Indispensable, su diseño y aplicación. Metodología para el Desarrollo Tecnológico
Un artículo del Dr. Xavier Gamboa Villafranca
Referencia Bibliográfica:
Gamboa Villafranca, Xavier. “Indispensable, su diseño y aplicación.
Metodología para el Desarrollo Tecnológico”, Excelsior, Sección
Metropolitana. 14 de febrero de 1989.
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La
administración presidencial 1988-1994 tiene, como alta prioridad, el objetivo
de lograr que el sistema educativo público se vincule más estrechamente con la
planta productiva. Alo niveles medio superior, superior y de postgrado,
especialmente, se les ha encomendado la tarea de orientar sus funciones
sustantivas –por medio de modalidades concertadas- hacia la resolución de
problemas reales, concretos y trascendentes. Ello quedó claramente establecido
en la instalación del Consejo Nacional de Concertación Económica, ocurrida en
la Ciudad de México el 31 de enero de 1989. Previsiblemente, es una línea
básica del Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994, que será publicado el 31 de
mayo de 1989.
Para
las instituciones educativas de vanguardia, el propósito sexenal representa la
vigorización de lo que conciben es su vocación histórica. Al hacerlo, también
les plantea el reto de colocarse y mantenerse a la cabeza de un proceso que,
justamente, confirma su razón de ser. Lograrlo implica, para ellas, modernizar
las modalidades vigentes de enseñanza-aprendizaje, actualizar los caminos que
en el presente transitan para realizar ciencia y tecnología y difundir sus
logros buscando generalizar la presencia de cada una de ellas en la
transformación cualitativa de la sociedad mexicana.
El
sistema nacional de educación pública está llamado a jugar un papel protagónico
en el cambio estructural del país. Hoy por hoy, parece ser que en sus cuadros
dirigentes existe la voluntad política
de propiciar el que ello sea efectivamente así. Pero esto no basta para
movilizar, en la dirección deseada, a los recursos humanos y materiales de que está
dotado cada una de las escuelas, Facultades, Institutos y Centros que lo
componen.
Tienen
que materializarse en sus bases, los propósitos formales de refuncionalización interna para contribuir a la modernización de la
economía, que tiene las autoridades de los planteles. Ante todo, ello requiere
modificar hábitos y actitudes de los componentes básicos de sus respectivas
comunidades. Es imperativo que el propósito de cambio –en el sentido de luchar
para que los productos y resultados, de los procesos educativos, y de
investigación científica y tecnológica sean de verdadera utilidad para usuarios
plenamente identificados, con los cuales se ha negociado, y finalmente
concertado, proyectos y acciones concretas- arraigue en el quehacer cotidiano
de profesores, alumnos y trabajadores administrativos.
Aún
esto es insuficiente. Como complemento del auspicio a la apropiación colectiva
del deseo de cambiar, los más altos niveles de toma de decisión, de todo
componente del sistema nacional de educación pública (de nivel medio superior
para arriba), deben crear instancias y operar mecanismos que le den cauce al
cambio actitudinal generalizado. De otra manera expectativas socialmente
difundidas, que ellos mismos generen pero a las cuales operativamente no respondan,
sumirían a las instituciones educativas
en una profunda crisis de apatía. Difícilmente sobrevivían, en un contexto en
que las principales fuerzas del país les demandan precisamente lo contrario:
una activa y eficiente participación en la superación de los obstáculos
tecnológicos y científicos para tener una economía moderna, un mayor bienestar
social y una indiscutible democracia política.
El
objetivo de trabajar para la resolución de problemas –vía proyectos de
investigación científica aplicada y/o de investigación para la innovación
tecnológica- de la planta productiva y de las organizaciones que representan
sus intereses, está siendo sostenida por grupos cada vez más amplios de
profesores y académicos. Se requiere avanzar, con igual premura, en la identificación
y efectiva operacionalización de las modalidades y procedimientos que permitan
que ello se dé, de manera verdaderamente concertada, con un claramente
identificado impacto integral deseable.
Es
inadmisible que talleres y laboratorios de nuestras escuelas de nivel medio
superior, superior y postgrado continúen siendo subutilizados, en buena parte
porque no hay una labor práctica que permanentemente fomente su enlace con
empresas públicas, cooperativas, ejidos, comunidades agrarias e industria privada.
No existen unidades académicas investidas institucionalmente de la
responsabilidad de generar y aplicar metodologías generales y específicas,
adaptadas a las circunstancias bajo las cuales pueden operar proyectos
–concertados con la planta productiva- de innovación tecnológica y ciencia
aplicada. Esta inexistencia constituye la principal causa de que no se formen
suficientes equipos docente-estudiantiles abocados a superar obstáculos
tecnológicos y científicos de usuarios ubicados fuera de las instalaciones
escolares, de acuerdo a planes, programas, proyectos y acciones
transparentemente negociados, verdaderamente coordinados al interior de cada
institución educativa y efectivamente concertados con el exterior de ellas.
Sobre
las entidades educativas del tipo aquí mencionado, se dejan sentir realmente
las demandas y esperanzas del poder ejecutivo, de los sectores de la economía
mixta nacional y de las mayorías nacionales. Sería una irresponsabilidad
histórica el seguir permitiendo que, por no crear instancias con vocación para
identificar y aplicar metodologías y procedimientos para la negociación, enlace
y concertación de programas, proyectos y acciones tecnológicas orientadas al
exterior de cada una de ellas, se sigan desperdiciando sus respectivas ventajas
y aumentando sus vulnerabilidades.
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