Capítulo IV: Cincuenta Años de Interés Gubernamental y de Deficiencias Metodológicas, en el apoyo al sector social
Un
elemento del libro: Fortalecimiento
Tecnológico del Sector Social Mexicano: hacia una nueva metodología del Dr
Xavier Gamboa Villafranca
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En el
Capítulo II se ha visto que el fortalecimiento, del área de la economía mixta
controlada directamente por los trabajadores, requiere la satisfacción de sus
necesidades científicas y de innovaciones tecnológicas, a través de una
política explícitamente encaminada a ello.
Esta
política tiene que incluir, además de otros tres, el objetivo de efectuar
modificaciones válidas a las "formas de hacer" ciencia y tecnología.
Ello,
porque lamentablemente en nuestro país la metodología ha sido tradicionalmente
concebida como medio para la resolución de problemas del sector privado
industrial, como vía de obtención de prestigio académico y reconocimiento
social de investigadores y Centros que echan mano de él como fuente generadora
de contribuciones a un avance de la ciencia y la tecnología subjetivamente
concebido y/o como camino para imponer -a supuestos usuarios de resultados- el
papel de campos de prueba de "avances" científicos y tecnológicos que
tienen poco o nada que ver con la problemática objetiva que éstos enfrentan.
En
el Capítulo III se ha entrado en detalle respecto a lo que podría ser el
contenido (objetivo central, justificación, lineamientos de estrategia, líneas
de acción y metas) de un programa de apoyo tecnológico al sector social operado
por instituciones del sector público con atribuciones de asesoría,
normatividad, control y supervisión, para el enlace y el fomento de desarrollo
tecnológico.
Antes
de pasar al asunto -que será tema del Capítulo V- de la delimitación de los
objetivos generales que a nivel metodológico deben perseguir los proyectos
concretos de innovación tecnológica para el sector social, que sean congruentes
con el PATSS propuesto, es necesario detenernos un poco. En el presente
Capítulo IV se pretende agregar algunos elementos a la justificación de contar
con esta metodología. Sostenemos que, a pesar de que por más de 50 años el
Estado mexicano ha apoyado formalmente -o al menos no se le ha enfrentado- al
sector social, en este mismo lapso no se desarrollaron métodos y procedimientos
lo suficientemente sólidos como para apoyarlo tecnológicamente en la
actualidad.
Por
esta razón, el capítulo termina con una propuesta -en términos muy amplios-
para resolver interinstitucionalmente este problema en el corto plazo.
E13
de febrero de 1983, se modifica el artículo 25 constitucional, para dar cabida
al sector social, como uno de los tres componentes básicos de la economía mixta
del país. A partir de ese momento, al desarrollo nacional van a concurrir
-sancionado así por nuestro máximo precepto legal- el sector público, el sector
privado y el sector social. Este último, lo constituyen empresas sindicales,
cooperativas y formas campesinas de producción.
El
31 de mayo de ese mismo año, el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988, incluye
en sus planteamientos la vertiente de concertación. De acuerdo con ésta, y en
concordancia con el artículo 25 constitucional, el sector público podrá
concertar acciones, lo mismo con el sector privado que con el sector social.
Durante los tres años siguientes, los planes y programas de desarrollo (a nivel
sectorial, intersectorial; regional, estatal, subregional, municipal; especial;
de mediano plazo y de operación anual) van a hacer alusión explícita al sector
social, siendo congruentes al respecto, con lo estipulado en la Ley de
Planeación. En los tres informes que el Ejecutivo Federal remite al poder
legislativo, correspondiente al grado de avance en la aplicación del PND
durante los años 1983, 1984 y 1985, aunque de manera muy general, también hay
referencias claras al sector social.
