El Ciqro: Distorsiones en un centro de investigación
Un artículo del Dr Xavier Gamboa Villafranca
Referencia bibliográfica:
Gamboa Villafranca, Xavier:
“El CIQRO: distorsiones en un centro de investigación”, OP. CIT
Revista Catorcenal Independiente.
Año 1, No. 1. Enero 6-19 de 1981.
México DF. México Ver Portada
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Villafranca
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En su cuarto informe de Gobierno, el presidente de la
República abordó el espinoso problema de la investigación en México: lo que el
Poder Ejecutivo Federal espera de ella, y lo que se está haciendo para
acercarse a un modelo –a un marco de referencia futuro- de desarrollo
científico, independiente y nacionalista. El planteamiento fue, en verdad, de
valía. Sin embargo, la realidad diaria del por qué, cómo y para quién se
investiga, determina el surgimiento de fuertes obstáculos para que los deseos
del presidente cristalicen rápidamente en la realidad. Los organismos de
investigación existentes en el país afrontan serios problemas, internos y
externos.
Afortunadamente,
las organizaciones oficiales tienen ya conocimiento de –y preocupación por- la
existencia de impedimentos para la consecución de los objetivos marcados por el
Lic. López Portillo. Con la finalidad de construir una estrategia capaz de
neutralizar lose escollos a la vista, los componentes del subsector ciencia y
tecnología han organizado reuniones de primer nivel, avocadas a trabajar
básicamente sobre la identificación de los problemas existentes y el
planteamiento de alternativas para superarlos. Sin embargo, el alcance de los
avances logrados en ellos no ha sido suficiente. Asuntos de vital importancia
se han relegado a un segundo plano.
Tomemos un ejemplo. Poco tiempo después del IV
informe de Gobierno, en el mismo mes de septiembre, se celebró en Mérida una
Reunión Nacional sobre Políticas y Problemas de la Investigación, organizado
por la UNAM y otras instituciones. A pesar de las valiosas aportaciones
brindadas en el transcurso de las sesiones de trabajo, no se discutió suficientemente sobre
el contenido operativo de las políticas de acciones a emprender cuando las
autoridades de instancias específicamente dedicadas a la investigación fallan en su tarea. No se llegó, por tanto,
a ninguna conclusión en turno a lo que es rnenester hacer cuando los
directamente responsables de la actividad fundamenta de Centros (e
instalaciones similares) distorsionan las actividades académicas y, con su actitud,
afectan la posibi1idad., de convertir en, realidad bien, pensados proyectos de
organización de las tareas científicas.
Es de vital importancia, y de gran apremio, el llenar
esta laguna. Con la participación de los investigadores directamente involucrados,
las autoridades competentes tienen de que aclarar las reglas del juego para
estos casos. Es necesario llegar a un acuerdo respecto a las políticas que
normarán el quehacer de los órganos de autoridad pertinentes, cuando a el
Director de un Centro de Investigaciones específico se muestra incapaz para
evitar (y de hecho estimula) el que la difusión se convierta en la esencia de la razón de ser de un órgano científico.
Acontecimientos recientes permiten ilustrar
perfectamente las fallas de un Director, así como la ausencia de las políticas
globales de acción requeridas para poner en marcha, el remedio de fondo de sus
deficiencias. Se trata del Centro de investigaciones de Quintana Roo, A.C.
(CIQRO).
El CIQRO es una organización formalmente avocada al estudio científico de los factores propiciantes del desarrollo integral de Quintana Roo. Sus recursos provienen básicamente de la cooperación brindada por la Secretaría de Educación Pública, UNAM, IPN, CONACYT, Estado de Quintana Roo y Comisión del Plan Nacional Hidráulico. Por tanto opera en la práctica con fondos públicos canalizados a través del Poder Ejecutivo Federal y local así como de organismos públicos descentralizados.
Tiene el centro su sede en Puerto Morelos, Quintana
Roo, donde el Gobierno del Estado le otorgó una superficie de 10 millones de
metros cuadrados. Además, cuenta con oficinas de representación en Moctezuma
134, Col. Del Carmen, Coyoacán, DF. Su director General y representante legal
es el Dr. Alfredo Alejandro Careaga Viliesid. Para 1980, el CIQRO ha tenido un
presupuesto total de más de 40 millones de pesos para tener idea de la magnitud
de estos recursos, considérese que una cantidad similar le ha sido asignada,
para el año que corre, a la actividad científica y de desarrollo tecnológico de
todo el Instituto Politécnico Nacional.
