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Los Intentos de Reformar la Maquinaria Corporativa en el Agro no Conducen al Incremento' de la Militancia Controlada del Liderazgo Intermedio y de los Miembros de Base de Ella.

 

Un elemento del artículo: La Maquinaria Corporativa del Estado en el Campo Mexicano Durante 1977,  del Dr Xavier Gamboa Villafranca.

 

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Se ha visto, en los dos apartados que preceden al que aquí se desglosa, que la presencia del Estado en el agro mexicano durante la crisis de 1977 no se caracteriza ni por significativos avances en la unificación -en una sola "central" -de aquella parte de la maquinaria corporativa que actúa en el medio rural, ni por un fortalecimiento, de los cuadros dirigentes que pueda conducir a ello. La falta de unidad coherente del aparato de control político-ideológico de las masas populares rurales, básicamente a consecuencia del hecho de que sus cuadros dirigentes no se fortalecen en la medida y con los rasgos requeridos para ello) se convierte en un obstáculo más para la efectiva implantación del esquema estatal de descampesinización. Pero estos dos no constituyen los únicos escollos para que la maquinaria corporativa ,en el agro se desempeñe' de manera que su existencia sea real coadyuvante a la implantación del esquema estatal de proletarización total y definitiva del medio rural. Para que se cumpla el esquema de descampesinización, se ha visto que se requiere el fortalecimiento de la maquinaria corporativa del Estado que actúa en el campo. Pero, a su vez, ello depende, entre otros factores, de que sus bases sociales de apoyo incrementen realmente -y sólo hasta cierta medida- su militancia. Durante 1977 la militancia de sus miembros se incrementa, efectivamente) pero al hacerlo escapa en buena medida a los. límites de control establecido para ello: los líderes intermedios –regionales, y locales, principalmente- tienden a "brincarse las trancas". Con ello, el incremento en la participación política efectiva de sus miembros tiende a convertirse) más que en una medida funcional, en una medida disfuncional para los planes del Estado en su conjunto: el Estado tiende a perder altas dosis del control que debe ejercer sobre el incremento en la militancia que se da en su seno. La necesidad estatal de incrementar la militancia de los "miembros base" de la maquinaria corporativa -y de aumentar la participación política de sus líderes intermedios- ha sido indicada por los hechos en múltiples ocasiones. Conforme a la concepción del Estado, para que se cumplan los objetivos político-ideológicos globales de la reforma política, la izquierda debe tener representación mayor, y el PRI, en concreto., debe reformarse. y uno de los aspectos en los cuales debe transformarse ,es precisamente el que se refiere al comportamiento' específico de sus bases sociales de apoyo y de los dirigentes inmediatos de éstas. Deben cambiar el PRI y sus anexos en el sentido de permitir a sus miembros modificar la forma en que se ha dado su presencia hasta ahora; debe cambiar su participación, de pasiva y dirigida, a una postura relativamente activa, pero también dirigida. Esto no es más que la respuesta al hecho, detectado por las "alturas" de la burocracia, de que la falta de "militancia real" de los miembros de base formalmente adscritos a la maquinaria corporativa del Estado trae como consecuencia un débil apoyo efectivo de ésta a la posición y actuación política del aparato gubernamental (VIII20/77) .La inconformidad social, producto de la crisis, orilla a los altos dirigentes del Partido a reconocer que la estabilidad política existente no significa inmovilismo o estancamiento político. Ya desde el 24 de noviembre el presidente del CEN del PRI sostenía:

 

Cuando afirmamos que el partido ha cumplido y seguirá cumpliendo la función histórica de mantener la estabilidad política en el país.. estamos muy lejos de asumir como objetivo el inmovilismo  o el estancamiento. Al contrario.. sostenemos que esa estabilidad es sólo un ,medio para hacer posible el avance revolucionario e independiente del país (XI/24/77) .

