Los Intentos de Reformar la Maquinaria Corporativa en el Agro no
Conducen al Incremento' de la Militancia Controlada del Liderazgo Intermedio y
de los Miembros de Base de Ella.
Un elemento del artículo: La
Maquinaria Corporativa del Estado en el Campo Mexicano Durante 1977, del Dr Xavier
Gamboa Villafranca.
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Villafranca
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Se
ha visto, en los dos apartados que preceden al que aquí se desglosa, que la
presencia del Estado en el agro mexicano durante la crisis de 1977 no se
caracteriza ni por significativos avances en la unificación -en una sola
"central" -de aquella parte de la maquinaria corporativa que actúa en
el medio rural, ni por un fortalecimiento, de los cuadros dirigentes que pueda
conducir a ello. La falta de unidad coherente del aparato de control
político-ideológico de las masas populares rurales, básicamente a consecuencia
del hecho de que sus cuadros dirigentes no se fortalecen en la medida y con los
rasgos requeridos para ello) se convierte en un obstáculo más para la efectiva
implantación del esquema estatal de descampesinización. Pero estos dos no
constituyen los únicos escollos para que la maquinaria corporativa ,en el agro
se desempeñe' de manera que su existencia sea real coadyuvante a la
implantación del esquema estatal de proletarización total y definitiva del
medio rural. Para que se cumpla el esquema de descampesinización, se ha visto
que se requiere el fortalecimiento de la maquinaria corporativa del Estado que
actúa en el campo. Pero, a su vez, ello depende, entre otros factores, de que
sus bases sociales de apoyo incrementen realmente -y sólo hasta cierta medida-
su militancia. Durante 1977 la militancia de sus miembros se incrementa, efectivamente)
pero al hacerlo escapa en buena medida a los. límites de control establecido
para ello: los líderes intermedios –regionales, y locales, principalmente-
tienden a "brincarse las trancas". Con ello, el incremento en la
participación política efectiva de sus miembros tiende a convertirse) más que
en una medida funcional, en una medida disfuncional para los planes del Estado
en su conjunto: el Estado tiende a perder altas dosis del control que debe
ejercer sobre el incremento en la militancia que se da en su seno. La necesidad
estatal de incrementar la militancia de los "miembros base" de la
maquinaria corporativa -y de aumentar la participación política de sus líderes
intermedios- ha sido indicada por los hechos en múltiples ocasiones. Conforme a
la concepción del Estado, para que se cumplan los objetivos
político-ideológicos globales de la reforma política, la izquierda debe tener
representación mayor, y el PRI, en concreto., debe reformarse. y uno de los
aspectos en los cuales debe transformarse ,es precisamente el que se refiere al
comportamiento' específico de sus bases sociales de apoyo y de los dirigentes
inmediatos de éstas. Deben cambiar el PRI y sus anexos en el sentido de
permitir a sus miembros modificar la forma en que se ha dado su
presencia hasta ahora; debe cambiar su participación, de pasiva y dirigida, a
una postura relativamente activa, pero también dirigida. Esto no es más
que la respuesta al hecho, detectado por las "alturas" de la
burocracia, de que la falta de "militancia real" de los miembros de
base formalmente adscritos a la maquinaria corporativa del Estado trae como
consecuencia un débil apoyo efectivo de ésta a la posición y actuación política
del aparato gubernamental (VIII20/77) .La inconformidad social, producto de la
crisis, orilla a los altos dirigentes del Partido a reconocer que la
estabilidad política existente no significa inmovilismo o estancamiento
político. Ya desde el 24 de noviembre el presidente del CEN del PRI sostenía:
Cuando afirmamos
que el partido ha cumplido y seguirá cumpliendo la función histórica de
mantener la estabilidad política en el país.. estamos muy lejos de asumir como
objetivo el inmovilismo o el
estancamiento. Al contrario.. sostenemos que esa estabilidad es sólo un ,medio
para hacer posible el avance revolucionario e independiente del país (XI/24/77) .
