La Descampesinización: Meta Estatal y Posibles Implicaciones Reales
Autor: Dr. Xavier
Gamboa Villafranca.([i])
Publicado en la Revista del Centro de Estudios
Políticos. Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, UNAM. Vol. III,
No. 11 julio-septiembre de 1977.
México D. F., México.
Ir a :
Página del Dr Xavier Gamboa
Villafranca
Enviar correo a:
La Descampesinización: Meta Estatal y Posibles Implicaciones Reales
El pasado 17 de
agosto se efectuó una de las más claras alusiones gubernamentales respecto alas
características que debe tener el agro mexicano en la actualidad. En esa
ocasión el subsecretario de Organización y Desarrollo Agrario, de la Secretaría
de la Reforma Agraria, afirmó que se requiere impulsar en el campo una organización
empresarial, como medio para cambiar la "relación hombre-tierra"
por la "relación hombre-empleo”. Explicó que la meta de tener una
organización interna en las unidades productivas, que permita planificar)
organizar, integrar, dirigir y controlar, deberá normar la forma en que se
lleve a cabo la transformación de ejidos, comunidades, nuevos centros de
población ejidal, pequeños propietarios y colonos, en sociedades dc producción
rural y en uniones regionales. Añadió que entre las posibilidades de
organización concretas que más éxito podrían tener en cuanto a lograr esta
organización empresarial en el campo, se encuentra la formación de
"Asociaciones Rurales de Interés Colectivo, entendidas como la vinculación
organizativa entre ejidos y capital privado.
Viene a complementar esta
posición la posterior declaración -el 20 de agosto- del prestigiado director
del Centro' de Investigaciones Agrarias, quien sostuvo la necesidad de que los
tres millones de productores minifundistas del país fueran organizados en
alrededor de 60 mil unidades, donde cada una de ellas proporcione la fuente de empleo
de 50 a 100 productores.
¿Qué significan estas
declaraciones?
La agricultura capitalista y
la campesina coexisten articuladas en la sociedad mexicana actual. En la
capitalista, el empresario contrata trabajadores asalariados y los explota,
acumulando capital. A diferencia de ello, en la agricultura campesina, la
familia proporciona tierra, capital y trabajo; no se produce excedente
significativo y, por ende, no puede existir una real acumulación de capital.
En el interior del Estado
mexicano de nuestros días, la hegemonía de la concepción "campesina"
de la reforma agraria está muy lejos de ser una constante histórica. De 1915 a
1935 el proceso de reforma agraria permita -e incluso estimula- la permanencia
de latifundios tradicionales, sin que se den repartos significativos de tierra.
Sin embargo, de 1935 a 1940; los
latifundios tradicionales se transforman en unidades que satisfacen
generalmente los límites legales de superficie, a la vez que el sector agrícola
se "campesiniza" mediante el reparto de 18 millones de hectáreas. A
su vez, de 1940 a 1958 se frena el proceso de distribución de tierras a
campesinos; los remanentes de los latifundios tradicionales afectados durante
el cardenismo reciben todo tipo de
ayuda oficial, para convertirse en empresa. capitalistas rurales, y -en
general- el Estado favorece ampliamente al sector agrícola altamente
capitalizado y competitivo. De 1958 a 1970 la presión de la tierra acumulada
durante el periodo inmediatamente anterior obliga de nuevo al Estado a realizar
significativos repartos de tierra.
Todo-parece
indicar que, de 1970 a 1976, la confluencia de la crisis agrícola, la crisis
general de la economía mexicana y la crisis internacional, determina que el
carácter "híbrido?' de la reforma agraria haga finalmente explosión,
sentenciando a uno de los dos términos hasta entonces existentes -al
campesinado- a su muy próxima desaparición.
Así
las declaraciones que se analizan permiten percibir claramente que) con el
régimen lopezportillista, el Estado emprende la profundización de la tarea de
fortalecer las empresas capitalistas agropecuarias ya existentes, y de fomentar
la total generalización de empresas de nueva creación. Por diversos
caminos el Estado intenta convertir en empresas capitalistas a las unidades
productivas ejidales, minifundistas y comunales. A la vez, toma medidas para
que el resto de la población del agro se proletarice.
¿Por
qué sucede esto? Durante 1977 la "descampesinización" aparece
corno la más importante carta económica del Estado en el medio
rural. En la actualidad, la organización campesina se ha convertido en
un freno a la expansión capitalista. Sus bajos niveles de productividad, el
hecho de que Su escasa monetarización dificulta la expansión del mercado
interno y sobre todo el que la sobre-explotación a que se ha
visto sometida hace que ya sea poco susceptible de extracción" determinan
el que el Estado busque su eliminación vía conversión del campesino en
empresario rural, asalariado rural, o "socio" de empresas agropecuarias.
