La cuestión balcánica ha mecido la atención de la comunidad internacional. Los Acuerdos de Dayton firmados el 14 de diciembre de 1995 no garantizaron la consolidación de la paz en territorio balcánico. A partir de la firma de estos tratados hubo estallidos de violencia en el escenario balcánico, lo cual es un claro ejemplo de la incapacidad de la comunidad internacional para la construcción de la paz. El presente ensayo tiene como objetivo analizar el papel de los organismos e instituciones internacionales a futuro dentro de la región balcánica, ¿será diferente el modus operandi de éstos respecto al pasado?, ¿cómo podrá intervenir de manera satisfactoria la comunidad internacional en la región?.

Es evidente que cualquier propósito de reconstrucción de la región balcánica tiene que cimentarse sobre el establecimiento de fundamentos adecuados a fin de que no vuelva a ser necesario el uso de la fuerza para detener los conflictos regionales. En este sentido es necesario que los actores locales, que los actores del conflicto, recuperen la confianza entre sí, buscando la reconciliación ideológica y la reconstrucción material, producto de los estragos de la guerra.

Se deben promover cambios políticos y sociales dentro de la región que abran vías de participación democrática a la ciudadanía , así como a los grupos involucrados en el conflicto: desarrollo de los derechos humanos y la justicia social de manera efectiva, atendiendo a las situaciones de violencia estructural que hayan provocado el estallido bélico.

Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es la desmilitarización del escenario del conflicto, como paso anterior a una gradual desactivación ideológica de las justificaciones y argumentos que han dado lugar al recurso de la violencia.

Considero necesario que se establezcan marcos de control y de ayuda de carácter multilateral y regional, que atañan a los Estados contiguos en un proyecto de interdependencia y diálogo. Es preciso reformular el sistema de seguridad de tal manera que los mecanismos de intervención mediadora en el caso de que renazca la situación conflictiva que se vivió hace unos años en la región de los Balcanes.

Sin embargo, dado que no es posible confiar plenamente en la madurez política y la capacidad de aceptación y/o adaptación de los términos planteados en los párrafos anteriores (que coinciden con las recomendaciones de organismos internacionales) por parte de los países involucrados, es elemental un intervensionismo de calidad de los organismos internacionales dentro de la región.

Por intervensionismo de calidad me refiero a lo contrario de lo sucedido en Kosovo, donde la OTAN intervino de manera nada ejemplar. En la guerra de Kosovo la Alianza Atlántica actuó con violencia y sin mandato de las Naciones Unidas. La acción militar de la OTAN en el caso kosovar violó el derecho público internacional y el mismísimo Tratado Constitutivo de la Alianza. Considero importante hacer un paréntesis en el desarrollo del presente trabajo para explicar mejor el desempeño de la OTAN en el desarrollo del conflicto kosovar. La OTAN desde su fundación fue considerada como una alianza militar y una alianza de valores. En el Tratado los firmantes se pronuncian a favor de los calores de la Libertad en Democracia y del Derecho. Se comprometen a:

- actuar de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas;

- resolver de manera pacífica cualquier controversia internacional en que se hallen implicados;

- no poner en peligro la paz, la seguridad internacional ni la justicia;

- abstenerse, en sus relaciones internacionales, de todo uso o amenaza de la violencia.<1>

La OTAN al bombardear Kosovo sin tener ningún mandato de las Naciones Unidas, actuó con violencia, violó el tratado constitutivo de la Alianza y además violó los Convenios de Ginebra de 1949, los cuales estipulan que ni la población civil en su conjunto ni personas civiles en particular pueden ser objetivo de ataques.

No es posible ignorar el derecho público internacional e interpretar las leyes fundamentales de un manera unilateral, apoyándose, explícita o implícitamente, en la ley más arcaica: la del más fuerte. Y es que nadie en un mundo donde impere el derecho puede ser fiscal, juez y verdugo a la vez. El modus operandi de la OTAN durante la guerra de Kosovo fue un retroceso para la comunidad internacional.

Es evidente que las guerras en territorio balcánico pusieron de manifiesto las significativas privaciones que tiene la comunidad internacional en lo que se refiere a prevención y resolución de conflictos bélicos.

La misión de pacificación de la OTAN en territorio balcánico distó bastante de ser un modelo a seguir. En primer lugar porque este organismo no puede asumir el cien por ciento de la responsabilidad de las misiones de pacificación en todo el mundo (es más, ni siquiera en Europa). No es posible que cada vez que estalle un conflicto regional se espere la movilización de fuerzas militares de la OTAN. La gestión, el diálogo y la prevención de conflictos debe preceder a la movilización de fuerzas militares, aspecto que pareció no importar mucho a este organismo en la última década del siglo pasado. La OTAN deberá seguir en el futuro el ejemplo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), quien sí tiene cuidado en la aplicación de este principio. La tarea de la OSCE, como lo explicó Helga Konrad<2> radica en combatir los problemas regional mediante la concienciación de los gobiernos. La estabilidad y la seguridad de Europa estará garantizada si se evitan desdichas como las ocurridas en los Balcanes.

Los gobiernos europeos deben comprender que para lograr la estabilidad y la seguridad en el continente es necesario gastar menudas sumas de dinero para evitar costos elevados. Los gobiernos europeos deben entender que se trata de una inversión que les favorecerá a futuro, se trata de equilibrar o aumentar el presupuesto a los ministerios de Relaciones Exteriores (encargados de gestionar, dialogar y prevenir) respecto a los ministerios de Defensa (que utilizan la violencia).