Las palabras del presidente
del GEN implican el reconocimiento de que la crisis genera una movilización
política que el Estado mexicano tiene que controlar. Detrás de esta concepción
no puede estar sino el reconocimiento de que la crisis del '77 genera mayor
movilización política; en tanto esto, o se genera una movilización al interior
del Partido, auspiciada por el Partido mismo, o surgen movilizaciones dentro y
fuera de la maquinaria corporativa que, una vez iniciadas, serán difícilmente
controlables sin recurrir -en cantidades peligrosas para la legitimidad- a la
fuerza bruta policiaco-militar. Desde la perspectiva estatal, el incremento de
la "militancia" de los miembros del PRI debe darse en torno' a la
consecución de objetivos de "justicia social", pues de otra forma su
legitimidad se vería reducida; si, no hay acciones reformistas -cuya obtención
dependería de la mayor movilización política intra Partido, auspiciada y
controlada por sus círculos dirigentes,---, las condiciones de crisis
determinarían el que la maquinaria corporativa no ,pueda seguir manteniendo la
estabilidad del país. Es en éste sentido que deben interpretarse las palabras,
del 24 de noviembre, del presidente del GEN del PRI :
Hemos sostenidos
que para Poder ser revolucionario.. un gobierno debe ser popularmente
fuerte; pero ,al mismo tiempo, para Poder ser Popularmente fuerte y tiene
que ser inconfundiblemente revolucionario. La fortaleza de un gobierno depende
del apoyo popular, de que la voluntad de la población sea cada vez
más solidaria con las acciones de su gobierno ,. pero ese apoyo, a su
vez, ,depende de que la justicia social aparezca como una realidad
tangible y no sólo como una permanente aspiración. La estabilidad política
sería imposible si nos dedicáramos a proclamar el reposo de las masas.[i]
¿Cuáles son algunos de los
mecanismos que formalmente se ,esgrimen como coadyuvantes a la consecución de
medios, normados en torno a la "justicia social", para evitar dar la imagen
de que se pretende lograr el "reposo de las masas" y dar
"genuino" apoyo popular al aparato burocrático, que generen la
movilización política al interior de la maquinaría corporativa?
Para estimular el
incremento en la militancia de sus bases, y la mayor participación del
liderazgo intermedio, un mecanismo utilizado durante 1977 consistió en la
"democracia transparente" para la detección de los candidatos del
Partido a puestos de elección popular. Con la democracia transparente, al
desplazar formalmente el peso de las. decisiones de los círculos de dirigentes
nacionales del PRI a las asambleas, se estaría dando cabida a una mayor
participación formal de los líderes regionales y locales y de los miembros
"base" de la maquinaria corporativa. Sin embargo los dirigentes
nacionales del PRI, en concreto, reconocen que este sistema es un mecanismo que
requiere aprendizaje:
Quiero .decirles
a ustedes una cosa: este proceso se ha aplicado en todos los ayuntamientos del
país; es un proceso que se ha venido aplicando en forma gradual. Porque es una
escuela en la que se van enseñando nuevos procedimientos democráticos; como no
se ha aplicado en todas las partes del país, malo sería culpar al procedimiento
interno del abstencionismo que haya llegado a presentarse; no es lógico eso (presidente del
CEN-PRI, XII/3/77).
En este sentido, la
aplicación de la "democracia transparente" será más en el futuro que
lo que fue durante 1977: primero se aplicará la democracia transparente al
nivel de los ayuntamientos; luego, a la elección de diputados locales ; después
a la de diputados y senadores federales; más adelante en tomo a la selección de
los candidatos a gobernadores. El 3 de diciembre, al hablar de esta secuencia
el presidente del CEN del PRI, se cuidó mucho de incluir la democracia
transparente como mecanismo para seleccionar al candidato a presidente de la
República.