Desde la perspectiva estatal, la "des;. campesinización" representa
el camino a transitar para salir de la crisis en que la agricultura y ganadería
se debaten desde mediados de la década pasada. Además es la manera conforme a
la cual se pretende convertir al campo en un factor que coadyuve a sortear la
crisis general del país, a generar empleos, aumentar la productividad y
contener la inflación.
Para
que el esquema estatal de "descampesinización" del agro se cumpla, ¿
qué funciones deben desarrollarse?. La aplicación de la, Alianza para la
Producción en el campo mexicano -que significa la descampesinización del
mismo--- requiere del desarrollo de una función económica concreta de
parte de cada uno de los actores sociales que intervienen. El gobierno debe
proporcionar infraestructura, financiamiento, tecnología y mecanismos de
comercialización. Las unidades productivas ejidales y comunales, así como el
minifundio privado, deben ceder en muy considerable terreno económico a la
empresa capitalista rural. El trabajador agrícola y ganadero debe tener una
mayor productividad. El empresario agrícola debe invertir más, ganar más y
proporcionar mayores volúmenes de materias primas, bienes de exportación y
alimentos populares; a la vez, debe abrir constantemente nuevas fuentes de
empleo. El empresario industrial, comercial y financiero debe canalizar fondos
hacia la producción agropecuaria.
Pero
así como existe una clara delimitación del rol que cada uno de los
grandes actores económicos debe jugar para lograr la descampesinización,
también tienen definido su papel como ,actores políticos y como actores
ideológicos que mantienen la "estabilidad" demandada por la
reproducción del capital. En este contexto superestructural, la
descampesinización requiere que el aparato burocrático del Estado proporcione
el ambiente legal que estimule la inversión de la burguesía en el agro; formule
y transmita eficazmente una nueva imagen de la reforma agraria; continúe sus
programas de bienestar social en el medio rural; no suprima totalmente el
reparto de tierras, sino que lo mantenga "vivo" en un mínimo
absoluto; institucionalice jurídicamente el conflicto social en el campo;
modernice el cuerpo represivo, en previsión -del surgimiento generalizado de
casos explosivos. Asimismo la consecución de la descampesinización demanda que
la maquinaria corporativa del Estallo en el campo se fortalezca
internamente para ganar a su favor las potenciales bases sociales de apoyo de
las organizaciones políticas independientes, destinadas a florecer en el fértil
campo de la inconformidad rural; pueda asimilar a diversas fuerzas que hasta
ahora habían tenido básicamente una organización de orientación económica. Por
último, la descampesinización hace necesario que la burguesía en general
-y en particular las fracciones que tienen intereses directos en el agro-- no
se ciegue por la defensa de sus intereses inmediatos y llegue a orillar al
Estado a actuar en un terreno políticamente más peligroso, aun que el implicado
directamente por la propia descampesinización.
De
esta manera, existen requerimientos imprescindibles para que el es- quema
estatal de la descampesinización del agro tenga real cumplimiento. Se requiere
el desarrollo de funciones específicas -a nivel económico, político e ideológico-
por parte de las diversas instancias del Estado ¿ Se vislumbran posibilidades
de que estas funciones requeridas sean desarrolladas en la realidad ? ¿ Qué es
lo que posiblemente sucederá cuando se eche a andar el esquema estatal de
descampesinización?
Hay elementos significativos
que reducen las posibilidades de que el gobierno pueda efectivamente dirigir el
proceso de descampesinización y asumir el control del proceso de expansión de
las empresas capitalistas en el agro. El aparato burocrático no tiene a su
alcance los elementos compulsivos re- queridos para la implantación de su Plan
Nacional Agrícola y Ganadero en el medio empresarial; sólo puede valerse al
respecto de medidas de "control-estímulo". Además ni de lejos tiene
los suficientes recursos como para proporcionar las cantidades y la calidad
adecuadas de infraestructura) financiamiento, formas de comercialización y
tecnología. La existencia de estos dos obstáculos haría necesario que se
vencieran mediante una real coordinación interna del propio gobierno federal.
Sin embargo el "feudalismo administrativo" intraburocrático indica
más bien que la existencia de esta coordinación se da sólo a niveles
raquíticos.