Lo
anterior significa que en la administración presidencial de MMH hay voluntad
política, al menos formalmente, para que el país cuente con un área de su
economía, controlada por los trabajadores y productores directos. Este interés,
del aparato de gobierno del Estado que surge del movimiento armado 1910-1917,
en fomentarlo, no es nuevo. Por ejemplo el primero de octubre de 1929, en el
"Primer Congreso Nacional de Sociedades Cooperativas"3, el Presidente Emilio Portes Gil se
refería al vínculo entre cooperativismo y sindicalismo, así como a la relación
gobierno-sindicalismo-cooperativismo, en los siguientes términos.
"El
sindicalismo, pues, como arma defensiva, como arma de combate, es un derecho;
y, francamente, el sindicalismo en México debe seguir desarrollándose con toda
la fuerza necesaria para que en un futuro próximo todos los trabajadores del
país estén perfectamente unificados... Se reconoce ya que para que el
trabajador llegue a obtener una verdadera mejoría económica que le permita ser
un hombre libre y tener comodidades para él y para su familia, es indispensable
que llegue en lo futuro a tener en sus manos los medios de producción.
El
sindicalismo, solo, como organización única, nunca podrá poner en manos de los
trabajadores estos medios de producción. El sindicalismo puede obtener buenos
salarios, indemnizaciones por causas de enfermedad, por muerte, por
incapacidad; puede obtener ventajas, pero nunca podrá poner en manos de los
trabajadores los medios de producción que necesitan para su verdadera
liberación económica... Ahora vamos a estudiar el aspecto del cooperativismo,
para demostrar que no se opone de ninguna manera al sistema sindical, y antes
por el contrario, estas dos organizaciones pueden hermanarse y luchar con-
juntamente para obtener mejor éxito... El sistema cooperativo pone en manos de
los trabajadores los medios de producción... Como consecuencia de ello, está
[así el trabajador] en mejores condiciones económicas para hacer frente al
capitalismo; y si un sindicato desea emplear en su lucha al sistema
cooperativista, también lo puede hacer perfectamente... Cuando se presenta una
huelga y los trabajadores no han sido suficientemente previsores para allegarse
recursos y tener los elementos necesarios en el momento de la huelga, hemos
visto que fácilmente los empresarios han podido romper la resistencia, porque a
base de hambre han obligado a los trabajadores... a que rompan el movimiento, y
entonces la huelga ha sido un fracaso; pero cuando los trabajadores, luchando
cooperativamente, también llegaría la previsión necesaria para tener los
recursos propios para sostener su movimiento, difícilmente la huelga podrá
fracasar, a pesar de todas las maniobras de los empresarios y de las
autoridades... Por eso yo he venido aconsejo, primero en Tamaulipas y ahora en
la República entera, la necesidad de que los trabajadores de mi país se organicen
al mismo tiempo que en forma sindical, en forma cooperativa..."
La
necesidad de que el movimiento obrero adquiriera medios de producción,
organizados como cooperativas, era compartida por sus dirigentes. Veían un lazo
indisoluble entre sindicalismo y cooperativismo; para establecer- lo,
demandaban el apoyo político y económico del Gobierno. En 1935, Rafael Mallén,
del Instituto Socialista de México, decía4
:
"El
sindicalismo... nunca podrá lograr la adquisición de los instrumentos de
trabajo, ni la administración de las empresas, sin la ayuda efectiva de lo que
se llama Gobierno. Esta ayuda puede efectuarse en dos formas: que el gobierno
adquiera los instrumentos de trabajo en propiedad y los ponga en manos de
cooperativas de trabajadores para su administración, o que las cooperativas de
trabajadores los adquieran comprándolos por medio de la acumulación de capital
a base de ahorro y esfuerzo personal, independientemente de aquellos, cosa algo
difícil para el obrero...