Pero el mecanismo del que
constantemente se echó mano para generar movilizaciones controlables al
interior del Partido ( y anexos ) fue el consistente en manejar la obtención de
reivindicaciones económicas. La reivindicación a la que los dirigentes
nacionales de la maquinaria corporativa recurrieron con más frecuencia durante
el año consistió en el aumento de salarios, en general, y de los salarios
mínimos, en particular. En efecto, desde principios de año los dirigentes del
movimiento obrero "organizado" señalan la imposibilidad de seguir
manteniendo su política de bajos aumentos de salarios ante la persistencia de
la inflación. El 18 de marzo, por ejemplo, Fidel Velázquez sostenía que los
trabajadores no podrían continuar su política de moderación indefinidamente si
el sector privado no respondía en forma eficaz al llamado del presidente de la
República. Tres días después --el 21 de marzo- el presidente del Congreso del
Trabajo, ante la previsión de alzas esperadas de hasta 70 por ciento para fin
del año '77, llegaba inclusive a ,plantear la posibilidad de que los sectores
campesinos, obrero y popular, conjuntamente, entablaran acciones tendientes a
evitarlo. A mediados de julio los secretarios generales de la CROC y la COR
respectivamente, afirmaban que la poca correspondencia del sector privado en la
tregua pactada por los "factores de la Producción" con el aparato
burocrático estaba determinado la posibilidad de que se "relevara" el
acuerdo de no solicitar aumento de salarios, para pedir salarios más elevados
en función de las posibilidades reales de cada empresa y de acuerdo a la
combatividad de cada sindicato. De esta manera, se estaba dando cabida, al menos a nivel formal, a
que la posibilidad de obtención efectiva de sueldos menos pauperizantes
dependiera del grado de éxito político que cada sindicato individual tuviera
con cada empresa individual (VIII/23/77). El 22 de agosto el Congreso
del Trabajo, expresa su inconformidad ante el ofrecimiento de diez puntos
"hecho como manifestación de la clase del capital" -diría el
presidente de la República-, porque entre otras cosas éste no incluía la
posibilidad de dignos incrementos saláriales (VIII/23/77) .
Y acercándose ya la fecha de fijación -último día del
año-- de los salarios mínimos que regirían durante 1978, los máximos dirigentes
de la maquinaria corporativa empezaron a manejar el monto del aumento
respectivo. Diferentes agrupaciones del país -dentro del Congreso del Trabajo,
efectúan estudios directamente, arrojando, el resultado de que se hacía
necesario que los nuevos salarios mínimos se incrementaran en 100 por ciento
(IX/24/77) . El 21 de septiembre el presidente del Congreso del Trabajo
anunciaba públicamente la necesidad de que el incremento' a los salarios
mínimos fuera del 48 por ciento, por ser éste el deterioro de las condiciones
de vida de los trabajadores en lo que llevaba de transcurrido el año, Incluso
algunos dirigentes llegaron a impugnar las estadísticas gubernamentales como
base para fijar los nuevos aumentos. El 16 de octubre el secretario del
Trabajo, de la CTM afirmaba que por no ser precisas las estadísticas de
inflación del Banco de México, de NAFINSA y de la Dirección General de
Estadística, se dificultaba el establecimiento de un adecuado incremento
salarial: "Los índices de aumentos de precios que se elaboran incluyen lo
mismo' los incrementos que registran los automóviles, que los de los artículos
de consumo necesario, y en esa forma se obtienen porcentajes de encarecimiento
muy bajos, que no son los que en realidad afectan a los trabajadores."