 

Las palabras del presidente del GEN implican el reconocimiento de que la crisis genera una movilización política que el Estado mexicano tiene que controlar. Detrás de esta concepción no puede estar sino el reconocimiento de que la crisis del '77 genera mayor movilización política; en tanto esto, o se genera una movilización al interior del Partido, auspiciada por el Partido mismo, o surgen movilizaciones dentro y fuera de la maquinaria corporativa que, una vez iniciadas, serán difícilmente controlables sin recurrir -en cantidades peligrosas para la legitimidad- a la fuerza bruta policiaco-militar. Desde la perspectiva estatal, el incremento de la "militancia" de los miembros del PRI debe darse en torno' a la consecución de objetivos de "justicia social", pues de otra forma su legitimidad se vería reducida; si, no hay acciones reformistas -cuya obtención dependería de la mayor movilización política intra Partido, auspiciada y controlada por sus círculos dirigentes,---, las condiciones de crisis determinarían el que la maquinaria corporativa no ,pueda seguir manteniendo la estabilidad del país. Es en éste sentido que deben interpretarse las palabras, del 24 de noviembre, del presidente del GEN del PRI :

 

Hemos sostenidos que para Poder ser revolucionario.. un gobierno debe ser popularmente fuerte; pero ,al mismo tiempo, para Poder ser Popularmente fuerte y tiene que ser inconfundiblemente revolucionario. La fortaleza de un gobierno depende del apoyo popular, de que la voluntad de la población sea cada vez más solidaria con las acciones de su gobierno ,. pero ese apoyo, a su vez, ,depende de que la justicia social aparezca como una realidad tangible y no sólo como una permanente aspiración. La estabilidad política sería imposible si nos dedicáramos a proclamar el reposo de las masas.[i]

 

¿Cuáles son algunos de los mecanismos que formalmente se ,esgrimen como coadyuvantes a la consecución de medios, normados en torno a la "justicia social", para evitar dar la imagen de que se pretende lograr el "reposo de las masas" y dar "genuino" apoyo popular al aparato burocrático, que generen la movilización política al interior de la maquinaría corporativa?

 

Para estimular el incremento en la militancia de sus bases, y la mayor participación del liderazgo intermedio, un mecanismo utilizado durante 1977 consistió en la "democracia transparente" para la detección de los candidatos del Partido a puestos de elección popular. Con la democracia transparente, al desplazar formalmente el peso de las. decisiones de los círculos de dirigentes nacionales del PRI a las asambleas, se estaría dando cabida a una mayor participación formal de los líderes regionales y locales y de los miembros "base" de la maquinaria corporativa. Sin embargo los dirigentes nacionales del PRI, en concreto, reconocen que este sistema es un mecanismo que requiere aprendizaje:

 

Quiero .decirles a ustedes una cosa: este proceso se ha aplicado en todos los ayuntamientos del país; es un proceso que se ha venido aplicando en forma gradual. Porque es una escuela en la que se van enseñando nuevos procedimientos democráticos; como no se ha aplicado en todas las partes del país, malo sería culpar al procedimiento interno del abstencionismo que haya llegado a presentarse; no es lógico eso (presidente del CEN-PRI, XII/3/77).

 

En este sentido, la aplicación de la "democracia transparente" será más en el futuro que lo que fue durante 1977: primero se aplicará la democracia transparente al nivel de los ayuntamientos; luego, a la elección de diputados locales ; después a la de diputados y senadores federales; más adelante en tomo a la selección de los candidatos a gobernadores. El 3 de diciembre, al hablar de esta secuencia el presidente del CEN del PRI, se cuidó mucho de incluir la democracia transparente como mecanismo para seleccionar al candidato a presidente de la República.

 

Pero el mecanismo del que constantemente se echó mano para generar movilizaciones controlables al interior del Partido ( y anexos ) fue el consistente en manejar la obtención de reivindicaciones económicas. La reivindicación a la que los dirigentes nacionales de la maquinaria corporativa recurrieron con más frecuencia durante el año consistió en el aumento de salarios, en general, y de los salarios mínimos, en particular. En efecto, desde principios de año los dirigentes del movimiento obrero "organizado" señalan la imposibilidad de seguir manteniendo su política de bajos aumentos de salarios ante la persistencia de la inflación. El 18 de marzo, por ejemplo, Fidel Velázquez sostenía que los trabajadores no podrían continuar su política de moderación indefinidamente si el sector privado no respondía en forma eficaz al llamado del presidente de la República. Tres días después --el 21 de marzo- el presidente del Congreso del Trabajo, ante la previsión de alzas esperadas de hasta 70 por ciento para fin del año '77, llegaba inclusive a ,plantear la posibilidad de que los sectores campesinos, obrero y popular, conjuntamente, entablaran acciones tendientes a evitarlo. A mediados de julio los secretarios generales de la CROC y la COR respectivamente, afirmaban que la poca correspondencia del sector privado en la tregua pactada por los "factores de la Producción" con el aparato burocrático estaba determinado la posibilidad de que se "relevara" el acuerdo de no solicitar aumento de salarios, para pedir salarios más elevados en función de las posibilidades reales de cada empresa y de acuerdo a la combatividad de cada sindicato. De esta manera, se estaba dando cabida, al menos a nivel formal, a que la posibilidad de obtención efectiva de sueldos menos pauperizantes dependiera del grado de éxito político que cada sindicato individual tuviera con cada empresa individual (VIII/23/77). El 22 de agosto el Congreso del Trabajo, expresa su inconformidad ante el ofrecimiento de diez puntos "hecho como manifestación de la clase del capital" -diría el presidente de la República-, porque entre otras cosas éste no incluía la posibilidad de dignos incrementos saláriales (VIII/23/77) .