El Presidente de la República tiene cifradas grandes
esperanzas en el CIQRO. Es por ello que parece como uno de los signatarios, el
18 de julio del año pasado, del Acta Constitutiva del Centro de Investigaciones
de Quintana Roo.
A pesar de la confianza depositada por las
autoridades de investidura tan alta como la mencionada, los órganos de
autoridad del CIQRO han impedido que ésta se desarrolle en toda su
potencialidad. La incapacidad académica, el individualismo, la posición
política y la perspectiva ideológica, se entrelazan, para conformar un conjunto
de factores que distorsionan la actividad de la Dirección General del Centro y
determina que el CIQRO se encuentra enormemente distanciado del modelo que de
alguna manera fue sancionado por el Jefe del Ejecutivo Federal.
No obstante la
corta existencia del Centro, el timonel del CIQRO ya ha incurrido en serias
fallas que se manifiestan en el despilfarro de los recursos públicos de que ha
dispuesto, y que deberían servir de apoyo directo a la actividad académica. En
vez de cumplir su papel de promotor y coordinador de la actividad científica,
se ha enfrascado –durante un año y tres meses –en actividades muy diferentes.
Algunas de las anomalías así propiciadas son:
1) La actividad hacia la cual se canalizan, de facto,
los mejores recursos del CIQRO, es la construcción de la imagen pública para
consumo externo. La dimensión científica y de investigación para el
desenvolvimiento de Quintana Roo se relega a un segundo plano. Indudablemente,
esta imagen pública es muy útil para la movilidad vertical y la carrera
política del Director General, pero los recursos presupuestarios y humanos
necesarios para construirla, e inflarla artificialmente, se han restado al exiguo
conjunto de recursos realmente destinados a la labor académica del Centro.
2) La Dirección General del CIQRO se ha mostrado
incapaz para aprovechar los niveles de independencia académica que de hecho
tiene con respecto a sus principales patrocinadores. El Dr. Careaga Viliesid ha
perdido la perspectiva del gran privilegio que significa el contar con libertad
para planificar y efectuar actividades de investigación así como de la enorme
responsabilidad que resultará si esta
libertad no se traduce en ciencia objetiva, de apoyo institucional y
auténticamente impactante en el proceso de desarrollo integral del Quintana
Roo. Maneja el CIQRO –constriñendo la actividad académica- bajo el falso
supuesto de que el Centro tiene las mismas características y limitaciones de un
organismo no investigativo, directamente dependiente de alguna instancia de
viejo corte del Gobierno Federal o local y al cual le estuviera vedado
incursionar en los aspectos cruciales de la entidad.
3) Se ha permitido y auspiciado un proceso de
progresiva autocensura, tanto para la presentación de resultados parciales o
finales de investigación, cuanto en la estrategia y práctica de recolección de
datos de campo. Debido a una desmedida preocupación por lo que observadores
externos pudieran pensar del CIQRO, la actividad de investigación, con
demasiada frecuencia, ha sido altamente obstaculizada. Se ha llegado al punto
en que la actividad científica está totalmente subordinada a la construcción de
imagen y al manejo de relaciones públicas, mediante la formación de un cuerpo
de incondicionales en torno al Director; estos asesores, entre otras, han
ejercido la función de aumentar el peso específico ala canalización de recursos
hacia aquellos aspectos en detrimento de la esfera propiamente investigativa.
4) El Director General ha dado una excesiva
importancia a los aspectos relacionados con el control de la investigación.
Pero, ¿cómo pensar en controlar un rubro de investigación que a duras penas
existe?
El doctor Careaga Vilieisid se ha negado a aceptar
que los términos deben ser modificados radical y urgentemente: el énfasis debe
ubicarse no en el afán por controlar las actividades investigativos, sino en la
detección e implementación de organismos operativos que faciliten los flujos
inherentes a ellas.
5) Los cuadros primarios de mando, dependientes de la
Dirección General, están de hecho desvinculados de la investigación. Los
miembros, agobiados por actividades de otro tipo, difícilmente pueden encontrar
el tiempo para dedicarse en verdad a coordinar y enriquecer los estudios que
caen bajo su respectiva jurisdicción y, menos aún, para investigar
personalmente. Parece desconocerse que mientras ello no suceda, las
recomendaciones de los órganos internos de autoridad lejos de fortalecer las
labores académicas del Centro irán en su contra.