Doce días después (X/28/77) el máximo jerarca de la
CTM afirmaba que el deterioro de los salarios había sido del 48 por ciento' ;
así, dando hábil- mente indicios de que el salario mínimo sería en esta misma
proporción, aseguraba que se había establecido un compromiso con el gobierno
para salir de la crisis, pero que eso no significaba que el movimiento obrero
no siguiera adelante en materia de sus reivindicaciones. A fines de noviembre
(XI/27/77) el secretario general de la COR vertía incluso una amenaza: si los
aumentos de salarios mínimos para 1978 no restituían el "poder de
compra", la Con- federación Obrera Revolucionaria desencadenaría la acción
sindical con huelgas y paros. El 29 de noviembre, presionado por las
circunstancias, finalmente Fidel Velázquez es contundente: no se aceptarían
topes en lo concerniente al aumento del salario mínimo, que debería ser tomado
en cuenta el deterioro de los salarios y el documento en el "costo de la
vida", no ya del 48 por ciento (como lo había establecido dos meses antes)
, sino del 24 por ciento.
De esta manera, el aumento de salarios es manejado
constantemente por los dirigentes máximos de la maquinaria corporativa como una
medida reivindicativa que da la imagen de que efectivamente los líderes
propugnan por el no "reposo" de las masas, que el Partido y su
séquito es "genuinamente revolucionario" y que, por ende, todavía
sirve para prestar apoyo a la ,posición de la fracción hegemónica del aparato
burocrático del Estado mexicano en el contexto de crisis. Pero, también surgen,
durante todo el año, algunos indicadores de que las movilizaciones políticas
que genera esta reivindicación concreta -el mantenimiento del poder adquisitivo
de los salarios- no fueron siempre, y lo serían aún menos durante 1978,
controlables.
La movilización de sus bases, auspiciada por los
dirigentes nacionales, se revierten, en este sentido, contra la propia
maquinaria corporativa. Al sostener formalmente una posición de defensa del
salario y al estimular a, sus líderes intermedios para que auspicien
movilizaciones de las organizaciones que controlan, dan pie a que los obreros y
trabajadores, formalmente adscritos al PRI en cualquiera de sus sectores tomen
una posición real de lucha. En primer lugar, ante las condiciones objetivas,
para los trabajadores ,encuadrados en los aparatos de control del Estado
mexicano, es cada vez más endeble el argumento frecuentemente esgrimido, tanto
por el presidente de la República como por grupos empresariales, en el sentido
de que el aumento de salarios en los dos últimos años es superior al ritmo
inflacionario, por lo que se hacen necesarios nuevos aumentos saláriales significativos
(VIII/6/77). En segundo lugar, después de estar anunciando durante todo el año
aumentos a los salarios mínimos de entre 24 y 100 por ciento -después de estar
alimentando estas expectativas a los miembros de sus organizaciones-, se
anuncia a fines de diciembre que los incrementos serían, en promedio nacional,
de entre 12 y 15 por ciento; la militancia estimulada por los altos niveles de
inconformidad social que bien puede traducirse en inconformidad política contra
los mecanismos que mantienen controlados a los movimientos de los trabajadores.
Ante este hecho, parecería que ni siquiera mecanismos de control alternativos
pueden nulificar totalmente las serias desavenencias que surgen en la propia
casa del Estado. La instalación de la Comisión Nacional de Precios -en la que
la CTM tiene asegurada su representación (X/23/77) , que según declaraciones
presidenciales permitirá que la sociedad vea quiénes "dentro de ella es in
eficiente o abusivo o significa la instancia deformante"- se revela en
este sentido como un mecanismo insuficiente para contener la insurgencia de las
bases sociales del movimiento obrero corporativizado. La manifestación más
clara de esta tendencia al desbordamiento estriba en el cada vez mayor número
de huelgas que van más allá de los marcos de seguridad del Estado, contando con
la venia y dirección de líderes de envergadura pequeña y mediana de la propia
maquinaria corporativa del Estado. El 21 de noviembre el presidente del
Congreso del Trabajo daba la concepción estatal del derecho a la huelga. De
acuerdo, a ésta, la huelga debía ser un recurso condicionado, localizado, y
nunca general. En la medida en que ello no' sea así, va contra los intereses
del Estado. Ni aun en aras de la legitimidad es que la reforma interna debe
conducir a formas de militancia que incluyan la posibilidad real de huelga
general: "En México se ejercita el derecho de huelga, pero en contra de
las empresas que se niegan a satisfacer las demandas obreras; imitar el sistema
de huelgas generales ["tipo europeo"] sería retroceder."
