Un artículo del Dr Xavier Gamboa Villafranca
Referencia Bibliográfica:
Gamboa Villafranca,
Xavier: “Inseguridad Ciudadana en el
DF”, Excelsior, Sección Metropolitana.
1° de diciembre de 1988. México,
DF. México. Ver Portada
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Villafranca
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El 19 de
noviembre de 1988 EXCELSIOR publica una interesante nota que reseña la captura
de un grupo po1iciaco- militar que supuestamente se dedicaba a vender servicios
de vigilancia privada a colonias Y a empresas de la ciudad de México, pero que
en realidad estaba perfectamente organizado para robar a quien lo contratara.
Sus "papeles" estaban en orden: estaba constituido como la empresa
Agencia de Seguridad a Empresas e Industrias, S. A. (ASEISA), sus 44 miembros
,disponían de moderno armamento ligero, contaban con equipo de comunicación
policiaco, recibían entrenamiento militar y su registro ante la Secretaría de la
Defensa Nacional se hallaba “en trámite”.
Era un jugoso negocio. Se le atribuye un botín de
más de 2,000 millones de: pesos, obtenido en alrededor de 100 robos. El
descubrimiento y la captura de la banda tiene por lo menos las siguientes implicaciones:
1) El recurso a la vigilancia privada, sufragada por
quienes ven que el crimen organizado amenaza constantemente su vida e intereses, no es la solución. Ello,
por más profesionales y por más
brillantes que parezcan los protectores contratables. Casos en que los propios
vigilantes son los atracadores, Se repiten con demasiada frecuencia. En México
la seguridad
ciudadana es un asunto que compete exclusivamente a las autoridades. El
Departamento del Distrito Federal y nadie más, conforme a las leyes vigentes,
es responsable de mantener bajo control a los índices de criminalidad en la
capital del país. Tan es así que en 1969,
se modifica la Constitución General de la República y los ordenamientos
ap1icables, para limitar severamente la producción, adquisición y portación de
armas por particulares; se acentuó la característica de monopolización del uso
de las armas por parte del Estado mexicano en comparación con otros estados
nacionales. Al hacerlo así, la población , quedó desarmada. Esto último sería muy
benéfico, si no significara -como ya
lo, ha hecho- que el crimen organizado actúa, al menos en el Distrito
Federal, Sobre de una. población
indefensa. Por ello, o nuestras autoridades locales asumen íntegramente
su responsabilidad, cumpliendo la función policíaca y de vigilancia armada que
le es hoy por hoy exclusiva, no delegable a empresas y corporaciones privadas,
o se eliminan las disposiciones que desde hace 20 años impiden al pueblo estar
armado. No hay de otra alternativa:
inmediato ejercicio impecab1e de la función pública de vigilancia para la seguridad ciudadana, o fomento y
estimuló a la organización armada ciudadana para que ésta tome directamente la
protección de vida y bienes. Ningún intermediarismo.
2) El violar la
Constitución so pretexto de la seguridad ciudadana, autorizando el cierre de
zonas de la capital, propicia el que se generalice la vigilancia a contrato y
la privatización de la función política. En el Distrito Federal el departamento
es el único constitucionalmente autorizado para ejercer labores de vigilancia
policíaca. No debe proseguir la violación a la Constitución, en lo concerniente
al libre tránsito, que implica el autorizar que la ciudad se convierta
irracionalmente en un conjunto de guetos (unos privilegiados y otros ultra
vejados). En una anticonstitucionalidad sobre otra. La Secretaría de Protección
y Vialidad no puede cumplir su obligación constitucional de mantener niveles
aceptables de seguridad de los ciudadanos, acepta de ipso su impotencia y
entonces propicia –o por lo menos solapa- la violación a la constitución
consistente en autorizar que colonias enteras cierren sus calles al libre
tránsito, para pagar por servicios particulares de patrullaje. ¡Ni un solo
lugar más autorizado para cerrarse cuando la función policíaca no sea
directamente ejercida por la Secretaría de Protección y Vialidad o, en su
defecto, por los propios ciudadanos directamente interesados debidamente
adiestrados y organizados!
3) El asunto de
la seguridad ciudadana, a través de simulaciones o de acciones reales, busca
ser políticamente capitalizado a través de una organización vecinal convertida
en partidista. La organización vecinal del Distrito Federal existe para
identificar, gestionar y coadyuvar en la resolución de problemas que aquejan a
la población, según el lugar donde
habita. Los comités de manzana, las asociaciones de residentes, las juntas de
vecinos de la ciudad de México, conforman un cuerpo que es responsable
únicamente ante los habitantes que los elige directa o indirectamente.
Institucionalmente, los niveles que configuran a la organización vecinal
del Distrito Federal, no pueden trabajar para los partidos Políticos a que
pertenecen sus miembros en lo individual. De otra manera. Sus actividades están
destinadas al fracaso. Esto lo denotan los flamantes "Comités de
Seguridad", surgidos de la acción de Asociaciones de Residentes (de
Colonias "Residenciales" ) y Juntas de Vecinos, "concertada
" con autoridades delegacionales y centrales del Departamento del Distrito
Federal, cuando realmente encubren o sustituyen a la acción de Comités
Seccionales Comités Djstritales del partido que ocupa los más, importantes espacios del sistema político
del país: Módulos de Vigilancia que nunca se acaban de construir, casetas de
vigilancia que nunca son ocupadas por su puesto personal contratado. Inconcluso
"cierre" de fraccionamientos no obstante su autorización por la SPV-DDF. Una organización vecinal partidista (que actúa a nombre de
un partido político) , metida al asunto de la seguridad ciudadana por medio de
la privatización de la función policíaca, ni siquiera ha mostrado ser capaz, de
cumplir la mayor parte, de sus objetivos formales.
4) tomar el
asunto de la seguridad ciudadana como pretexto para recuperar el terreno
electoralmente perdido en el Distrito Federal, se erguirá en contra del partido
–así sea el mayoritario- que decida emprender este camino. En su desesperación
llevados a adueñarse formalmente) de instancias diversas de la organización
vecinal del DF, los partidos políticos que actúan tácticamente conforme a la
estrategia de autorrevitalizarse
territorialmente por la vía del auspicio al cierre de colonias, manzanas
y calles, para implantar en ellos servicios particulares de protección, lo que
si logran es rechazo ciudadano a sus supuestamente bien intencionadas acciones
y el agudizamiento de sus propias contradicciones internas.
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