6) El Centro se ha convertido en un desproporcionado,
complejo y costoso aparato administrativo. La situación ha llegado al extremo
de que, para septiembre de este año, sólo 12 personas –de un total demás de
cuarenta- se dedicaban realmente, de tiempo completo, a investigar. Esto es lo
que explica que, a pesar del enorme presupuesto del año 1979, y del
correspondiente al de 1980, sólo un estudio había sido terminado (y ello,.
Gracias a que realmente fue hecho por el Instituto de Geografía de la UNAM).
7) En 15 meses de, existencia del CIQRO, la Dirección General
ha alejado del Centro y de la entidad, a más de 13 personas. -Para lograrlo, ha
hecho mano tanto del cese formal cuanto de la utilización de otros mecanismos
significados por la intriga; la coacción y las represalias.
El pecado de todas estas personas fue el de pretender
trabajar a pesar de la posición del Dr. Careaga Viliesid, y el haberse negado a
aceptar su invitación a disfrutar del hermoso ambiente tropical en lugar de
desempeñar la función académico-social por la cual devengaban un salario
proveniente del erario público.
8) En lo que podría calificarse como un absurdo empeño por mantener control sobre el personal del CIQRO, su Director General ha ido francamente contra lo dispuesto en 1a Constitución de la República y la Ley Federal del Trabajo, al retener ilegalmente remuneraciones salariales y al sustituir1os por adelanto a cuenta de salarios,. otorgados sólo si los trabajadores que los reciben suscriben letras de cambio, pagarés y otros títulos mercantiles de crédito. De igual manera, se han violado abiertamente las disposiciones hacendarias existentes,. al retener -sin brindar recibos a cambio, lo cual se presta a todo tipo de enjuagues- los montos de impuestos sobre productos del trabajo de los profesionales que laboran, bajo el mecanismo de “obra terminada”, para el CIQRO.
9) Por otra parte, la Dirección ha hecho un fraude de
la contratación de servicios profesionales y para obra terminada, pues el
trabajo de los recursos humanos calificados que allega conforme a esta
modalidad, tiene realmente las características de subordinación y control
administrativo, que tienen los trabajadores de nómina del CIQRO.
10) La Dirección es directamente responsable –por
acción u omisión- del caos administrativo del Centro. Dado que se manejan,
prácticamente sin control alguno, grandes volúmenes de recursos financieros, la
situación es propicia para el desempeño de acciones de corrupción. De esto no
se tiene pruebas, por lo que sería de importancia el que organismos tales como
la Comisión de Gestoría y Quejas de la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión, interviniera e hiciera un análisis detallado del manejo de fondos
monetarios.
11) El Director del CIQRO tiene un alto grado de
desprecio por las condiciones de vida del personal académico y administrativo
del Centro. A pesar de uqe ya habían sido autorizadas por el Director General
de Catastro y acordado por el Gobernador de Quintana Roo, el Director logró que
se postergara (y, posiblemente, que se cancelara definitivamente) la entrega de
las órdenes de ocupación para que los empleados –por su libre iniciativa-
construyeran casas en un predio ubicado en el perímetro de Puerto Morelos, Q.
R. En apariencia, fue por una razón práctica por la que el Dr. Careaga Viliesid
tomó esta determinación: si él aparecía en la lista de beneficiados con lotes
en el “crucero” ubicado a dos kilómetros de la zona urbana de Puerto Morelos,
automáticamente se le cerraban las posibilidades de tener un terreno en la
playa, también otorgable por la Dirección de Catastro del Gobierno de Quintana
Roo. Tomó el camino más fácil. Para proteger sus intereses personales –en el
futuro inmediato, un predio de 500 m² en la playa, valdrá no menos de $1,500/
m²-, simplemente paró el proceso que hubiera permitido que los trabajadores del
CIQRO tuvieran acceso a vivienda digna.
La lista de grandes anomalías es bastante más larga
que lo hasta aquí explicitado. El CIQRO es una mina de ejemplos de serias
deficiencias, desprendidas de la acción de su máxima autoridad interna.
Ojalá que las medidas correctivas que tomen las
autoridades pertinentes, respecto a este caso concreto, sirvan para iniciar la
confección de políticas de acción a ejercer, ante casos similares.
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