La
administración Cardenista, como es bien sabido, apoyó y fomentó lo que ahora
denominamos “sector social”, especialmente bajo sus formas de cooperativas y de
unidades campesinas de producción. Reiteradamente, el discurso y la acción
políticas del Régimen, se refirieron a ellas. El 1° de mayo de 1934, Lázaro
Cárdenas hizo claro el potencial que tenía el cooperativismo sindical, como
medio para el cambio estructural de la sociedad mexicana:
“El
Plan Sexenal de nuestro Instituto Político [el Partido Nacional
Revolucionario], que establece en diversos de sus postulados la supremacía del
sistema cooperativista, organizando socialmente a los trabajadores del campo y
la ciudad, como productores y consumidores a la vez, irá transformando el
régimen económico de la producción y distribuyendo la riqueza entre los que
directamente la producen. Pero no se trata aquí del seudo cooperativismo
burgués, sino de un cooperativismo genuino, constituido por los trabajadores,
dentro del cual puedan colaborar, sin excepción alguna, todos los elementos de
trabajo y de consumo, hombres y mujeres, que deseen prestar su contingente para
realizar la obra social de la Revolución, acabando así con la explotación del
hombre por el hombre; la de la esclavitud del hombre al maquinismo y
substituyéndola por la idea de la explotación de la tierra y de la fábrica en
provecho del campesino y del obrero. ..”5
Transcurrirían
51 años de estira y afloja. y el interés gubernamental persistiría. Como
muestra de ello, considérense las palabras del titular de la Secretaría del Trabajo
y Previsión Social, del Gobierno Federal, pronunciadas en la inauguración del
Consejo Nacional Extraordinario de la CROC, el 16 de diciembre de 1985 en la
Ciudad de México 6 :
“[Con
la modificación del Artículo 25 constitucional], se manifiesta la presencia del
sector social en la economía nacional, para contrarrestar la influencia que en
lo pasado tuvo fundamentalmente el sector privado... [Representa] la
posibilidad de que no todo desemboque en el salario, el cual nunca alcanza a
los precios... [Es necesario] que los trabajadores con espíritu de lucha, de
lucha re- novada, formen empresas sindicales -industriales, comerciales y de
servicios- que protejan fundamentalmente su salario y les otorguen la
posibilidad de elevar sus niveles de vida... Todas estas nuevas ideas será
usadas por los trabajadores... De la CROC surgirá la idea de un sindicalismo
moderno, con independencia y la posibilidad de negociación. .."
Propósito
similar; motivación diferente. En el cardenismo -y en las administraciones presidenciales
anteriores, inmediatas a él, de cuya política económica al respecto se va a
nutrir- el acceso a los medios de producción, por los trabajadores y
productores directos del campo y de las ciudades, era fundamentalmente
concebido como medio económico para fortalecer a las organizaciones políticas
del proletariado, en su lucha contra el capital privado, con independencia del
aparato de gobierno, pero en alianza con éste.
Bajo
la administración de Miguel de la Madrid se ha avanzado, puesto que la existencia
del sector social se consagra ya en la constitución. Sin embargo, desde las
posiciones principales de poder de la burocracia mexicana, ya no parece
reconocerse como válida su importancia en momentos y contingencia; de
aceleración de la lucha de clases. El sector social, ahora, es medio para que
el sindicalismo mexicano "se modernice", para que se amplíe su
capacidad de negociación con el gobierno y con el capital privado, y para
evitar que se deteriore -hasta niveles políticamente insostenibles- el poder
adquisitivo de los salarios, en los momentos de acelerada inflación que se
viven.
Hasta
ahí. El concepto ha sido desprovisto del “filo" que tenía hace 50 años.
Esta despolitización llega hasta el propio término: "sector social",
en vez de "medios de producción controlados por trabajadores". La
substitución no ha sido casual. Ha sido cuidadosamente efectuada. Refleja, por
un lado, una importante concesión que el aparato de gobierno ha hecho a las
fracciones más progresistas del movimiento obrero de apoyo proestatal. Por otra
parte, representa el propósito, del Régimen Delamadridista, de dejar claramente
e3tablecido que no se trata de una alianza con la izquierda, ni tampoco de
despertar reacciones políticas demasiado adversas de las corrientes y fuerzas
más conservadoras del propio aparato burocrático y del PRI, de las
organizaciones de lucha directa del capital privado, de organismos políticos de
derecha, del gobierno y capital privado norteamericano y de la banca
multinacional.
