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Celos II

Por fin llegó un día de felicidad para ambas mujeres. Habían estado solas durante algunos días pero necesitaban ayuda ya que los desmayos de Bulma eran mas frecuentes. Trunks llegaba ese día.

Entró en esa dimensión alrededor del mediodía. Tocó suavemente la puerta y reconoció la voz de su madre.

-¡Adelante!
-Ya estoy aquí.

Madre e hijo se abrazaron. Estaba presente Okinu. Eso molestó un poco a Trunks, pero sabía que si le decía a su madre lo iba a regañar.

-Mamá, he conocido a papá.
-¿Y? -preguntó ansiosa Bulma.
-Es un hombre totalmente magnífico.
-¿Qué? ¿Vegeta?.
-Sí, ¿quién más?.
-Eso quiere decir que... te llevaste bien con él. Es totalmente increíble. Vegeta... mi amado esposo...
-Mamá, por favor, escúchame, ya sé que Okinu sabe algo que yo no sé. Dímelo. ¿Por qué no confías en mí?
-Yo... no puedo.
-¿Por qué? A veces pienso que quieres más a Okinu que a mí.
-No digas tonterías. Ya no eres un bebé. Tu padre te contagió sus estúpidos celos. No quiero hablar más de esto.

Bulma estaba muy enojada, la pobre Okinu no tenía familia y sólo pedía un poco de cariño.

Okinu se dió cuenta de que era imposible llevarse bien con Trunks. Muchas veces había pensado que él era tímido y que por eso no hablaba con ella ¡pero estaba muy equivocada, él la odiaba!

Okinu se despidió de Bulma. Ella la retuvo.

-No le hagas caso. A veces se porta como un tonto.
-No se preocupe, Bulma, entiendo que soy muy molesta.
-¿Cómo crees eso? Eres de mucha ayuda. Realmente te aprecio. Eres como una hija para mí, la hija que nunca tuve.
-Ay, Bulma, no diga eso. -dijo sollozando Okinu.
-Calma... y no te preocupes por Trunks, ya verás que se olvidará de esos celos.
-Gracias. Buenas noches.

Okinu se marchó un poco más contenta, por lo menos había alguien que la quería por lo que ella era, no por lo que hacía. Eso le hizo recordar a su familia, a su padre, a su madre... eran siempre tan buenos con ella, ¿por qué habían muerto? Eran lo único que tenía en la vida...

Trunks estaba totalmente fuera de sí. Odiaba a Okinu, que se entrometiera en su vida, que le quitara a su madre, ¡eso él no lo podía tolerar! ¡Era imposible que una niña tonta lo apratara de su madre, la perosna que más amaba... y que ahora se había vuelto contra él! Furioso, lanzó al suelo una foto de él y su madre juntos. El espejo que cubría el portarrretratos de la foto se hizo añicos.

En ese momento se oyó una explosión... eran los androides. Trunks salió porla ventana a enfrentarlos. Pero ahí estaba Okinu que lo tomó del brazo.

-¡Por favor! No vayas, Trunks, te matarán y yo... ¡no podría vivir sin tí!... ¡Te amo!...
-¡Déjame en paz, mocosa babosa!
-¡Nooooo!

Trunks se soltó, vió como la Juujachigou 18 iba a disparar un rayo contra él, pero lo cierto es que era para Okinu. Disparó.... la atravesó completametne. Okinu quedó pálida, cayendo... Trunks sólo vió cómo caía...

-¡Okinu!
-¡Ja, ja, ja! ¡Maté a la estúpida niña! -rió N°18.
-Bien hecho, N° 18. -dijo N° 17.

Okinu tenía los pulmones perforados, su cara y su cuerpo estaban cubiertos de su sangre.

Trunks corrió hacia Okinu...estaba muerta...

Cuando Okinu muere

Bulma, al oir el grito de Okinu, había salido de la casa, cuando vió a Trunks junto a Okinu, comprendió la verdad... su amiga estaba muerta. Comenzó a llorar, abrazando el cuerpo inerte de la joven.

Las lágrimas se agolpaban en los ojos de Trunks, ver a su madre sufriendo había despertado en él un sentimiento de culpa, idéntico como cuando murió Son Gohan.

Atacó a los androides, derrotándolos con sus nuevos poderes. Fue entonces cuando apareció Cell, Trunks le dijo que sabía quién era y qué quería, y, al igual que los androides, lo derrotó.

Fue al lado de su madre, que tenía el cuerpo empapado de la sangre de Okinu. Trunks levantó el cuerpo de Okinu suavemente, las lágirmas que brotaban de sus ojos cayeron en el rostro de Okinu, dándole una expresión de paz y felicidad que le hizo comprender que había sido un tonto, ya que ella había sido más desafortunada que él.

Sepultaron a Okinu a la luz de la luna, con lágrimas en los ojos. Aquella alegre joven no volvería...

Al llegar a la casa, Bulma se puso pálida y se desmayó.

-¡Mamáaaa! ¡Por favor, díme qué te sucede!

Continuará...

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Celos III

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