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Encuentro cercano

Escrito por: Cinthia Hernández B.


(En la vida humana)

Era un día muy soleado y fresco, me encontraba en la playa sola, aburrida, triste... y de la nada se desapareció toda la gente que también estaba allí, entonces levante la vista y lo vi...

Iba vestido como casi siempre lo hemos visto: Su famosa chaqueta morada, debajo de ella su camisa negra sin manga, su cinto, su pantalón negro y sus botas espaciales amarillas.

-¡Trunks¡... ¿Trunks? ¿Qué haces aquí? O mejor dicho ¿Cómo llegaste aquí?

-¿Quieres que me vaya?

-¡No!, por favor, quédate.

-Esta bien.

Se sienta junto a mi lado y empieza una conversación:

-¿Cómo es que llegaste aquí?

-Pues, la verdad es que no lo sé. Sólo recuerdo que estaba sentado bajo un árbol y que vi un destello inmenso y de la nada, aparecí aquí.

-Cielos, que historia tan... bonita.-Por cierto, ¿Cómo te llamas?

-Elizabeth.

-Es un muy bonito nombre.

-Gracias- lo dije con la cara casi roja.

-¿Qué hacías tan sola?

-Lo que pasa es que todos estaban bañándose en el mar... y yo le tengo un poco de miedo...

-¿Por qué?

-No lo sé, siempre le e temido. Siento que una ola gigantesca fuera a destruir todo mi pueblo. ¿Suena tonto no?

-No lo creo, todos le tenemos miedo a algo alguna vez.

Sus palabras me dieron tanta felicidad y confianza que me atreví apreguntarle:

-¿Quieres nadar?

-Seguro

Se quitó su chaqueta y su camisa negra, su cinto y sus botas. Cuando hizo esto, yo sentí una especie de calofrío. Obviamente, yo estaba nerviosa.

Me tomo de la mano y nos dirigimos hacia el mar. Mientras íbamos caminando ese tramo de arena caliente yo sentía que mi vida ya estaba hecha por completo.

Era increíble, la playa era absoluta y completamente solo para nosotros.

Yo tenía tantas preguntas para hacerle como ¿Por qué estaba allí?, ¿Qué estaba sucediendo en su mundo?, ¿Cómo había desaparecido a toda esa gente?, ¿A que horas pensaba decirme “vamos a comer”?. Y muchas otras. Pero casi podía asegurar que sabía todas las respuestas con tan sólo verlo: Estaba allí para entretenerme, su mundo no le importaba en ese momento, tenía un pequeño aparato que desaparecía las cosas creado por uno de sus familiares y el no tenía hambre en ese momento, puesto que ya había comido.

El tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta (por sí se lo preguntan, al final sí comimos un ceviche que había preparado mi familia). Después empezó una lluvia increíble: los rayos caían en el agua con gran fiereza y las olas eran enormes, cada rayo que sonaba parecía como un pisotón de un dinosaurio. Sin embargo todo esto no me importo porque sabía que estaba segura al lado de un gran saiyajin. Nos quedamos a dormir en la playa refugiados en unas rocas.

Al amanecer todo estaba en calma y el se tuvo que marchar, sin embargo nunca olvidaré lo que pasó antes de decirnos adiós...:

-¿Entonces ya te vas?

-Así es, ha llegado la hora.

-Me divertí mucho ayer, muchas gracias.

-Me alegro, yo también.

-¿Te volveré a ver algún día?

-Eso espero.

-Nunca te olvidaré Trunks.

-Yo tampoco Elizabeth, y tampoco olvidaré esto.

Se acerco a mi dándome un cálido y hermoso beso, que hasta el momento aún lo sigue siendo.

Escrito por: Cinthia Martínez Basáñez

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