Si
no fuera por elementos como los anteriores, que permiten percibir una excesiva
cautela gubernamental, fácilmente se podría pensar que en el sexenio 1982-1988
se dan condiciones que permiten el real apoyo gubernamental, político y
económico a las cooperativas, a las empresas sindicales ya las formas
campesinas de producción. Pero dando el escaso avance real -al menos, en
comparación con las expectativas generadas por el discurso político y los
planteamientos jurídicos-, en el terreno de robustecimiento del sector social de
la economía mista del país, surge la duda. Incluso, uno se pregunta si estamos
verdaderamente en la tercera etapa que, refiriéndose al caso concreto de las
cooperativas ya su relación con el gobierno, plantea- la desde 1935 Rafael
Mallén; si permanecemos en la segunda; o, -peor aún- si todavía no salimos de
la primera de ellas. Solo por curiosidad, recordémoslas7:
“Primera
etapa: Hostilización de las cooperativas por el gobierno.
Segunda
etapa: Gobierno deja vivir libremente a las cooperativas.
Tercera
etapa: Gobierno apoya realmente a las cooperativas.
Cuarta
etapa: Cooperativas participa en elecciones municipales, de diputados locales y de diputados federales.
Quinta
etapa: Las cooperativas sirven de marco para la organización social, en el tránsito
al socialismo. “
Aún
cuando obedece a motivaciones diferentes a las existentes durante el
Cardenismo, el hecho es que la administración Presidencial de MMH tiene la
voluntad política de apoyar, fomentar y fortalecer al sector social de la
economía mixta del país. Si esta voluntad política general ha de conducir l
resultado concretos, en la dimensión formalmente deseada, a la ciencia y l la
tecnología le está reservado un papel de primordial importancia. Ambas
constituirán el eje de la resolución de los problemas que el sector social
enfrente, desde diversos puntos de vista. Sobresalen:
-Problemas
de equipo, proceso y producto
-Escollos
para el micro y macro financiamiento
-Dificultades
de carácter político, ideológico y jurídico
-Obstáculos
en la planeación, supervisión, organización y control Fallas en la estrategia y
en la táctica
-Deficiencias
en la producción, almacenamiento, preservación, empaque, transportación,
comercialización y abasto
-Problemas
de coyuntura, previsión y prospectiva
-Errores
en la proporcionalidad que deben guardar el uso de fuerza de trabajo y la
aplicación de capital
-Dificultades
con la tasa de ganancia y de reinversión
-Equívocos
en materia de duración, intensidad y condiciones generales de la jornada de
trabajo
-Disfuncionalidad
en la generación, distribución y aplicación de utilidades y excedentes
-Debilidades
en las ramas de alimentos, vestido y calzado, materiales de vivienda, enseres
domésticos, equipos de transporte y medicamentos del cuadro básico
-Vulnerabilidades
de carácter local, municipal, subregional, estatal, regional y nacional
-Efectos
negativos de enfrentamientos, negociaciones, concesiones y alianzas.
Hoy
por hoy, el rol desempeñado realmente por la ciencia y la tecnología, dista
mucho de corresponder al papel que se requiere ejecute, en apoyo al
cumplimiento de la voluntad política del gobierno, de fortalecer al sector
social. Ello se debe, en buena medida, a que se carece actualmente de,
procedimientos e instrumental para la innovación tecnológica, capaz de
responder real y eficientemente a los requerimientos de las unidades económicas
del sector social que ya existen, o de aquellas cuya creación y operación se
contempla para el futuro inmediato o mediato.
