Ciencia Social: Gran ausente en el
conocimiento popular sobre la hegemonía política globalizada
Un artículo del Dr Xavier
Gamboa Villafranca
Referencia
bibliográfica.- Gamboa Villafranca,
Xavier: “Ciencia Social: Gran ausente en el conocimiento popular
sobre la hegemonía política globalizada”, Diario de Quintana Roo. Sección Cultural. 19 de enero del 2003.
Chetumal, Quintana Roo, México.
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Xavier Gamboa Villafranca
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Las
sociedades del mundo intuyen que los corporativos de las 500 empresas
transnacionales más grandes del mundo, con sede real en los Estados Unidos de
America, Japón y Alemania, son el verdadero origen de toda decisión importante,
en el devenir de las economìas de la humanidad del Siglo XXI. Han sido capaces de localizar, por sí
mísmas, al actor económico que se ubica en el origen de la dominación política
planetaria, básicamente por serindipity[1]
social: como un hallazgo no considerado
originalmente, resultante de procedimientos de ensayo y error, en la búsqueda
de esta porción del devenir social.
Prácticamente, para ello no han contado con el apoyo de las ciencias
sociales, que en términos metodológicos bien pudieron haberles hecho el camino
menos gravoso[2]. En rigor, han llegado a saber quién es el
titiritero, sin la ayuda, a pesar de –y en ocasiones, incluso, luchando contra-
la capacidad instalada que ahora ya sólo las Universidades tienen, para hacer
indagación científica en los terrenos de sociologia, psicología social, derecho,
ciencia política, ciencias de la comunicación, administración púbica, filosofía
social, estudios internacionales, pedagogía, antropologìa social y disciplinas
conexas.
En el caso mexicano,
en particular, ello ocurre no obstante que las ciencias sociales, cultivadas en
las instituciones públicas de educación superior, llegaron a ocupar la
vanguardia del pensamiento demitificante
referido a factores reales del poder político intra e internacional. Si fuese necesario colocarle “puntos de
quiebre” de esta etapa, es posible sostenter que la etapa va, del 2 de octubre
de 1968 (día de la matanza de estudiantes en Tlaltelolco), al 30 de noviembre
de 1982 (conclusión del régimen Lopezportillista en el Gobierno Federal). Durante este lapso, en las facultades y escuelas
de ciencias políticas y sociales del país se realizan numerosas y profundas
investigaciones en este campo. De ellas
resultan marcos conceptuales, bancos de datos, términos, métodos, técnicas,
estrategias, programas, acciones, instrumentos que son aprehendidos, adaptados,
utilizados y aplicados, por las instancias de
representación de las principales fuerzas y corrientes de la sociedad,
como arma en la lucha desideologizante de la estrategia y táctica político-económica
del contrario.
En los siguientes 18 años, sin embargo, se pierde
totalmente la posición de liderazgo clarificante de antaño. El final de este periodo sorprende a un
puñado de profesores-investigadores colocados en el punto de estar luchando por
evitar la desapirición de la ciencia social, como ciencia viva, dado que
se encuentra muy difundida la falsa imagen de que son disciplinas
“inútiles”. Y es que, del 1º de
diciembre de 1982 (con el inicio del régimen delamadridista en el Ejecutivo
federal) al 10 de septiembre del 2001 (destrucción del World Trade Center y de
parte del Pentágono, acontecida en los EUA), los docentes que desde las
universidades estudian diversas aristas de la sociedad actual y del futuro,
guardan progresivo silencio respecto al asunto de cómo se dá, por qué y con
cuáles efectos, la hegemonia arrolladora del poder político que, estricamente
por conveniencia integral, ejercen desde la obscuridad los hombres de negocios
mas ricos del planeta. Esta estrepitosa
caída en la capacidad de análisis y de difusión de resultados de la ciencia
social universitaria de México, se debe medularmente a una mezcla de pérdida de
su materia, autocensura metodológica y privatizaciòn de la investigación en
ciencias sociales. A su vez, ello determina
el fracaso de las pocos intentos que se dán, para enfrentar una auténtica
estrategia de Estado, orientada hacia la extinción de las ciencias sociales no
cooptadas por Banco Mundial y anexos.
Veamos esto mas en detalle.