 

Y acercándose ya la fecha de fijación -último día del año-- de los salarios mínimos que regirían durante 1978, los máximos dirigentes de la maquinaria corporativa empezaron a manejar el monto del aumento respectivo. Diferentes agrupaciones del país -dentro del Congreso del Trabajo, efectúan estudios directamente, arrojando, el resultado de que se hacía necesario que los nuevos salarios mínimos se incrementaran en 100 por ciento (IX/24/77) . El 21 de septiembre el presidente del Congreso del Trabajo anunciaba públicamente la necesidad de que el incremento' a los salarios mínimos fuera del 48 por ciento, por ser éste el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores en lo que llevaba de transcurrido el año, Incluso algunos dirigentes llegaron a impugnar las estadísticas gubernamentales como base para fijar los nuevos aumentos. El 16 de octubre el secretario del Trabajo, de la CTM afirmaba que por no ser precisas las estadísticas de inflación del Banco de México, de NAFINSA y de la Dirección General de Estadística, se dificultaba el establecimiento de un adecuado incremento salarial: "Los índices de aumentos de precios que se elaboran incluyen lo mismo' los incrementos que registran los automóviles, que los de los artículos de consumo necesario, y en esa forma se obtienen porcentajes de encarecimiento muy bajos, que no son los que en realidad afectan a los trabajadores."

 

Doce días después (X/28/77) el máximo jerarca de la CTM afirmaba que el deterioro de los salarios había sido del 48 por ciento' ; así, dando hábil- mente indicios de que el salario mínimo sería en esta misma proporción, aseguraba que se había establecido un compromiso con el gobierno para salir de la crisis, pero que eso no significaba que el movimiento obrero no siguiera adelante en materia de sus reivindicaciones. A fines de noviembre (XI/27/77) el secretario general de la COR vertía incluso una amenaza: si los aumentos de salarios mínimos para 1978 no restituían el "poder de compra", la Con- federación Obrera Revolucionaria desencadenaría la acción sindical con huelgas y paros. El 29 de noviembre, presionado por las circunstancias, finalmente Fidel Velázquez es contundente: no se aceptarían topes en lo concerniente al aumento del salario mínimo, que debería ser tomado en cuenta el deterioro de los salarios y el documento en el "costo de la vida", no ya del 48 por ciento (como lo había establecido dos meses antes) , sino del 24 por ciento.

 

De esta manera, el aumento de salarios es manejado constantemente por los dirigentes máximos de la maquinaria corporativa como una medida reivindicativa que da la imagen de que efectivamente los líderes propugnan por el no "reposo" de las masas, que el Partido y su séquito es "genuinamente revolucionario" y que, por ende, todavía sirve para prestar apoyo a la ,posición de la fracción hegemónica del aparato burocrático del Estado mexicano en el contexto de crisis. Pero, también surgen, durante todo el año, algunos indicadores de que las movilizaciones políticas que genera esta reivindicación concreta -el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios- no fueron siempre, y lo serían aún menos durante 1978, controlables.