El
aparato burocrático se enfrenta también a algunas dificultades para llevar a
cabo su función de hacer volver al campo la "seguridad", en los términos entendidos por el capital. Sobresale el hecho de que
no es nada seguro que las diferentes fracciones de la burguesía rural mantengan
el punto de vista de que el gobierno y la maquinaria corporativa del Estado no
constituyen realmente un enemigo más al que hay que enfrentar. Como es
improbable que acepten el daño de sus intereses -en situaciones explosivas de
lucha de clases, que serán frecuentes- y el relativo favorecimiento de las
clases explotadas del agro, la tendencia más bien será a no "interpretar
correctamente" la actuación y el lenguaje político de diversos exponentes
del gobierno. El capital posiblemente reaccionará implantando sus propios
modelos de des- arrollo agropecuario, a la vez que multiplicará su presión
política sobre el aparato burocrático, hasta colocarlo en una situación de
progresiva pérdida de legitimidad respecto de las clases explotadas.
Aun
así, las diferentes demandas del capital sobre el aparato burocrático cristalizarán
en acciones concretas provenientes de éste, sólo en la medida en que las
diferentes organizaciones del Pacto. de Ocampo mantengan el control sobre las
expectativas y la expresión política de las clases trabajadoras del campo,
clases trabajadoras que -al implantarse el esquema de descampesinización- se
verán sometidas a un deterioro aún mayor. Sin este papel de la maquinaria
corporativa del Estado, las pretensiones estatales respecto a la
descampesinización se realizarían sólo a base de un incremento muy fuerte en la
represión. ¿ Cómo es esto ?
Si
el Pacto de Ocampo no controla, el impacto ideológico de la nueva imagen de la
reforma agraria sería leve) aun en el supuesto de que se diera un mejoramiento
controlado, al mínimo indispensable, de las condiciones de vida de los
trabajadores, "marginados" y pequeños productores rurales. Además
sería imposible el reducir al mínimo la afectación de tierras e impedir
invasiones agrarias, sin perder correlativamente el apoyo de considerables
fuerzas políticas. La institucionalización de la solución de conflictos
rurales, a través de los Tribunales Agrarios, sería enormemente dificultada,
porque el Estado tendería a utilizar cada vez más la acción de un cuerpo
represivo.
El
hecho real es que las masas rurales difícilmente van a continuar bajo el
sometimiento político-ideológico del aparato corporativo estatal, que hasta
ahora ha permitido, a su vez, la dirección gubernamental-empresarial del pro-
ceso de desarrollo rural. No es probable que el campesinado vaya a
"contentarse" con recibir ocupación temporal en vez de tierras, y que
en el futuro someta la solución de sus conflictos a instancias estatales que
muy posiblemente serán consideradas ilegítimas. Sólo por excepción va a aceptar
convertirse el solicitante de tierra en asalariado rural o en miembro de nuevos
centros de población en el trópico o subtrópico del país. Va a ser excepcional
que grupos de ejidatarios, comuneros o minifundistas privados se conviertan en
presas del "convencimiento" oficial en cuanto a transformarse -de la
noche a la mañana- en empresarios capitalistas, en socios de empresarios
capitalistas o en asalariados de éstos. Para las masas rurales está siendo cada
vez más claro -y lo será aún más en el futuro inmediato, cuando se eche a andar
el esquema estatal de la descampesinización- que el mejoramiento sustancial de
sus niveles de vida es virtualmente imposible de alcanzar en las actuales
circunstancias, por lo que será cada vez más frecuente su incorporación a
organizaciones independientes.
En
síntesis, el debilitamiento de las organizaciones del Pacto de Ocampo,
condición sine qua non de la descampesinización conducida legítimamente,
parece ser inevitable. Ello está determinado por el hecho mencionado de que
las organizaciones independientes les están "ganando" terreno
político, como por la situación de que las dificultades internas para
fortalecer sus cuadros dirigentes y la baja en la ya exigua militancia efectiva
de sus miembros impide en alto grado el que se forme una sola
"Central" agraria, única manera conforme a la cual podría enfrentarse
con posibilidades de éxito a las nuevas condiciones. Si al debilitamiento de
las organizaciones del Pacto de Ocampo -con todas Sus implicaciones- se le suma
el que las presiones provenientes directamente del capital denotan una
creciente y efectiva radicalidad, cabe esperar que la puesta en marcha del
esquema estatal de descampesinización forzosamente tendrá dosis progresivas de ilegitimidad.
Ello significa, en última instancia, que la descampesinización se realizará
recurriendo a una utilización cada vez más frecuente de la represión con
respecto a posiciones cada vez más independientes de los diversos sectores del
campesinado y de los "marginados" rurales.
22
de agosto de 1977
Ir a :
Página del Dr Xavier Gamboa
Villafranca
Enviar correo a:
[i] Licenciado en sociología y maestro en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM; estudiante del doctorado en Sociología en la FCPS-UNAM. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales de Aragón. Investigador del Centro de Estudios Políticos de la FCPS.