1)Bajo los
auspicios del gobierno federal, “el mercado” arrebatò a la academia la materia
que le es propia.- Nada ilustra
mejor el asunto, que el de la realización de encuestas de opinión pública sobre
procesos políticos y electorales. La sucesión presidencial de 1988 fue seguida
muy de cerca, por cientìficos sociales acadèmicos... ¡y, también, por
auténticos charlatanes, pagados a comisión, guardaespaldas pseudointelectuales
del règimen de Miguel de la Madrid! A
los resultados de cada encuesta de opiniòn predictiva del sentido del voto,
realizada desde el claustro universitario, el régimen divulgaba el resultado de
10 falsos estudios. Despues de esta
desigual guerra de encuestas, los académicos se retiran progresivamente del
estudio predictivo de comportamiento político-electoral. Los espacios que van
quedaqndo vacíos los ocupan, primero, exprofesores que desertan de la academia
y montan sus despachos para probar suerte.
Inbuìdos de ética académica, la mayoría cierra sus puertas bien
pronto: no les podía haber ido bien en
un ambiente en que había que cumplir cabalemente con el contenido del
siguiente lema: “¿Cuánto es 2 + 2? Lo que usted diga, señor”.
A diferencia de ello, al campo de realizaciòn de encuestas de opinión
sobre aspectos políticos llegan, para quedarse, empresas que con anterioridad
llevaban a cabo investigaciones de mercado.
El negocio es tan redondo que un sencillo juego de alianzas dá pié al
surgimiento de sus entenadas: pululan nuevas empresas privadas que se
especializan en “marketing polìtico” y en encuestas en el ámbito de la lucha
política. Hace su arribo el colmo de la
charlatanerìa: la realizaciòn de falsas
encuestas telefónicas por las televisoras de cobertura nacional, cuyos
resultados “inmediatos” son difundidos como colofòn de “noticiarios”. Algunas de ellas, inclusive, tienen sus propias
publicaciones periódicas, que en la forma tienen rigor cientìfico. Esta
sigilosa pero arrolladora privatización de la funciòn de realizar encuestas de
opiniòn pùblica fue activamente impulsada desde el gobierno federal, como medio
para eliminar a las encuestas científicas realizadas por la academia, que
generaban resultados cuya divulgaciòn no podìa ser controlada por el
régimen. Ya para 1999, en las postrimerìas del sexenio de Ernesto
Zedillo Ponde de Leòn, un autèntico Rey
Midas se congratulaba haber sido, él, pieza clave que se hubiera logrado abrir
el mercado de las encuestas de opiniòn, manejadas desde la propia oficina
presidencial donde fungìa como asesor.
Contar con una base, privatizada a ultranza, para la realizaciòn de
encuestas de opiniòn pùblica, le es de suma utilidad al Poder Ejecutivo de un
gobierno “nacional” globalizado, como lo es el mexicano del 2002. En la guerra que le declara al Poder
Legislativo a partir del inicio de su segundo año, el grupo de compromiso del
Presidente Fox está en posibilidad, gracias a esta “capacidad encuestológica de
mercado”, de utilizar las encuestas como sustituto de una de las funciones
esenciales de Diputados y Senadores:
ser la voz del pueblo.
2)Autcensura metodológica.- El periodo
coincide con el desmantelamiento de la Unión de Repúblicas Soviéticas
Socialistas (URSS), y con el consecuente lanzamiento y coronaciòn de la llamada
globalización de las economías. Termina
la “guerra fría” URSS vs EUA. En lo que
de hecho constituye la primer campaña propagandìstica, a escala mundial, de la
globalización, las corporaciones –vía los gobiernos de los países metropoli
directamente coantrolados por ellas- difunden masivamente, en todas partes del
mundo, que se ha llegado “al fín de las ideologías”. Bien pronto su supo su verdadero significado: ya no hay marxismo y capitalismo; ahora sòlo capitalismo. Por ello es que con el fìn de la guerra frìa
a escala mundial, para el acadèmico mexicano, practicante de las ciencias
sociales, paradójicamente, con ella termina también su libertad para utilizar
realmente los diversos marcos teórico-metodológicos existentes; manera especial, la metodología marxista de
investigación. Y, entónces, cae en la
trampa: se autoccensura en cuanto a su
utilización, sobretodo por temor a que lo acusen de “usar viejos clichés”, de
usar “métodos anacrònicos”, y similares trastadas. Aparejado a esto, va haciendo cada vez menos uso real de su
libertad formal para seleccionar problemas y temas de investigaciòn, en la
vertiente de la polìtica.