 

La movilización de sus bases, auspiciada por los dirigentes nacionales, se revierten, en este sentido, contra la propia maquinaria corporativa. Al sostener formalmente una posición de defensa del salario y al estimular a, sus líderes intermedios para que auspicien movilizaciones de las organizaciones que controlan, dan pie a que los obreros y trabajadores, formalmente adscritos al PRI en cualquiera de sus sectores tomen una posición real de lucha. En primer lugar, ante las condiciones objetivas, para los trabajadores ,encuadrados en los aparatos de control del Estado mexicano, es cada vez más endeble el argumento frecuentemente esgrimido, tanto por el presidente de la República como por grupos empresariales, en el sentido de que el aumento de salarios en los dos últimos años es superior al ritmo inflacionario, por lo que se hacen necesarios nuevos aumentos saláriales significativos (VIII/6/77). En segundo lugar, después de estar anunciando durante todo el año aumentos a los salarios mínimos de entre 24 y 100 por ciento -después de estar alimentando estas expectativas a los miembros de sus organizaciones-, se anuncia a fines de diciembre que los incrementos serían, en promedio nacional, de entre 12 y 15 por ciento; la militancia estimulada por los altos niveles de inconformidad social que bien puede traducirse en inconformidad política contra los mecanismos que mantienen controlados a los movimientos de los trabajadores. Ante este hecho, parecería que ni siquiera mecanismos de control alternativos pueden nulificar totalmente las serias desavenencias que surgen en la propia casa del Estado. La instalación de la Comisión Nacional de Precios -en la que la CTM tiene asegurada su representación (X/23/77) , que según declaraciones presidenciales permitirá que la sociedad vea quiénes "dentro de ella es in eficiente o abusivo o significa la instancia deformante"- se revela en este sentido como un mecanismo insuficiente para contener la insurgencia de las bases sociales del movimiento obrero corporativizado. La manifestación más clara de esta tendencia al desbordamiento estriba en el cada vez mayor número de huelgas que van más allá de los marcos de seguridad del Estado, contando con la venia y dirección de líderes de envergadura pequeña y mediana de la propia maquinaria corporativa del Estado. El 21 de noviembre el presidente del Congreso del Trabajo daba la concepción estatal del derecho a la huelga. De acuerdo, a ésta, la huelga debía ser un recurso condicionado, localizado, y nunca general. En la medida en que ello no' sea así, va contra los intereses del Estado. Ni aun en aras de la legitimidad es que la reforma interna debe conducir a formas de militancia que incluyan la posibilidad real de huelga general: "En México se ejercita el derecho de huelga, pero en contra de las empresas que se niegan a satisfacer las demandas obreras; imitar el sistema de huelgas generales ["tipo europeo"] sería retroceder."

 

Sin embargo el espectro de la huelga general empieza a hacerse presente durante 1977. Cierto, ésta no llega a estallar, pero están presentes los elementos que hacen que las condiciones se acerquen a esta posibilidad. En Morelos, la amenaza de paro general en la entidad y después en el país -incluso contando con la venia, por no quedar otra salida, de la secretaría General de la CTM- no desaparece por lo pronto sino hasta el 9 de diciembre, cuando la empresa textil de la entidad llega a un acuerdo con el sindicato' de la CTM y otorga un aumento del 11 por ciento. En Monterrey, la CTM, de Nuevo León amaga, el 4 de octubre, con el recurso a la huelga general en la ciudad si no se resuelve con prontitud la huelga estallada una semana antes en una Importante empresa de la localidad. El dirigente de la CTM en la entidad da muestras de conocer las consecuencias objetivas de la crisis cuando afirma, el 16 de agosto, lo siguiente: "Lo {mico' que ha hecho la devaluación es favorecer a la clase capitalista, la que en nada ha ayudado a superar la crisis, y la clase trabajadora ha soportado la carga del problema" (VIII/ 16¡77).

 

En ambos casos -Nuevo León y Morelos-, precisamente por esgrimir la amenaza de la huelga general, se manifiesta ya la existencia de las semillas de una no concordancia entre las postura política de las bases y sus líderes inmediatos, por una parte, y los líderes nacionales y la política presidencial, por la otra.

 

En otros casos, la movilización no controlada empieza a manifestarse en los más caros bastiones de la maquinaria corporativa.

 

Es muy claro que ello expresa las disfunciones de la reforma interna introducida en la presente crisis, especialmente cuando se gestan movilizaciones que manifiestan directamente el descontento de los trabajadores del gobierno. Las consecuencias de la crisis son tales que elementos de la propia FSTSE, tradicionalmente pilar de la política gubernamental, ,empiezan a formular demandas que denotan cierta "salida" de los marcos delimitados por sus dirigentes nacionales. A finales de agosto (\TIII/25/77) el CONACYT es emplazado a huelga por sus trabajadores, en demanda de un 20 por ciento de aumento salarial. El 27 de noviembre 12 secciones "disidentes" del SNTSSA, con representación de 20000 miembros, rechazan ello por ciento de aumento y piden 30 por ciento de incremento salarial. A principios de noviembre los empleados adscritos a la Suprema Corte de Justicia expresan públicamente que no han recibido el aumento del 10 por ciento del primero de septiembre pasado y que, sin embargo, los ministros de la SCJ, los magistrados de los tribunales Colegiados y Unitarios, los jueces de Distrito en las diversas materias y los secretarios de Estudio y Cuenta se auto aumentaron sus salarios en 100 por ciento; por todo ello, anuncian que solicitarán 40 por ciento de aumento en sus renumeraciones.

