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b)Dificultades para el Funcionamiento de

los Aparatos Políticos, de Poder.

 

 Un elemento del artículo Los Determinantes de los Cambios en los Aparatos de Poder del Estado Nacional Mexicano, y su Reflejo en la Estrategia de Irrigación Vigente de 1970 a 1976, del Dr Xavier Gamboa Villafranca

 

 

 

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b) Dificultades para el Funcionamiento de los Aparatos Políticos, de Poder.

 

Al iniciarse los setentas la crisis que se presentaba en el capitalismo internacional, al nivel de las fuerzas productivas y de las relaciones económicas inter e intra clases sociales, repercutió en la transformación no substancia] de las relaciones políticas mundiales. Es aquí, justamente, que debe ubicarse el inicio del debilitamiento de la hegemonía mundial de los Estados Unidos,([i]) así como los esfuerzos por negociar los conflictos de los sectores monopolistas en el plano internacional con el propósito de frenar los antagonismos comerciales y de orden monetario.([ii])

 

Pero los cambios acaecidos al nivel de las relaciones políticas mundiales no se circunscribieron exclusivamente a los resultados de las contradicciones secundarias existentes entre las diversas fracciones de las burguesías de los países hegemónicos. También se daba un ascenso notable de las luchas obre- ras y populares;([iii]) el surgimiento de sindicatos multinacionales. como arma del proletariado mundial para enfrentarse a las empresas multinacionales;([iv]) los primeros síntomas de debilitamiento del control político, ejercido, por los organismos y agencias multilaterales sobre los Estados nacionales dependientes ;([v]) la generalización del convencimiento de que era necesario resistir el intervencionismo de las potencias hegemónicas en alianzas regionales mundiales,([vi]) y el inicio, especialmente en el ámbito latinoamericano,- de la toma de posición de los gobiernos de algunos países en el sentido de cambiar las relaciones con el exterior mediante la adopción de un nacionalismo "agresivo".([vii])

 

Los serios problemas que enfrentaba el crecimiento capitalista del país, al nivel de las relaciones económicas: internas, venían aparejados de la progresiva pérdida de control del Estado sobre el proceso de desarrollo.([viii]) En efecto, ante los crecientes distanciamientos económicos y sociales de la población([ix]) la política estatal de conciliación entre clases -base de la estabilidad política "heredada" de la revolución mexicana- había disminuido su eficiencia. Esta circunstancia, aunada al progresivo debilitamiento del control ejercido sobre las diversas clases y fracciones por parte de la estructura de poder, traía consigo una mayor rigidización y un más: frecuente recurso a la represión([x]) En el fondo se trataba, pues, de una significativa reducción de las posibilidades de acción de un sistema político en creciente discordancia con el proceso de desarrollo económico y social, particularmente en cuanto a que se mostraba ineficaz respecto a aquellas clases y sectores que habían resultado de la modernización e industrialización del país.([xi]) Surgido en sus orígenes, fundamentalmente como "pacto agrario", el sistema político no se había adaptado al hecho de que el centro de gravedad ya se había desplazado del campo a las zonas urbanas.([xii]) Obviamente ello significaba -al traducirse en un creciente deterioro de la base social de apoyo, por el frecuente recurso a la represión([xiii]) y por la inadecuada expresión de las presiones provenientes de las distintas fuerzas sociales,-- que empezaría un progresivo debilitamiento de la unidad del sistema político en su conjunto,([xiv]) y que la legitimidad del Estado se colocaría en un punto crítico.

 

Por otro lado, la rápida expansión del capital privado industria([xv]) había traído consigo un cambio en el equilibrio de fuerzas dentro de la clase dominante. El resultado consistió en que la fracción del gran capital financiero -fuertemente vinculada al exterior- había llegado a constituirse en la fracción más importante de la burguesía([xvi]) Con ello se acentuaba la tendencia de la clase dominante mexicana -presente ya desde la década de los cincuentas- a convertirse, por medio de su mayor capacidad de inversión en los sectores más productivos ( y encarnada en el sector financiero) , en un factor más poderoso que el gobierno109 Ello abría la posibilidad de que ésta tuviera la intención de gobernar por medio de sus representantes di- rectos.([xvii])

