante o auxiliar de investigador, investigador a cargo de un estudio específico, investigador a cargo de un programa que involucra a varios estudios específicos. Por último, el sociólogo que no produce algún tipo de conocimiento científico-social, generalmente queda incluido en programas de reclutamiento de personal, sensibilización, "conscientización" y/o promoción social, trabajo social.

 

Por lo que se refiere al desempeño profesional de acuerdo a la ubicación de la práctica laboral-formal, -en el marco de una organización administrativa-, el sociólogo puede ser oficinista, auxiliar, jefe de departamento o asesor, director. En otras palabras, el científico social puede ser empleado, funcionario bajo, funcionario medio y funcionario alto; en la burocracia pública, en particular, parece ser que le están significativamente abiertas las tres primeras alternativas.

 

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Alternativas de práctica política del sociólogo ([iv])

 

A estas alturas, la tendencia hacia la asalariarización del llamado "trabajo intelectual" aparece como irreversible([v]). En la dimensión que aquí interesa, cada vez es más reducido el número de sociólogos que subsisten de manera relativamente independiente de una organización administrativa -sea ésta gubernamental o no-. Esta es la razón principal por la que, en este apartado, se esbozarán algunas ideas sobre las alternativas de práctica política que parecen presentársele principalmente a los científicos sociales que se encuentran incrustados en organizaciones burocrático-administrativas. Es decir, se trata simplemente de dilucidar las posibilidades de acción político que el sociólogo burócrata afronta, de manera implícita o explícita([vi]), en el desempeño de su práctica laboral-formal y de su práctica científico-social.

 

De entre las variadas categorías que podrían usarse para analizar la práctica política del sociólogo-burócrata, se utilizaron inicialmente las categorías dicotómicas: práctica política incorporada al Estado-práctica política desincorporada al Estado. Con objeto de incluir aquellas alternativas intermedias que no caben en una u otra -o que abarcan partes de ambas-, posteriormente ha sido necesario ampliar esta categorización, hasta quedar en la forma siguiente: práctica política totalmente incorporada; práctica política semidesincorporada; práctica política totalmente desincorporada; práctica política utópica([vii]) .La caracterización  hipotética de cada una de estas categorías es la siguiente:

 

Sociólogos que tienen una práctica política totalmente incorporada.

 

A reserva de que los resultados emanados de una investigación directamente orienta- da hacia el conocimiento en torno a esta categoría indiquen lo contrario, es posible afirmar que en este caso se encuentran una buena parte de los sociólogos. En ella se incluyen los científicos sociales que realizan, tanto una práctica científico-social incorporada, como una práctica laboral-formal incorporada. Es decir, está constituida por aquellos que aceptan íntegramente -sin cuestionar la esencia- las directrices de la institución "a que pertenecen" (en cuanto a temas de investigación, opción teórica, metodología, categorías, su- puestos, variables, hipótesis, técnicas, consumo de resultados y, en ocasiones, normas conducentes a la obtención de resultados predeterminados), sin que el ejercicio de su práctica laboral-formal se traduzca en medidas significativas de presión -individual o colectiva; efectiva o inefectiva; económica o política- dirigidas hacia la impugnación de los estratos superiores de la institución en que "prestan sus servicios" (y, menos aún, hacia la afectación de los intereses de la totalidad o de fracciones de la clase dominante de la sociedad global). Generalmente, los conflictos y las manifestaciones de inconformidad de este grupo de sociólogos, estriban en que, en forma individual y respetando estrictamente las jerarquías administrativas, tiene lugar la solicitud de mayores salarios, mejores prestaciones y más privilegios, ante "las autoridades superior”-.

 

En esta categoría se incluyen aquellos que, en la forma y en el fondo, realizan una práctica política desincorporada del Estado.. Es decir, está constituida por los sociólogos que realizan, tanto una práctica científico-social desincorporada, como una práctica laboral-formal desincorporada.

