Santos Vargas Colón


Para la década de los años 30, en la cual surge la gran depresión económica mundial, la familia  Vargas Colón tiene la dicha de tener a su quinto hijo. Lo bautizan con el nombre de Santos, en la Iglesia Católica que se encuentra hoy en día sumergida en el Lago Caonillas. Sus hermanos son Ramona, Rafael, Manuel (estos dos últimos ya fallecidos) y Dolores Vargas (cariñosamente, Shorty).

A esta humilde familia la depresión también la marcó. El niño Santos, deseoso por obtener los ricos conocimientos del saber, ve inposibilitados sus sueños de seguir estudiando. Enferma de los oídos, y al cabo del tiempo su cuerpo también. Descubren que la enfermedad es reumatismo, por tal razón tiene que dejar de estudiar a tan temprana edad, solamente obteniendo el grado académico de escuela elemental.

Ha pasado el tiempo, y aquel niño ha crecido ya. No pudo matricularse en la universidad, pero el destino lo matricula en la universidad de la vida. Con su valentía decide explorar otros senderos y su empeño de alcanzar metas se propone esforzarse para seguir adelante.

Dios le ha dado muchas bendiciones y con su ilimitado progreso académico ha podido alcanzar muchas metas hermosas. Ha podido trabajar y desempeñarse muy bien en todo lo que a sus manos ha llegado, ya sea en la industria mecánica o en la industria de la construcción.

Se casa muy joven, procreando en su primer matrimonio cuatro hijos: Nereida, Eva, Miriam y Dennis. Al pasar del tiempo, encuentra que la vida no deja tan sólo amargura, sino que también trae momentos agradables y es cuando conoce a Carmen Ruth. Contraen nupcias el 24 de abril de 1965. De esta unión tienen cuatro hijos: Iván, Madeline, Noel y Ruthy. Sus hijos son los mejores regalos que le ha podido dar Dios, porque de ellos ha podido ver sus nietos y nietas que son sus mayores tesoros. Este humilde obrero, carpintero y albañil con un grado académico de sexto ha podido levantar una familia donde ha logrado ver realizados sus mejores anhelos y deseos. A pesar de que no tuvo oportunidad universitaria, pudo obtener grado en teología, incursionando estudios bíblicos en el Instituto Tecnológico Mizpa en Guayama.

Su retiro fue obligatorio. Tuvo un accidente mientras laboraba en la construcción de las instalaciones de Plaza Mall - Guayama. Este hecho marcó para siempre a Don Santos, no en el aspecto negativo, sino que en su tenacidad pudo levantarse y así comienza a desarrollarse en la artesanía, hecho que lo ha valorizado tanto que con tan sólo unos bejucos puede formar bellas carretas. Su habilidad mental le ha ayudado además a que se pueda desarrollar a través de la poesía, enriquecer con poemas de inspiración en todo lo que ve, ya sea social, cultural o hasta la esfera más elevada, la espiritual. No ha dejado de laborar. Es una persona incansable. Lo que se forja en su mente trata de realizarlo ya sea a través de la prosa o a través de la obra artesanal. Hoy disfruta de su retiro escribiendo poemas y construyendos carritos, los cuales disfrutan sus nietos igualmente grandes y chicos.


Datos tomados del folleto de promoción de la exposición Los Recuerdos de Mi Era (Obra de Arte en Madera Rústica), presentada del 15 de septiembre al 10 de octubre de 1997, en la Biblioteca Encarnación Valdés de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.

Dr. Cirilo Toro Vargas

Publicado en el Internet: 3 de abril de 1999.
Información actualizada:  11 de julio de 2000.