3)El mercado privado se quedó, realmente, con la
fuerza de trabajo del propio cientìfico social.- En general, los
investigadores universitarios ven, durante el periodo de declive, una
estrepitosa caìda en sus salarios reales.
Los cientìficos sociales, en particular, son de los mas golpeados en
este sentido, porque hay una permanente amenaza de deshacerse de sus fuentes de
trabajo. Similar a lo que sucede con
las escuelas de agricultura, de medicina y de derecho, en las Facultades y Escuelas
de Ciencias Polìticas y Sociales se estremecen, con los efectos de una
estrategia de Estado orientada a su desapariciòn. ¿El argumento? Hay ya
“desmaidos” mèdicos, abogados, agrónomos, sociòlogos y politólogos. Claro está que se emjpieza a desarticular,
de facto, donde existen los claustros con mayor capacidad de actuaciòn
independiente. En la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales, producto
de la canalización de la mayor parte de alumnos de nuevo ingreso a otros campus
de la UNAM, en sociologìa se llega a dar la paradoja de que habìa más alumnos
que profesores de carrera. Aquì no
actuaron “las fuerzas ciegas del mercado”:
ello fue producto de una brutal intervenciòn estatal sobre la “”oferta y
demanda en el “mercado” de “servicios” para la formación de sociòlogos. En estas circunstancias, al académico de
las ciencias sociales se le obliga, por doble partida, a buscar un segundo
trabajo, éste para el sector privado del negocio de las ciencias sociales, ò
para la modalidad disfrazada que constituyen las llamadas ONGs. El mercado realmente lo absorbe, por “la
libre” ó por cooptación.
Asi estaban las cosas, hasta el 10 de septiembre del
2002. Los acontecimientos del siguiente
dìa -el 11 de septiembre del 2002-
sacuden fuertemente la conciencia colectiva del académico mexicano en el
campo de la ciencia social. Es tan
burdo y descuidado el manejo ideológico que las agencias de comunicación del
gobierno de los EUA hacen, del asunto de la destrucciòn del World Trade Center
y de una parte del edificio del Pentágono, que –con todo y las tres trabas
mencionadas inmediatamente arriba- al
cientìfico social no le queda otra más que de inmediato tratar de recurrir al
primer fundamento de su formaciòn:
hacer preguntas, donde los demás sòlo ven respuestas; y buscar respuestas, donde los demás sòlo
ven preguntas. El proceso no es automático:
se dá, a menudo con intensos debates, como el que tuvo lugar en la
Universidad de Quintana Roo[3]. En este sentido, se adelanta al docente,
cientìfico social, de las universidades norteamericanas, cuya capacidad de
respuesta se muestra menor a la mexicana, en buena medida debido a que los
controles, allá, son aùn mas severos.
Se empìeza a recuperar la libertad para seleccionar temáticas de
investigaciòn del campo de la polìtica, en equipos de investigaciòn
interdisciplinarios, multiinstitucionales y multinacionales, que aborden
problemàticas ya insoslayables: la
derecha militante y el gobierno de los EUA;
terrorismo armado, de derecha, en países metrópoli de la economía
globalizada; Globalizaciòn y el recurso
de interrupciòn de la democracia representada por autogolpes de Estado; Desmantelamiento de Estados Nacionales, como
recurso de la globalizaciòn, entre otros muchos. De facto, esta fecha marca, el inicio del potencial
resurgimiento de las ciencias sociales académicas mexicanas... ¡sincronizadas
con las del mundo!
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[1] Concepto que
tomo prestado de un clásico de la sociología funcionalista norteamericdana,
Robert K Merton, en su magistral obra Social Theory and Social
Structure.
[2] Aunque ciertamente con menor creatividad e inventiva.
[3] El debate que realizaron los profesores de las Divisiones de Ciencias Sociales y Econòmico-Administrativas (DCSEA) y de Estudios Internacionales y Humanidades (DEIH), se encuentra documentado en la siguiente página del internet: https://www.angelfire.com/ok3/xgamboa/nywtc.htm . Hay episodios que ilustran con pasmosa claridad, còmo se dio el inicio de la lucha entre el compromiso de búsqueda de la verdad cientìfica, y el recurso de la verdad ideológica.