 

Todavía para fines de septiembre los dirigentes de la maquinaria corporativa y del aparato burocrático no parecían estar siempre conocientes de que la movilización auspiciada -para fines de legitimidad al interior de los propios órganos estatales de control estaba yendo mis allá de 10 "conveniente" por ejemplo, el 27 de septiembre el presidente del Congreso del Trabajo da muestras de sobre preciar la "capacidad de aguante" de los trabajadores, al afirmar implícitamente que es posible que éstos lleven sobre sus espaldas, por tiempo indefinido, la mayor' parte del peso de la crisis:

 

Vamos a seguir conservando el ritmo impuesto hasta ahora; quizás este año y no sabemos cuántos más. Tenemos que ser conscientes y responsables de la actitud que asumamos los trabajadores y sus representantes. Además la situación que atravesamos no es exagerada ni nos vamos a morir por ella. Vamos a esperar mejores tiempos. Esta situación no durará toda la vida, pero no sabemos cuántos años se prolongará. Tampoco podemos precipitar ninguna decisión que dispare los precios y vuelva la inflación a agobiarnos .

 

Sin embargo recuérdese que a principios de noviembre estalla la huelga de varios sindicatos de aviación (XI/6/77) .i Estas huelgas ya son vistas incluso como medidas que tienden a conspirar contra la vida económica del país. Para estas fechas, si alguna duda había en la mente de los máximos dirigentes de gobierno y maquinaria corporativa, es borrada totalmente ante la posibilidad de que el aparato burocrático ya los representantes del Estado al interior del movimiento obrero les "salga el tiro por la culta". La reforma política, las modificaciones internas del PRI, el estímulo a la mayor militancia de sus miembros, se convierten en medidas que amenazan con volverse contra ellos mismo. Por ello es explicable que refiriéndose a la huelga de Aeroméxico, Easter Airlines, Varig y Panamerican, el director de Relaciones Públicas de la Secretaría de Turismo declare lo siguiente:

 

Esa huelga" más que a aspiraciones laborales" huele más a otro tipo de presión. La posición de los trabajadores es intransigente. Deberían de tener una conciencia más cara de la situación por la que atraviesa no sólo la empresa para la que trabajan, sino para el país en general. La ocupación en hoteles se ha reducido ya a menos del 50 por ciento. ..18 convenciones que se efectuarán en esta metrópoli durante este mes están en peligro de ser canceladas. Tales eventos producirán una afluencia de 20000 visitantes y el turista extranjero gasta diariamente en el país, más el importante de su hospedaje.

 

Estamos presenciando así el caso en que una de las medidas de la "administración" estatal de la crisis empieza a alimentar las situaciones que están destinada a combatir. Recuérdese que, en opinión de JPL, el proceso de salida a la crisis consta de cuatro grandes apartados: una Alianza para la Producción -generar empleos, producir más y combatir la inflación; una reforma fiscal -hacer posible que el gobierno tenga más recursos propios- ; una reforma administrativa -organizarse el gobierno en su interior para ordenar a la sociedad de manera más eficiente-, y una reforma política -mantenimiento de la estabilidad política.

 

Ya previamente se han mencionado las graves deficiencias que se ha tenido en todos y cada uno de los grandes apartados de salida a la crisis. Sin embargo sí interesa destacar que la reforma política, que entre otras cosas significa el fortalecimiento de la maquinaria corporativa, amenaza al Estado con no cumplir su cometido: ,en unos casos, por no llegar a los objetivos; en otros porque va más allá de ellos. La ampliación de los márgenes de movilización política, que implica el fortalecimiento de la maquinaria corporativa del Estado, empieza a llegar a extremos que le son muy incómodos al Estado. Ésta es una de las razones por las que no se pueden calificar sino como ideo- lógicamente optimistas las declaraciones del 31 de diciembre de JLP :

 

Es muy satisfactorio que hayamos llegado a este momento y que podamos empezar a hablar de los problemas en pretérito. Las cuestiones graves que alteraron nuestra económica están empezando a ser controladas. ..Ahora más que nunca debemos mantener todo nuestro esfuerzo y responsabilidad en la tarea, no volver a los causes de la disolución; mantener el rumbo, la convicción de servicio con toda fuerza.