El
problema debe ser encarado con urgencia. Si en este momento, la voluntad
política del gobierno de Miguel de la Madrid se hubiese manifestado de una
manera exitosa tal, que determinara demandas concretas provenientes de unidades
del sector social, que dieran éstas lugar al propósito del sistema nacional de
ciencia y tecnología para satisfacerlas y que esta situación fuera del real
interés de las instancias oficiales de enlace y fomento científico y
tecnológico, los avances serían mínimos. ¿Por qué? Simple y sencillamente
porque los científicos y tecnólogos que serían encargados de la resolución de
estos problemas, carecen de una metodología confiable.
Es
pues necesario que las instancias gubernamentales de enlace y fomento
tecnológico se den a la tarea de conformar un grupo, multiinstitucional e
interdisciplinario, de investigadores y representantes de unidades y
organizaciones del sector social mexicano -con sede en una instancia de
reconocido prestigio nacional, del subsistema de investigación-educación-, que
reciba adecuado y oportuno apoyo material y financiero, con objeto de que en un
plazo máximo de dos años presente una metodología validada capaz de abordar los
problemas susceptibles de resolución vía desarrollo tecnológico del sector
social mexicano, en función de su tipología y de sus especificaciones
concretas. El proyecto a desarrollar por este grupo, podría perseguir los
siguientes objetivos generales:
a)
Formular, probar y validar un conjunto de modificaciones a las formas
-comúnmente utilizadas en nuestro país- de planear un proyecto de I-D, de re
colectar información, de organizar y procesar la información recopilada, de
analizar los datos, de extracción de conclusiones y recomendaciones, de
presentación de los resultados obtenidos, de difusión de los resultados
obtenidos y de evaluación de su imparto (tratándose, de ciencia básica o
aplicada, y de innovación tecnológica), de manera que se satisfagan en grado
aceptable los requerimientos de las unidades económicas y organizaciones del
sector social mexicano.
b)
Plantear recomendaciones cooperativas, a investigadores y tecnólogos, a
elementos e instituciones del sistema nacional de ciencia y tecnología, así
como a organizaciones representantes de los intereses del sector social y a
dependencias de la administración pública vinculadas a éste.
c)
Formar especialistas en aplicación del método científico para la resolución de
problemas del sector social mexicano, a través de su integración al grupo de
investigadores del proyecto y, simultáneamente, como estudiantes de Maestría y
Doctorado en instituciones nacionales o extranjeras de postgrado. Se esperaría
que un número aceptable de tesis de grado, emanen directamente del proyecto.
Para
la consecución de los objetivos generales anteriores, se proponen las
siguientes actividades:
1)
Obtener una visión global, a través de las experiencias mexicanas recientes en
materia de acercamiento de la ciencia y la tecnología al sector social, en
comparación con los lineamientos generales de procesos similares en países
significativos.
2)
Determinar los límites y los alcances de la visión global obtenida, a partir de
proyectos de investigación y desarrollo tecnológico mexicanos, con vigencia en
el periodo.
3) Someter las recomendaciones científicas y tecnológicas, al escrutinio de
los actores sociales involucrados en el proceso (instancias académicas
normativas de ciencia y tecnología; organismos de alcance nacional,
representantes del sector social; instancias relacionadas con el
fortalecimiento del sector social, dentro de Dependencias gubernamentales y
organismos descentralizadas, de la Administración Pública Federal; instancias
-gubernamentales o privadas, nacionales e internacionales- relacionadas con el
financiamiento de proyectos; muestra aleatoria de centros e instituciones de investigación
científica y desarrollo tecnológico; instancias que, en los gobiernos
estatales, estén directa o indirectamente vinculados a la ciencia y la
tecnología).
4)
Conjuntar la información generada con anterioridad, para hacer un primer
esfuerzo por confeccionar una metodología de la investigación científica y de
la innovación tecnológica, para el sector social mexicano.
5)
Someter a prueba la metodología preeliminar confeccionada, realizando las
modificaciones "pertinentes en función de los resultados de la evaluación
y validación.
6)
Iniciar una primera etapa, en la generalización del proceso de aplicación de la
metodología, estableciendo y operando mecanismos permanentes de
retroalimentación.
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