Sin embargo el espectro de la huelga general empieza
a hacerse presente durante 1977. Cierto, ésta no llega a estallar, pero están
presentes los elementos que hacen que las condiciones se acerquen a esta
posibilidad. En Morelos, la amenaza de paro general en la entidad y después en
el país -incluso contando con la venia, por no quedar otra salida, de la
secretaría General de la CTM- no desaparece por lo pronto sino hasta el 9 de
diciembre, cuando la empresa textil de la entidad llega a un acuerdo con el
sindicato' de la CTM y otorga un aumento del 11 por ciento. En Monterrey, la
CTM, de Nuevo León amaga, el 4 de octubre, con el recurso a la huelga general
en la ciudad si no se resuelve con prontitud la huelga estallada una semana
antes en una Importante empresa de la localidad. El dirigente de la CTM en la
entidad da muestras de conocer las consecuencias objetivas de la crisis cuando
afirma, el 16 de agosto, lo siguiente: "Lo {mico' que ha hecho la
devaluación es favorecer a la clase capitalista, la que en nada ha ayudado a
superar la crisis, y la clase trabajadora ha soportado la carga del
problema" (VIII/ 16¡77).
En ambos casos -Nuevo León y Morelos-, precisamente
por esgrimir la amenaza de la huelga general, se manifiesta ya la existencia de
las semillas de una no concordancia entre las postura política de las bases y
sus líderes inmediatos, por una parte, y los líderes nacionales y la política
presidencial, por la otra.
En otros casos, la movilización no controlada empieza
a manifestarse en los más caros bastiones de la maquinaria corporativa.
Es muy claro que ello expresa las disfunciones de la
reforma interna introducida en la presente crisis, especialmente cuando se
gestan movilizaciones que manifiestan directamente el descontento de los
trabajadores del gobierno. Las consecuencias de la crisis son tales que
elementos de la propia FSTSE, tradicionalmente pilar de la política
gubernamental, ,empiezan a formular demandas que denotan cierta
"salida" de los marcos delimitados por sus dirigentes nacionales. A
finales de agosto (\TIII/25/77) el CONACYT es emplazado a huelga por sus
trabajadores, en demanda de un 20 por ciento de aumento salarial. El 27 de
noviembre 12 secciones "disidentes" del SNTSSA, con representación de
20000 miembros, rechazan ello por ciento de aumento y piden 30 por ciento de
incremento salarial. A principios de noviembre los empleados adscritos a la
Suprema Corte de Justicia expresan públicamente que no han recibido el aumento
del 10 por ciento del primero de septiembre pasado y que, sin embargo, los
ministros de la SCJ, los magistrados de los tribunales Colegiados y Unitarios,
los jueces de Distrito en las diversas materias y los secretarios de Estudio y
Cuenta se auto aumentaron sus salarios en 100 por ciento; por todo ello,
anuncian que solicitarán 40 por ciento de aumento en sus renumeraciones.
Todavía para fines de septiembre los dirigentes de la
maquinaria corporativa y del aparato burocrático no parecían estar siempre
conocientes de que la movilización auspiciada -para fines de legitimidad al
interior de los propios órganos estatales de control estaba yendo mis allá de
10 "conveniente" por ejemplo, el 27 de septiembre el presidente del
Congreso del Trabajo da muestras de sobre preciar la "capacidad de
aguante" de los trabajadores, al afirmar implícitamente que es posible que
éstos lleven sobre sus espaldas, por tiempo indefinido, la mayor' parte del
peso de la crisis:
Vamos a seguir
conservando el ritmo impuesto hasta ahora; quizás este año y no sabemos cuántos
más. Tenemos que ser conscientes y responsables de la actitud que asumamos los
trabajadores y sus representantes. Además la situación que atravesamos no es
exagerada ni nos vamos a morir por ella. Vamos a esperar mejores tiempos. Esta
situación no durará toda la vida, pero no sabemos cuántos años se prolongará.