 

Los sociólogos incrustados en el aparato burocrático del Estado que tienen esta práctica política desincorporada, generalmente tienen contados sus días en la organización a partir del momento en que empiezan a realizarla. La razón de ello consiste, no tanto en que el ejercicio de la práctica científico-social desincorporada traiga problemas a la organización([viii]), sino en que una estructura burocrática (caracterizada fundamentalmente por rígidas relaciones de supra-subordinación y por una aguda centralización del poder) no puede tolerar -casi por definición- la existencia de una práctica laboral-formal([ix]) que en buena medida se coloca más allá del ámbito de su control. La respuesta generalmente no se hace esperar; en el menos grave de los casos, la re- presión aparece en la forma de despido, privando de esta manera al intelectual, incluso de la posibilidad de efectuar una práctica científico-social cualquiera (sea ésta incorporada o desincorporada) al interior de la organización.

 

Sociólogos que tienen una práctica política utópica

 

A diferencia de aquellos que participan de una práctica política semidesincorporada, quienes tienen una práctica política utópica efectúan una práctica laboral-formal desincorporada, sin llegar a alcanzar una práctica científico-social verdaderamente desincorporada. Esto generalmente es sintomático de la existencia de un principio de inconformidad que se traduce en un rechazo emotivo -generalmente por los sociólogos que fungen como empleados o funcionarios bajos, y que producen conocimientos en forma de "materia prima" -de la forma de realización de las labores y de su ubicación global en la estructura organizacional, en una situación en que la ciencia social realizada por ellos no llega realmente a rebasar -o, en algunos casos, apenas si llega a hacerlo- los marcos de la ciencia social incorporada y que, por ende, resulta adecuada para la racionalización del Estado mexicano. En esta forma, caen en la utopía, en buena medida como autojustificación, de que el esgrimir una posición de enfrentamiento frontal -en circunstancias en que ésta es frecuentemente aplastada por la maquinaria organizativa- a las normas institucionales, por sí misma, los coloca como revolucionarios. Los resultados generalmente son los mismos, en cuanto a su permanencia en la burocracia, que en el caso anterior: el sociólogo con una práctica política utópica generalmente es expelido de la institución para la cual labora.

 

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El sociólogo en el aparato burocrático: Relación entre sus prácticas científico-social, laboral-formal y política.

 

Llegado este punto, es preciso proceder ahora a relacionar los elementos que más arriba se han brindado aisladamente, con objeto de elaborar planteamientos hipotéticos, respecto al papel del sociólogo que labora en el aparato gubernamental de un Estado nacional, en una coyuntura formal de transición hacia mayores niveles de democracia integral". Posiblemente no sea una exageración afirmar que la actuación de los sociólogos que tienen esta práctica política corresponde estrictamente (y en ocasiones va más allá) a la programación "ético"-profesional de que fueron objeto en el transcurso de sus estudios universitarios (especialmente, en el caso concreto de la UNAM., si éstos fueron cursados con anterioridad al movimiento estudiantil de 1968) y que encaja perfectamente en el conjunto de relaciones intraburocráticas.

 

c) Sociólogos que tienen una práctica política semidesincorporada

 

Esta categoría incluye a los sociólogos que tienen una práctica laboral-formal fundamental mente "incorporada", en tanto que su práctica científico-social es "desincorporada". Pero, a su vez, el Conocimiento científico social "desincorporado" puede ser un subproducto de la realización de la práctica laboral- formal incorporada, o bien -al contrario- la práctica laboral-formal puede ser el resultado parcial de una práctica científico social desincorporada y racionalmente planeada con anterioridad([x]). En otras palabras, el sociólogo tiene una práctica política semidesincorporada cuando: i)realiza un trabajo laboral formal -relacionado directa o indirectamente, con la investigación científico social- en donde tiene las posibilidades y la visión de ir aprovechando una parte de sus experiencias y resultados, generalmente a futuro, en investigaciones diferentes a las realizadas para la institución, y con una base teórico-metodológica también distinta a la formalmente esgrimida ante la organización para la cual trabaja; o, ii) realiza la planeación sistemática -incluso llegando hasta la elaboración de esquemas o diseños de investigación- de una serie de investigaciones a largo, mediano y corto plazo, que son de su interés([xi]), de tal forma que pueda proponer a la organización en que labora acciones que estén contenidas en la dimensión de su trabajo laboral-formal pero que son de utilidad directa para los fines de los estudios por él planeados previamente (y diferentes a los que manifiesta- mente plantea).