 

Las circunstancias históricas del desenvolvimiento del grupo realmente dominante redundaron en que, en esos momentos, éste fuera más débil que el grupo formalmente gobernante;([xviii]) ello, claro está, en términos globales. Sin embargo lo que entonces se vislumbraba como intentos potenciales de obtención del poder formal por parte de la mencionada fracción burguesa, aunado a una muy fuerte dependencia externa que se desprendía de la presencia de un imperialismo moderno que dominaba desde el orden social (control natal, medios de comunicación colectiva, etcétera) hasta las relaciones con el exterior,([xix]) a los conflictos surgidos respecto a los pequeños y medianos capitalistas por el vínculo directo existente entre gobierno y gran capital financiero,([xx]) ya una no del todo adecuada dosificación de "premios y castigos" al interior de la propia "clase política",([xxi]) realmente menguaron en cierta medida la función del Estado a los ojos de loS diversos componentes de la burguesía. Estos hechos constituyeron la; piedra de toque del inicio de su creciente desacuerdo respecto al papel de "árbitro" que pretendía seguir sosteniendo el aparato burocrático.([xxii]) De esta manera el Estado mexicano se enfrentaba, a pesar suyo, al problema de una decreciente autonomía del aparato burocrático respecto a determinadas fracciones de la burguesía.

 

Pero la pérdida de fuerza de la función de arbitraje estatal no tenía lugar únicamente en el ámbito de la clase dominante. También se daba en lo que respecta a la visión de las clases dominadas de las ciudades y del campo. Por principio de cuentas el Estado tenía problemas para el encuadramiento de los propios sectores medios. Estas dificultades estaban ocasionadas por: el aislamiento de estos sectores en el régimen social de la producción; su inestabilidad numérica; su participación en las asociaciones de otras clases, y la desigualdad en la participación del ingreso de los diversos estratos y capas que los componían.([xxiii]) Además la incapacidad para captar adecuadamente las: corrientes innovadoras, principalmente tratándose de aquellas que exigían la transformación de los procedimientos políticos y la consecución de una apertura del aparato político tradicional,([xxiv]) sumada al hecho de que su ineficiencia general para absorber las demandas de los grupos no incorporados([xxv]) hacía que el Estado recurriera cada vez con mayor frecuencia al uso de la violencia para lograr el control de los sectores medios. movilizados, ocasionaba, entre otras consecuencias relevantes, la existencia de' una crítica no institucionalizada proveniente de los intelectuales, quienes: -principalmente después de 1968- permanecían en buena medida sin cooptar. Estos conflictos con los sectores medios le resultaban particularmente incómodos en un marco en que los crecientes -en número y en complejidad- problemas y necesidades del Estado lo obligaban a reclutar cada vez mayor número, de tecnócratas([xxvi]) Llevado a límites extremos este proceso podría haber conducido, incluso, a la obstaculización de la tradicional práctica de utilizar a los burócratas organizados para la aplicación de medidas de control dentro, del sistema corporativo.([xxvii])

 

Por otra parte, el Estado se enfrentaba a una situación de debilitamiento del control legal y político sobre la clase obrera, en un ambiente de fuerte agitación sindical.([xxviii]) Es decir, veía reducido su marco de alternativas destinadas a refrendar los excesos del capital, lo que se reflejaba en la falta de eficiencia de los' "organismos tripartitas" y en fallas en la aplicación de la legislación laboral.([xxix]) Ello significaba que, a pesar de la debilidad de la clase obrera --ocasionada en buena medida por el ingreso de los campesinos, a las filas obreras, y por la coexistencia en ellas de un sector que trabajaba en industrias atrasadas, con otro que lo hacía en industrias modernas-,([xxx]) de la existencia de la corrupción política y económica de los líderes de las organizaciones como medio para cooptarlos y convertirlos en agentes protectores de las empresas y de la "paz pública",([xxxi]) de la falta generalizada de democracia sindical interna,([xxxii]) de la existencia de la autocrítica al interior del movimiento obrero organizado como camino para restar fuerza a las críticas externas([xxxiii]) y de la utilización de la violencia cuando se desarrollaba excesivamente la conciencia política de los trabajadores,([xxxiv]) el Estado se enfrentaba a dos dificultades. Por un lado, dentro del propio corporativismo obrero, tenía que encarar el hecho de que los dirigentes de las grandes organizaciones populares estaban ya en una posición de mayor capacidad de negociación -y, por ende, de mayor presión-,([xxxv]) lo que conducía al surgimiento de contradicciones secundarias con los altos estratos de la burocracia sindical([xxxvi]) y al consecuente debilitamiento de la posibilidad estatal de implantar la línea de conducta gubernamental con base en la alianza táctica con el proletariado organizado,([xxxvii]) que le permitía movilizar en su apoyo a los trabajadores manipulados. Por el otro lado, el Estado se topaba con: el surgimiento de un sindicalismo independiente y militante; el inicio de la pérdida de la legitimidad del Estado como monopolizador de armas.: y la emanación de la violencia revolucionaria en algunas regiones del país.([xxxviii])