 

Uno se pregunta, ante este hecho de inminentes y graves dificultades para la implantación efectiva de la reforma política, si no habrá que prestar seria atención al ejército como un mecanismo al que el Estado mexicano tendrá que recurrir más frecuentemente. Uno se pregunta si no habrá que tomar sólo como una declaración más el hecho de que las fuerzas armadas cuando le manifiestan su lealtad institucional al jefe del ejecutivo. ¿Qué tan importante es, realmente, para la implantación del modelo estatal de salida a la crisis, la declaración del titular de la SDN del 31 de diciembre?

 

Para el logro de los supremos objetivos nacionales.. contará usted señor Presidente, en todo momento, con el más acentuado y optimista esfuerzo de los soldados de México, quienes por mandato de ley-, convicción, vocación y fe, continuaremos transitando por el único camino que debe: transitar todo soldado: el de la lealtad institucional.

 

Todo lo que hasta aquí se ha dicho se refiere a la maquinaria corporativa como' conjunto: su reforma interna una de las formas que adopta la reforma política global, tiende a generar movilizaciones de las bases que escapan cada vez más al control de los dirigentes nacionales de ella. Esto mismo sucede en el caso de la mayor militancia de las bases y de los líderes intermedios de aquellas partes de la maquinaria corporativa que tienen su ámbito de acción fundamental en el agro. Aquí la acción de las organizaciones regionales y locales, dirigida por líderes que dan el visto bueno al "salto de las trancas" impuestas a los movimientos de los diversos sectores, categorías y clases sociales del medio rural, también se va fincando de manera lenta y dispersa -pero inexorablemente- durante el año.

 

En algunos casos, estas movilizaciones de las organizaciones rurales de la maquinaria corporativa son efectuadas por desocupados rurales en busca de tierras; adoptan, por el lado, más tibio, la forma de denuncias de tierras afectables para fines de reparto y, por el lado más radical, se manifiestan en invasiones "ilegales". Los representantes del aparato burocrático, tratándose de líderes de la maquinaria corporativa que adoptan la "línea suave", generalmente ceden a las presiones de los miembros de la CNC: y anexos.. Por ejemplo, el 4 de noviembre el titular de la Secretaría de la Reforma Agraria se compromete a resolver los problemas de 36 ejidos de Sonora, ya continuar la reforma agraria legal en el estado; anuncia, incluso, que suspenderá las intervenciones del delegado de la SRA en la entidad, ante acusaciones diversas formuladas por los ejidatarios. De igual manera, cuando, las organizaciones políticas rurales pro estatales no ponen en peligro los márgenes de seguridad del Estado, no es raro que incluso participen otras instancias. Por ejemplo, en el conflicto' entre "pequeños propietarios" tlaxcaltecas y el gobernador de la entidad interviene la CNPP, afirmando que el gobernador ha dado garantías a la pequeña propiedad y trata de conciliar los factores de la producción en el Campo (X/31/77). Sin embargo tratándose de líderes de la maquinaria corporativa que se comportan adoptando la "línea radical", no es infrecuente que se recurra a la represión. El 16 de octubre el gobernador de Zacatecas se jacta orgullosamente de que en la entidad se encarcela a los que "instigan invasiones".

 

En otros casos, las movilizaciones tienen por protagonistas a asalariados o semiasalariados rurales, corporativizados por el Estado. Los trabajadores asalariados empiezan a hacer un uso cada vez mayor del recurso de huelga. Esto sucede de manera acentuada en Sinaloa, donde el presidente del CAADES señala, el 2 de diciembre, que la amenaza de huelga de los 200000 trabajadores agrícolas de la entidad ponía en peligro las siembras de primavera-verano. En la misma dirección van los empleados de nivel técnico, y operativo que laboran en diversas organizaciones del Estado,. Por ejemplo, el 15 de diciembre emplazan a huelga entre 800 y 1000 trabajadores de la Comisión México-Norteamericana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado, en torno a una petición del 35 por ciento de aumento salarial y mejores tratos por parte del personal norteamericano comisionado.

 

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