El Poeta del Puente Y Sus Versos Imperfectos
Por Cirilo Toro Vargas, Ph.D.

 
Marrero Miranda, Francisco.  El Poeta del Puente Y Sus Versos Imperfectos:  Antología Poética.  Coamo, P.R.:  1996.

Maestro de escuela elemental y poeta, Francisco Marrero Miranda nació en Coamo, Puerto Rico.   En esta primera entrega poética presenta ciento veintitrés poemas (cobijados bajo seis secciones), inspirados por la patria, el amor, la religión, la familia, la naturaleza y los oficios.   A juicio de Marrero Miranda, “la poesía es el ensueño hecho palabras”.

¿Qué motiva el título?  Por un lado, desde los grados primarios a este escritor se le ha conocido por el mote de “el poeta del puente”, tanto por sus compañeros de clases como por sus maestros de la Escuela Puente (en su pueblo natal), cercana al Puente Anciano.  En segundo plano, Luz C. Negrón, la prologuista del poemario, afirma que Marrero Miranda “reconoce que sus versos son imperfectos, pues brotan del conocimiento humano y como todos sabemos, la perfección es un atributo divino que emana de Dios”.

“Ordalías” representa la primera de las seis secciones en que se divide el poemario.  Recoge el poeta sus desengaños amorosos, sus gestiones de adolescente enamorado de lo imposible y lo prohibido, en fin, toda una gama de sentimientos acordes con su desarrollo psicológico juvenil.  En una de sus inspiraciones nos dice:

“Te amo sin poder amarte
como prenda en la vidriera
con ansias de poder robarte
pero el pudor no me deja.
Yo te sigo amando ajena
no te aflijas
mi amor es secreto sepulto
en mi tumba de quimeras”.

(“Te amo ajena”, p. 29)

Como parte de su “Familia” exterioriza vivencias poéticas sobre su esposa, sus padres, sus hijos, e incluso a su ángel guardián.  Sobre la experiencia de tener un hijo nos dice:

“El hijo es una bonanza
en el núcleo familiar
es el amor que se da
con el deseo más sincero
y cuando es un hijo bueno
es pura felicidad”.

(“Un hijo”, p. 62)

En “Patria, pueblos, lugares y monumentos”  ausculta y añora a su Puente Anciano, a su natal Coamo, a su patria, las escuelas, las calles de su pueblo y las fiestas patronales.  Al hablar de su patria le atribuye rasgos femeninos al describirle de la siguiente manera:

“En las faldas de tus lomas
bordean extensos llanos,
más allá el mar que se asoma
para admirar tus encantos.
El encaje de sus aguas
bordea tu esbelta figura
con hileras nacaradas
que acentúan tu hermosura”.

(“Isla de poesía”, p. 72)

En  la sección dedicada a la “Naturaleza” comienza asegurándonos que “la naturaleza es un milagro constante; es la manipulación plena de la mano de Dios”.  Evoca, por tanto, a la tierra, al río, la lluvia, el atardeder, los árboles…  En este último renglón nos ofrece unas veintirés décimas, una de las cuales sostiene:

“Arbol de corazón duro
y flores de terciopelo,
el roble se eleva al cielo
con elegancia y orgullo.
En el ambiente más puro
ofrece su grato aroma
que se espearce por la loma
como incienso al infinito
y en su ramaje bendito
juguetean las auroras”.

(“El roble”, p. 98)

En los “Oficios y profesiones”  desborda su lirismo hacia el trabajador, la secretaria, el maestro, la biblioteca, el poeta y el estudiante.  “Sabio es aquel” – afirma Marrero Miranda – “que sabe dar buenos consejos…  y se escucha a sí mismo”.  En alusión a su vocación magisterial sentencia:

“Soy maestro y siembro la esperanza
de la patria, de la paz y del honor,
soy maestro y elevo al Señor mis alabanzas”.

(“Soy maestro”, p. 110)

Sus “Versos imperfectos para un Dios perfecto”  nos transmiten sus ideas líricas sobre el proceso de acción de gracias, las iglesias, la cruz, la Navidad, Jesús, la ceremonia de la graduación, el amor en su sentido más abstracto, la gratitud, Santa María, Santa Ana y Dios, sobre el cual reafirma:

“Tu nombre vive en mi alma
cual abrigo de ternura
hecho en hilos de dulzura
y fibras de hermosa lana”.

(“Dios”, p. 130)

Aunque predomina el verso libre, incluye veinticinco décimas, seis decimillas y cinco sonetos, en cuyos versos se destacan las rimas asonantadas y consonantadas utilizadas indiscriminadamente en lugar de las rimas consonantadas tradicionales.  Esta primera obra de Francisco Marrero Miranda nos presenta a un poeta de hondo lirismo y capacidad para el detalle, así como para la expresión sincera de los sentimientos más puros que puede poseer un ser humano en su constante búsqueda de la perfección y la felicidad.



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Dr. Cirilo Toro Vargas
Publicado en el Internet:  1 de febrero de 2001.
Información actualizada:  6 de febrero de 2001.