 

A los problemas, con que se encontraba el Estado en lo referente al control de las diversas fracciones -internas y externas- de la burguesía, de los sectores medios y de la clase obrera, se sumaba la amplia gama de conflictos que surgían como consecuencia del "carácter dual" de la agricultura mexicana.([xxxix]) Todos ellos convergían en el punto de que el Estado, tenía que llevar un doble juego político en el campo. En primer lugar, tenía que realizar la práctica populista de satisfacer parcialmente las demandas campesinas([xl]) y proteger al minifundio,([xli]) en buena medida porque la reforma agraria daba síntomas de estar perdiendo su eficacia como mecanismo([xlii]) atenuante de la violencia innata al desarrollo capitalista de agricultura([xliii]) Era la reacción "natural" del Estado mexicano, que' percibía cómo el ejido y el minifundio estaban siendo reducidos a su mínima expresión corno, factores de control político debido al hecho de que: las relaciones de poder surgidas en el seno de los ejidos ( relaciones de cacicazgo) empezaban a desplazar el control del Estado sobre los ejidatarios ;([xliv]) se estaba debilitando la cadena de control de los ejidatarios, compuesta por Comisariados Ejidales-Comités Regionales Campesinos-Ligas de Comunidades, Agrarias-Confederación Nacional Campesina;([xlv]) la corrupción debilitaba el control económico ( ejercido a través de la vinculación con dependencias gubernamentales,) del campesino-ejidatario; no existían mecanismos efectivos de control del Estado sobre los jornaleros agrícolas ni organismos mediadores que expresaran sus reivindicaciones,([xlvi]) .y, de seguir la tendencia hacia la destrucción total del modo de producción mercantil simple en la agricultura, sobrevendría el desplazamiento de grandes contingentes de campesinos cuya potencialidad revolucionaria no se- ría fácilmente controlable([xlvii]) y conduciría, definitivamente, al debilitamiento de la alianza entre el sector campesino y el gobierno (con todo lo que ello significaría en términos del potencial enfrentamiento del Estado con aquellas fracciones de la burguesía rural que, en diversos aspectos, obstaculizaban la acumulación de capital.([xlviii]) En segundo lugar, el Estado tenía que defender directamente, con simultaneidad al ejercicio de la mencionada práctica populista, los intereses de la gran burguesía rural.([xlix]) Esta toma, de posición pro- venía del objetivo estatal de propiciar la elevación de la composición orgánica del capital en las actividades productivas, agropecuarias([l])

 

Por lo que respecta a los grupos marginales urbanos, incluso cuando su control estaba vigente a través de la "política asistencial" oficial,([li]) ya pesar de que su propia heterogeneidad impedía que se convirtieran en fuerzas políticas impugnadoras,([lii]) el Estado no, perdía de vista que su progresiva pauperización podría traducirse, a mediano plazo, en estallidos de violencia.

 

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[i] De la Peña, S. ( op. cit... p. 31) toma como indicador de este hecho el que se hayan cerrado 200 consulados y varias bases militares de los EVA a fines de los sesentas.