Siguiendo con la cuestión financiera, es necesario además que los gobiernos europeos gasten más para cumplir sus aspiraciones, sus ambiciones en torno a los organismos internacionales de cooperación o coalición (como es precisamente la OTAN). Nuevamente se trata de una favorecedora inversión, los europeos deben proporcionar urgentemente dinero a estas instituciones no solo para tener presencia en los organismos, sino para evitar, como declaró el actual secretario general de la OTAN, George Robertson, “que Estados Unidos avance (aún más) hacia el unilateralismo”.<3>

Otro aspecto que considero de suma importancia es que los gobiernos deben dejar en claro al ceder tropas o armamento a los organismos internacionales si las unidades facilitadas tienen la función de mantener la paz en la región o bien la pacificación, pues como argumenta Karl W. Deutsch “ambas tareas son distintas... la pacificación es más peligrosa que el mantenimiento de la paz”.<4> Al respecto, hace unos días, la OTAN declaró que su función en la región balcánica era el mantenimiento de la paz, sin embargo debido al mejoramiento de la situación de seguridad en los Balcanes en los últimos meses, se reducirá un treinta y seis por ciento el número de efectivos militares en la zona.<5>

En cuanto a la Organización de las Naciones Unidas, ésta deberá hacerse responsable en los asuntos de seguridad que le corresponden, esbozándose el tan discutido por los analistas internacionales “proceso de modernización y democratización interna”. Cumpliéndose este proceso, este organismo internacional podrá ayudar a superar los conflictos étnicos y a construir sociedades estables (“ancladas en el imperio de la ley y las instituciones democráticas, el respeto mutuo y la confianza”<6>) en los Balcanes.

Asimismo es elemental la cooperación entre ONG´s y organismos supranacionales que impliquen a los gobiernos e instituciones oficiales así como a las personas de otros países en el mantenimiento y el control de la situación de paz gestada en el lugar del conflicto.

Un aspecto que será interesante observar será el desempeño de la Unión Europea en operaciones de mantenimiento de la paz y de gestión de crisis en los próximos años, resulta relevante este tipo de misiones ya que se operará por primera vez sin la intromisión de los Estados Unidos. Para lograr estos objetivos, la UE tiene planes de dotarse de una fuerza militar de 60 mil soldados y a una inversión de 140 millones de dólares anuales. Su primera operación es la llamada “Amber Fox” que consiste en encargarse de la crisis en Macedonia.<7>

Por supuesto que la decisión de la Unión Europea de operar independientemente de los Estados Unidos ha ocasionado manifestaciones de molestia por parte de la primera potencia mundial. Estados Unidos declara que su ayuda es indispensable para cualquier operación, ya sea “para el transporte, la dirección y el abastecimiento”; además se mantiene escéptico en cuanto al éxito de la UE en la resolución de conflictos internacionales, como lo demuestra el siguiente argumento de George Robertson: “Difícilmente ningún país europeo puede desplegar de forma eficaz fuerzas en un número importante fuera de sus fronteras y mantenerlas allí durante meses o años”. <8>

Por otro lado es sugestivo vigilar el desempeño del Tribunal Penal Internacional (TPI), que tendrá como función impartir justicia por las atrocidades cometidas en las tres guerras que sacudieron los Balcanes en los noventa: Croacia, Bosnia y Kosovo. La importancia de esta institución a futuro radica además en que es precisamente “el embrión de la futura Corte Permanente Internacional”.<9> El TPI será un instrumento que de funcionar de manera adecuada en el juzgamiento de los crímenes de guerra en la antigua Yugoslovia, se convertirá en una fuerte herramienta que vigile el bienestar internacional. El TPI eliminará las diferencias culturales existentes en el mundo mediante la elección de jueces de diferentes nacionalidades y mediante la representación de diferentes sistemas legales en beneficio de la humanidad. Hasta ahora parece que el TPI está funcionando de manera adecuada, como se pudo observar los controvertidos juicios hacia Tihomir Blaskic, ex comandante de las Fuerzas croatas en Bosnia y de Miloard Krnojelac, ex comandante del campo de detección de Foca, juicios que “marcaron los lineamientos para considerar la responsabilidad de un jefe militar en crímenes cometidos por sus subalternos”.<10> Sin embargo, lo que mayor significado le da al Tribunal en la actualidad es el enjuiciamiento del ex Presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic; se trata de un caso histórico, ya que se trata del primer caso en que un Jefe de Estado es capturado para ser juzgado por crímenes contra la humanidad.

Con lo planteado anteriormente, se puede deducir que la experiencia balcánica muestra de cierta manera la urgencia de consolidar una Europa mejor organizada para prevenir y negociar en torno a los conflictos internacionales. Uno de los mayores retos de los diplomáticos, internacionalistas y expertos en prospectiva europea es, sin lugar a dudas, la resolución de los conflictos intraestatales que desde el desmembramiento de la URSS han proliferado en el interior de Europa.

Finalmente, es necesario, aclarar, tener en cuenta, que el hablar de prevención de conflictos en el marco de la Unión Europea no se debe limitar a aplicar técnicas de diplomacia preventiva, como la conciliación o las manifestaciones de buenos deseos, sino que exige enfocar los procedimientos económicos, sociológicos, políticos y militares hacia la prevención de conflictos.

Si bien la sociedad internacional no puede eludir el deber de ayudar a los países balcánicos para lograr la multietnicidad, la estabilidad y el adecuado funcionamiento para que los habitantes de la región vivan con seguridad y estabilidad, esta intervención debe ser de calidad, de acuerdo con el derecho público internacional y en cumplimiento con los estatuto y leyes de los tratados y organismo internacionales.

Con lo expuesto hasta aquí, se puede percibir que existe la base institucional, sin embargo es necesario de dotar a los organismos internacionales de las herramientas necesarias para llevar a cabos sus objetivos de construir y consolidar la paz.