 

La práctica política semidesincorporada del sociólogo incrustado en el aparato burocrático del poder -en cualquiera de sus dos modalidades, aunque la segunda implica una mayor desincorporación que la primera- se, realiza cuando se dan, por lo menos, las siguientes condiciones: relativa independencia de acción del sociólogo; capacidad crítica del científico social; relaciones intraburocráticas no demasiado rígidas; relativamente baja posibilidad de que la organización burocrática otorgue una rotunda negativa a las propuestas de trabajo formalmente incorporado. Surge este tipo de práctica en los momentos en que el sociólogo -de manera individual o colectiva- no tiene la fuerza suficiente al interior de la organización -ni tiene los nexos necesarios con las fuerzas sociales ubicadas al exterior- como para lograr que su práctica científico-social realmente desincorporada se traduzca en una práctica laboral-formal explícitamente desincorporada. Este caso se analizar enseguida.

 

d) Sociólogos que tienen una práctica política totalmente desincorporada.

 

un buen arranque consiste en relacionar entre sí a los dos componentes principales de las alternativas de actividad profesional del sociólogo; esto es, en vincular sus alternativas de práctica científico-social con las de práctica laboral-formal. Sintéticamente, el plantea- miento sería el siguiente:

 

a) En la burocracia pública, el sociólogo que trabaja a nivel de empleado tiende a fungir, principalmente, ya sea como productor de conocimiento científico-social en forma de materia prima, o bien como productor de conocimiento no directa- mente vinculado con las ciencias sociales,

b) En la esfera de los funcionarios, a mayor "elevación" del rango ocupado por el sociólogo, es posible prever una progresiva tendencia a desvincularse de su participación di- recta en la producción de conocimiento científico social, e incluso a perder totalmente el vínculo con la ciencia para dedicarse a actividades de otro tipo, que redunden, generalmente, en beneficio de su movilidad política vertical.

b.1) El sociólogo que funge como bajo funcionario puede participar indistintamente en la producción de conocimiento en forma de "materia prima", parcial o totalmente elaborada, o desvinculado de la ciencia social. Ello depende fundamental- mente de los objetivos del organismo para el cual trabaja.

b.2) Cuando el sociólogo ha alcanzado el status de funcionario medio, es factible pensar que sólo excepcionalmente se dedicará a la producción de materia prima; tenderá más -él, o con su equipo- a producir conocimiento científico parcial o total mente elaborado o a la realización de actividades no incluidas en las ciencias sociales.

b.3) Los casos en que el sociólogo llega a ser alto funcionario del aparato burocrático del Estado distan mucho de llegar a ser la regla general. Sin embargo, cuando llega a verse en este caso excepcional, el sociólogo se desvincula totalmente de la producción de conocimiento científico, a cualquier nivel, para convertirse básicamente en un engrane más de la maquinaria corporativa del Estado.