[ii] Semo Calev, E., op. cit., p. 23. Los conflictos se daban, incluso, entre las transnacionales y diversas fuerzas sociales ubicadas al interior de los propios EUA (Hernández, S., op. cit., p. 8) .

[iii] Semo Calev, E., op. cit., pp. 22-23.

[iv] Hernández, S., op. cit., pp. 12-13.

[v] Leal, J ., op. cit., pp. 26-27.

[vi] Labastida, J., op. cit., p. 47.

[vii] Hernández, S., op. cit., p. 23.

[viii] Cinta, R., op. cit., p. 132.

[ix] Ianni, O., op. cit., pp. 131-132.

[x] Durand Ponte, V., op. cit., p. 132.

[xi] Flores Olea, V., op. cit., p. 499.

[xii] Leal, J ., op. cit., pp. 21-22.

[xiii] El recurso frecuente a la represión, en estas circunstancias, se debe fundamentalmente a que el proceso de modernización había generado pugnas políticas y luchas por reivindicaciones estructurales que se enfrentaban a un sistema político inflexible en cuanto a que la resolución de los problemas se daba casi exclusivamente dentro de los canales oficiales y no fuera de ellos (Flores Olea, V ., op. cit., p. 464) .

[xiv] Ibíd., p. 482.

[xv] Ibíd.

[xvi] Labastida, J ., op. cit., p. 48.

[xvii] Durand Ponte, V., op. cit., p. 223. 110 Leal, J. F., op. cit., pp. 27-28.

[xviii] Labastida (op. cit., pp. 137-138) atribuye esto al hecho de que la clase dominante carece de representación militar, organización política y cohesión interna.

[xix] Hernández, ., op. cit., p.17.

[xx] En condiciones en que la pequeña y mediana industria absorben la mayor parte de la fuerza de trabajo y es una tradicional base del poder (Leal, J ., op. cit., pp. 24-25).

[xxi] Flores Olea, V., op. cit., pp. 487-489.

[xxii] Labastida, J., op. cit., p. 103.

[xxiii] Rangel Contla, C., op. cit., p. 94.

[xxiv] Flores Olea, V., op. cit., p. 483.

[xxv] Reyna, J. L., op. cit., pp. 41-43.

[xxvi] Labastida, J., op. cit., p. 139.

[xxvii] Reyna, J. L., Control político.. estabilidad y desarrollo en México, Colegio de México, Cuadernos del Centro de Estudios Sociológicos, núm. 3.

[xxviii] Pellicer, O., op. cit... p. 48.

[xxix] Leal, J., op. cit., pp. 14-15.

[xxx] Labastida, J., op. cit., p. 141.

[xxxi] Basurto, J ., op. cit., p. 55.

[xxxii] Ibid., p. 57.

[xxxiii] Ibid.

[xxxiv] Ianni, O., op. cit., p. 117.

[xxxv] Flores Olea, V., op. cit., p. 493.

[xxxvi] Leal, J. F., op. cit., pp. 16-17.

[xxxvii] Reyna, J. L., op. cit., p. 32.

[xxxviii] Con posibilidades, incluso, de convertirse en crónica y general, no solamente en esporádica y limitada a ciertas regiones. (Martínez Ríos, J., op. cit.) .

[xxxix] Consúltese, para obtener una tipología de estos conflictos inter e intra clases sociales, a Martínez Ríos, op. cit... p. 15.

[xl] Bartra, R., op. cit., pp. 26-27

[xli] Ibíd., p. 9.

[xlii] Labastida, J., op. cit., p. 110.

[xliii] Bartra, R., op. cit., p. 110

[xliv] Guerrero, F ., op. cit., p. 75.

[xlv]Flores Olea, V ., op. cit., p. 494.

[xlvi] Ibíd., pp. 494-495.

[xlvii] Bartra, R., op. cit., p. 9.

[xlviii] Guerrero, F., op. cit., p. 74.

[xlix] Bartra, R., op. cit., pp. 26-27.

[l] Para lo cual, las obras de riego tienen una importancia capital.

[li] Reyna, J ., op. cit., p. 44.

[lii] Labastida, J., op. cit., pp. 140-141.