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LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

Durante el período Helénico, el hombre alcanzó en todas las manifestaciones del espíritu, cimas que han quedado como modelos para la cultura europea.

El mundo griego

Antes del establecimiento de los griegos en Grecia, durante el II milenio a. de J.C., se desarrolló en la isla de Creta una cultura brillante, que dejó recuerdo en las leyendas griegas acerca del rey Minos y el Laberinto. Los arqueólogos han descubierto el Laberinto en las ruinas del palacio de Knosos; consta de un gran patio central, rodeado de numerosas dependencias, corredores y almacenes; es característico el uso de columnas con la parte mas gruesa hacia arriba.

Las paredes están decoradas con pinturas al fresco que representan delfines, campos con flores, jóvenes saltando sobre toros, hombres y mujeres en procesión con ofrendas.

Escenas parecidas decoran vasos de bronce. El mismo tipo humano reproducen las estatuillas del Saltador y de las sacerdotisas con serpientes De dimensiones mas reducidas, los palacios de Festos y Hagia Triada responden al mismo gusto. Es interesante notar que ninguno de ellos estaba fortificado Situada casi a igual distancia de Egipto y de Asia Menor que de Grecia, Creta sostuvo un comercio muy activo con estas regiones. Los cretenses conocían la escritura, primero jeroglífica y mas tarde la llamada lineal cuyos textos están en griego.

En el siglo XV a. de J.C. el poderío cretense se hundió, tal vez a causa de una invasión de pueblos del continente.

Entonces alcanzó su máximo esplendor la cultura micénica, que durante los siglos anteriores había recibido la influencia de Creta. Esta influencia se observa en la decoración de los palacios, aunque se representan escenas de caza y de guerra. Las ciudades más importantes, Micenas y Tirinto, están situadas en colinas y rodeadas de fuertes murallas, en las cuales se abren escasas puertas, como la famosa Puerta de los Leones, en Micenas. Junto a las murallas se han descubierto importantes construcciones funerarias, con un largo corredor, una cámara circular cubierta de falsa bóveda y una cámara rectangular donde se depositaba el cadáver.

La invasión de los dorios durante el siglo XII antes de J.C. puso fin a la civilización micénica e inició un nuevo período de la historia de Grecia. Sin embargo, el recuerdo de aquella época se ha conservado en los dos grandes poemas de Homero (siglo LX a. de J.C.), la Ilíada que narra la guerra de Troya, y la Odisea, sobre las aventuras de Ulises al regresar a su patria.

Empujados por los dorios, que introdujeron el uso del hierro, los pobladores de Grecia se trasladaron hacia el este y, cruzando el mar Egeo, llegaron a la costa de Asia Menor, donde establecieron numerosas colonias. Las poblaciones griegas, tanto en Grecia como fuera de ella, evolucionaron durante los siglos VII y VI antes de J.C. hasta adquirir su configuración política característica: la polis. Esta es el conjunto de casas donde viven los ciudadanos y el territorio que las rodea; cada polis constituía un mundo aparte, con sus propios cultos, sus instituciones politicas (que pudieron ser monárquicas, aristocráticas o democráticas como en Atenas), económicas y religiosas, y un fuerte sentimiento de independencia con respecto a las demás polis.

Los cambios de gobierno que sufrieron las ciudades griegas, así como la incapacidad del suelo para mantener a una población en aumento, obligaron a los griegos a buscar nuevas tierras para establecerse y se dirigieron hacia Occidente: sur de Italia, donde se formó la Magna Grecia, sur de Francia (Marsella) y este de España (Ampurias, Denia, Málaga). Estas colonias eran independientes de la metrópoli, a la cual sólo se sentían unidas por su origen común y por el culto a los mismos dioses. Establecieron relaciones comerciales con los pueblos bárbaros que las rodeaban y contribuyeron a la difusión de la cultura griega por todo el Mediterráneo.

Homero (siglo IX a. de J.C.) había dado forma definitiva a la llíada y la Odisea, dos obras maestras de la poesía épica; Hesíodo (siglo VIII a. de J.C.) había redactado "los trabajos y los días" y la teogonía que recoge las creencias fundamentales de la mitología griega; Safo y Alceo (siglo VI a. de J.C.) destacaron por el hondo sentimiento de sus composiciones líricas; Píndaro de Tebas alcanzó fama ensalzando a los atletas que habían vencido en los juegos olímpicos.

En arquitectura se establecieron los elementos característicos del templo griego. La escultura esta representada por estatuas de kuroi (muchachos) y korai (muchachas) que van perdiendo progresivamente rigidez y ganando expresividad. La cerámica evolucionó desde el estilo geométrico (siglo VIII a. de J.C.) decorado con líneas y figuras estilizadas distribuidas en zonas, a un nuevo estilo figurativo, con escenas tomadas de la epopeya o de la vida diaria; entre las ciudades productoras de cerámica destacaron Corinto y, sobre todo, Atenas, con vasijas decoradas con figuras negras. La filosofía trató de dar una explicación del mundo; Pitágoras la buscó en los números y en las relaciones entre estos. Las figuras de Licurgo en Esparta y Solón en Atenas destacaron por su actividad como legisladores.