Tampoco podemos precipitar ninguna decisión que dispare los precios y vuelva la
inflación a agobiarnos .
Sin embargo recuérdese que
a principios de noviembre estalla la huelga de varios sindicatos de aviación
(XI/6/77) .i Estas huelgas ya son vistas incluso como medidas que tienden a
conspirar contra la vida económica del país. Para estas fechas, si alguna duda
había en la mente de los máximos dirigentes de gobierno y maquinaria
corporativa, es borrada totalmente ante la posibilidad de que el aparato
burocrático ya los representantes del Estado al interior del movimiento obrero
les "salga el tiro por la culta". La reforma política, las
modificaciones internas del PRI, el estímulo a la mayor militancia de sus
miembros, se convierten en medidas que amenazan con volverse contra ellos
mismo. Por ello es explicable que refiriéndose a la huelga de Aeroméxico,
Easter Airlines, Varig y Panamerican, el director de Relaciones Públicas de la
Secretaría de Turismo declare lo siguiente:
Esa huelga"
más que a aspiraciones laborales" huele más a otro tipo de presión. La
posición de los trabajadores es intransigente. Deberían de tener una conciencia
más
cara de la situación por la que atraviesa no sólo la empresa para la que
trabajan, sino para el país en general. La ocupación en hoteles se ha reducido
ya a menos del 50 por ciento. ..18 convenciones que se efectuarán
en esta metrópoli durante este mes están en peligro de ser canceladas. Tales
eventos producirán una afluencia de 20000 visitantes y el turista
extranjero gasta diariamente en el país, más el importante de su
hospedaje.
Estamos presenciando así el
caso en que una de las medidas de la "administración" estatal de la
crisis empieza a alimentar las situaciones que están destinada a combatir.
Recuérdese que, en opinión de JPL, el proceso de salida a la crisis consta de
cuatro grandes apartados: una Alianza para la Producción -generar empleos,
producir más y combatir la inflación; una reforma fiscal -hacer posible que el
gobierno tenga más recursos propios- ; una reforma administrativa -organizarse
el gobierno en su interior para ordenar a la sociedad de manera más eficiente-,
y una reforma política -mantenimiento de la estabilidad política.
Ya previamente se han
mencionado las graves deficiencias que se ha tenido en todos y cada uno de los
grandes apartados de salida a la crisis. Sin embargo sí interesa destacar que la reforma política,
que entre otras cosas significa el fortalecimiento de la maquinaria corporativa,
amenaza al Estado con no cumplir su cometido: ,en unos casos, por no llegar a
los objetivos; en otros porque va más allá de ellos. La ampliación de los
márgenes de movilización política, que implica el fortalecimiento de la
maquinaria corporativa del Estado, empieza a llegar a extremos que le son muy
incómodos al Estado. Ésta es una de las razones por las que no se pueden
calificar sino como ideo- lógicamente optimistas las declaraciones del 31 de
diciembre de JLP :
Es muy satisfactorio que hayamos llegado a
este momento y que podamos empezar a hablar de los problemas en pretérito. Las
cuestiones graves que alteraron nuestra económica están empezando a ser
controladas. ..Ahora más que nunca debemos mantener todo nuestro esfuerzo y
responsabilidad en la tarea, no volver a los causes de la disolución; mantener el rumbo, la
convicción de servicio con toda fuerza.