 

Los puntos anteriores, vistos gráficamente, adoptan la forma siguiente:

 

Alternativas de práctica

laboral formal Productor

Alternativas de práctica científico-social

Productor de materia prima

Productor de conocimiento parcial o totalmente elaborado

Ejecutor de actividades no directamente vinculadas con las ciencias sociales

Empleado

XXXXXXXXX

 

XXXXXXXXX

Funcionario Bajo

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

Funcionario Medio

XXXXXXXXX

 

XXXXXXXXX

Funcionario Alto

 

 

XXXXXXXXX

 

Una vez relacionados entre sí los dos elementos principales de las alternativas de desempeño profesional del sociólogo-burócrata, es necesario vincular éstas con las alternativas de práctica política. Respecto a la relación entre su práctica política y su práctica científico-social, es posible plantear las siguientes hipótesis:

a) El sociólogo que, como resultado de su trabajo formal en la burocracia pública, produce conocimiento parcial o totalmente elaborado, puede cubrir cualquiera de las cuatro alternativas de práctica política. El desempeño de una de ellas depende de la interrelación específica entre las características personales del sociólogo y de las circunstancias que lo rodean en la organización burocrática.

b) Cuando el sociólogo burócrata produce. fundamentalmente conocimiento científico-social en forma de "materia prima" cuando realiza actividades no directamente relacionadas con las ciencias sociales, pare- ce que existe una mayor tendencia hacia la realización de una práctica política totalmente incorporada o de una práctica política utópica, que hacia aquella que es semidesincorporada o totalmente desincorporada.

 

Gráficamente, las dos hipótesis anteriores emanan del siguiente cuadro:

 

 

Alternativas de práctica científico-

social

Alternativas de práctica política

Totalmente incorporadas

Semidesin-corporada

Totalmente desincorporada

Utópica

Productor de materia prima

XXXXXXXXX

 

 

XXXXXXXXX

Productor de conocimiento parcial o totalmente elaborado

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

Ejecutor de actividades no directamente vinculadas con las ciencias sociales

XXXXXXXXX

 

 

XXXXXXXXX

 

Por último, atendiendo a la relación entre la práctica política y la práctica laboral-formal del sociólogo, las hipótesis que es posible establecer son las siguientes:

 

a) El sociólogo que labora formalmente a nivel de empleado puede tener una práctica política que quede incluida en cualquiera de las cuatro alternativas posibles. Su participación en una de ellas depende, tanto de la especificidad de las relaciones intraburocráticas en que se halla inmerso (grado de rigidez, nivel salarial, etc.), como de sus características personales (valores, capacidad analítica y crítica, etc.).

b) Por su parte, el funcionario bajo general- mente tiene una práctica política total- mente incorporada, semidesincorporada, o -en casos extremos- totalmente desincorporada; normalmente no realiza el tipo de práctica que aquí hemos denominado utópica.

c) Al funcionario medio generalmente se le presentan dos alternativas de práctica política: permanecer totalmente incorporado al Estado o real izar una de las dos modalidades de práctica política semidesincorporada. La elección por una u otra, en caso de que se dé en términos "conscientes", de- pende más de las características personales que de características de la organización.

d) El alto funcionario generalmente no tiene otra alternativa que realizar una práctica política totalmente incorporada. En este caso, se encuentra limitado completamente por los intereses creados y las presiones político-económicas acumuladas en el transcurso de su movilidad.

e) En general, existe hipotéticamente una tendencia conforme a la cual, a una mayor posición laboral-formal del sociólogo incrustado en la burocracia pública, corresponde una menor posibilidad de ejercicio de práctica política desincorporada.

 

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_______________________________________________________

A Manera de conclusión:

 

Recapitulemos las principales ideas manejadas hasta ahora:

a) La categoría de el sociólogo, por sí misma, es conceptual mente imprecisa cuando se intenta dilucidar, por ejemplo, la cuestión de. su papel en la burocracia pública.

b) Para precisar el anterior concepto es de utilidad partir del hecho de que no existe una sola “función", asignada por igual a todos los sociólogos burócratas, sino que ésta se diferencia, por lo menos en cuanto a las alternativas de su práctica laboral-formal, de su práctica científico-social y de la práctica política directamente vinculada a ambas.