Poco después de las guerras médicas, la cultura griega alcanzó su mayor esplendor. El centro de la vida política e intelectual de Grecia fue Atenas, bajo el gobierno de Pericles; allí Ictinos y Calicrates construyeron el Partenón, obra maestra de la arquitectura griega; en la decoración escultórica de este templo trabajó Fidias, autor también de numerosas estatuas de Atenea y de una estatua colosal de Zeus para el santuario de Olimpia, que no se han conservado. Contemporáneos de Fidias fueron Mirón, a quien se debe el Discóbolo, y Policleto, que en el Doriforo estableció las proporciones ideales del cuerpo humano. Praxiteles, algo posterior (siglo IV a. de J. C.), dió a sus esculturas, como la Venus de Cnido o el Hermes de Olimpia, una mayor delicadeza; en este siglo trabajaron, además, Scopas y Lisipo. De la obra de pintores como Parrasio y Zeuxis sólo se conocen los comentarios de escritores contemporáneos y su reflejo en la decoración de la cerámica y en los mosaicos romanos.

El teatro, cuyo origen se relaciona con las ceremonias del culto de Dionisos, alcanzó su perfección en esta época. En la tragedia tres nombres señalan una evolución completa: Esquilo representa la sumisión del hombre a su destino y a la religión tradicional; Sófocles afirma la responsabilidad del hombre ante los dioses; Eurípides se muestra escéptico y su teatro es mas próximo al drama actual. Aristófanes criticó duramente en sus comedias a los personajes de su época. La historia nació con la obra de Heródoto y, sobre todo, de Tucídides. Demóstenes ha quedado como modelo en oratoria. Sócrates, Platón y Aristóteles marcaron un momento culminante en la historia de la filosofía y han influido profundamente en el pensamiento posterior. En el campo de las ciencias, Hipócrates de Cos orientó la medicina hacia la observación científica.

Las campañas de Alejandro Magno rompieron el marco de la polis y pusieron a los griegos en contacto con culturas que fueron influidas e influyeron sobre ellos. El ideal de Alejandro de crear un imperio en el cual se fundieran vencedores y vencidos se realizó en parte en el arte y la cultura, pues los griegos supieron asimilar los conocimientos de los otros pueblos e imprimirles su sello propio; pero siguió existiendo la oposición entre Oriente y Occidente.

Durante el período helenístico (desde la muerte de Alejandro Magno a la conquista por Roma) Atenas dejó de ser el centro cultural del mundo griego, sustituida por Alejandría y Pérgamo. En estas ciudades nuevas se construyeron bibliotecas donde se reunía todo el saber de aquel tiempo. Estudiosos de todos los puntos del mundo helénico acudían a ellas para aprender. De este modo la ciencia realizó grandes progresos; Eratóstenes calculó casi con exactitud las dimensiones de la Tierra; Aristarco de Samos afirmó que la Tierra giraba alrededor del Sol, pero su teoría fue rechazada; Arquímedes destacó por sus descubrimientos de aplicación práctica.

La literatura se empobreció; se recopilaban y se estudiaban las grandes obras de épocas pasadas, mientras la creación quedaba reducida a breves composiciones poéticas de gran perfección técnica pero de escasa inspiración. Entre los escritores destacan Menandro (342-292 antes de J.C.), creador de tipos que han quedado como modelos en la comedia, y el historiador Polibio (siglo II antes de J.C.).

La filosofía tuvo su centro en Atenas; al lado de las escuelas de Platón y de Aristóteles se formaron otras como el epicureísmo y el estoicismo, que trataban del modo de alcanzar la felicidad individual.

La arquitectura tuvo gran desarrollo en las ciudades helenísticas de nueva planta o en la reconstrucción de otras; las ciudades nuevas se reconocen por su planta regular, de calles paralelas. Entre los edificios de este período fue famoso el faro de Alejandría (torre levantada en la isla de Pharos); uno de los más importantes es el templo de Zeus en Pérgamo, reconstruido en el Museo de Berlín; en el basamento se representa en relieve la Gigantomaquia, batalla de los dioses contra los gigantes, que permite al escultor obtener escenas de intenso dramatismo.

Este gusto de la escultura por lo dramático se manifiesta en el grupo de Laocoonte, del Museo Vaticano. La conocida Victoria de Samotracia (Museo del Louvre) conserva aun la elegancia de siglos anteriores; otras esculturas recogen el interés por lo grotesco (enanos) o por temas intrascendentes (comediantes, danzarinas). Obra muy conocida de este período es la Ariadna dormida, del Museo del Prado.

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