Uno se pregunta, ante este hecho de inminentes y
graves dificultades para la implantación efectiva de la reforma política, si no
habrá que prestar seria atención al ejército como un mecanismo al que el Estado
mexicano tendrá que recurrir más frecuentemente. Uno se pregunta si no habrá
que tomar sólo como una declaración más el hecho de que las fuerzas armadas
cuando le manifiestan su lealtad institucional al jefe del ejecutivo. ¿Qué tan
importante es, realmente, para la implantación del modelo estatal de salida a
la crisis, la declaración del titular de la SDN del 31 de diciembre?
Para el logro de los supremos objetivos
nacionales.. contará usted señor Presidente, en todo momento, con el más
acentuado y optimista esfuerzo de los soldados de México, quienes por mandato
de ley-, convicción, vocación y fe, continuaremos transitando por el único
camino que debe: transitar todo soldado: el de la lealtad institucional.
Todo lo que hasta aquí se ha dicho se refiere a la
maquinaria corporativa como' conjunto: su reforma interna una de las formas que
adopta la reforma política global, tiende a generar movilizaciones de las bases
que escapan cada vez más al control de los dirigentes nacionales de ella. Esto
mismo sucede en el caso de la mayor militancia de las bases y de los líderes
intermedios de aquellas partes de la maquinaria corporativa que tienen su
ámbito de acción fundamental en el agro. Aquí la acción de las organizaciones
regionales y locales, dirigida por líderes que dan el visto bueno al
"salto de las trancas" impuestas a los movimientos de los diversos
sectores, categorías y clases sociales del medio rural, también se va fincando
de manera lenta y dispersa -pero inexorablemente- durante el año.
En algunos casos, estas movilizaciones de las
organizaciones rurales de la maquinaria corporativa son efectuadas por
desocupados rurales en busca de tierras; adoptan, por el lado, más tibio, la forma
de denuncias de tierras afectables para fines de reparto y, por el lado más
radical, se manifiestan en invasiones "ilegales". Los representantes
del aparato burocrático, tratándose de líderes de la maquinaria corporativa que
adoptan la "línea suave", generalmente ceden a las presiones de los
miembros de la CNC: y anexos.. Por ejemplo, el 4 de noviembre el titular de la
Secretaría de la Reforma Agraria se compromete a resolver los problemas de 36
ejidos de Sonora, ya continuar la reforma agraria legal en el estado;
anuncia, incluso, que suspenderá las intervenciones del delegado de la SRA en
la entidad, ante acusaciones diversas formuladas por los ejidatarios. De igual
manera, cuando, las organizaciones políticas rurales pro estatales no ponen en
peligro los márgenes de seguridad del Estado, no es raro que incluso participen
otras instancias. Por ejemplo, en el conflicto' entre "pequeños
propietarios" tlaxcaltecas y el gobernador de la entidad interviene la
CNPP, afirmando que el gobernador ha dado garantías a la pequeña propiedad y
trata de conciliar los factores de la producción en el Campo (X/31/77). Sin
embargo tratándose de líderes de la maquinaria corporativa que se comportan
adoptando la "línea radical", no es infrecuente que se recurra a la
represión. El 16 de octubre el gobernador de Zacatecas se jacta orgullosamente
de que en la entidad se encarcela a los que "instigan invasiones".
En otros casos, las movilizaciones tienen por
protagonistas a asalariados o semiasalariados rurales, corporativizados por el
Estado. Los trabajadores asalariados empiezan a hacer un uso cada vez mayor del
recurso de huelga. Esto sucede de manera acentuada en Sinaloa, donde el
presidente del CAADES señala, el 2 de diciembre, que la amenaza de huelga de
los 200000 trabajadores agrícolas de la entidad ponía en peligro las siembras
de primavera-verano. En la misma dirección van los empleados de nivel técnico,
y operativo que laboran en diversas organizaciones del Estado,. Por ejemplo, el
15 de diciembre emplazan a huelga entre 800 y 1000 trabajadores de la Comisión
México-Norteamericana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado, en
torno a una petición del 35 por ciento de aumento salarial y mejores tratos por
parte del personal norteamericano comisionado.
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