 

Gráficamente, las anteriores hipótesis se desprenden del siguiente cuadro :

 

Alternativas de

práctica laboral formal

Alternativas de prácticas políticas

 

Totalmente incorporada

Semidesin-corporada

Totalmente desincorporada

Utópica

Empleado

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

Funcionario Bajo

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

 

Funcionario Medio

XXXXXXXXX

XXXXXXXXX

 

 

Funcionario Alto

XXXXXXXXX

 

 

 

 

c) Cuando se relacionan las alternativas de práctica científico-social del sociólogo burócrata con las alternativas de su práctica laboral-formal, es posible plantear la hipótesis gruesa de que a mayor status laboral- formal corresponde una menor posibilidad de realizar trabajo directamente vinculado con las ciencias sociales.

d) Al vincular las alternativas de práctica política del sociólogo burócrata con sus alternativas de práctica científico-social, es posible plantear que el productor de conocimiento científico parcial o totalmente elaborado tiene abiertas las cuatro posibilidades de práctica política, en tanto que el sociólogo que produce "materia prima" o que realiza actividades desvinculadas de las ciencias sociales tiene una doble alternativa de práctica política o totalmente incorpora- da o utópica.

e) La relación establecida entre las alternativas de práctica política del sociólogo burócrata con sus alternativas de práctica laboral-formal permite establecer la hipótesis de que, a mayor status jerárquico del científico social, corresponde una menor posibilidad de ejercer una práctica política desincorporada al Estado Mexicano,

 

 

XAVIER GAMBOA VILLAFRANCA- Estudiante de Sociología, Escuela de Ciencias Políticas y Socia-les, UNAM.

 

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[i] Pare. J: "El capital comercial en la agricultura mexicana", Historia y Sociedad, No.4, Invierno 174. Págs. 82-84.

[ii] Naturalmente, en este caso también se encuentra el sociólogo-militante o activista.

[iii] Se hace referencia aquí al desempeño de la actividad que ocupa la mayor parte del tiempo del científico social.

[iv] Se hará aquí referencia específica a la práctica política ligada al trabajo profesional del sociólogo: esto es, no se considera aquella práctica que pueda desempeñar en algún otro "papel" social.

[v] Para una lúcida interpretación al respecto, véase: Mandel, E. : La proletarización del trabajo intelectual. UNAM., México. Edición Mimeográfica.

[vi] Es vasta la literatura que trata sobre las implicaciones políticas implícitas en las ciencias socia- les. Consúltese, por ejemplo, a Fals Borda, O.: Ciencia propia y colonialismo intelectual. Edito- rial Nuestro Tiempo. México. 1970.

[vii] Es importante explicitar el carácter histórico de estas cuatro categorías: éstas son realmente existentes y, de hecho, las tres últimas son posibilitadas en buena medida por la coyuntura actual de "apertura democrática" del Estado Nacional Mexicano.

[viii] De hecho ésto, justamente, a menudo funciona como uno de los señuelos principales para la cooptación de sociólogos por parte del Estado.

[ix] Un análisis detallado llevarla a la consideración de las maneras conforme a las cuales se realiza esta política desincorporada: individual- colectiva; "gremial"-extragremial; a través de la presión de fuerzas internas; mediante la presión de fuerzas externas; con presión de fuerzas in- ternas y externas. El grado de cooptación, negociación o represión que emplee la organización -as( como el tiempo que tarde en manifestar- se- dependen en buena medida de la forma que adopte esta práctica.

[x] En esta segunda posibilidad, los resultados de la práctica laboral-formal son un subproducto de la práctica científico-social desincorporada.

[xi] Es necesario aclarar que se analiza aquí específicamente el caso en que el interés personal del sociólogo se identifica -de una u otra forma- con la transformación del modo de producción dominante: ello no obvia, sin embargo, el hecho' de que existen científicos sociales con intereses diferentes a los que manifiestamente hacen concordar con los de su organización, pero que no necesariamente dirigen hacia el logro de un cambio social radical.